Tocaban la puerta en plena noche, algo demasiado raro ya que no esperaba visitas.

Al principio verlos entrar hablando como si se tratara de su casa me puso muy nerviosa y pensé que debía ser una broma con imitadores muy buenos.

Alguien que no conocía entró después que todos ellos y se dirigió a mi.

—Disculpe ¿Hablas coreano? —Un hombre oriental de mediana edad se acercó hablando coreano naturalmente.

—Buenas noches, si hablo coreano pero me defiendo mejor en el español. —dije totalmente nerviosa sin entender nada de lo que pasaba.

—¡Perfecto! Estos chicos son miembros de una famosa banda coreana llamada Super Junior. —Trataba de explicar de una manera sencilla para que entendiera.

—Los conozco, pero ¿realmente son ellos? —Aún no estaba segura de lo que estaba sucediendo.

—¿Dónde está la cocina? —Shindong se volvió para preguntar.

—Por esa puerta a la izquierda. —respondí de manera inconsciente señalando una puerta de madera blanca que estaba frente a mi, mientras esperaba que el hombre con el que había comenzado a hablar siguiera explicando la situación.

—¿Oh? ¿Puedes hablar coreano? —Leeteuk se acercó inmediatamente al sentir mi respuesta en su idioma e hizo que el resto de los miembros se acercara.

—Si, pero disculpen ¿Podrían terminar de explicar lo que sucede y por qué se encuentran en mi casa? —dije tratando de evitar mirar a todos y enfocarme en el hombre del inicio.

—Lo siento —el hombre hizo una reverencia inclinándose en un ángulo casi de noventa grados—, nuestro auto se descompuso y en medio de esta tormenta su casa es la única en esta zona, y nos preguntábamos si podíamos pasar la noche aquí hasta que mañana venga el remolque para dirigirnos al mecánico. —Hizo una seña que todos los integrantes captaron en un instante y se inclinaron hacia delante.

—No tengo ningún problema. Les traeré toallas para que puedan secarse. —dije casi atropelladamente para salir corriendo de ahí.

Apresuré el paso hasta la habitación donde guardaba las cosas de tocador del baño y traté de controlarme.

"Aysel, no grites."

Me repetía una y otra vez mientras buscaba las toallas para llevarles. Coloqué mi espalda contra la puerta y por un segundo coloqué mi mano sobre mi pecho para sentir lo rápido que latía mi corazón. Iba a seguir mi camino cuando fui empujada abrúptamente por la puerta.

—Lo siento. —El tímido de Donghae trataba de disculparse topermente.

Sin quererlo nuestras miradas se cruzaron haciendo que mi corazón brincara de una manera extraña y una sensación de cosquilleo inquieto se alojara en él.

—Fue mi culpa, no se preocupe. —hablé formalmente recordando que él era mayor que yo.

—No la culpa es mía, no debería haber entrado así es solo que me perdí. —Se excusó agachando la mirada.

—No pasa nada. —Sonreí de una manera torpe—. Vamos, lo guiaré hasta los demás.

—¡Espera! —dijo tomando mi mano repentinamente.

Quise reaccionar pero no pude, el sentir la suavidad de su tacto hizo que me olvidara respirar.

Por alguna razón me perdí en su mirada, como si tuviéramos una conexión secreta, algo que los demás no tenían.

Lentamente se acercaba cerrando los ojos y aferrando sus manos a mi cintura. Sus labios ya estaban demasiados cerca de los míos, tanto que me obligó a cerrar los ojos también en un impulso por no perder el sentido de la corriente.

Me estaba por besar... Pero fui interrumpida por la estúpida alarma de mi celular, todo había sido un maldito sueño.