Capítulo LXXXII
El sueño estaba llegando a mi cuando unos brazos me rodearon y no hacía falta voltear para saber que se trataba de Donghae, el perfume y el calor que emanaba de su cuerpo eran muy caracteríscos.
—¿Sabías que te amo como jamás amé a nadie en el mundo? —Las palabras que salieron de su boca lograron calar hondo en mi corazón provocando que mis ojos se humedecieron.
—¿Sabías que te amo con locura? —Al fin pude decir aquellas palabras que tanto me costaron mientras me volteaba con cuidado debido a la herida en mi hombro para verlo de frente.
Donhyeo no dejaba de acariciar mi rostro mientras pequeñas lágrimas se resfalaban por sus mejillas. Al verlo de esa manera tan vulnerable no me pude contener y comencé a llorar también.
—¿Por qué lloras? —pregunté limpiando con cuidado cada lágrima que caía.
—No te imaginas el miedo que sentí al verte de aquella forma anoche. Pensé que te perdería y yo me iría contigo, ahora que te encontré no quiero que nada nos separe y no me importaría renunciar a mi carrera para vivir contigo. —Había determinación en su voz, no podía negarlo.
—Sabes que jamás permitiría que renuncies a tu sueño. No sería capaz de exigirte que dejes lo que tanto te costó conseguir y lo que es peor no sería capas de quitarle a las ELF un trozo de su mundo, muy a pesar de que no me guste ni un poco. —admití cerrando los ojos mientras me permitía disfrutar de sus caricias.
—¿Celosa? —preguntó divertido y con un toque de picardía en su voz.
—¿Celoso de Zoran? —pregunté sabiendo la respuesta.
—Para que preguntas si ya sabes. —dijo haciendo su mejor esfuerzo por parecer molesto.
—Lo mismo va para ti. ¿Por qué preguntas lo que ya sabes? A parte no hay punto de comparación entre una sola persona y miles de fanáticas. —Ahora la que hacía su mejor esfuerzo por parecer ofendida era yo pero todo se fue al carajo cuando sus labios se posaron en los míos.
Era el primer beso con mis sentimientos claros por lo que se sentía como si fuera el primero, pero poco duró el disfrute cuando Hae sin querer tocó una de mis herida haciendo que me contrajera del dolor.
—Lo siento, lo siento... —Se disculpaba como si hubiera cometido un crimen muy grave.
—No te preocupes, no has hecho nada malo. —dije tratando de calmar el dolor que una simple caricia me dejó, maldito Elian que no me deja ni disfrutar después de estar encerrado.
—Mira como te dejó ese hijo de... —Puse mi mano sobre su boca, no había necesidad de que sus labios se ensuciaran de esa manera.
—Lo importante de todo esto es que pude aclarar mis sentimientos. ¿No lo crees? —Me acurruqué entre sus brazos aferrándome a su pecho.
—Estoy feliz de eso pero no puedo evitar perder la calma por cómo se dio la situación para que llegaras hasta ese punto. —Y en verdad lo entendía, pero nada podía hacerse. Lo que necesitaba en este momento era recuperarme y disfrutar de su cercanía, de su amor.
—Por cierto... —hablé tomando algo de distancia mientras tenía cuidado de no mover mucho mi hombro— ¿piensas quedarte a dormir aquí teniendo el concierto mañana? —No quería separarme de su lado, pero él necesitaba descansar cómodamente y acá, claramente, no lo haría.
—No pienso dejarte sola ni un segundo. —determinó mirándome fijamente a los ojos—. No importa que mañana tenga un concierto o cien, estuve a punto de perderte por no estar contigo y no lo volveré a hacer, no volveré a dejarte sola nunca más. —Hae podía llegar a ser muy terco cuando se lo proponía.
—¿Estará bien que estemos así? —Me volví insegura por un momento recordando los sentimientos de los chicos.
—¿Por qué lo preguntas? —Estaba confundido, no entendía a dónde me dirigía con mi pregunta o quizás se hacía el que no entendía.
—Piensa un poco en los sentimientos de Teuk y Yesung. —Lo golpeé suavemente sobre su hombro, no estaba en mis mejores condiciones para darle su merecido por insensible.
—¡Ya, ya! Tampoco es para tanto. —Se burlaba de mi y solo lograba que quisiera matarlo—. Entiendo que te preocupes por ellos, pero creo que dejaron claro que estaban bien con nuestra relación ¿o no? —La frase "nuestra relación" no pasó desapercibida por mi y estaría mintiendo si dijera que no me hizo inmensamente feliz.
—¿Nuestra relación? —pregunté sonrojada ante la idea que se había formado en mi mente.
—Somos una pareja desde ahora. Pienso hacerte la mujer más feliz del mundo, pienso amarte con locura hasta el día que me muera. —No tenía palabras para responder ante semejante declaración, lo único que pude hacer era demostrarle que sentía lo mismo por él así que con mucho cuidado de que no me doliera nada me acerqué y reclamé sus labios como míos.
Los besos de Hae nunca se habían sentido de esta manera, tan cálidos, tan únicos, tan míos, porque sí señores, oficialmente estábamos en una relación y eso lo hacía exclusivo para mi y solo para mi. Y por si no lo sabían o no lo habían notado soy una loca posesiva, lo mio es mio y de nadie más.
—Te amo. —dije aún con los ojos cerrados sin separar nuestros rostros.
—Te amo todavía más. —respondió tras darme un corto beso.
Así uno al lado del otro, en aquella cama de hospital el sueño nos venció y se llevó a otro mundo nuestras preocupaciones dejando solo nuestros mejores sentimientos.
La voz de la enfermera me despertó de mi precioso sueño pero lo que me alarmó es que Nemo no estaba a mi lado, y en tanto me incorporaba en la cama no dejaba de buscarlo con la vista.
—Si buscas al joven que dormía plácidamente a tu lado se fue temprano pero me dejó esto para ti. —La enfermera extendía hacia mi una nota que me había dejado escrita de puño y letra.
"Buen día al amor de mi vida. No te preocupes si no estoy a tu lado cuando despiertes, tenía que volver a casa con los chicos para ultimar los detalles del concierto de esta noche. Si no lo hago me temo que corre riesgo mi vida porque estoy seguro de que me matarías en cuanto te recuperaras. Más tarde pasaremos a saludarte con todos. Ya te extraño. Siempre tuyo Donghae."
Esa fue la mejor y única nota que me escribieron en mi vida. Al leer el final no podía evitar dejar de sonreír con todas mis fuerzas, él era todo lo que estaba bien en mi pequeño y aburrido mundo.
—Vaya, vaya... Veo que alguien tuvo una muy buena noche... —Lena entró junto a Mila luego de que la enfermera se marchara tras hacerme las curaciones pertinentes.
—No arruines mi precioso día. —advertí al ver las intenciones que traía encima.
—Te felicito amiga. —Mila me rodeó con sus brazos teniendo mucho cuidado de no apretarme demasiado.
—¿Por qué? —pregunté sin entender aquella felicitación.
—Porque por fin estas en una relación seria con alguien que parece amarte como te lo mereces. —Sus ojos brillaban de la ilusión, y en el fondo para mi la que merecía una relación seria con alguien que la amara incondicionalmente era ella.
—¿Cómo lo supieron? —pregunté avergonzada.
—¿No recuerdas el espectáculo que montaste ayer? —Lena señaló lo ocurrido.
—Con que así fue... —Mantenía mi cabeza gacha evitando el contacto visual, moría de la vergüenza.
—Bueno, hablé con el doctor y me dió permiso para que vayamos a ver a Zoran. —Al escucharla decir eso ya me encontraba de pie lista para ir a su habitación.
—Alguien está ansiosa. —Mila se burló de mi.
—¿Cómo no estarlo? Si no hubiera sido por él probablemente no estaría con ustedes en este momento. —dije al borde de las lágrimas, maldita sea, me había vuelto demasiado sensible.
—No pensemos en eso, gracias a Dios todos están vivos. —Mila habló al borde de las lágrimas.
—Bueno, dejemos el lloriqueo para más tarde, ahora vamos a ver si la bella durmiente ya despertó. —Lena se burló de nuestro amigo como era su costumbre.
Con muchísimo cuidado me ayudaron a ponerme de pie. Lena sostenía con cuidado el suero que todavía colgaba de mis venas mientras que Mila me llevaba sobre su brazo, parecíamos tres viejas discapacitadas.
Gracias a todos los santos que la habitación estaba al lado, me hubiera muerto si había que caminar más y las pobres de mis amigas no se merecían estar así conmigo.
Al entrar el cuarto estaba repleto de aparatos con luces y sonidos estresantes, su cara estaba cubierta por una máscara de oxígeno y sus venas repletas se cables que se conectaban a las máquinas detrás suyo.
Su pecho subía y bajaba lentamente, se veía con el rostro hinchado, era horrible verlo de aquella forma. Como pude me acerqué lentamente y tomé asiento en la silla que estaba a su lado.
—Cuánto lo siento Zoran. —Me lamenté tomando su mano y acariciándola, porque era la única forma de demostrarle cuán agradecida estaba por tenerlo en mi vida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro