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Capítulo 38: La Titiritera 2

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El día de hoy había ido a visitar a mi padre a su nuevo departamento. Él estaba más que feliz de verme y me hizo un tour por todo el lugar. Le comenté que mi parte favorita era que tenía una buena vista a la catedral de Notre Dame y que lo envidiaba por eso, causándole un par de risas.

Más tarde, nos sentamos a tomar té y comer unos sándwiches riquísimos que había preparado con antelación a mi llegada.

—¿Quién diría que eres un fan de coleccionar juegos de té?— Admiré la taza que estaba utilizando.

—Uno de mis pasatiempos favoritos es pasar por la tienda de antigüedades— admitió al tomar un sorbo de su bebida.

Mi rostro se iluminó. —Uy, invítame a la próxima, me encantaría acompañarte.

—¡Buena idea! Tal vez encontremos algo que te guste— sonrió.

Después de platicar por otra hora y media, me despedí de mi papá y me fui a casa caminando, para disfrutar la belleza de la ciudad en persona como me gusta.

Iba junto a una vía vehicular cuando un auto se detuvo a mi lado.

—¡______!— Adrien asomó su cabeza por la ventana del copiloto.

Me giré y miré a todos los que estaban dentro del vehículo. —Hola— saludé con una sonrisa. —¿A dónde van en manada?

—Al museo de estatuas de cera, harán una mía ¿quieres venir?— Invitó.

—No creo caber, además debo regresar a casa— hice un gesto con el dedo señalando hacia donde iba.

Alya bajó la ventana del asiento trasero. —Vamos ______, será divertido— animó.

—Ven (T/A), ¿porfis?— Suplicó el oji verde con ojitos de perrito abandonado.

Me crucé de brazos. —Uh-uh— negué. —Tu ternura no funcionará conmigo jovencito.

3 doritos después...

—Hmmm— bufé con el ceño fruncido. —¿Por qué me dejé convencer?

—No te quejes princesa, ahora me siento mucho mejor al saber que estarás conmigo— Adrien me susurró empujándome ligeramente.

—¿Lo dices literal porque otra vez me volví a sentar junto a ti en el asiento del copiloto o porque los acompañaré a ese museo?— Alcé una ceja.

—Ambas— murmuró tratando de recostar su cabeza sobre mi hombro.

—¡Ustedes me recuerdan a Rapunzel y Eugene!— Manon exclamó de repente, dirigiéndose al rubio y a mí.

Por el rabillo del ojo noté que a Marinette casi le da un paro cardíaco por la referencia.

—¿En serio? Yo diría más Bella y Adam de La Bella y la Bestia— opinó Nino, haciendo que su novia le metiese un codazo.

—No. Adrien es Rapunzel y ______ es Eugene— presionó la niña.

El oji verde casi se atraganta con su propia saliva mientras que yo solté una carcajada. —Lo siento pero concuerdo con Manon, Adrien es la Rapunzel de mi Eugene— seguí riendo cual cerdo, dije a propósito de forma indirecta que Adrien es mío prras.

Mi novio se ruborizó por lo que dije pero logró calmarse al momento de salir del auto.

—Woa— miré la entrada y empezamos el recorrido siendo guiados por una señora llamada Verónica.

Comencé a correr detrás de Manon hacia la estatua de Jagged Stone. Reí internamente al ver que la castaña menor se quejaba porque el cantante no le respondía y la señora le tuvo que explicar que era solo una estatua.

Subimos las escaleras y seguí admirando las estatuas que estaban en este piso.

Al ver una figura de Bob Roth fruncí el ceño. —¿Pero qué carajos hace este aquí?— Pregunté retóricamente y "accidentalmente" le quebré la nariz y un brazo. (No creo que las cámaras estén activadas y si me preguntan por esto me haré la tonta) sonreí maliciosamente y corrí detrás de mis amigos, entrando al elevador.

Finalmente ingresamos al taller donde se hacían las estatuas.

—¿Théo?— Llamé la atención del artista quien se volteó a vernos.

—¡______, no sabía que estarías aquí!— Me saludó con un abrazo el cual respondí.

—Y yo no sabía que también trabajabas aquí ¿otro de tus trabajos de medio tiempo?— Lo molesté.

Él se rascó la parte trasera de su cabeza. —Ya me conoces, je, je.

Adrien tomó asiento y mi amigo artista empezó el proceso para hacer el brazo del rubio en cera.

La señora que era la encargada recibió un mensaje en su celular. —Chicos, tendremos que dejarlos un momento, disculpen— procedió a retirarse.

—No nos tardamos— Théo la siguió, no sin revolverme el pelo al pasar por mi lado, haciendo que yo riera.

Marinette estaba demasiado nerviosa como para entablar conversación y vi a Manon admirar todas las cabezas de cera.

—¡Esto se ve tan real que da miedo!— Exclamé con tono infantil. —¡Quiero ver más! ¡Manon, juguemos!— Propuse.

—¡Sí!— Ambas salimos corriendo dejando al grupo.

Ella no paraba de reír mientras que yo la veía sonriente, y extendí mis brazos fingiendo ser un avión dando un par de vueltas junto a la castaña hasta que bajamos por unas escaleras y llegamos a una sala donde estaban las estatuas de los superhéroes de París y algunos villanos akumatizados.

Gaspeé al ver mi estatua, o más bien, la de Angelight en una pose super badass junto con Ladybug y Chat Noir.

—Soy todo un galán— susurré para mí con pose pensativa y una sonrisa de lado.

—¡Wow, los superhéroes se ven tan reales!— Manon saltó repetidas veces. —¡Angelight es mi superheroína favorita! Es hermosa, inteligente y graciosa. ¡Además me encanta su arma, se ve divertida!— Alzó ambos brazos.

Mi sonrisa se volvió dulce. —Si ella te oyera, estaría muy halagada— subí la mirada hacia la estatua de Chat y me le quedé viendo, analizando cada detalle.

Noté ligeramente que la niña me miró con curiosidad, luego hacia la estatua del héroe y luego otra vez a mí. —¿Él es tu príncipe?

—Es más que eso— suspiré.

—Mi mami una vez me dijo que tú y Chat son novios ¿es cierto?— Cuestionó con inocencia, a lo que asentí. —¿Y Adrien no se pondrá triste?

Me sorprendió que lo mencionara y volteé mi cabeza para verla. —Tal vez, porque mírame ¿quién podría resistirse a mis encantos?— Hice muecas y poses exageradas causando que ella riera. —Además, él y yo tenemos una bonita amistad— cerré los ojos mostrando los dientes.

De la nada aparecieron Nino y Alya, el moreno estaba escapando de su novia mientras ambos reían.

—¡Manon, ayúdame! ¡Alya me persigue!— Empezó a hacerle cosquillas a la castaña menor, haciendo que ella estallara en carcajadas.

—¡Hey, se supone que es mi turno de ser el monstruo de las cosquillas!— Se quejó la peli naranja.

—¡Oh oh, corre!— El de gorra tomó la mano de Manon y salieron de la sala con Alya persiguiéndolos.

Negué sonriendo al ver por dónde se fueron. —Esos dos, que linda pareja— comenté a nadie en especial y regresé a mirar la estatua de Chat.

Me acerqué un poco y mientras más lo miraba, más ganas me daban de robarme la estatua. —Wey... Es igual a él... Sus mismos ojos— puse una mano en su mejilla y me entristecí ligeramente por no poder hacer este simple gesto con mi novio en público cuando es civil, ya que se supone que mi pareja es el superhéroe de París. (¿Y si termino con él oficialmente e inicio una relación con Adrien para ser libres de interactuar cuando queramos? Finalmente Marinette se enteraría de todo) analicé las posibilidades.

—Realmente capturaron tu esencia— Angiee dijo mientras observaba mi estatua.

—Sí ¿verdad? Aunque creo que me hicieron más delgada— hablé divertida y puse una mano sobre el hombro de la estatua de Chat y con la otra sujeté su mano. —Pero gatito, ¿que huya contigo?— Solté una risita de enamorada en plan exagerada. —No, es que es tan... Repentino— parpadeé coquetamente antes de estallar en risas junto con mi kwami.

—¡Ridículo!— Dijo.

—¡Lo sé!— Respondí y seguimos riendo un poco más.

Sin embargo, la diversión no duró mucho y mi semblante cambió bruscamente mostrando alarma cuando sentí que una mano tomó la mía con fuerza.

Me giré lentamente para ver quién era el responsable, y al ver a la estatua de Chat cobrar vida hizo que me espantara. —¡AH!— Traté de retroceder pero con su agarre era imposible.

—¡______!— Angiee voló rápidamente hacia mí.

Estaba a punto de transformarme ya que recordé que las estatuas de cera eran incapaces de hablar así que no revelarían mi secreto, pero el plan se fue por el caño cuando Chat me hizo girar cual paso de baile y me inclinó como si fuese el final de una coreografía.

—¡¿Pero qué?!— Abrí los ojos como platos, más anonadada imposible.

Vi que Angiee rápidamente se escondió entre mi pelo y de una de las puertas de la sala, Titiritera entró volando. —¡Ah, un romance de cuento de hadas es tan lindo!— Giró a nuestro alrededor.

—¿Titiritera?— Estaba sacada de onda porque creí que su akumatización no sucedería.

—¡Él es tu príncipe, y tú su princesa!— Sonrió emocionada.

La estatua Chat me puso estable en mis pies y se arrodilló, tomando mi mano y dándole un beso al dorso de esta.

Un pequeño "gasp" escapó de mis labios. (Híjole, ¿cómo decirle que con el Chat real me basta y sobra sin dañar sus sentimientos?) Pensé conflictuada. —Am, gracias por tu generosid- ¡AH!— Exclamé sobresaltada cuando el rubio me alzó en sus brazos estilo princesa.

—¡Jueguen! Los llamaré si los necesito— se volteó y al agitar su varita hizo despertar a las estatuas de los akumatizados de la primera temporada.

Chat empezó a caminar fuera de la escena justo cuando Nino entró corriendo y al ver mi situación trató de acercarse.

—¡______!

—¡Nino, ten cuidado!— Le señalé a todas las estatuas que lo estaban rodeando. Lo último que logré ver fue que Lady Wifi lo paralizó con uno de sus íconos de pausa.

—¡Ugh!— Traté de zafarme de los brazos de la figura de mi amado. —¡Que- ugh- fuerte!— Me rendí. —Eres más fuerte de lo que aparentas— le comenté.

Él solo bajó ligeramente la mirada para unirla con la mía. Sin percatarme de cuánto tiempo estuvimos así, llegamos a una nueva sala. Lo primero que llamó mi atención es que Adrien y Marinette estaban conversando en una banca sin percatarse que un par de figuras se les estaban acercando.

—¡CUIDADO!— Alcé la voz para advertirles.

Ambos lograron esquivar los múltiples ataques de las estatuas. —¡______!— Quisieron acercarse pero el Chat de cera me dejó delicadamente de pie en el suelo y se puso enfrente de mí en pose de ataque.

—¡No lo hagan enfadar!— Negué alarmada agitando las manos varias veces. —Estamos en una situación problemática, am— puse una mano en el hombro del oji verde falso. —¿Chat, vámonos?— Pedí con calma.

Él guardó su bastón y me cargó nuevamente para alejarnos. Estuvimos un par de minutos recorriendo todo el museo y yo no dejaba de mirar los alrededores asombrada. Habían más y más estatuas.

—Wow, no creí que este lugar fuese tan grande, por fuera no se nota— opiné

Continuamos con el "tour" y sin darnos cuenta, regresamos a la sala donde originalmente estaban las estatuas de los héroes y de los akumatizados.

Mi expresión se volvió en una aterrorizada al ver que Ladybug y Chat estaban siendo superados por las demás estatuas y sobre todo estaban teniendo un problema serio con mi estatua y la de Ladybug.

Me escondí detrás de una pared, Chat de cera a mi lado. —Menos mal tú estás conmigo— bajé la mirada, tratando de pensar. —Mi poder Fulgor no servirá contra las estatuas, y si no recuerdo mal, Théo está como rehén en la sala de cera derretida junto a Verónica— apreté el puño con decisión y corrí lo más rápido que pude con el rubio siguiéndome.

Al encontrar finalmente la salida del museo, me giré a mi acompañante. —Debo irme por unos minutos, no tardaré ¿sí?— Pero cuando intenté salir, él me detuvo tomándome de mi antebrazo. Me volteé a verlo con frustración. —Ugh, ¡no tengo tiempo para esto, ven conmigo!— Lo tomé de la mano y lo arrastré fuera del edificio mientras sacaba mi celular de mi bolsillo y le enviaba al maestro Fu un mensaje para encontrarnos.

Por suerte, el oji café estaba cerca y se alarmó al ver a Chat conmigo.

—¡______, no deberías traer-!

Lo interrumpí. —Lo sé, pero él no es el verdadero Chat, es una figura de cera que cobró vida gracias a Titiritera— expliqué lo más resumido posible.

—¿Y por qué no ataca?— Se acercó al oji verde para examinarlo.

—Porque ella quería jugar al príncipe y a la princesa, ahora me sigue a donde sea que voy— puse una mano sobre la cabeza de la estatua de mi novio. —Pero a lo que vine— dije con seriedad. —Necesito el miraculous de la abeja para inmovilizar.

