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Capítulo LXXXVII

Estos infantiles me habían dejado la cara como una geisha de tantos colores que me habían puesto.

El hombro me seguía doliendo por lo que como pude tuve que bañarme, quise levantar la mano para lavar mi cabello pero en cuanto hice el intento el dolor fue insoportable al punto de que lloré.

Tardé una eternidad en bañarme y más en vestirme, pero pude hacerlo sola y antes de que los chicos se despertaran, caso contrario lo hubiera tenido a Nemo conmigo en el baño y en verdad no quería que viera mi cuerpo, no hasta que las marcas se fueran. Tenía la esperanza de que desaparecerían.

El timbre sonó cuando me disponía a hacerles mis obras de arte en la cara de los chicos, pero tuve que posponerlo para otro momento.

—Me cansé de mandarte mensajes para avisarte que venía a buscarte y no respondiste ni uno. —Lena comenzó a hablar en cuanto abrí la puerta.

—¡Shhhh! —La hice callar mientras tapaba su boca con mi mano—. ¿No ves que todavía duermen? —Lena parecía no entender a qué me estaba refiriendo sino hasta que vio que señalaba a los chicos durmiendo en la sala de casa.

—¿Qué pasó? —dijo ya en voz baja entrando con cuidado de no hacer ruido.

—Te cuento luego, ahora toma y ayúdame a pintar rostros. —Le pasé un marcador indeleble para que rayara la cara de los chicos y pude conocer el rostro de la maldad en un segundo.

—No se diga más. —Lo aceptó y con una sonrisa ladina se dirigió a la cara de Shin.

Lena era muy detallista cuando se trataba de hacer maldades, por lo que cuando yo iba terminando con el tercero ella se dirigía al rostro de Yesung que se despertó justo en el momento en el que se encontraba demasiado cerca de su boca.

Me senté a ver tal escena debido a que rara vez mi amiga se ruborizaba y Yesung mantenía el contacto visual con una mujer y que no fuera para pelear.

—¿Qué haces? —preguntó pero mi amiga no entendía por lo que cuidadosamente se hizo para atrás para volver a mi lugar.

—Solo está haciendo lo que le pedí. —dije y en ese instante entendió a lo que me refería y corrió al baño para verse en el espejo.

—¿No se irá a molestar? —Lena preguntó haciéndose la inocente.

—Creo que se molestó más porque no lo besaste. —bromeé con ella para ver su reacción, mis ojos no me engañaban, sabía que había visto un leve rubor en ella.

—¿Y por qué debería besarlo? —Su respuesta era la de siempre, esa era su forma de ser pero por alguna razón no le creía del todo—. Te recuerdo que está enamorado de ti, sin contar que no me gustan los orientales. —dijo haciéndose la desentendida.

—Lo que tu digas... Yo vi otra cosa. —hablé mientras me dirigía hacia la cocina para preparar mi desayuno.

—¿Qué le pasó a mi cara? —La voz de Siwon se escuchó desde la sala.

—La venganza te pasó. —grité desde la cocina y comencé a reír, en ese momento sentí cómo todos corrían en busca de un espejo por lo que yo comencé a reír.

—Buen día amor. —Hae se acercó hasta donde estaba para saludarme con un beso aún dormido—. ¿Te bañaste sola? —preguntó refregándose los provocando que la pintura se esparciera por toda su cara.

—Ya te dije el porqué no quiero que me ayudes. —Con el brazo sano lo rodeé para atraerlo más a mi cuerpo y así poder besarlo nuevamente, y es que sus labios se habían vuelto una adicción para mi.

—¡Ahhh! Pero que tiernos. —Lena apareció con una taza de café en la mano haciendo que Hae se sobresaltada.

—¡Deja de molestar! —dije volteando mi cabeza sin dejar de aferrarme a la cintura de mi novio.

—¡Oh ella esta en casa! —Hae me observó sorprendido por la aparición de mi amiga—. Hola. —saludó  en español para que ella entendiera—. ¿Qué hace ella aquí? —preguntó mirando ahora en mi dirección.

—Pintar rostros. —Yesung habló entrando en la cocina tras dedicarle una mirada de odio a mi amiga, una mirada que no fue tan de odio como él pensaba pero no iba a decirle nada porque no tenía ganas de pelear.

