Capítulo 2
Al día siguiente, como bien se esperaba, alguien llamó a la puerta.
La lluvia caía de una forma impresionante, con suerte y se lograban ver aquellas siluetas que se dirigían a la mansión Sakamaki.
—¿Crees que estamos invadiendo su espacio, Val? —Celeste utilizó el apodo de Valeria para dirigirse a tal.
—No —negó la castaña—. No sabemos cómo se la esté pasando aquí... Imagínate, vivir con...
La puerta se abrió, interrumpiendo a Valeria.
—¿Lo ves? Esto da mala espina, Val... ¡Las puertas se abren solas! —reclama Celeste.
—No hemos hecho tal viaje para arrepentirnos, vamos.
Con duda, Celeste siguió a Valeria al interior de aquella gran mansión.
—Pues, al menos sabemos que no estuvo alojada en un lugar tan malo... —murmuró Celeste.
—Supongo.
Todo estaba a oscuras, mas sin embargo, aún se podía apreciar con claridad los objetos.
Cuadros, jarrones, joyas... Todo parecía realmente costoso.
—¿Dónde estará Yui? —murmura Celeste para sí misma.
—¡Yui! —grita Valeria, provocando que Celeste le diera un golpe.
—¿Qué te pasa? —dice— ¿Qué tal si aparece uno de esos vampiros y nos hace daño?
—Yui explicó en la carta que todos tenían distinta personalidad, ¿no es así? —Celeste asintió—, eso quiere decir que no nos matarán... Si tenemos suerte.
—Si muero, quiero decirte que esto será tu culpa... ¡Yui! —llamó Celeste.
Nada. Pareciera como si no hubiese nadie.
—¿Crees que nos equivocamos de...
—¡Chicas! —la voz aguda de Yui interrumpió a Valeria.
—¡Yui! —chilla de la emoción Celeste cuando la vio bajar. Sin embargo, el miedo y la duda de acercarse a Yui la invadieron.
La chica bajaba con cierto porte especial, acompañada de seis chicos. Valeria los observó de reojo.
¨¿Qué era todo esto?¨
—Valeria, Celeste —Yui sonríe mientras le da un abrazo individual a cada una de las chicas—, me alegro tanto que sí hayan podido venir.
—¿En serio? Esa no pareció haber sido tu emoción en la carta...
—Val tiene razón, ¿estás bien, Yui? —Celeste admiró un instante a los chicos antes de negar mentalmente—. Pareciera que estás un poco pálida...
—O anémica... —murmura Laito.
Valeria lo miró con desaprobación.
—Te alimentas correctamente, ¿verdad, Yui? —quiso saber Celeste, intuyendo lo que diría la castaña.
—¡Claro que me alimento bien!... O al menos en la casa de los Mukami...
—¿Quieres decir que hay más vampiros? —dice Valeria.
—Bueno, yo...
—Pensábamos que solamente eran seis...
—Somos diez, contando a los Mukami –informó Reiji.
—Bien... —Valeria suspiró— Yui, ¿nos presentarías?
—Bueno, es que yo... —la rubia se remueve incómoda—, ése no es mi trabajo...
—¿A qué te refieres?
—Es Reiji quien se hace cargo de ello...
—Bien —Celeste dibujó una sonrisa al ver que Valeria se daba por vencida y soltaba aquella capa seriedad.
—Celeste y Valeria, un gusto —presentó Valeria, después de haber extendido la mano. La cual nunca fue tomada por ninguno de aquellos extraños seres sobrenaturales.
¨Y pensar que Yui remarcó que tenían grandes modales...¨ pensó Valeria.
—Eh, Chichinashi —Yui volteó hacia el pelirrojo—, al parecer, si existen las chicas más planas...
Valeria observó de reojo al chico antes de rodar los ojos.
—Al igual que gente más idiota...— murmura.
—Bueno, Reiji... Los dejaré a solas —dice Yui.
—¡Pero hemos venido a verte a ti, no a ellos! —replicó Celeste.
Yui sonrió antes de dirigirse a otra habitación.
—Bien, cuando quieran —informó Valeria.
Reiji la observó, había algo fuera de lugar en ese momento... Pero, ¿qué era?
—Shu, el hijo mayor de la familia Sakamaki —empieza Reiji, dirigiendo una mirada a la cabeza de la familia Sakamaki, el cual yacía recostado en un diván de la sala—, yo soy Reiji, el segundo hijo; Laito, el tercer hijo; Kanato, el cuarto hijo; Ayato, el quinto hijo...
—Ore-sama... —corrigió Ayato, provocando que de Celeste saliese una pequeña risa.
—Y, por último, Subaru, el sexto hijo —habló Reiji sin hacer caso a lo que dijo su hermano menor.
Valeria elevó la vista al haber oído aquel último nombre.
Como bien había descrito Yui en la carta que les mandó días atrás, Subaru parecía ser de la clase de chico que casi no hablaba, lo cual hizo sonreír a Valeria.
—Un gusto —volvió a repetir.
—Yo soy Celeste —después de presentarse, la chica sonrió. Ayato la observó un breve momento.
—¿Las debemos de contar como novias? —murmura Kanato a su hermano mayor, Shu.
—No —Valeria se apresura a contestar—. No hemos venido a satisfacer sus necesidades, solamente veníamos de visita para ver cómo estaba nuestra amiga...
—Parece que Bitch-chan se preocupa por alguien más que no es ella misma... —se refería a Valeria.
Celeste pasó grueso. Al parecer, Laito no sabía qué decía; ella no era egoísta, ella protegía a sus amigas como si fueran de su misma sangre, aunque tomaba en cuenta que Yui y ella eran huérfanas.
Valeria sonrió.
—¿Saben dónde está Yui? —cuestionó la castaña.
—Subaru, ¿podrías guiar a Valeria hacia la habitación de Yui? Posiblemente esté ahí —Subaru le observó de reojo antes de iniciar a caminar, seguido de Valeria.
—Con permiso...
Celeste vio cómo su amiga se alejaba, dejándola sola.
¨¿Ahora qué hago?¨ Se cuestionaba la chica al sentir la mirada fija de Ayato en ella.
—Reiji... ¿Crees que podrías mostrarme la habitación donde Valeria y yo dormiremos? —cuestionó la chica, tratando de romper la tensión.
Reiji asintió, antes de encaminarla hacia su habitación.
Tal y como lo imaginaba Celeste, la habitación era realmente linda. Las paredes eran de un color melocotón y ligeros tonos de blanco; dos camas individuales, una mesita de noche, una estantería, un escritorio y un diván era lo que llenaba aquél lugar.
—Gracias, Reiji... ¿Podrías informarle a Valeria, si en algún momento la ves, en dónde estoy? —dice incómoda, no quería hacer pensar que se estaba aprovechando de la amabilidad de aquel chico, el cual solamente las había tratado bien desde que bajó acompañando a Yui.
Reiji asintió antes de salir.
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