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𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒳𝐼𝒳

Según Google, la torre del Big Ben no está abierto a visitantes extranjeros, y solo los residentes del Reino Unido pueden solicitar una visita con antelación. Aquí en el fanfic vamos a ignorar eso xD F*CK THA POLICE, B*TCHES.



Capítulo 19: Otro Viaje a Londres

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Nath y yo disfrutamos como nunca la visita al Big Ben, realmente fue divertido y parte del viaje estuvimos haciendo carreras con Alix y Kim, aunque a mitad de las gradas tuvieron que cargarme y terminar así el recorrido.

Me divertí bastante ya que no tenía que preocuparme por el hecho de que Adrien no viniera debido al plan que formulé y el cual Gabriel aceptó sin mucha resistencia.

Al día siguiente, me encontraba recostada sobre la pared cerca del portón de la mansión del rubio con su bolsa en mano y cargando mi mochila en la espalda.

—¿Pero por qué mi padre me pidió que saliera siendo él tan sobreprotector?— Escuché a mi novio susurrar. —A veces no lo entiendo.

—Ni yo, pero de hecho, soy la respuesta a tu pregunta— lo saludé.

—¿______?— Se apresuró a abrir el portón y en lugar de abrazarme como lo esperaba, tocó mi mejilla. —No estoy soñando ¿o sí?— Entrecerró los ojos.

—Pfff- ¿Qué? ¿Me extrañas tanto que me ves hasta en tus sueños, Agreste?— Puse una mano en mi cintura, sonriendo de lado.

Él dio un paso hacia atrás, ruborizado. —No— desvió la mirada.

—Mmmh, yo también he soñado contigo. Como sea, ¡vámonos!— Lo tomé de la mano y salí corriendo, arrastrándolo conmigo.

—¿A dónde?— Preguntó sin intentar detenerme.

—Pues, como ayer no te dejaron ir a Londres con la clase, ideé un plan para que fuéramos los dos solos hoy— sonreí de oreja a oreja.

—¡¿Qué?!— Exclamó sorprendido. —Pero mi padre-

—Yo lo convencí je, je. Dijo que si él tuviese nuestra edad, iría a varios lugares con tu madre. Así queeeeee ¡ten una cita conmigo, en Londres! Esta vez, no solo iremos al Big Ben— expliqué entusiasmada.

Se me quedó viendo por un rato. —¿Segura que esto no es un sueño?

Le di una cachetada. —¿Te dolió?

—Sí— tocó su mejilla lastimada.

—Ahí lo tienes. ¡Ahora vamos, que no te estoy preguntando!— Apreté mi agarre en su mano.

—Asumes que hay una posibilidad de que no quiera ir contigo a una cita— rió por lo bajo.

—Por eso mejor pedir disculpas que permiso, ahora— saqué mi celular para llamar al wey del Uber. —¡Hola, soy ______! ¿Estás de servicio? ¿Puedes llevarme otra vez a la estación?

—¡Claro! Justo dejé a una señora por la panadería de los Dupain, ¿dónde estás?

—Frente a la mansión Agreste.

El hombre silbó. —¿Puedo preguntar por qué? ¿Conoces a alguno de esos ricachones?

—Estoy secuestrando a Adrien Agreste.

Lanzó una carcajada como respuesta. —Lo veo y no lo creo. Voy a colgar— dijo justo cuando vi al carro acercarse. —¿Siendo infiel ______?— Sonrió de lado cuando bajó la ventana del copiloto.

—Jamás— aseguré y ambos subimos en los asientos traseros.

—Solo bromeo, hola soy Dominic— le ofreció la mano a Adrien, quien aceptó el saludo. —Soy su Uber desde que nos conocimos cuando fue a ayudar a su novio— regresó a mirar al frente para poner en marcha el vehículo.

—¿Novio?— Se hizo el desentendido.

—Ah, probablemente te borraron también la memoria. Cuando ese tipo Olivo-

—Oblivio— corregí.

—Es lo mismo. Cuando ese villano atacó, ella quería ir a ayudar a su novio, sí sabes que es Chat Noir ¿no? Es un poco obvio.

Me ruboricé apenada.

—Debió ser toda una experiencia— mi novio puso su mano sobre la mía, no fue difícil notar su sonrisa.

