Capítulo LXIII
Solo dormí un rato pero fue lo suficiente como para descansar, la situación con Elian esta mañana, más la llegada de Zoran me habían dejado mentalmente devastada.
Cuando la alarma sonó ya me encontraba sentada en mi cama pensando en qué me pondría. Primero lo primero, así que fui por una ducha que me refrescara y luego busqué en el armario.
Como andaríamos en auto opté por un vestido corto negro. Tenía mangas cortas, casi hasta los codos y tenía unos detalles ragados sobre el muslo izquierdo y justo en la parte delantera del hombro también izquierdo. Me calcé mis zapatillas negras y con el pelo suelto salí de la habitación.
—¿Y Heechul? —pregunté a Yesung que justo se encontraba frente al refrigerador buscando algo para beber.
—Debe estar en el cuarto escondiéndose. —dijo sin apartar la vista de mis piernas.
—Gracias iré a buscarlo. —Iba a dar la media vuelta pero Yesung me detuvo sosteniendo mi mano con mucho cuidado.
—Espera un segundo. —Tenía una mirada súmamente intensa.
—¿Qué pasa? —pregunté sorprendida ante la intensidad en sus ojos.
—¿Estas segura de que no hay nada entre tu y el tipo de esta mañana? —Los celos de Yesung eran completamente genuinos pero infundados.
—¿Te refieres a Zoran? —Él asintió lentamente sin soltar mi mano—. Lo conozco desde pequeña y nunca me he sentido atraída por él en lo más mínimo. —dije con confianza esperando que pudiera creerme porque era la verdad, yo solo veía a Zoran como si fuera un hermano.
—¿Puedes asegurar de que él piensa o siente lo mismo que tu? —La verdad es que nunca se me había cruzado esa pregunta por la cabeza, Zoran nos trataba igual a mi y a Lena por lo que nunca se me ocurrió pensar que podía sentir algo por mi más allá de una amistad.
—No creo que tengas porqué preocuparte. —Me acerqué instintivamente hacia él, lo tomé del rostro siendo muy delicada y le di un corto beso. Ya tenía suficiente con Donghae y Leeteuk, pero había algo en Yesung que hacía que quisiera estar a su lado y protegerlo.
—No confío en ese sujeto. —habló mientras todavía estábamos muy cerca el uno del otro.
—Deja de ser tan celoso que no soy de nadie. —dije bromeando mientras aumentaba la distancia entre nosotros.
—Eso es algo que me molesta aún más. —La intensidad volvió a sus ojos, creo que la única vez en la que se podía ver esa intensidad era cuando practicaba su canto o se hallaba sobre el escenario—. Quiero que sea... —La puerta de entrada se abrió interrumpiendo las palabras de Yeye.
—Aysel el auto ya está listo. —Siwon entró divertido ante la situación, ya que no pasó desapercibido que Yesung aún sostenía mi mano—. ¿Interrumpo algo? —Se que estaba celoso, lo notaba en el tono de su voz.
—Para nada. —comenté alegremente —. Voy por Hee. —Y me fui dejando a esos dos solos, ellos sabrán cómo arreglar sus diferencias.
Caminé hasta el cuarto de los chicos que estaba completamente a oscuras. Encendí la luz y caminé hasta la cama en donde Hee se encontraba totalmente cubierto.
—Te estoy viendo, se que estas aquí. —dije al tiempo que sacaba las sábanas y dejaba al descubierto a un Heechul en posición fetal con los ojos cerrados.
—¿De verdad tengo que ir yo? —Se quejaba abriendo los ojos e incorporándose en la cama—. No me malinterpretes, no es que no quiera pasar tiempo contigo, muero por hacerlo, pero no caminando. —lloriqueó.
—Si... Tú fuiste el que insistió en que tenía miedo así que ahora te voy a demostrar que no. —Lo tomé de la mano entrelazando nuestros dedos a lo que él respondió sujetando el agarre, y lo arrastré hacia el auto.
Nos subimos ante la atenta mirada de los seis que le dedicaban una mirada burlesca a Heechul que los observaba suplicando para que alguien tomara su lugar, y estoy segura de que varios lo hubieran hecho de no ser que los amenacé con irme de la casa nuevamente para que no cedieran ante su pedido.
—Ya deja de llorar, solo vamos a ir a una sola tienda. —Al escuchar mis palabras me observó sorprendido.
—¿No me estas mintiendo? ¿Estas jugando con mi pobre corazón? —No pude evitar reír ante su comentario y es que él todo lo exageraba.
—Solo compro ropa en una sola tienda, es mi preferida y no solo por lo accesible de sus precios sino también por la gran variedad de prendas que manejan. —expliqué mientras colocaba el auto ya en la ruta sobre el asfalto.
—¿Y entonces por qué me dijiste que íbamos a caminar mucho? —Heechul no entendía nada.
—Siempre te quejaste de que nunca pasaba tiempo contigo, bueno hoy es el día. —Le dediqué una sonrisa y volví la mirada al frente.
Hee no volvió a hablar, no se si estaba demasiado emocionado o estaba asustado porque no se lo esperaba, la cuestión fue que no dijo ni una palabra hasta que estacioné el auto, el resto del camino se dedicó a mirar su teléfono.
—¡Llegamos! —grité para que me prestara atención, como respuesta Hee saltó en su lugar del susto.
—No era necesario que me asustaras de esa forma. —dijo colocando su mano en el lugar de su corazón eso hizo que soltara una carcajada—. ¿Y ahora de qué te ríes? —Me miraba completamente confundido.
—De nada. —Le resté importancia—. Bajemos y veamos qué tienen que cumpla con tus requisitos. —Sonreí y bajé del auto.
