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ANA ROMINA XII

En mi habitación, siendo ya de madrugada, me encontraba sentada en un balcón leyendo un libro, pues había puesto seguro para que nadie entrara, pero sin embargo lamentablemente la vista no se comparaba a la que había en la isla donde paso mis últimos 10 años.

Respiraba profundamente, pues seguramente mañana sería un día bastante ajetreado, pues tenía que seguir con los últimos detalles de mi vestido, buscar accesorios, zapatillas y demás, de igual forma tenía que hablar con mi padre respecto al caso de Samantha, pues ayer pase tanto tiempo con la modista que no me dio tiempo de hablar con mi padre.

A la mañana siguiente, una vez que estaba arreglada, me dispuse a ir a encontrarme con mi padre para hablar.

Una vez estando frente a la oficina de mi padre, le pedí a su asistente que le informará que estaba ahí para verlo, pues a pesar de que mis padres ya habían llegado, aún nadie podía saber quién era hasta el día de mi presentación.

Cómo se lo pedí el asistente fue a decirle a mi padre que estaba afuera esperando, sin embargo cuando se lo solicite note en su cara un gesto de desagrado y molestia, sin duda debe de pensar que no importaba si yo era la amiga de la princesa no podía solicitar ver al Rey de un momento a otro solo porque guste, pero por ahora no debía de preocuparme por eso, pues ahora solo tenía que identificar quiénes estaban de mi lado, quiénes no y quiénes solamente se abstienen de tomar un lado pero tienen respecto hacia mi.

“El Rey la atenderá ahora lady Arina” – pues si, ese era el nombre que usaba mientras estaba en el palacio.

“Gracias” – una vez que pase y estuve adentro, me puse sería ante mi padre.

“Padre” – hice una pequeña reverencia ante él.

“Mi Zafiro ¿Qué te trae por aquí?” – en el rostro de mi padre se podía ver una sonrisa de oreja a oreja, pues nunca importaba que tan malo fuese su día, decía que siempre que me viera su día cambiaría por completo y sentía que era un día bueno, pues para él yo significaba su sonrisa, su sol, su vida, decía que sin mi, no sabría cómo seguir viviendo, claro que aunque ama incondicionalmente a mi madre, el amor que sentía por mi era igual o más fuerte que el que sentía por ella.

Ante esa sonrisa y los recuerdos que vinieron a mi cuando me dijo Zafiro, se me fue imposible seguir sería, así que le correspondía la sonrisa, acercándome a él para poder abrazarlo, pues desde que llegué he convivido poco con mis padres, solo las tres comidas al día es el tiempo que los puedo ver.

“Padre, quiero hablar de algo importante contigo” – después del abrazo, me separé un poco para poder hablar con él y ponerme un poco seria.

“Muy bien, siéntate, aunque ya me imagino un poco de que quieres hablar”

“Padre, me enteré de lo que le está ocurriendo a Samantha ¿Cómo es posible que no hayas hecho nada, qué no hayas movido un solo dedo?”

“Hija, entiendo tu preocupación, yo mismo me encargue que las personas que la secuestraron fueran encerradas en el calabozo”

“¿De verdad? Sabes perfectamente que solo por ofender a la familia real, se da pena de muerte y ¿Tu me dices que solo encerrarte aquellos que secuestraron a la Princesa Samantha? Es una broma ¿No?” – no puedo creer que solo los haya encerrado, sin buscar al verdadero culpable.

“Hija tranquila, de pequeña tu siempre me demostraste que la justicia es lo más importante para ti, y para mí también, entonces cuando me enteré por parte del Mago que eras excepcional en combate y en cuestiones diplomáticas, pensé que lo mejor sería que tú resolvieras este problema como tu primera prueba como princesa heredera”

“Y también pensaste en que era mejor si Samantha se quedaba encerrada en esa mansión sin salir ni recibir cartas de nadie”

“Mi pequeña Zafiro, claro que también me preocupe por su bienestar, por eso antes de comentarle sobre el encierro, le dije que podía salir pero que tenía que llevar mínimo 5 guardias reales para su seguridad”

“Padre, sabes que a Samantha nunca le ha gustado salir rodeada de guaridas, por eso tiene un guardia personal”

“Un guardia que a pesar de desempeño en batalla, fue inútil para proteger a su princesa”

“También concuerdo con eso padre, pero aún así no debiste dejar el problemas de lado”

“Ya te dije porque lo hice”

“De acuerdo ¿Es una prueba? Pues mira como la superó” – dicho eso salí furiosa de su oficina, pues no dejaría que el tiempo pasará y encontraría a los culpables.

Inmediatamente me dirigí a mi alcoba, pues aunque quisiera ir hablar con los secuestradores, por ahora no puedo, ya que no soy la princesa y solo se permiten visitas de familiares o en todo caso de autoridades, como los ministros, los guardias, mis padres o la princesa.

Cómo era de esperarse, en la entrada a mi habitación, mi nana estaba esperándome, seguramente mi modista ya se encontraba en mi vestidor.

Una vez ahí, seguimos con los últimos arreglos de mi vestido, la verdad es que el resultado me estaba gustando bastante.

El día transcurrió sin ningún problema hasta la hora de la comida, pues me iba a reunir con Samantha para la hora del té, pero para ello, nadie debía vernos juntas y la única manera de que así fuera, era que yo fuera a su mansión como ave, de nuevo. La verdad es que no me emocionaba ir como un ave a ver a mi amiga, pero era lo mejor por ahora.

***

Estaba en el jardín de la mansión de Samantha, estábamos tomando el té, cuando de pronto, se empezaron a escuchar gritos y mucho alboroto a las afueras de la casa.

“¡Déjenme pasar!” – una muchacha estaba a fuera causando un gran alboroto, pensé que era lejos, pues aunque ya no lo había escuchado, decidí no prestarle atención, pero sin embargo era justamente en la entrada, una muchacha estaba gritando que la dejaran pasar.

Era alta un poco más baja que yo, con cabello rubio y ojos color almendra, llevaba un vestido que no iba al clima, pues estábamos entrando en verano, y ella no llevaba un vestido ligero, si no que más bien pareciera un vestido para una fiesta de té, pero en pleno otoño.

‘¿Acaso no tiene calor?’

“¡¿Qué es todo esté escándalo?!” – la persona que hablo era Sir Payton, pues aunque estuviéramos algo lejos, podía oír todo claramente como si estuviera ahí.

“Capitán, está señorita dice ser amiga de la princesa y que viene a verla”

“¿Así? En ese caso ¿Dónde está su invitación señorita? Cómo sabe, aún a pesar de ser amiga de la princesa necesita invitación para entrar” – pensaba intervenir, pero por lo que escucho, Sir Payton tiene la situación bajo control.

“¿Y entonces que opinas?”

“Perfecto, pero tendría que ser a partir de hoy, ya mañana me tengo que presentar ante los nobles, una vez que haga eso, todos cuidaran lo que digan conmigo presente”

“Tienes razón, por suerte, nuestras amigas, me mandaron invitaciones para algunas fiestas de té y todas van una tras otra, podemos hacerlo hoy”
“Si, aunque todos hablarán sobre que llegaste conmigo y no con “la princesa””

“Es verdad, pero eso ayuda a saber quién está de tu lado, y quiénes no”

“Bien, en ese caso creo que hoy tendremos un día bastante agotado”

“Si, es verdad, pero si queremos llegar a tiempo a la primera fiesta, debemos darnos prisa, aunque debemos darnos un baño, cambiarnos, peinarnos, maquillarnos…” – conforme avanzaba en sus palabras, su cara se tornaba de preocupación, y empezaba alzar la voz – “Ana, no nos dará tiempo de hacer todo, además de que no podemos ir a la misma reunión con la misma ropa, es una…”

“Es una regla de etiqueta, lo sé” – uno de los motivos por los cuales no quería volver tan pronto, las reglas de etiqueta.

“Samantha no te preocupes, estaremos a tiempo en todas y con distintos cambios de ropa, tranquila”

“¿Como será eso posible? Se que tus poderes función para muchas cosas, pero no creo que nos pueda ayudar a llegar a tiempo y con los cambios de ropa”

“De hecho si”

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