Él asintió y rápidamente sacó la caja, abriéndola y diciendo su discurso de siempre. A lo que yo asentí y tomé el miraculous que necesitaba.

—Gracias maestro, acabaré pronto— aseguré y salí corriendo de ahí, Chat como siempre siguiéndome.

Ambos fuimos a un callejón y Angiee finalmente salió de mi cabello.

—¿No te inquieta su mirada?— Cuestionó la kwami, refiriéndose al rubio.

—Nah, tal vez o tal vez no me lleve la estatua a mi casa— reí por lo bajo, haciendo que ella sudara frío. —En fin, ¡Angiee, ilumíname!— Exclamé, y cuando terminé mi transformación me giré a Chat. —Esto quedará entre nosotros— le sonreí de lado con un dedo sobre mis labios. Me coloqué el broche de abeja y dije. —¡Angiee, Pollen! ¡Únanse!— Entrelacé los dedos de mis manos e hice una pose final al terminar mi nueva transformación. —Power up a tus órdenes— reí y tomé al oji verde de la mano para regresar al museo.

Corrimos y saltamos por los techos hasta que divisé la ventana del taller. Le dije al Chat de cera que entrara al museo por la puerta principal para que no se lastimara y de paso despistar a los presentes y no creyeran que yo era ______. Él hizo lo que dije sin protesta, supongo que mientras estemos en el mismo lugar el oji verde aceptará separarse un poco de mí.

Sonreí y con un grito de guerra, entré épicamente atravesando la ventana. Aterricé frente a Ladybug y mi novio, quienes estaban tratándose de liberar de mi estatua y de otras que aparecieron. Titiritera estaba por cortar la cuerda que sujetaba de cabeza a Théo y a la señora encargada del lugar.

—¡VENENO!— En segundos estaba en la sala de cera derretida y paralicé a ambos para que no pudiesen caer. Al instante, me giré a la akumatizada. —¡FULGOR!

—¡AH!— Se tapó los ojos con fuerza quejándose en voz alta y al agitar una vez su varita por accidente, las estatuas dejaron de retener a la chica motas y a mi gatito, quienes lograron quitarle la varita y romperla, purificando con éxito al akuma.

Salí del taller, encontrándome con el Chat de cera. —Fue divertido recorrer el museo contigo— puse una mano sobre su mejilla.

Él me sonrió, haciendo que me sobresaltara, y antes de poder decir más, desapareció. Todo había vuelto a la normalidad. Me quedé viendo hacia la nada estupefacta hasta que unas manos en mis hombros me sacaron de mi transe.

—¿Y podemos saber el nombre de nuestra salvadora?— Preguntó Chat con un ligero sonrojo en sus mejillas.

—Angeleen— respondí con mis manos en la cintura.

—Estamos felices de verte a salvo— Ladybug me sonrió. —Y al parecer disfrutaste este paseo— alzó una ceja.

Me ruboricé. —Me robaré la estatua de Chat por la noche— dije.

—Me halagas ma chère, pero tienes al real a tu lado ¿por qué querrías uno de cera?— Se burló.

—No te metas en mis asuntos— hice un puchero cruzándome de brazos.

—No juzgamos— mis chicos dijeron al unísono.

—No, pero ya hablando en serio, puedo robarme la estatua de Chat, llevarla a mi mundo y venderla ¡sería buen negocio!— Comencé a maquinar un plan maligno.

—Creo que te estás pasando, unas vacaciones te vendrían genial— la azabache me empujó hacia un lugar apartado del museo y nos destransformamos.

—Yo aún debo regresarle el miraculous de la abeja al maestro Fu, diles a los otros que me surgió una emergencia y tuve que irme— pedí y me fui antes de que me destransformara.

Volví a encontrarme con el maestro Fu y le di el miraculous.

—______, has demostrado una gran capacidad y potencial. Eres fuerte al haber utilizado el poder absoluto sin repercusiones— guardó el miraculous y cerró la caja.

—Gracias maestro, pero presiento que me quiere decir algo más— jugué con mis dedos.

Él se quedó en silencio por unos instantes hasta que levantó la mirada para verme con seriedad.

—Ya llegó la hora— afirmó.

—¿De qué?— Cuestioné sin entender a qué se refería exactamente pero tenía mis sospechas.

—Es hora de que te otorgue mi puesto como guardiana de la caja de los miraculous y del grimorio.


Continuará...

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¿No les ha pasado a veces que...?









✨ CHAT NOIR

¡Créditos a quien hizo esta belleza!

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