Capítulo LXXXV
Fui al baño para cambiarme de ropa pero fue en vano porque igual necesitaba de la ayuda de Nemo para quitar mi remera.
—Necesito tu ayuda. —dije entrando de nuevo a la habitación y agitando mi mano con la remera sin mangas que usaría.
—Con gusto te ayudaré. —Mostró una sonrisa traviesa y sabía a hacia donde apuntaba, pero no llegaría a ningún lado.
—Ni lo sueñes. De hecho me gustaría que no miraras mi cuerpo por un tiempo. —admití bajando la mirada.
—¿Por qué? —Hae se notaba confundido por mi declaración.
—No quiero que veas las marcas hasta que se hayan ido. No quiero que mires lo que esa basura me hizo. —Apreté con fuerza la remara en mi mano y él se acercó para tomarla con delicadeza y llevarla hasta su boca para besarla de una forma muy delicada.
—No comprendo por qué no quieres que vea tu cuerpo, se que no te debes sentir segura por sus marcas sobre tu piel, pero para mi eres mucho más que eso. —Donghae mirándome a los ojos comenzó a levantar con cuidado la remera sacando con mucho cuidado la parte de mi hombro herido—. Eres más que marcas, más que su fragancia en tu cuerpo, eres mías sin todo lo que llevas puesto. —En ningún momento quitó sus ojos de mi rostro, me sentía hipnotizada por su mirada, estaba siendo completamente seducida por cada una de sus caricias—. ¡Muy bien! A dormir. —dijo de manera entusiasta haciendo que me percatara de que ya tenía la remera puesta.
—Solo te estas salvando porque estoy herida y débil, pero espera que me recupere y eres hombre muerto. —amenacé camino a mi cama.
—No me molestaría morir en tus manos. —Sonrió divertido acomodándose a mi lado.
—Es mejor que te tranquilices, al menos por unos días. —acomodé mi cabeza sobre su pecho en tanto él acariciaba mi cabello.
—¿Y eso? —preguntó curioso, y es que en verdad él no lograba captar el ambiente a su alrededor, era muy lento para ese tipo de cosas.
—Primero, respeta un poco los sentimientos de tus compañeros y piensa si te gustaría que hiciera lo mismo si hubiera elegido a alguno de ellos. —Hae no decía nada, se mantenía en silencio—. Segundo, no tentemos a la suerte con las ELF. Hoy porque fue de sorpresa pero como eres un hombre público necesitas tener prudencia, y porque no quiero estar a las cachetadas con todas aquellas que quieran pelear. —admití lo obvio, y es que si alguna loca venía a buscarme pues me iba a encontrar.
—¿Puedes ser tan linda? —Sabía que estaba bromeando cuando yo estaba hablando en serio.
—Si no quieres hablar en serio ya sabes donde está la puerta de mi habitación. —Señalé la salida con mi mano, entre que me tomo la molestia de cuidarlo y de cuidarnos. Jodido imbécil.
—No hay nada en este mundo que me separe de ti, ya deberías saberlo pero si te hace feliz prometo hacerte caso. —dijo haciendo que recordara a un niño pequeño cuando lo retan.
Lo tomé del rostro y lo besé, me sentía en paz con él a mi lado, nunca imaginé ni en mis sueños más locos que en verdad podría estar con alguién como él. Nunca pensé que en verdad una persona así con tantas mujeres a su alcance podría fijarse de esa manera en mi, y a veces es tan irreal que asusta y me hace pensar que solo estoy soñando.
—Deja de pensar en cosas innecesarias. —Sus palabras me sacaron de mi encimismamiento—. Me fijé en ti porque nunca trataste de ser alguién que no eras, nunca buscaste impresionarnos y te mantuviste fiel a ti misma. Por eso puedo entender que todos nos hayamos fijado en la misma persona. —No recuerdo haber pensado en voz alta por lo que me sorprendía saber que sabía en lo que estaba pensando—. Te amo solo a ti y a nadie más por lo que deja de pensar en cosas sin sentido y cierra los ojos que mañana tenemos que ir a control. —Me retó como si tuviera cinco años.
—Si papá. —dije irónicamente.
—Si me llamas daddy cuando estemos desnudos no me voy a enojar. —Comenzó a bremear por lo que se ligó un golpe de mi parte.
—Mejor te duermes también, ya estas perdiendo la cordura. —dije acomodando la cabeza en la almohada y cerrando los ojos.
Luego de seguir jugando un rato más con mi cabello me dormí y es que sus caricias en cualquier parte de mi cuerpo o me calmaban o me hacían arder.
(...)
A lo lejos alguien golpeaba mi puerta y me levantaba para ver quién era pero a la hora de abrir nadie estaba allí. Me llamó la atención no ver a Nemo a mi lado pero supuse que estaba en el baño y que pronto regresaría a mi lado.
Me acosté de nuevo y cuando estaba a punto de caer en un sueño profundo volvieron a golpear, pero esta vez el sonido venía desde el ventanal de mi habitación lo cual llamó mi atención ¿quién vendría a esta hora a golpear mi ventana?
Me quedé en la cama esperando que Nemo apareciera pero como no lo hacía y los golpes no cesaban me armé de valor y fui a ver quién era, a lo mejor alguién que se perdió y necesitaba ayuda.
Cuando corrí la cortina en el vidrio empañado decía:
"Las marcas en tu cuerpo no desaparecerán. Eres solo mía."
No hacía falta ser muy inteligente para saber de quién se trataba. Retrocedí sobre mis pasos ahogando mi grito con la palma de mi mano.
—¿No te he dicho que eres solo mía? —Con solo la primera palabra hizo que cada rincón de mi cuerpo temblara.
—Es imposible que esté pasando esto, no puede ser. Él está preso. —Me repetía a mi misma en tanto negaba frenéticamente con la cabeza.
—Pero esto es real. Aquí estoy bebé. —Su voz se hallaba cada vez más cerca. Tenía miedo de voltear.
—No estas aquí, no estas. —Las lágrimas brotaban sin descanso alguno.
—¿No piensas saludarme? Te extrañé bebé. —Su aliento golpeó sobre mi nuca y sus palabras resoplaron en mi oreja haciendo que terminara perdiendo la poca cordura que tenía.
—¡Aysel! ¡Aysel! —Podía sentir los gritos de Donghae a lo lejos pero no podía encontrarlo, lo único que tenía frente a mi era el rostro perverso de Elian que se relamía los labios mientras avanzaba a gatas lentamente hacia mi, y yo con el cuerpo paralizado sin poder moverme.
—¡Vete! ¡Déjame! —gritaba con fuerza tratando de golpearlo con mi brazo sano, pero a pesar de que se veía cerca mi puño nunca lo alcanzaba.
—Ahora te haré mía sin rodeos y de esa manera nunca podrás estar con nadie más, en cualquiera que se atreva a tocar tu cuerpo me verás. Esas marcas te recordarán quién es tu dueño. —dijo sobre mi cuerpo.
—¡Aysel! ¡Por favor despierta de una puta vez! —Sentí como la luz me cegaba a pesar de tener apretados con fuerzas mis ojos y como alguien me samarreaba fuertemente.
Me costó mucho poder por fin abrir los ojos y cuando lo hice me hallé rodeada por todos los chicos pero lo que captó de inmediato mi atención fue la mirada de pánico de Hae.
Donghae me tenía entre sus brazos, de sus ojos no dejaban de salir lágrimas y en su mirar se notaba la desesperación y el pánico. ¿Todo había sido un sueño?
—Nemo... —susurré y al oírme me aferró con fuerza a su pecho llorando sin consuelo alguno.
—Me asustaste mucho, no podía despertarte. —decía con palabras entrecortadas.
—Perdón. —Fue lo único que pude decir por asustarlo, aunque ni yo misma sabía qué había pasado en verdad.
—Ya deja de apretarla tanto que todavía tiene el hombro lastimado. —Yesung se interpuso entre nosotros separándonos ya que Hae no me soltaba.
—Toma bebe un poco de agua. —Teuk me ofreció un vaso con agua.
—¿Tuviste una pesadilla verdad? —Shinshin preguntó sabiendo la respuesta.
—Pero fue tan real. —dije recordando el terror que sentí mientras lo experimentaba—. No creo que pueda volver a dormir en este cuarto y no me sentiré segura hasta que no condenen a ese desgraciado. —dije con rabia mordiendo mi labio inferior de tal forma que terminé por lastimarlo.
—Tengo una idea. —Shinshin habló de manera optimista.
—Tiemblo cada vez que se te ocurren ideas. —Siwon bromeó.
—Hagamos una pijamada todos juntos en la sala, de esa manera ella no tendría que dormir en la habitación y todos estaríamos más atentos por si vuelve a tener otra pesadilla. —Su idea sonaba bien, pero no estaba del todo segura por Hae.
—Me parece bien, al menos hasta que este mejor. —A todos nos sorprendió la afirmativa de mi novio, nadie esperaba que aceptara tan fácil de buenas a primera.
—¡Rápido! Hay que movernos antes de que se arrepienta. —Hee bromeó y todos se fueron a arreglar las cosas en la sala de estar.
—Estarás bien. Lo prometo. —Hae selló su promesa con un beso.
Ahora era cuestión de ver qué sucedida de esta locura de Shin.
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