Capítulo 14
Por otro lado, la noche de Valeria con Subaru no era del todo perfecta tampoco. Celeste se había hecho una idea equivocada, al parecer.
—¿Y bien? —cuestionó Valeria.
Subaru observó a la joven, molesto.
—¿Subaru? ¿Para qué me trajiste aquí? —Replicó—. La fiesta es allá, y en éste pasillo no hay nadie.
—¿Qué hacías con Reiji? —Preguntó el albino.
Valeria abrió los ojos ante tal pregunta.
—¿Cómo?
—¿Qué hacías con Reiji? —Subaru utilizó la misma pregunta.
—Hablaba con él acerca de algo... ¿Por qué?
El chico se dio cuenta de que Valeria estaba más distraída de lo normal.
—¿Acerca de qué? —Quiso saber.
—De nuestra estancia, claro —Valeria rió—. ¿Qué creías? ¿Qué me le declararía a un cerebrito como él?
Los ojos de Subaru posados en ella solamente provocaban que los latidos de su corazón fuesen cada vez más rápidos y fuertes. Los nervios se habían apoderado de la chica y ya había iniciado a decir estupideces.
—¿Te pasa algo? —Valeria retrocedió un poco, provocando que se golpeara contra el muro.
—N... No... —parecía que la idiotez se quería apoderar de ella.
Subaru la observó. —¿Estás segura?
—Sí, sí —Valeria tomó con fuerza una parte de su vestido—. ¿Por qué preguntas?
—Bueno... Estás muy torpe... No es normal.
Tratando de llegar hasta ella, Subaru dio un paso hacia el frente. Sin embargo, solamente logró que la chica diera un salto en su lugar.
—¿Valeria?
El corazón de la castaña dio un vuelco. ¿La había llamado por su nombre antes?
—Estas actuando realmente infantil —Subaru argumentó, cambiando su tono de voz—. Actúas como si tuvieras miedo de mí.
Valeria no dijo nada. Ella no sentía ningún miedo hacia él, pero pareciera que el nuevo sentimiento que la invadía quería hacerla parecer una boba.
—Yo... —Valeria no encontraba su voz.
Su corazón latía rápidamente, y sentía su respiración pesada.
¨No puede ser ahora, no tan pronto. ¡Lo acabo de conocer!¨ Valeria se reclamó mentalmente.
—¡Seguramente es fiebre! Sí, sí... Fiebre. —Trató de actuar de manera normal.
Subaru no lograba entenderla.
—Bien, como digas.
—Sí, sí... ¿Nos vamos ya? Éste lugar me pone de nervios —habló la castaña, iniciando a caminar hacia un lado del pasillo.
—La fiesta es por el otro lado...
Mientras cambiaba de dirección, Valeria murmuró cosas entre dientes.
¨¿Pero qué le pasa?¨ Se dijo Subaru ¨Qué infantil...¨
—¿Qué te parece si vamos con Laito y Kanato? —Valeria trató de actuar lo más desinteresada posible.
—¿Con Laito y Kanato? —Subaru frunció el ceño.— ¿Para qué?
—Bueno, son tus hermanos, ¿no? —Dijo Val mientras pasaba la pista para llegar al otro lado del salón—. Pensé que te gustaría pasar un momento con ellos, yo qué sé...
—Muy bien, ya tuve suficiente —Subaru jaló de forma brusca a la chica.
—¡Hey! —protestó Valeria, viendo como la tenía acorralada contra la pared—. ¿Estás idiota? ¡Quítate! Alguien podría vernos y Reiji...
—La que parece estar idiota eres tú. —Soltó el inmortal— ¿Por qué te comportas así, eh?
La chica bajó la mirada al instante.
—No lo sé —murmuró.
El enojo de Subaru fue más notorio.
—¿Por qué no levantas la mirada? —cuestionó molesto.
—No tengo que —respondió la muchacha.
Sentía como su cuerpo iniciaba a temblar; el miedo y los nervios la habían invadido por completo.
—¿¡Me estás prestando atención!? —gritó el albino.
—S... Sí, claro... —Valeria mintió.
La música sonaba a tal volumen que sus voces se podían perder ante tales melodías.
—¿Qué es lo que he dicho? —quiso saber Subaru.
¨Eres un completo idiota, Subaru¨ Pensó.
—Me gustas.
El chico se separó al instante de la humana. ¿Qué había dicho?
—¿Qué?
—¡Me gustas, gran tonto! —replicó Valeria apretando con fuerza sus puños. Parecía que su corazón quería salir corriendo de su pecho.
Subaru no dijo nada, solamente la observaba. Seguía estando molesto, y era notorio en las facciones de su rostro.
¿Qué debía hacer? ¿Qué debía responder?
No tenía idea de cómo reaccionar ante tales palabras. Es decir, ¿cómo ella podía amar a una criatura tan infame como él? Él solamente sabía lastimar. Él fue quien marchitó a la rosa blanca de su madre.
No se había dado cuenta de cuándo pequeñas lágrimas habían iniciado a caer por las mejillas de la chica.
—¿Te pasa algo? —cuestionó Subaru.
¨Sí¨ Quiso decir.
—No. Estoy bien. —Dijo, en cambio.
Sin embargo, las lágrimas demostraban lo contrario.
—¿Segura?
—Sí, sí... Es solo que nunca imaginé que me gustaría un vampiro... —Aún con sus lágrimas, no dejaba la ironía a un lado.
—Tal vez. No se te había pasado por la mente enamorarte de alguien, o algo, a lo que le tienes pavor... —Subaru dudó un instante antes tomar la mano de la muchacha entre la suya.
¨¡Eres un arrogante!¨ Deseó gritar Valeria.
—Tú también me gustas.
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