Capítulo LV
Mila parecía no haberse dado cuenta de a quién le había dado a la niña, ella solo siguió avanzando hasta mi sin mirar a nadie más.
—¿Mila puedes tranquilizarte? —Trataba de calmarla mientras miraba a los chicos que se veían igual de sorprendido que yo.
—¿Cómo quieres que me tranquilice después de lo...? —Sus palabras dejaron de salir y por un momento se quedó estática hasta que volvió sus pasos hacia atrás y se detuvo justo en donde Donghae estaba con Alai—. ¿Por eso estabas ocupada? —Ella sin reparo y sin dejar su enojo señaló a Hae que sonreía abiertamente a las caricias que mi pequeña le hacía.
—No podía decírtelo en ese momento. —admití.
—¿Me estas diciendo que prefieres una amistad de años por ellos? —En los años que llevaba como su amiga jamás la había visto de esa forma, a punto de perder los estribos.
—Ella pasó un límite y lo sabes. —No podía olvidar lo que Lena había hecho —. Y no, no los prefiero a ellos antes que a una amistad, pero al parecer Lena puso otras cosas adelante de nuestra amistad. —concluí dolida.
—¿Está todo bien? —Teuk se acercó hasta mi preocupado, aunque no entendieran lo que estábamos hablando ellos podían leer perfectamente el ambiente tenso entre nosotras.
—No es nada. —Traté de restarle importancia para que ellos no se preocuparan.
—¿Qué está diciendo? —Mila no le sacaba los ojos de encima y por alguna razón me molestó, pero ni loca se lo diría, ya bastante tenía con perder a una amiga como para perder a otra.
—Que ellos se van a encargar de la comida, así que tu y mi pequeño repollo se pueden quedar a comer mientras nosotras hablamos en la habitación. —mentí, pero era lo mejor en ese momento.
—Leeteuk, te encargas de la comida voy a hablar con ella. —Me dirigí a él que me devolvía una mirada confusa—. Estoy bien, solo vamos a hablar. —dije dándome cuenta de que nadie se había movido de su lugar y observaban con preocupación.
Los chicos no sabían qué esperar pero trataron de entender la situación y darnos espacio. Antes de cerrar la puerta de mi pieza pude ver cómo todos corrieron a saludar a mi pequeño repollo, se ve que la habían extrañado mucho y estoy segura de que ella también.
—¿Ahora si podemos hablar? —Mila preguntó irónicamente sentándose sobre la esquina de mi cama al paso que yo me acomodaba en la silla que usaba frente al tocador para maquillarme.
—Si. —Suspiré pesadamente.
—¿Estas bien con tirar tantos años de amistad a la basura solo por un chico? —Ella fue directamente al grano.
—¿Por qué solo estas cuestionando mis acciones y no las de ella? —Cualquiera en su sano juicio pensaría que había tomado partido por Lena.
—Ya he hablado con ella, sin embargo, tu actitud es la que más me preocupa. —Me dedicó una mirada de lástima y no me estaba gustando hacia donde se estaba dirigiendo esto—. ¿De verdad son ellos tan importantes para ti? —Esa pregunta en verdad dolió.
—¿Tú que crees? —Le devolví la pregunta.
—Que estas arriesgando todo sin garantía alguna. Escucha Aysel... —El tono de su voz se volvió más suave—, ellos también son responsable de que te lastimaran de esa forma aquella vez y aunque no tengan la intención de hacerlo aquello podría volver a suceder. ¿Estas segura de que podrías aguantarlo no una sino dos o tres veces más? —Nadie negaba la verdad que había en sus palabras pero eso era una decisión que solo a mi me correspondía tomar.
—Lena pasó un límite. Puedo entender que ella quisiera que me olvidara de los chicos y que vio la oportunidad cuando conoció a Elian —admití apretando mis puños que se hallaban sobre mi regazo—, incluso pude aceptar que me arreglara una cita con él, pero lo que no puedo tolerar ni dejar pasar es que compartiera mi vida privada con un extraño. Si tan guapo le parecía, ella podría haber salido con él y no arrastrarme a mi en sus caprichos. —Estaba segura de que Mila no comprendería mis motivos.
—Puedo entender que ella traicionó tu confianza, y de hecho yo tampoco estoy muy de acuerdo con que ella revelara cosas privadas de tu vida pero tus acciones fueron algo extremistas ¿no te parece? —Su expresión se había suavizado, ahora había vuelto a ser la Mila dulce y cariñosa que conocía.
—Ustedes piensan que no pienso en lo que pasará si me enamoro completamente de alguno de ellos, que no se que podría ocurrir lo mismo si me quedo a su lado. Incluso esas ideas no abandonan mi cabeza cada noche desde que llegaron a casa. —Miraba fijamente a mi amiga, no quería que no notara la resolución y la sinceridad en mis palabras—. Incluso puse reglas para ellos y para mi, serían nuevas reglas que seguir, igualmente me puse la firme regla de no enamorarme de ellos sabiendo lo que podría pasar y ¿piensas que dio resultado? No, ¿y sabes por qué? Porque no soy de piedra como todos piensan y eso me ha frustrado toda mi vida. —admití al borde de las lágrimas.
—Nadie piensa que seas de piedra y con Lena sabemos la clase de corazón cálido que posees, hasta lo ingenua que puedes ser y es por eso que nos preocupamos por ti, quizás en exceso y al menos en mi caso, puedes culpar a mi instinto materno. Se lo que se siente enamorarse, darlo todo y que te dejen. —Podía notar como ella también estaba al borde de las lágrimas.
—Solo necesito tiempo para procesar lo de Lena. —Y es que era obvio que no lo decía enserio, solo era cuestión de que mi orgullo estaba en juego y mis sentimientos aún se encontraban heridos. Mila no dudó en correr hasta mis brazos y envolverme en ese cálido abrazo de mamá oso que tanto la caracterizaba.
—Sabes lo asustada que estaba de perderlas a ambas. —Ahora comenzaba a llorar, podía sentir las gotas frías caer sobre mis hombros descubiertos—. Pensé que Alai se quedaría sin tías. —Ella seguía llorando.
—Aunque nos separáramos con Lena tu nunca dejarías de ser nuestra amiga, y mi pequeño repollo siempre tendría a sus tías de igual forma. —Ahora lloraba junto a ella, era una mala combinación juntar a la emocional con la sentimental.
—¡Bueno, basta de llorar! —Se separó y mientras volvía a su sitio secaba sus lágrimas con sus manos desnudas—. ¿Me dirás cómo fue que volvieron a vivir aquí? —Así que estaba intrigada después de todo, me limité a sonreír.
—Su mánager vino a pedir socorro esta mañana, estaba muy preocupado porque las cosas se habían salido de control. —El terror se dibujó en la cara de mi amiga—.¡No es lo que estas pensando! Aunque en verdad no se lo que estas pensando, en realidad no era nada peligro a la manera extremista que puedas llegar a imaginar. —Tratando de explicar sin revelar demasiados detalles ya que eran sus vidas, me estaba enroscando en mis propias palabras.
—En otras palabras no pudiste seder a tu deseo ferviente de ayudar y fuiste hasta allí. —Sonrió ampliamente, ella sabía que si alguien acudía a mi por ayuda no podía negársela.
—Básicamente eso fue lo que ocurrió, sin decir, que en verdad los extrañaba mucho. —admití tímidamente.
En el momento en que Mila iba a exigir los detalles de la historia que incluía la reacción de ellos al verme, Shindong nos avisó que la comida ya estaba servida, estaba tan inmersa en la conversación que no había sentido el sonido del timbre.
—¡Ato ahí! —Le grité a Mila que se preparaba para ir a buscar a su hija.
—¿Qué sucede ahora? —Estaba sorprendida por mi reacción.
—Recién me doy cuenta de esto: ¿quién está en el Café? —Hasta ahora lo había notado.
—Nadie. Hoy no abrí. Lena me envió un mensaje temprano diciendo que no se iba a presentar y estaba más que claro que yo sola no podría con todo por lo que lo estoy tomando como mi día de franco. —Ella, como si fuera lo más natural del mundo caminó fuera de mi cuarto hasta donde Alai se reía de las caras graciosa que Masi le estaba haciendo—. Así que si me disculpas, iré a pasar el tiempo con mi preciosa hija, otro día aceptaré tu invitación para poder conocerlos mejor. —Y tomando a la pequeña en sus brazos, saludó agitando su mano en forma de saludo y se marchó.
—¿Y eso qué fue? —Heechul preguntó sin entender lo que acababa de ocurrir.
—Ni yo lo se. —Reí ante la actitud bipolar que mi amiga había mostrado por primera vez en años.
Luego de que Mila se marchara nos dedicamos a comer, el hambre me estaba matando.
Los chicos dijeron que se encargarían de la limpieza de todo, como llevaban días sin hacer nada estaban algo activos, yo aproveché la situación y me fui a recostar, me había levantado temprano gracias al mánager.
Caí rendida a los brazos de Morfeo, todo el día había estado con los sentimientos a flor de piel haciendo que me agotara mentalmente.
Me acosté en mi cuarto porque los chicos harían mucho ruido limpiando, ya en la noche volvería a acostarme en el comedor, no sería comida por los mosquitos.
Pensé que había dormido solo unos cuantos minutos cuando mi sueño fue interrumpido por el timbre, pensé que alguno iría pero nadie fue. Miré la hora en mi nuevo celular y me asombró ver que eran las nueve de la noche, había dormido más de lo que parecía.
Me encaminé hasta la puerta refregándome los ojos y al abrirla mis ojos no daban crédito a lo que estaba viendo: Elian se encontraba de pie en la puerta de mi casa.
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