—¿Con qué ella fue? —Hee prenguntó enojado después de haber descubierto quién le había rayado la cara.

—¿Qué dice? —Lena preguntó intuyendo que estaban hablando de ella.

—Piensa que le rayaste la cara. —dije divertida escondida aún en los brazos de Donghae.

—Pero yo no fui. —Se quejó como niña chica—. Yo solo le rayé la cara a él. —Señaló a Shin que entraba justo en ese instante.

—¿Ahora qué hice? —preguntó Shin colocando sus manos en su pecho, aún no había lavado su cara por lo que se podía ver el gran trabajo de mi amiga.

—Nada, es solo que Yesung está molesto porque no lo besaron. —Era mi oportunidad de molestarlo.

—¿Quién iba a besar a Yesung? —Leeteuk entró a la cocina y se dirigió directamente a preparar el desayuno—. Hola. —saludó a Lena y siguió derecho para hacer su trabajo.

—A mi nadie me iba a besar. —Se sentó con una taza de café apoyándola en la mesa.

—No se si quiero saber de qué están hablando. —Lena me miró de reojo y con su taza tomó asiento en una de las sillas que estaban alejadas de Yeye.

El desayuno como siempre fue ruidoso pero era algo que amaba desde que estaba con ellos. Mientras desayunábamos no dejaba de observar a Yeye y a Lena, que sin darse cuenta se dirigían miradas el uno al otro cuando no se estaban mirando.

—Espero que ya estés lista porque a todo esto vine a buscarte para llevarte al control y porque Zoran quiere hablar contigo. —Mi amiga habló luego de seguirme hasta mi cuarto.

—Pensaba irme con alguno de los chicos al control. —admití tomando mi mochila—. ¿Y sobre qué quiere hablar el idiota de tu amigo? —pregunté todavía recordando su escándolo.

—No le digas así al imbécil. —Ante sus palabras me eché a reír, así demostrábamos nuestro amor—. ¿Y yo qué voy a saber sobre qué quiere hablar? —Ella había comenzado a girar las llaves del coche sobre su dedo parada en la puerta.

—Bueno, dile que soy yo la que no quiere hablar con él hasta que se me pase el enfado. —Terminé por acomodar mi ropa y me encaminé hasta la salida con mi amiga detrás.

—¡Nos vemos más tarde! —saludé a los chicos con la mano.

—¿Vienes a comer? —Teuk como siempre tan preocupado por mi alimentación.

—No lo se. Te aviso más tarde. —Y tras decir eso salí cerrando la puerta ya que Lena ya se encontraba sentada en el auto.

—Nos vemos. —Nemo me sorprendió saludándome con un beso en cuanto cerré la puerta de la casa.

—¿Qué haces aquí? —Estaba sorprendida por su reacción.

—¿No me dijiste qué fuera más cuidadoso con los chicos? —No pensé que se acordara de mi pedido. En ese momento Lena y su impaciencia comenzaron a salir a flote y lo dejó en claro tras comenzar a tocar la bocina del auto.

—Gracias. —dije sonriendo—. Te amo. —Lo besé y me encaminé hasta el auto para sentarme del lado del acompañante.

—Te amo más. —Tras decir eso volvió a entrar a la casa.

—¿Pueden dejar de ser tan melosos? —Lena mostraba su cara asqueada por tanta dulzura.

—¿Puedes admitir que te gusta Yeye? —bromeé con ella. Amaba molestar a mi amiga.

—Yo que tu si quiero seguir con vida y darle hijos a ese tipo con el que sales me quedo callada. —Lena amenazó y lo mejor era tomarla en serio.

—¿Y Mila? —Cambié rápidamente de tema.

—Está cuidando a Zoran. Entre esos dos va a terminar pasando algo. —aseguró muy tranquila.

—Yo también lo pienso. —Sonreí ante la idea de ver a esos dos como pareja.

El resto del camino lo seguimos hablando sobre la posibilidad de que Mila y Zoran terminasen juntos, serían una gran pareja y los dos merecían ser felices.

Cuando llegamos al hospital mi cuerpo se congeló al ver la sonrisa de Elian y entré en una crisis de nervios hasta el punto que terminé por desmayarme.

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