Llegamos a la estación de trenes central y bajamos del auto.

—Gracias Dom, nos veremos pronto— cerré la puerta.

—Hasta luego, suerte con el secuestro— se fue.

—Me cayó bien— comentó el oji verde al comenzar a caminar hacia el tren.

—He notado que tus celos han disminuido. ¿Has evolucionado?— Mencioné uno de los temas que quería hablar con él.

—Puede ser. Entendí que tener miedo de que te vayas todo el tiempo y ser celoso pues... Lleva a... Chat Blanc o peor— susurró. —No quiero que te enojes conmigo.

—Aaawww— lo abracé de lado. —Hiciste lo correcto, Bob. Solo ten tus celos a raya y todo estará bien— aseguré.

—¿Y tú no sientes celos?— Cuestionó

—Que va, para cualquier situación riesgosa tengo mi repele perras pro, mi bate con clavos y las notas de advertencia que les escribo a mis víctimas— mi rostro se oscureció por un instante. —Pero siempre se alejan cuando ven mi bate— sonreí nuevamente. (Te protejo amor mío, te protejo).

—O sea que sí— sonrió levemente. Nos sentamos en los mismos asientos que Nath y yo usamos ayer en el tren.

—Esto será el doble de divertido— comenté cuando el vehículo se puso en marcha. —Hice una lista de los lugares que iremos a visitar. Espero te guste— saqué un cuaderno pequeño de notas junto con un lapicero y lo abrí en la página donde tenía enlistadas las actividades.

—Te preparaste bien ¿puedo ver?— Se inclinó hacia mí para intentar ver mis apuntes. Sin embargo, yo cerré el cuaderno sonoramente.

—Nop, lo irás descubriendo a medida que avancemos con la visita— apenas podía contener mi emoción. Esta vez no teníamos que preocuparnos por nuestros padres ya que nos dieron su bendició- digo permiso.

—Conociéndote, será fantástico— comentó.


...


Cuando llegamos finalmente a la capital del Reino Unido, me apresuré a bajar nuestro equipaje y salimos del tren.

—Bien, debemos hacer esto rápido porque tenemos el tiempo contado. Y yo seré quien nos guíe, lo cual es mala idea porque soy relativamente nueva en Europa, pero vale pito. Con Google maps es más que suficiente— expliqué con orgullo.

—Am, ¿puedo ayudarte con el recorrido? Ya estuve aquí cuando visité a mi primo y cuan-

Puse un dedo sobre sus labios, callándolo. —No ángel. Calla y camina— lo tomé de la muñeca y corrimos hacia el Big Ben utilizando la misma ruta que mi clase y yo tomamos ayer.

Entramos y directamente nos dirigimos a las escaleras que llevaban al gran campanario. Pero yo conozco mi cuerpo y ya estaba arrastrándome a mitad del camino por el cansancio.

—¡Vamos belleza!— Adrien sonrió desde unos escalones más arriba que yo, inclinándose sobre el barandal para poder verme.

—No sé en qué estaba pensando, realmente no me entusiasma subir todo esto otra vez— puse una mano en mi pecho, sintiendo los veloces latidos de mi corazón.

El rubio bajó a donde yo estaba. —Y si...

—¿Y si...?— Alcé una ceja.

—¿Hacemos trampa?— Sonrió de lado y Plagg salió de su camiseta blanca.

Lo vi con seriedad. —No, sabes que tener un miraculous solo es para emergencias.

—Ugh, comienzas a sonar como Tikki— Angiee me recriminó al salir de mi cabello.

—¿Responsable?

—Amargada.

—Con que esas tenemos. Bien. ¡Angiee, ilumíname!— Exclamé, ¿mencioné que a veces soy de mecha corta?

—¡Plagg, las garras!— El oji verde también se transformó. En un par de saltos, logramos llegar al campanario. Nos detuvimos a observarlo por un momento. —¿Quieres que lo haga sonar?— Extendió su bastón.

—Chat no- Es broma, ¡dale con toda tu fuerza!— Alenté con entusiasmo.

Él tomó impulso y le pegó a la campana con su arma, haciéndola resonar, lo que nos obligó a taparnos los oídos.

Rápidamente nos dirigimos a las escaleras y bajamos inmediatamente de un salto sin poder contener la risa.

—¡La gente debe estarse preguntando por qué sonó de repente!— Dije entre risas.

—Solo nosotros lo sabremos— nos destransformamos al llegar al inicio de las gradas y nos escondimos detrás de ellas mientras veíamos a un par de personas correr hacia donde estaba la campana. Tuvimos que taparnos la boca para evitar que nuestras risas salieran y nos descubrieran.

Cuando no hubo más moros en la costa, salimos corriendo del edificio hasta detenernos no tan cerca de la torre.

—¡Que divertido! Ahora al acuario Sea Life, solo atravesamos el puente Westminster— señalé al puente mencionado y volvimos a tomarnos de la mano antes de salir corriendo a nuestro siguiente destino.


...


Pasamos debajo de un túnel, con una mantarraya nadando sobre nosotros.

—¡Mira eso!— Lo sacudí al tomar ambos de sus brazos y señalé hacia arriba.

—¡Es maravilloso! ¡Oh, y hay más por aquí!— Corrimos a la siguiente exhibición.

—¿Podemos tomarnos una foto con las medusas? Sin flash para no molestarlas— propuse sacando mi celular de mi mochila.

Adrien asintió y nos tomamos varias selfies con las medusas y otros animales de fondo.

—¡Estas quedarán para la posteridad!— Sonreí a más no poder. —Uy, debo asegurarme que nadie mire mi galería— dije en voz baja, ya que la mayoría de fotos delataban que éramos pareja.

—Sobre eso... ______-

Mi celular sonó de repente, interrumpiendo al rubio. —L-lo siento— contesté al ver que era mi mamá. —Hola ma.

—Milagro que atendiste tu celular.

—Tomo tus amenazas muy en serio— mi expresión cambió a una seria.

—Más te vale. ¿Cómo la están pasando?— Noté que trataba de ocultar su entusiasmo.

—Muy bien, estamos en el acuario del que te platiqué ¡te mostraré fotos al regresar!

—¡Por favor! Bueno, no los interrumpo más. Hasta la noche— colgó antes de que yo pudiese responder.

—Ay mamá— suspiré negando la cabeza. —¿Qué ibas a decir, ángel?— Me volteé a verle.

—Quería saber a qué lugar iremos ahora.

—Eso sonó como Dora la Exploradora. Como sea, el siguiente destino es una petición personal ya que me gusta el arte, dibujar, etcétera— expliqué mientras recorríamos lo último del acuario con paso veloz, a diferencia de las primeras exhibiciones.

Salimos y fuimos en dirección a la estación Waterloo.

—¿Por qué vamos a una estación de trenes?

—No vamos a la estación, sino debajo— hice un gesto con mi mano.

—Ya me intrigaste— sonrió de lado.

Llegamos a la estación; sin embargo, gracias a Google maps, descubrí el túnel del graffiti y como me pareció cool y estaba cerca pues hay que aprovechar ¿no?

—Wow, ¿todos esos son graffitis?— El rubio admiró el interior desde la entrada.

—Sip, realizados por varios artistas. ¿Ya ves por qué lo considero petición especial?— Hablé orgullosa. —Andando.

Caminamos un poco rápido para que nos rindiera el tiempo y aproveché a tomar video, el cual se lo mostraría solo a Nath, (M/A) y a mi mamá.

Yo daba vueltas de 360 grados para filmar todo, similar como hice en Notre Dame hace tiempo atrás.

—Lo que estás haciendo me trae recuerdos— comentó el rubio, sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué? ¿Me invitarás a bailar?— Dije con un tono divertido y ambos nos reímos, levemente ruborizados.

Al terminar el recorrido, mi pancita sonó. —Uy, justo a tiempo ¡a comer!— Sonreí de oreja a oreja al pensar en comida. Arrastré a Adrien a un restaurante cerca de la zona, ya que planeé todo de manera que no abandonáramos los alrededores de la estación donde estaba el Tren Estrella.

Tomamos asiento con nuestra deliciosa comida nada lujosa en manos, me llamó la atención una revista que estaba en la mesa. Al ojear algunas páginas, una en particular llamó mi atención. —¡Mira ángel, una de las tiendas de tu padre está cerca!— Señalé al artículo en cuestión.

—Sí, pero es mejor no ir— desvió la mirada.

—Cierto, hoy es un día de descanso. Prohibido pensar en tus múltiples actividades diarias que te hacen perfecto. ¡¿Por qué rayos eres tan perfecto?!— Grité inclinándome sobre la silla y provocando un sobresalto de su parte.

—N-no soy perfecto. Solo practico mucho y al parecer soy bueno en varias cosas— bajó la mirada, tratando de ocultar su sonrojo.

—Seh, yo en cambio soy capaz de tropezar con una hormiga— solté una risa junto con un ruido raro que ni siquiera sé cómo lo hice. —Opuestos se atraen supongo— sonreí dulcemente para que entendiera que no es para nada malo la perfección que desempeña en la mayoría de cosas que hace.

Nos quedamos viendo a los ojos del otro por unos segundos y poco a poco comenzamos a acercar nuestros rostros. Al estar a pocos centímetros de distancia, le embarré la nariz y parte de la boca con mi comida.

Él se enderezó y parpadeó repetidas veces, aún procesando mi acción. Yo me carcajeé como retrasada.

—Tenías la guardia baja, debía aprovechar— seguí riéndome.

El oji verde rodó los ojos pero sonrió y se relamió los labios. —La comida que pediste sabe bien— comentó.

—D'uh— cerré los ojos por un instante, arrepintiéndome un poco porque desperdicié comida. —Así no se vale, ahora dame un mordisco de tu comida— exigí cruzándome de brazos.

—Claro, pero hay una condición— dijo mientras se limpiaba los restos de mi comida de su nariz.

—No puede ser, ¿y cuál es?

—Deberías saberlo— señaló a su mejilla pidiendo un beso.

Entrecerré los ojos. —Ya sabes que en público no.

—Está bien, como prefieras— se encogió de hombros.

Rodé los ojos. —Lo que hago por amor. Amor a la comida— miré rápidamente alrededor y agarré a Adrien de su camiseta atrayéndolo hacia mí y lo besé rápidamente en los labios. —Ahí está tu beso, ahora dame comida— hice un gesto con mi mano.

—Genial, premio doble— suspiró con una sonrisa tonta.

Aproveché su estado para robarle el resto de su comida. —Mmmm, valió la pena— dije entre mordiscos.

Al terminar, fuimos a recorrer las calles viendo los escaparates de los locales hasta que entramos en una tienda de recuerdos.

—Llevaré postales— hablé sonriente viendo los diferentes diseños.

—Yo me llevaré un llavero con este autobús de dos niveles— el rubio sacudió dicho llavero con el mismo entusiasmo de un niño pequeño. —Hace ruiditos.

Lo vi con cariño. —Claro— de repente, me llamó la atención una figura que estaba pasando frente a la tienda pero en la calle contraria. —¡Pvta vida! ¡Dije que no quería encontrarme con Félix!— Reclamé fastidiada.

—¡¿Eh?!— Adrien exclamó sacado de onda y volteó a ver inmediatamente. —¡Es mi primo!— Sonrió.

Bufé frunciendo el ceño. —Créeme, es mejor no ir a hablarle.

—¿Por qué?

—Porque ese tipo no tiene buenas intenciones. ¿En serio un buen primo borraría el video donde tus mejores amigos te mandan saludos y se haría pasar por ti diciéndoles cosas ofensivas?— Pregunté retóricamente viendo a la nada, era obvio mi enojo. —Yo no lo creo— negué con un gesto de diva. —Pero allá tú— seguí viendo las postales.

—Sí que le tienes rencor.

—Meh, 50 50— le resté importancia.

—Igual ya no lo veo, así que te salvaste de que te presentara con él— sonrió con los ojos cerrados.

—Gracias al cielo por eso— suspiré aliviada.

Después de la tienda de recuerdos, llevé al oji verde a los Jardines del Jubileo, o como los llaman aquí "Jubilee Gardens". Caminamos por todo el lugar conversando sobre el día de hoy y otras cosas que nos hicieron reír. Aprovechamos a tomarnos fotografías nuevamente junto a la gran cantidad de flores y con la noria y el río Támesis de fondo.

—¿Y qué sería de un buen paseo sin subirnos a la rueda de la fortuna?— Señalé a la gran noria con una sonrisa.