El local era muy sencillo a simple vista, solo contaba con dos vidrieras en el frente decoradas de acuerdo a la estación en la que nos encontrábamos, pero por dentro era completamente distinto. El piso era de un mosaico negro con patrones en blanco, las paredes estaban pintadas de blanco con algunos cuadros de modelos luciendo las prendas que se vendían allí, y podías observar las secciones de ropa divididas por colores y por estilo. Lo bueno del lugar era que solo había prendas de mujeres, así que Hee no podría distraerse con ropa para él.
—Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarlos? —Una de las vendedoras se acercó hasta Heechul.
—Lo siento no hablo español. —Se dirigió hasta la vendedora hablando en coreano.
—Me disculpo, no sabía que su novio no hablara español. —Ahora se disculpaba frente a mi.
—No hay problema, aunque él no es mi novio. —corregí su error sin tratar de sonar grosera.
—Nuevamente me disculpo, ¿En qué puedo ayudarla? —La mujer estaba muy avergonzada y a mi solo me causaba gracia la situación.
—Estoy buscando algo de ropa que no sea tan formal pero tampoco demasiado informal, que no muestre las piernas ni el escote ¿me explico? —pregunté suplicando que entendiera lo que estaba queriendo decir y es que los chicos habían sido demasiado exigentes, al parecer querían que fuera envuelta en una túnica.
—Puede buscar en esta sección —señaló una sección que se encontraba en el medio de lo formal y lo informal—. ¿Tiene algo en mente? —Volteó a verme.
—No, él me ayudará a elegir algo y en cuanto esté lista se lo haré saber. —Luego de eso se marchó con una sonrisa en su rostro.
—¿Qué dijo? —Hee por fin hablaba, hasta el momento se había mantenido al margen otra vez con la vista fija en su teléfono.
—Nada, solo pensó que eras mi novio. —expliqué para ver cuál sería su reacción.
—No se diga más... —Y tomándome de la cintura me acercó más a su cuerpo—. Si pensó que era tu novio, al menos hasta que nos vayamos seré tu novio. —Sonrió con picardía.
Después de eso Heechul no dejó de llamarme "cariño" y de decir "te amo" en español cada vez que me probaba alguna prenda haciendo que las vendedoras hicieran un escándalo, y eso le gustaba, a él le fascinaba ser el centro de atención.
Después de casi dos horas sacando y poniéndome ropa al fin encontré algo que me gustaba, cumplía con sus pedidos y yo no perdía mi esencia con ello.
Se trataba de un pantalón entallado de vestir marrón claro junto con una solera verde lima sin mangas a juego con los zapatos de taco alto y un saco ligero de color negro por fuera y del mismo color que el pantalón por dentro.
Pensé que Hee se aburriría pero al tercer conjunto comenzó a elegir él también sin contar que se los medía dando todo un espectáculo.
—¿Ahora hacia dónde? —preguntó divertido.
—Iremos por un helado y luego hacia alguna plaza que no esté tan poblada, no trajiste tu protector por lo que no quiero correr el riesgo de que alguien te reconozca. —En cuanto dije eso me tomó de la mano y comenzó a caminar hacia el frente.
Caminamos sin rumbo fijo hasta que dimos con una heladería que estaba vacía por lo que pedí rápidamente y nos sentamos en ella a comer tranquilos y frescos con el aire acondicionado.
—Tienes helado en la cara. —dije entre rizas al ver la punta de la nariz de Hee cubierta de helado de chocolate.
—¿Dónde? —preguntaba mientras tomaba una servilleta para limpiarse.
—Dame eso, yo lo haré. —Tomé las servilletas para limpiarlo—. Me temo que si te dejo hacerlo solo lo empeorarás. —Extendí mi brazo y limpié su nariz.
—No tienes que llegar tan lejos para hacerlo. —Sus palabras me confundieron.
—¿Perdón? —No estaba entendiendo lo que quería decir.
—Si solo quieres, puedes besarme, no hay nadie mirando. —Y tras decir eso cerró sus ojos esperando que en verdad lo besara.
—No quiero besarte. —dije en tono bajo.
—Pensé que te gustaba. —Hee abrió los ojos y como si nada siguió comiendo su helado.
—No es que no me parezcas lindo o interesante... —Alargaba la conversación porque no sabía como lo tomaría.
—¿Es por que te gusta alguno de los otros? —Me sorprendió que se diera cuenta.
—Si. —afirmé metiendo una cucharada de helado a mi boca lentamente.
—¿Me dirás quien? —preguntaba con sinceridad y curiosidad.
—Cuando sea el momento te lo diré, por ahora necesito aclarar mis pensamientos. —Y no mentí, pero no estaba preparada para decirle sobre ellos ya que si les decía sus nombres estaba segura de que no los dejaría en paz.
—De acuerdo. —dijo indiferente—. Estoy seguro que los que tienen altas probabilidades son Nemo, Teuk y Yesung. —Traté que mi sorpresa no fuera demasiado evidente.
—¿Por qué piensas eso? —La curiosidad me estaba matando.
—Porque los tres son los más tiernos del grupo, pero a su vez tienen encantos inesperadamente masculinos. Los demás somos demasiados obvios, por decirlo de alguna manera. —A veces sorprendía lo serio que podía ser.
Luego de la declaración de Heechul traté de cambiar el rumbo de la conversación y continuamos paseando lo que quedaba de la tarde por zonas al aire libre en las que no estuviera demasiado lleno de personas.
No pensaba pasar una tarde tan agradable con él, sin contar que me saqué un peso de encima al contarle de mis sentimientos. Uno menos, ahora solo faltaban los demás, pero por ahora me enfocaría en las entrevistas, no dejaría que nadie arruine algo que tanto había soñado con hacer.
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