Capítulo LXXIV
—¡¿Qué?! —grité apartándolo de mi vista.
—¿Ahora qué hice? —preguntó con cara de no haber hecho nada.
—¿Cómo puedes decir tan a la ligera que Donghae fue tuyo? —Estaba horrorizada ante la idea de que fuera verdad, me negaba a creerlo.
—Pero si es cierto. Antes de ser tu amigo primero fue mío. —aclaró acomodándose sobre la cama.
—¿Por qué no te explicas bien? —Después de escuchar sus palabras respiré aliviada. Jodido imbécil que habla con doble sentido.
—¿No me digas que pensaste que él y yo...? —Hacía señas con sus manos causando que me ruborizara ante la idea que se había formado en mi cabeza—. La verdad es que no entiendo eso de los ships que tanto aman las fans. Si de algo estoy seguro es que a todos nos gustan las mujeres. —dijo mirándome firmemente y hasta de manera desafiante a la espera de que lo provoque para que caiga sobre mi.
—A mi no me mires. Yo tampoco entiendo esa obsesión por formar parejas tanto en hombres como en mujeres. De hecho yo solo veo que son buenos amigos que no tienen miedo a demostrar su afecto, pero de ahí a pensar que están juntos o que tendrían que estarlo, paso. —dije muy segura. Respetaba la opinión de los demás, pero particularmente no la compartía.
—En cuanto a lo anterior, yo me refería a que Donghyeo es muy cercano a mi, es mi mejor amigo así que por más que no me diga lo que piensa o lo que siente, igual puedo saberlo con solo mirarlo. —explicaba con una expresión seria en su rostro—. Y se que está enamorado de ti, se que nunca antes había experimentado algo así con ninguna otra chica, y se que si te decides por él será el hombre más protector y romántico del mundo. —Sus palabras comenzaron a colarse en lo profundo de mi corazón.
—¿Y tú qué haces aquí? —Me sentía incómoda hablando sobre esto con él por lo que opté por cambiar drásticamente el rumbo de la conversación.
—¡Vaya forma de cambiar la conversación! —Hyuk se reía muy fuerte, pero me alegraba saber que me entendía, o al menos eso parecía—. Olvidé los cd con las pistas musicales y los videos en donde grabamos las coreografías, y sin ellos no podemos avanzar. —Estiró sus brazos y los colocó sobre la cama apoyando las palmas de las manos sobre el colchón e inclinando ligeramente su cuerpo hacia atrás.
—¿Y tenías que asustarme en el camino? —Lo fulminé con la mirada y arrogándole con la almhoda.
—En realidad quise pasar a saludarte pero me llamó la atención la música y vine para saber quiénes eran y me encontré contigo bailando, no me imaginé que supieras bailar tan bien. —Sonrió ampliamente.
—La verdad es que el canto no se me da muy bien, de hecho soy fatal, y con el baile es más o menos lo mismo, solo que practico todos los días las coreografías que me gustan hasta que me salen. —Estaba orgullosa de mi y mis logros.
—¡Genial! Se me acaba de ocurrir una idea para esta noche. —Ya me daba miedo saber qué es lo que estaba tramando—. Pero podrías decirme ¿qué es todo este desorden? —miró alrededor del cuarto en dirección de la pila de ropa amontonada por todas partes.
—Estoy organizando mi armario ya que las chicas me hicieron comprar mucha ropa por el tema de las entrevistas y el concierto por lo que tengo que organizar todo. —expliqué mientras señalaba todo lo que estaba en el piso.
—Mejor me voy, no soy bueno en eso de ordenar y temo que si me quedo me obligues a ayudarte. —De repente se puso de pie y caminó apresurado hacia la puerta.
—¿A dónde vas? —Me puse de pie y lentamente me dirigía hacia él.
—Creo que los chicos me llaman. —dijo antes de correr—. ¡Nos vemos más tarde! —Fue lo último que gritó antes de marcharse con las cosas que había venido a buscar.
Entre risas y negando con mi cabeza por lo divertido que era estar con él volví a mi tarea de ordenar.
Jamás pensé que demoraría tanto en ordenar, convengamos que no pensé que tendría tanta ropa sin contar la nueva que había comprado con las chicas, de seguro que el plan de ellas era dejarme en banca rota.
Cuando terminé de ordenar todo hice una nota mental de que tenía que hacer otro ropero, ya no entraba nada más.
Luego de colgar la ropa lavada para que se secara puse a lavar las cortinas y cuando terminé de tender la cama me dirigí hasta la cocina por algo para merendar.
A penas me senté me bajó el sueño de golpe, y es que me había levantado temprano y no había parado en todo el día. Como ya había terminado con la limpieza me fui a recostar un rato hasta que llegaran los chicos, total de acá hasta que ellos se bañaran y arreglaran yo tranquilamente lo podía hacer al mismo tiempo.
Cambié la música en mi reproductor por una más lenta, ahora iba por los ost de los dramas que más me habían gustado, en cuanto la primera canción empezó a reproducirse y puse la cabeza en la almohada, Morfeo ya me estaba esperando y no me negué a ir en su compañía.
Estaba soñando que alguien me abrazaba y acariciaba mi rostro con delicadeza, era una sensación agradable y reconfortante por lo que me aferraba más al torso de aquella personas desconocida porque no podía ver su cara pero algo me decía que no era tan desconocida como yo pensaba.
Las caricias seguían y tarareaba una canción de cuna que me hizo acordar a cuando era pequeña y mi mamá me cantaba para que pudiera dormir. Me removí sobre su pecho y el perfume que llevaba puesto me recordó mucho al que sabe usar Teuk. Al pensar su nombre el timbre de su voz se hizo claro y su rostro apareció completando el cuerpo de la persona con la que estaba soñando.
Por instinto abrí los ojos y no me sorprendió encontrarlo abrazándome y acariciando mi cabello con devoción.
—¿Te desperté? —susurró sin dejar de acariciar mi cabello mientras me acunaba en sus brazos.
—No. —Negué moviendo mi cabeza, no me había dado cuenta de que estando a su lado sentía mucha paz, podía entender por qué los chicos le decían "omma pato"—. ¿Qué haces aquí? ¿No se van a dar cuenta los demás? —pregunté incliclinando mi cabeza un poco hacia atrás para poder mirarlo a los ojos.
—Vine un rato antes, tenía que traer los atuendos que el mánager me dio para la entrevista de esta noche, ya que ninguno quiere cambiarse allá. —Teuk ahora acariciaba mi rostro delicadamente.
—¡Ah! Y no es que me moleste, en lo absoluto pero ¿qué haces aquí? —Él me observó con una sonrisa haciendo que me perdiera por completo en su hoyuelo.
—Cuando entré me llamó la atención que la puerta estuviera sin llaves, supuse que estabas en casa. Otro indicio de que estabas en casa era la música claramente, y que todo estaba limpio. —Sonrió divertido—. Vine a decirte que estaba en casa pero al entrar te vi durmiendo tranquilamente y no me pude resistir por lo que terminé acariciando tu cabello tratando de no despertarte pero me sorprendí cuando te aferraste a mi. —Con cuidado besó mi frente. Leeteuk me trataba como si fuera lo más preciado en este mundo y no estaba segura si merecía ese trato especial.
—Solo no te apartes, déjame estar así unos minutos más. —Quería aferrarme a él y así lo hice, y sin darme cuenta comencé a llorar.
—¿Por qué lloras? —preguntó tratando de mantenerse calmado mientras sostenía mis mejillas secando cada lágrima que derramaba.
—Es solo que me molesta no poder definir mis sentimientos, siento que no es justo para ustedes y no me gusta ser así pero no puedo evitar sentirme confundida y atrapada en sus emociones. —Sorbía mi nariz y volvía a esconder mi cara en su pecho, era egoísta y lo sabía pero necesitaba sentir su calor.
—Puedes llorar todo lo que quieras y ser todo lo egoísta que quieras, nosotros te entendemos y sabemos que debe doler, por eso nadie te presiona. —Sostuvo mi mentón con calma y depositó en mis labios un suave beso, luego otro en mi frente y otro en mi nariz haciendo que me diera cosquillas y comenzara a reír—. Ahora que te sientes un poco mejor comienza a levantarte que los chicos no deben tardar en llegar.
A pesar de que no quería separarme de él y seguir así de abrazados como estábamos, tenía razón, era mejor que comenzara a prepararme para la entrevista.
Teuk antes de partir me rodeó con sus brazos haciendo que me colgara de su cuello en lo que él me sostenía de la cintura con firmeza, sentía que volaba a su lado.
—Te amo y no hay necesidad de que te obligues a corresponder mis sentimientos, por el momento con esto me conformo. —Me besó nuevamente y se marchó.
Y como siempre yo quedé con el culo al norte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro