
Capítulo L
—¿Qué quieres almorzar? —Elian preguntaba mientras manejaba su coche, yo había insistido en ir en mi bebé pero él se negó diciendo que como él me había invitado él sería quien manejara el vehículo, y es por eso que estamos en esta ridícula situación.
—Donde sea está bien, no tengo mucha hambre. —Y en ese momento el rugir de mi estómago me delató.
—Claro, al menos si vas a mentir pónte de acuerdo con tu estómago. —dijo todo divertido, estúpido hambre.
Siguió manejando en silencio, ninguno de los dos hablaba y estaba súmamente agradecida por eso. Por fin se detuvo en un pequeño puesto de comida rápida que al parecer no era muy concurrido.
—Espero que este lugar este bien para ti. —habló con una sonrisa en su rostro mientras abría la puerta del conductor para que bajara.
—Por mi esta bien. —Volví a repetir, de verdad que lo único que quería es que todo esto terminara para estar de nuevo en el trabajo.
El lugar era realmente acogedor, habían unas cuantas mesas dispuestas alrededor del lugar en forma de círculo, las paredes de color verde tenían colgados algunos cuadros de paisajes, y en la pared que estaba frente al mostrador se hallaba dispuesto un televisor amurado que en ese momento transmitía las noticias.
Elian se dirigió a realizar el pedido, como yo había repetido reiteradas veces que comería cualquier cosa supongo que él se encargaría del menú.
—No me interesa conocerte en un plano sentimental, solo estoy aquí porque Lena insistió y no me dejó negarme. —dije en cuanto llegó con mi rostro serio.
—¡Vaya no pensé que fueras tan directa! —Elian misteriosamente sonrió divertido—. No importa, me gusta tu brutal sinceridad. —Terminó por admitir, lo que hizo que me dieran unas terribles ganas de matarlo, en algún punto su egocentrismo me recordaba a Heechul y quizás por eso me irritaba.
—¿Qué es lo qué en verdad buscas? A penas cruzamos dos palabras aquél día. —admití resignada.
—¿Y es necesario más de dos palabras para saber que te sientes atraído por alguien? —Debía admitir que tenía un punto—. Ves, no puedes negarlo. —contestó al ver que no decía nada para contradecirlo—. A decir verdad aquél día sabía que no eras periodista. —confesó sin borrar su sonrisa.
—¿Y si lo sabías por qué tomarse el trabajo de hablarme? —No podía entender su lógica, en ese momento la mesera llegó con dos lomos y dos bandejas de papas fritas junto con una botella de cocacola, menos mal que no había pedido hamburguesa o pizza porque no me gustaban mucho.
—Fue lo único que se me ocurrió para poder acercarme y hablarte. —admitió indicándome con su mano que empezara a comer por lo que le di el primer mordisco a mi comida—. Me sorprendió durante la entrevista cómo era tu relación con los siete y pude intuir que había algo más que una simple amistad, que después el que me amenazó me lo dejó muy claro. —Terminó por decir.
—¿Que Yesung hizo qué? —Casi muero atragantada con una papa.
—¿Cómo puede ser que entiendas y hables a la perfección coreano y no hayas entendido ni media palabra de lo que me dijo en inglés? —Por la expresión en su cara y el brillo en sus ojos podía adivinar que se estaba divirtiendo a costa mía.
—Simple: odio el inglés. —afirmé con total naturalidad para luego dar otra mordida a mi lomo que debo decir estaba exquisito, definitivamente tenía que comer esto con los chicos, ¿cómo no se me había ocurrido comprarles ésto? Al darme cuenta de la idiotez que estaba pensando mi estado de ánimo decayó.
—¿Qué fue lo que pasó después de que te fuiste con ellos? ¿Por qué se suspendieron las entrevistas y el concierto está por ser cancelado? Pero sobre todo ¿qué pasó para que tengas esa cara repleta de tristeza? —preguntó con un tono de voz más bajo y hasta más cálido.
—¡¿Qué el concierto está por ser cancelado?! —Esperaba haber escuchado mal, ellos eran profesionales de 14 años de trayectoria, jamás harían algo así.
—Si ¿no te lo contaron? —Claro que no, porque después de mi pendejo enojo se fueron a la mierda de mi casa y ninguno a intentado contactarse conmigo, claramente lo pensé, nadie debería enterarse de que ellos habían estado viviendo conmigo.
—Si pregunto ¿cuál crees que es la respuesta? —No podía dejar de estar a la defensiva con él, no era un mal tipo pero simplemente no podía abrirme con él.
—Me gustas. —confesó de la nada misma como si fuera lo más normal del mundo—. No necesitas decirme nada porque no te estoy preguntando nada tampoco, es solo que el hecho de haberte visto tan elegante y ahora tan sencilla simplemente haces que me vuelva loco, y no solo es tu aspecto sino que tu personalidad avasalladora y a la vez tan retraída hace que quiera conocerte más y hacer que estés conmigo. —Sus ojos no me quitaban ni por un segundo la vista de encima, al parecer hablaba en serio, podía notar que era sincero y que no tenía segundas intenciones en su boca.
—Lo siento, pero creo haber sido clara al principio: no me gustas. —Volví a repetir lo que ya había mencionado con anterioridad—. Es más, creo que solo me estas tomando como un reto, un desafío porque alguien te dijo que no te acercaras a mi. —Terminé por sincerarme mientras comía las papas antes de que se enfriaran.
—¿Estas siendo así de negativa por qué estas enamorada de alguno de ellos? Debes saber que ellos tienen a millones de mujeres a sus pies, y que a todas les deben decir lo mismo o hacerlas sentir especial, no hay garantía para ti. —Cada palabra que salía de su boca era escupida con veneno mientras que yo tomaba todo el aire que mis pulmones podían contener para no matarlo en ese preciso instante y terminar presa.
—La verdad es que no se de donde sacas esas ideas. —Traté de disimular lo mejor que podía el enojo que se estaba apoderando de mi cuerpo en ese instante.
—Tu amiga, la del mostrador me dijo que intentara hacerte olvidar de ellos. —Ahora si Lena había cruzado la línea, ella era mi amiga y entendía que estaba preocupada por mi, pero de ahí a meterse en mi vida sentimental era otra cosa.
—La verdad no se lo que te haya dicho ella —Respiraba cada vez más pesadamente y podía sentir mi sangre hervir de a poco—, pero creo que antes de hablar de alguien que no esta presente deberías haberlo meditado bastante. Segundo si tenías la intención de siquiera tratar de salir conmigo, déjame decirte que no tienes ni la más mínima oportunidad. —Lentamente me fui parando de mi asiento.
—¿Te has enojado por lo que dije de unos cuantos chinos? —Ahora si este se había buscado la muerte.
—¿Acabas de decir "chinos"? —pregunté contando hasta diez interiormente rogando que hubiera escuchado mal.
—De verdad ellos no son tan importantes, son solo otro grupo de artistas que es popular. Cálmate y sigamos comiendo. —Trató de calmarme, pero lamentablemente ya la había embarrado hasta el pecho.
—No me calmo nada. —dije muy segura sin necesidad de levantar la voz, tampoco era que me dedicara al drama, bueno un poco si, pero este no era el caso—. Espero no volver a verte por mi negocio. —dije tomando mis cosas para salir de ahí, quería tenerlo lo más lejos posible.
—¿Eres la dueña? —preguntó asombrado mientras me sostenía del brazo para que no me fuera mientras que yo pensaba ¿en serio va a preguntar eso en este momento? Fue ahí que descubrí que no tenía neuronas.
—Si soy la dueña del Café, por lo que me reservo el derecho de admisión. —Al decir eso moví mi brazo hacia abajo safándome de su agarre ya que lo había agarrado desprevenido—. No quiero volver a ver tu rostro en ningún lado. —Caminé hasta la salida pero fue detenida nuevamente por él.
—Cada vez me gustas más. —Tras decir aquello de manera sorpresiva se acercó a mi lo suficiente como para besarme.
—A mi no, y nunca serás como ellos, te falta hombría. —dije deshaciéndome de su agarre—. ¡Ah! Por cierto no vuelvas a besarme sin mi permiso. —Cualquier persona en su sano juicio le hubiera dado una bofetada, pero como yo no era cualquier persona y menos me encontraba en mi sano juicio, cerré mi puño derecho y lo presioné contra su cara dándole de lleno contra su ojo.
Elian quedó en silencio inclinado sobre sus piernas sosteniendo el lugar en donde lo había golpeado, yo por mi parte caminé hasta el Café: hablaría seriamente con Lena.
—¿Cómo te fue en tu cita? —preguntó alegremente al verme llegar, pero al notar mi cara sus sonrisa se borró.
—Te encargas de cerrar y tienes un mes para buscarte otro trabajo porque estas despedida, que seas mi amiga no te da derecho a andar ventilando con cualquiera mi vida privada. —La miré por unos segundos y luego seguí mi camino hasta recoger mi casco y las llaves de mi moto.
No les di tiempo a responder nada. Sólo quería irme de aquí.
Al llegar a casa cerré todo y me acosté, mañana trataría de conseguir el número del mánager de los chicos, no podía ser cierto que cancelarían el concierto por algo tan insignificativo y manchar su reputación.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro