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𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒳𝒳𝒳𝒱𝐼

Holi, tanto tiempo je, je. En fin, como soy un poco mala influencia ;D les recomiendo "Superhéroes La Película" también llamada "La Libélula Verde" es como parodia de Spiderman, X-Men y más pero mal hablada, muy graciosa en mi opinión y con Drake Bell de prota. Véanla en Youtube.



Capítulo 36: Tiempo de Calidad

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Abrí la puerta de mi panadería favorita, entrando con una radiante sonrisa, saludé a Tom y Sabine Dupain y admiré la variedad de postres que habían en el lugar.

—¿Hay una ocasión especial?— Preguntó Sabine yendo a mi lado para ayudarme a decidir qué comprar.

—Sí, voy a ir a ver a alguien muy conocido y difícil de hacer conversación— respondí vagamente.

—Tengo justo lo que necesitas, ¿cariño?— Volteó a ver a su esposo y él se nos acercó con una caja ya empacada en manos.

Mi sonrisa aumentó de tamaño al ver los dulces que me ofrecieron. —¡Me los llevo!— Aseguré y fuimos a la caja registradora para finalizar mi pedido.

De repente, escuché unos pasos apresurados acercarse y la puerta que lleva a la casa de los Dupain se abrió, dejando ver a Marinette.

—¡___________!— Alargó la última sílaba de mi nombre y se me tiró encima, abrazándome y frotando su mejilla contra la mía.

—Wow Marinette, estás de muy buen humor. ¿O es que siempre te pones así al verme?— Dije divertida.

—Te fuiste una semana sin decir nada, y después de lo que ocurrió con... Ya sabes... Me preocupé.

—Pero ya nos vimos en la escuela.

—Pero no tuvimos tiempo de conversar— reprochó.

—Marinette, no te lances sobre los clientes— Tom le llamó la atención a su hija.

—Perdón— habló apenada y se puso de pie, ayudándome de paso.

—En fin, ahora tampoco tengo tiempo de conversar. Voy a visitar a alguien y quiero caerle mejor de lo que ya le caigo— expliqué tomando mi pedido.

—Oh, avísame cuando estés libre— se deprimió levemente.

—Claro Mot- ¡Digo Mari!— Corregí con nerviosismo y salí del lugar cual correcaminos gritando un "gracias" con un tono más agudo de lo normal. (Puta, casi la cago) me facepalmeé. Siempre me pongo nerviosa cuando voy a la casa de Adrien porque hablo con su padre.

Llegué rápidamente a la mansión Agreste y toqué el timbre. La cámara de seguridad estilo Star Wars apareció junto con la voz de Natalie.

—Buen día, pase adelante señorita— dijo y las puertas de metal se abrieron.

El guardaespaldas me esperaba al final de las pocas escaleras de entrada que habían, cosa que me pareció inusual.

Lo saludé en un tono bajo y entré al solitario hogar. Esperaba ver a Adrien corriendo emocionado a mi encuentro como normalmente, pero su padre apareció en su lugar.

(Wey, el suegris) intenté relajarme. —Buenos días señor Agreste.

—Buenos días señorita. Disculpe el retraso de mi hijo, una sesión de fotos de última hora tomará más de lo esperado. Espero no le moleste— excusó la ausencia del rubio con monotonía.

—Oh, no se preocupe. Entiendo perfectamente. Traje unos postres de la panadería para ustedes, ojalá les gusten— sonreí amablemente.

—Es usted muy atenta. Nathalie, por favor prepara mi estudio. Pediré que nos preparen té— el mayor fue a la entrada de la cocina.

(Espera ¿acaso dijo nos? ¡¿EN PLURAL?! Bueno, ya hemos hablado cuando dejó a mi cargo a Adrien ¿y si mejor me lanzo por la ventana?) Comencé a planear mi escape, siendo interrumpida por el regreso de Gabriel. Tragué en seco.

—¿Le gustaría una taza de té mientras espera a Adrien?— Ofreció.

—Si no es mucha molestia, por favor— respondí con timidez.

—Sígame, mi asistente ya acomodó mi estudio.

Subimos las grandes escaleras y le lancé una mirada furtiva a donde estaba la habitación de Adrien antes de continuar hacia la habitación que ya era conocida por mi. Lo primero que vi fue el cuadro de Emilie tal como la primera vez que estuve aquí.

—Tome asiento, en un momento traerán el té— el mayor se sentó en uno de los sillones que estaban frente a la mesa en el lugar.

—Gracias por la hospitalidad— dejé la bolsa sobre la mesita y saqué la caja con los postres. —Espero le gusten los éclairs— mostré los éclairs de diferentes glaseados multicolor. Eran ocho, perfectamente empacados.

—Se ven deliciosos, tiene buen ojo— sonrió levemente.

Comimos mientras conversamos tranquilamente sobre cómo había surgido su gran imperio fashionista y de las posibles carreras que yo quería aplicar en un futuro. Capaz mi suegris está analizando a profundidad si seré de la talla de su hijo ¡ja! Obvio, ¿quién no querría en su familia a alguien tan chingona como yo? Mejoraré la raza y de paso logré escapar de Latinoamérica :D

El ambiente relajado fue interrumpido por el celular del mayor, quien miró al aparato con leve fastidio.

—Disculpe, debo atender— se levantó para salir de la sala.

Angiee aprovechó el momento para salir. —¿Me das la mitad?— Pidió de los éclairs.

—Claro— sonreí y acerque uno de color lavanda con detalles blancos.

Subí la mirada al cuadro de Emilie. Lentamente me levanté y comencé a acercarme. Pasé los dedos sobre la pintura, colocándolos intencionalmente en los botones secretos que llevan al mausoleo donde mi suegrita yace y que a la vez es la entrada de la guarida de Hawkmoth.

Pausé, pensando en lo que iba a hacer. Mordí el interior de mi mejilla y antes de poder ejercer presión Angiee me detuvo.

—Es mejor que no— advirtió con tristeza en su rostro.

—¿Por qué? Sé que está tiesa en e-

Dejé de hablar cuando mi kwami negó susurrando. —No lo está...

Abrí más los ojos, confundida. —¿A qué te refieres?

No pudimos seguir hablando ya que escuché pasos acercarse y corrí con el corazón desbocado hacia mi asiento, apoyé el codo sobre la mesa y sonreí nerviosamente, justo para cuando Gabriel abrió la puerta.

—Lo lamento ______, me informaron que la sesión fotográfica de mi hijo se alargará debido a la visita repentina de los representantes de la revista en la cual publicarán las fotos.

—Oh, entiendo. Que mal que no podré verle— me puse de pie. —Al menos disfrutamos los éclairs.

—Me apena que no haya cumplido el motivo de su visita, puede esperarlo un poco más de tiempo si desea— ofreció.

Sobé mi brazo. —N-no quisiera molestar más, usted es un hombre ocupado, y estoy segura que tiene cosas que hacer.

Adoptó una pose pensativa. —Mmmm, tengo una idea que nos beneficia a ambos.

Alcé una ceja. —Lo escucho. ¿Cuál?


3 doritos después...


—¿Y para quién es el vestido?— Pregunté por la hermosa prenda que tenía puesta y él le estaba haciendo los últimos retoques.

—Para la hija mayor de un mandatario español.

—¿En serio? WOW, me siento especial— sonreí emocionada.

—Sí, aunque me atrevería a decir que a usted le queda mejor, en fin, no quiero tener problemas con esa jovencita. Perdone mi vocabulario pero ella es bastante irritante— rodó los ojos.

Solté una risita. —Supongo que es la consentida de papi.

Me sorprendió oír que Gabriel rio por lo bajo por mi comentario.

—Adrien es muy afortunado por tenerla a usted a su lado. Cuando veo que mi hijo es el centro de atención de las miradas de las jóvenes, recuerdo que usted no es de las que se deja vencer tan fácilmente.

—Ya me está considerando como la novia de su hijo cuando en realidad solo tenemos una bella amistad— dije para despistarlo.

—Puede ser, pero sé que terminarán juntos. Apruebo su relación pese a todos los inconvenientes en los que usted se ha metido con la policía— me lanzó una mirada.

—Ahora me hizo sonar como una especie de criminal— me deprimí. —No soy mala, solo estoy en el lugar equivocado en el momento equivocado.

—Tal como yo de joven— comentó.

(Me sorprendió la posibilidad de que Gabriel haya sido un rebelde en su adolescencia pero decidí no entrometerme). —Tengo curiosidad, ¿cómo está tan seguro de que Adrien y yo estaremos juntos?— Alcé una ceja.

—Es una corazonada. Mi hijo sonríe mucho más cuando usted está cerca.

—Tiene una hermosa sonrisa— una imagen del rubio sonriendo llegó a mi mente.

—La heredó de su madre— dijimos al mismo tiempo y nos miramos con simpatía.

—Y listo— aclaró su garganta y se puso de pie, arreglando su ropa de cualquier arruga.

Gaspeé. —Es precioso, y me queda di-vi-no. A ella le va a encantar— di una vuelta para lucir el vestido.


P.O.V. Tercera Persona


Sin darle tiempo a admirar completamente su más reciente diseño terminado, Gabriel frunció el ceño cuando sintió una fuerte emoción negativa. (No puedo dejar pasar la oportunidad) pensó.

—Quedó muy bien. Ha-hay otro atuendo que necesito terminar, pero se me acabó el material. Iré a mi reserva a buscarlo— logró excusarse.

La chica peli___ no notó el cambió en el mayor. —Claro, no se preocupe. Yo mientras iré al baño— aprovechó, no queriendo interrumpir el trabajo en proceso del vestido.

—Muy bien.

Ambos salieron del estudio y tomaron caminos separados. ______ fue al baño mientras que Gabriel regresó a donde estaba la entrada de su guarida para transformarse en Hawkmoth.

La oji___ se admiró un rato más frente al espejo sobre el lavamanos haciendo poses y caras ridículas hasta que su celular la interrumpió. Ella dio varias vueltas como retrasada buscando en dónde había dejado el aparato.

—¿Sí?— Contestó .

—¡Belleza, necesitamos tu ayuda con un akumatizado!— Chat exclamó alarmado.

—Ay no, ¿realmente me necesitas? Ando en medio de algo— (¿lograría venir antes de que Hawkmoth se destransforme?) Pensó la chica.

—¿En dónde estás?

—En el baño de tu casa.

El rubio abrió más los ojos. —Ma chère, no quise hacerte esperar, pero llegaré tarde de la sesión fotográfica. Pensé que regresaste a tu casa— bajó el tono de voz.

—Ese era el plan pero me quedé con tu padre ayudándole mientras espero. También comimos éclairs y té— sonrió, contándole que se la estaba pasando bien después de todo.

—Solo tú logras hacer que mi padre coma algo dulce— el superhéroe suspiró aliviado por el bienestar de ______.

—¡CHAT, VE AL GRANO! ¡ANGEL!— De la nada, Ladybug gritó mientras esquivaba los ataques del akumatizado en turno.

—A la mi*rd@, ¿cómo está la situación?— Cuestionó preocupada la peli___.

—Su poder es lanzar rayos láser de sus ojos como el tipo de los X-Men. Necesitamos que lo ciegues— resumió.

—Envíame tu ubicación, voy en camino— cortó la llamada y se transformó lo más rápido posible.


P.O.V. de ______


—Tendré que salir por esa ventana pequeña ¿no?— Me facepalmeé al no pensar mejor mi ida y con dificultad lo logré. —¡Sí!— Exclamé en victoria y desplegué mi resorte rápidamente para ir a ayudar a mis chicos.

Le llegué con una patada voladora al villano, dándole justo en la cabeza para desorientarlo y posteriormente cegarlo con mi poder.

—Eso fue veloz— comentó la chica motas, liberando a la mariposa ya purificada.

—Sí, me hace cuestionar un poco si realmente me necesitaban pero en fin. ¡Bien hecho y todo! ¡Debo irme!— Me despedí para llegar cual cohete de regreso a la mansión Agreste.

Me estrujé para entrar por la ventana del baño y me destransformé, asegurando que el vestido estuviese bien.

—Cuando entremos al estudio quiero que te escabullas hacia mi pantalón, ahí hay una pequeña bolsa de malvaviscos— le susurré a mi kwami, quien asintió cansada y se escondió en mi cabello.

Regresé al estudio como si nada y por suerte Gabriel ya estaba ahí.

—Lamento la tardanza— dijimos al unísono.

—Nathalie dejó en el vestidor el otro conjunto con el que me puede ayudar— indicó.

Asentí y procedí a cambiarme de atuendo. Angiee aprovechó para comer sus malvaviscos.

Se notaba que las mangas necesitaban un ajuste ya que parecían incompletas. Sin embargo, antes de que el mayor se pusiese manos a la obra, la puerta del estudio se abrió de un portazo.

Ambos miramos al culpable. —¿Adrien? ¿Ya terminó la sesión de fotos?— Cuestionó Gabriel.

Su hijo negó. —Vine tan rápido como pude.

No sabía qué decir ante esta situación. —Eh-

—No puede ser Adrien, ¿te has vuelto a escapar?— Preguntó el de lentes con frustración, facepalmeándose.

—Debes atender tus responsabilidades, Adrien— reí ligeramente.

—Am, lo siento— se ruborizó al prestarle más atención a cómo iba vestida. —No quise hacerte esperar.

—Por favor hijo, no seas tan obvio— el mayor rodó los ojos, refiriéndose al gusto del oji verde por mí.

—¿Sabe qué señor Agreste? Pensándolo bien, tiene razón sobre su corazonada— sonreí de lado con una mano en la cintura.

Fue genial cuando él imitó mi gesto. —En ese caso, puedes llamarme Gabriel.

La expresión atónita del rubio menor era tan chistosa que hubiese deseado fotografiarla. Sin embargo, el momento fue interrumpido por Gorila abriendo la puerta, quien se veía cansado como si hubiese corrido, y el típico fotógrafo que ya he visto en varias ocasiones apareció épicamente, entrando al estudio.

—Señor Gabriel, ¿cómo podremos terminar si el modelo sigue escapándose?— Se quejó por la falta de profesionalismo. Era casi insultante para él.

—Disculpe el tiempo extra, Adrien regresará inmediatamente— respondió.

Sentí pena por mi novio. Ni le pidieron su opinión; no obstante, el fotógrafo exclamó antes que yo pudiese hablar. —¡Oh! Pero si es la jovencita de la otra vez— me sonrió. —¿Finalmente se animó a entrar al modelaje?

—Oh no, para nada. Solo estoy ayudando al se- a Gabriel con unos retoques de sus conjuntos— estiré mis brazos para que mirara las mangas incompletas.

—Mmmmh— adoptó una pose pensativa y entrecerró los ojos. —¿Aceptaría hacer una colaboración?— Preguntó.

—¿Colaboración? ¿A qué se refiere?— Alcé una ceja con curiosidad.

—Como aquella vez, salir en las fotos con el joven Agreste— miró al mencionado quien se sobresaltó al oír la propuesta. —Estoy seguro que su sonrisa será más natural y se verán fantásticos por la gran química entre ustedes. ¿Qué opina señorita?

(No mames ¿ser famosa de adeveras?) Pensé. (Marcaría territorio indirectamente. Ya no tengo que preocuparme por Chloe o Mabela yendo tras Adrien, el problema es Marinette y que no quiero lastimarla).

—Con esa presentación es difícil negarse— intervino Gabriel.

Me encogí de hombros. —Claro. Solo le aviso a mi mamá— fui por mi celular.

Después de que ella aceptara, me cambié de regreso a mi ropa, me despedí de Gabriel y subí al auto con Adrien, el fotógrafo y el guardaespaldas para ir a la sesión fotográfica que se quedó a medias, cortesía del rubio.

Al bajar del vehículo, Adrien me tomó de la mano y me sonrió con dulzura, empujando mi hombro delicadamente con el suyo. Hice lo mismo en un gesto íntimo.

—Ah, el amor joven. Nunca me equivoco cuando veo a una buena pareja— el fotógrafo nos guiñó el ojo cuando pasó de largo.

—No sé si preocuparme porque literalmente les vale madres que mi novio es otro— puse cara de "Really Nigga?".

—Así es el negocio, hay que ser "profesionales"— el rubio hizo comillas con su mano libre a la vez que entrábamos al edificio. —Además, ya sabes que a tu novio no le importa que estés conmigo— la última oración la dijo con tono coqueto, acercando su rostro al mío.

—Cálmate gatito, sabes que no puedes besarme en público— puse una mano en su pecho para empujarlo levemente y evitar que se acercara más.

—¿Y si lo hago?— Susurró.

De la nada, apareció un hombre. —¡Ah, regresó!— Exclamó aliviado y empujó al rubio para ponerlo en posición bajo las luces, haciendo que nos separáramos bruscamente. —¡Todos en posición!— Aplaudió dos veces. —Se requiere de más iluminación— se giró a mí. —Oh perfecto, una chica con un cuerpo promedio, servirás. Andando— me jaló del brazo y corrimos hasta que casi me estrello con el interior de un vestidor cuando me soltó.

Una mujer apareció y me entregó un conjunto y se marchó sin decir nada.

—Am, ¿puede ser más despacio? No entiendo mucho de todo esto— hice un gesto señalando al lugar en general.

—No hay tiempo linda, debido a la interrupción vamos media hora atrás de la agenda. Vístete y ve con Adrien— dijo y fue hacia el fotógrafo.

Resoplé y cerré la puerta del probador. Me sentí afortunada de que el atuendo que me dieron me quedaba muy bien, no perfecto, solo normal, sin estereotipos como abdomen plano y rostro sin defecto. Esta era la manera en que se vería en la gente si se llegaran a probar este conjunto también.

Salí como toda una diva y fui hacia el oji verde.

—Nada mal— halagó.

—Y tú muy guapo— le devolví el cumplido.

Seguimos las órdenes de cómo quería el fotógrafo que posáramos. Según él, dábamos una imagen de un romance tierno e inocente que recién acababa de empezar y se notaba el brillo en nuestros ojos cuando nos mirábamos, sonriendo cálidamente.

La ropa, por supuesto, fue diseñada por Gabriel. Fue genial poder ayudarle y pasar tiempo con él, Adrien opinaba lo mismo.

Tuvimos libertad incluso de hacer unas cuantas poses graciosas, ya que la idea de naturalidad era lo que el fotógrafo quería. En la última foto, el oji verde y yo estábamos frente a frente, nuestras miradas unidas, tomados ligeramente de las manos con una sonrisita tímida. Esa captura fue la favorita de la mayoría que presenciaron la sesión fotográfica.

—Compraré la revista cuando salga. Quiero tenerla de recuerdo— le dije a mi novio cuando salimos del edificio.

—Yo pediré todas las fotos y les sacaré copia para que ambos las tengamos— agregó.

—Ay sí, mi mamá enloquecerá— solté una risita al imaginarme su reacción.


Continuará... 

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MUCHAS GRACIAS A OtakuAckerman4a por este hermoso dibujo de Angelight, no sé ustedes pero la hace parecer una DIOSA.

Y el meme de hoy es:

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