Capítulo 17
Horas antes de salir del instituto, Ayato se encontraba con sus hermanos esperando a que sonara la campana, que les haría indicar que era hora de volver a sus respectivas aulas.
—Me pregunto qué pasa con Celeste-chan —murmuró Kanato—. Ya no viene a jugar con nosotros, ¿no es así, Teddy? —habló con su oso.
El pelirrojo suspiró con molestia.
—¿Por qué te preocupas por ella? Ni siquiera es una novia... —remarcó Ayato.
—Bitch-chan es una persona muy dulce, Ayato. Puede hacer que cualquiera se encariñe con ella, sin ni siquiera pensarlo... —habló Laito.
Los trillizos se encontraban dentro de la gran cafetería de la escuela; esperando a que Yui terminara de hablar con unas compañeras de clase para poderse ir hacia el pasillo, o algún otro lugar donde no hubiese tanta gente, cualquier opción les parecía buena a los tres.
—¿Y tú, Ayato? —preguntó el mayor de los trillizos.
Ayato frunció el ceño hacia la pregunta de su hermano antes de volver a su posición anterior.
—¿Qué quieres decir con eso, Laito? —Quiso saber el pelirrojo.
—Tú aprecias mucho a Celeste-chan, ¿verdad? —habló Kanato. Ayato chasqueó la lengua.
¨¿Por qué todos piensan que me interesa esa simple humana?¨ se preguntó el pelirrojo. ¨Puede llegar a ser hasta más estúpida que Yui¨.
—... aunque creo que sientes más capricho por su sangre —agregó Kanato—. A Teddy y a mí nos ha costado mucho contenernos, ¿cierto, Teddy? —el chico de cabello lila sonrió a Teddy.
Ayato dirigió su vista hacia el gran ventanal que daba hacia el pasillo principal del instituto antes de fruncir el ceño con molestia. Ruki había pasado.
—No la aprecio, y tampoco estoy encaprichado con esa chica. —aseguró apoyando ambas manos en la mesa y levantándose de su lugar.
—Pueden hacer lo que quieran con ella, no me importa. —agregó antes de dirigirse hacia la salida.
—Eh... Ayato parece estar huyendo del nuevo sentimiento que tiene, ¿no lo crees, Kanato? —Laito sonrió mientras recargaba su cabeza sobre su palma.
Kanato por su parte, solamente frunció el ceño, en señal de molestia, para después volver toda su atención a Teddy.
Mientras tanto, Ayato seguía caminando a través del largo y ancho pasillo, siguiendo ése mal olor que dejaban aquellos que eran impuros.
¨¿Pero en dónde se habrá metido ese idiota?¨ se cuestionó. ¨Estoy seguro de que lo vi por aquí...¨
Y así fue, no tardó nada en encontrarlo.
Recargado sobre un muro, con la vista un tanto perdida, se encontraba el mayor de los Mukami.
—¡Hey! —llamó Ayato.
¿Ruki giró? ¡Pero claro que lo hizo!... con una gran cara de confusión. ¿Qué hacía uno de los Sakamaki hablándole?
—¿Necesitas algo? —cuestionó Ruki al verlo a unos cuantos metros frente a él.
—¿Qué le dijiste a Chichinashi en la fiesta?
El chico de ojos azules frunció ligeramente el ceño.
¨¿Cuál de todas?¨ se preguntó.
—Celeste...
¨La que conocí hace unas cuantas noches...¨ recordó Ruki.
—¿Le pasa algo? —quiso saber el pelinegro.
—¿Qué tienes que ver con ella? ¿Qué le has dicho en la noche de la fiesta? —Ayato tenía un tono molesto, haciendo recordar a Ruki aquella noche que pelearon por Yui, la cual, muy apenada, aceptó que no sentía nada hacia ellos... Sin embargo, hacia el mayor de los Sakamaki tenía cierto afecto.
—¿Me estas escuchando? —dijo Ayato.
Ruki suspiró.
—No tengo nada que ver ella... Apenas y crucé unas palabras con ésta.
Se disponía a irse de ahí cuando Ayato llamó otra vez.
—¿Estás seguro, Ruki? —¿Lo había llamado por su nombre?
—De lo único que hablé con ella fue acerca de un libro que teníamos en común... No, espera... Creo que esa ha sido Valeria... —Ruki trató de recordar—. Sí, era Valeria.
¨¿Ahora por qué está en las nubes?¨ se cuestionó Ayato.
—Con Celeste he hablado acerca de su estadía en su mansión, eso es todo. ¿Puedo retirarme ya?
—¿Qué le dijiste exactamente?
—Que si se sentía incomoda con acosadores como tú, podía visitarnos alguna vez con Yui. —Suspiró con molestia.— ¿Te quitas del camino?... Gracias.
Ruki se había ido, pero Ayato ahora tenía dos dudas.
Qué hacía Ruki tan distraído esa vez, y qué podía hacer con el problema de Celeste.
¨Estaba seguro de que él sabría algo...¨ Ayato pensó ¨No creo que todo haya sido culpa mía, ¿o sí?¨ negó al instante.
—¿Pero en qué cosas estas pensando ahora, Ayato? —se murmuró así mismo.
Ya del otro lado del instituto, Ruki se encontraba ya con sus hermanos. Pero seguía faltando uno.
—¿Han visto a Azusa? —cuestionó Yuma.
Ruki, al igual que el idol, negaron con la cabeza.
—Creí haberlo visto con Yui... pero resultó que no era él —habló Kou en ese momento.
—Yo lo había visto en el pasillo, pero lo perdí de vista casi al instante —informó Yuma.
Solamente quedaba Ruki.
—¿Por qué me miran así? Saben que he sido yo quien ha estado buscándolo más —afirmó para defenderse—. También lo vi, durante la primera hora libre cerca de la biblioteca... Y también creí haberlo visto cerca de Yui, pero un Sakamaki se atravesó.
¨¿Cuál de los seis?¨ pensaron a la vez Yuma y Kou.
—Ayato.
Yuma suspiró.
—Como sea... Para iniciar, ¿por qué va de un lugar a otro por todo el colegio? —cuestionó el más alto de los hermanos.
Ruki había pasado todas las horas de clase pensando en qué le estaba pasando a su hermano. ¡Desde que llegó al instituto parecía querer evitarlos!
Pero...
—¿Qué día es hoy? —quiso saber Kou.
—Martes.
El rubio observó un instante a Yuma antes de suspirar.
—Quería saber el número del día.
—Es 3 de noviembre... —Ruki soltó un muy largo suspiro.
—No me digas que... —Kou asintió hacia Yuma.
Azusa no los evitaba. ¡Sino, todo lo contrario! Solamente que ése día estaba en busca de su novia.
—Entonces estará buscando a Misaki. —Ruki dijo refiriéndose a la pareja del menor de los Mukami.
—¡Así es! —Kou sonrió—. ¡Sabía que algo importante pasaba hoy!... Pero no tenía ni la menor idea de que era.
¡Vaya tiempo habían perdido los tres hermanos! Todas esas horas pensando que a Azusa le pasaba algo malo... ¡Y no era, en lo mínimo, eso! Era un día importante para él; después de todo, era el primer mes que cumplían de novios él y su Misaki. Uno que se puede convertir en una eternidad.
El más joven de los Mukami solamente pensaba que la vida inmortal estaba llena de soledad, y de poca esperanza, porque... ¿Qué era la vida eterna sin amor?
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