—¡Sí, apresurémonos que casi es hora de irnos!— No esperó a que yo lo llevara a la atracción, sino que me tomó de la mano para que no me quedara atrás cuando echó a correr.

Subimos a la noria y al estar en el punto más alto, no pudimos separar la mirada de la maravillosa vista de la ciudad.

—Me encanta— sonreí con tranquilidad. —Finalmente pude subirme a una rueda de la fortuna contigo— unimos nuestras miradas. —Me refiero físicamente, lo de Anansi no cuenta— aclaré.

—Lo sé— bajó la mirada. —A veces me apena no poder salir contigo por todo lo que tengo que hacer y por las restricciones de mi padre— comentó, un poco disgustado.

Tomé sus manos. —No te deprimas por favor. Atesoro cada momento contigo, y cuando somos Chat y Angel es un bonus. No te sientas mal— lo reconforté, con éxito ya que puso una de sus manos en mi mejilla mientras su sonrisa crecía nuevamente. —Y perdona que haya sido una visita tan express— me disculpé. —A la próxima tal vez podamos hacer el recorrido con más calma.

—¿Qué dices? A pesar de tener solo un día, lo planeaste muy bien.

—Sí, fue divertido descubrir estos lugares.

—Cuando seamos mayores regresemos aquí nuevamente y así podremos quedarnos un par de semanas para ver Stonehenge y más, no solo nos limitaremos a Londres— propuso con entusiasmo.

—Acepto encantada— nos acercamos para besarnos por un buen rato.

—Aaaawwww— escuché a Angiee decir.

—¡Puaj! Sería más digerible si tuviera mi queso— Plagg se quejó.

—No interrumpas— mi kwami lo regañó.

Adrien y yo soltamos una risa. Realmente fue un día grandioso.


...


Llegamos a la mansión Agreste. —Muy bien, hora de regresarte con tu creador para que vea que sí cumplo mis promesas— sonreí mostrando los dientes.

—Realmente confía en ti ya que me dejó ir hasta Londres solo bajo tu supervisión.

—Pues claro, soy de fiar... Cuando quiero— aguanté una risa y toqué el timbre. Inmediatamente, la cámara de seguridad estilo Star Wars apareció como de costumbre. —Buenas noches, aquí está Adrien sano y salvo como lo prometí— lo tomé de los hombros y lo puse en el rango de visión de la cámara mientras que él saludaba con una mano.

—Gracias señorita— sonó la voz de Nathalie e inmediatamente el portón se abrió.

—Bien, es mi señal— señalé con el dedo pulgar en dirección a mi casa.

—¿Segura que no quieres que te acompañe?— Tomó mis manos.

—Nel pastel, puedo ubicar fácilmente mi casa, no está lejos— dije burlonamente.

—Entiendo— negó mientras reía. Nos dimos un abrazo de despedida que duró bastante, incluso Plagg tuvo que recordarle al rubio que debía entrar a su casa.

—Asegúrate de darle mi sincera gratitud a mi querido suegris— le guiñé un ojo antes de salir corriendo.

—Ustedes hacen una muy linda pareja— Angiee salió de mi cabello para flotar a mi lado.

—Me costó aceptarlo, honestamente— comencé a brincar como niña pequeña, celebrando lo maravilloso de mi vida y recordando la cita de hoy. —¡LLEGUÉ YO!— Exclamé al entrar a mi casa y dejé mi mochila en el suelo, soltando un suspiro por el cansancio.

—¡Mi cielo!— Mi mamá me tacleó. —¡¿Cómo les fue?! ¡Ya escucho campanas de boda!— Alzó la voz emocionada.

—¡Nos fue súper! ¡Londres es hermoso! Y te traje un recuerdo— nos pusimos de pie. —Te mostraré las fotos que nos tomamos mientras cenamos— fui a mi habitación para cambiarme.

—¡Sí! Voy a comenzar a hacer un álbum de fotos para mostrárselo a mis futuros nietos— aplaudió contenta por la idea.

—Yo no lo hubiera podido decir mejor— sonreí desde mi cuarto al oír los planes de mi madre.


Continuará...

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Agradezco a Google por las imágenes del capítulo ;D

¡Bello y precioso dibujo de @SaraCervantes280!

¡Y un meme como siempre! >:3

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