Capítulo 7. Sufrimientos.
Effie se queda conmigo, ninguna de las dos habla mucho, ella está sumergida haciendo cosas en su agenda y yo solo quiero volver a dormir, pero no quiero dormir hasta que Peeta este de vuelta conmigo.
No pasa mucho tiempo cuando el chico que hace que mi corazón brinque en mi pecho llegue.
–Effie, te agradezco mucho por cuidar de Katniss. –le dice a Effie mi chico del pan, ella se levanta del sofá donde estaba sentada, y se acerca a dar un beso en mi frente y un beso en la mejilla de Peeta y sale de mi habitación.
Peeta, nota que estoy a punto de quedarme dormida. –Cariño, deberías dormir. –me dice quitando un mechón de cabello de mi cara poniéndolo detrás de mi oreja.
–Solo si te acuestas conmigo. –le digo y el asiente.
Yo me acomodo para hacerle un espacio en la cama, me abraza y empieza a tararear la canción del Prado. Pronto me quedo dormida entre sus brazos.
Peeta y yo nos quedamos dormidos en mi cama, hasta que somos despertados por el doctor que me ingreso y una enfermera.
–Sr. Mellark, la cama es para los pacientes. –Dice el doctor sonriendo y estrechando la mano de Peeta, el doctor se dirige después a mí. –Buenos días señorita Everdeen, por fin la veo despierta, soy el doctor Robinson y estoy a cargo de usted. Voy a revisarla con la ayuda de la enfermera Cassey.
–Mucho gusto, dígame ¿qué hago? –Pregunto yo, sentándome en la cama, Peeta ya se levanto de mi cama y está de pie junto a mí.
–Solo permanezca sentada y con los ojos bien abiertos. –Me quedo sentada y el doctor me ilumina en cada ojo con una lamparita que sacó de su bata y mueve mi cabeza en diferentes direcciones, después vuelve a apretar mi cabeza, no puedo evitar soltar un pequeño grito de dolor cuando presiona cerca de mi sien. –¿Dolió mucho? –Pregunta el doctor, Peeta ya está sosteniendo mi mano.
–Un poco, no es mucho. –Respondo yo tranquilamente.
–Bien, ya casi terminamos, solo una cosa más y terminamos, la señorita Cassey va a ponerle algunos cables alrededor de su cabeza, con eso tendré una imagen del interior de su cabeza y veremos si hay alguna hemorragia o inflamación ¿esta bien?
–Bien, adelante.
Me gusta cómo es el doctor, cómo explica y cómo habla, la enfermera empieza a poner cables alrededor de mi cabeza y los sostiene con un especie de chupones chiquitos que succionan mi piel y mi cuero cabelludo, termina de ponerlos y el doctor empieza a presionar botones en un tablero cerca de mi cama y habla, parece que con él mismo pero en voz alta, después le habla a la enfermera para que vea algo y después se dirige a nosotros y pregunta.
–¿Quieren ver el cerebro de la señorita? –Es la pregunta más rara que me han hecho, miro a Peeta confundida por no saber que esperar y el asiente con la cabeza, el doctor suelta una fuerte carcajada y presiona otro botón en el tablero y frente a mi aparece una imagen ¿de mi cerebro?
–Bien, les explico, este es su cerebro señorita Everdeen ¿cómo lo ve? –Me pregunta, no sé qué contestar, no sé como debe estar un cerebro normal, nunca he visto otro, así que no hay como comparar, así que respondo.
–¿Bien? –Sonora carcajada del doctor y agrega.
–Claro que bien, no hay alteración alguna, no está inflamado, ni tiene lesiones aparentes, el detalle está aquí. –Y señala un lugar no en mi cerebro sino fuera de él y continúa con su explicación. –Eso es un coagulo de sangre, es lo que provoca una mayor presión en tu cerebro y por eso es el dolor.
No sé que decir, me quedo observando el punto que señalo el doctor pero no encuentro nada, pero si el dice que eso es, yo no tengo por qué cuestionarlo, mi chico del pan vuelve a hablar por los dos.
–Pero se puede deshacer el coagulo ¿no?
–Por supuesto, le daremos medicamentos anticoagulantes y pasado mañana seguramente podrá irse de alta. –Responde de lo más tranquilo el hombre de ojos verde mar sonriendo de oreja a oreja.
–Excelente, es una buena noticia. –Me dice Peeta besando el dorso de mi mano.
–Bien, nosotros nos retiramos, más tarde regresa Cassey a darle sus medicamentos. –Dice el hombre rubio con ojos como los de Finnick, mientras la enfermera me quita los cables de la cabeza, termina de quitarlos y el doctor y la enfermera se van. Dejándonos a mi novio y a mí solos. El se sienta junto a mi cama y aún tiene mi mano entre las suyas.
–Oye Katniss, ¿de verdad crees que Gale esta siendo utilizado? –lo miro pero me tomo mi tiempo antes de contestarle.
–Gale siempre ha sido una persona orgullosa, terco, como yo. Pero definitivamente hay algo que no acaba de encajar del todo en su modo de actuar de ahora, dejando de lado sus acciones cursis como regalarme flores, él no es así, jamás habría hecho una escena como la de ayer o la de hoy por la mañana. –me sumerjo en mis recuerdos y pensamientos sobre Gale, mi amigo, aquel chico que cuidó de mi familia mientras yo estaba en las Arenas de los Juegos del Hambre. –No sé si solo sean cambios que dejó la guerra en él, como los que dejó en nosotros o si alguien lo está manipulando, pero definitivamente ese no es mi viejo amigo Gale.
Peeta y yo nos quedamos sentados juntos, el rodea mis hombros con su brazo y yo recargo mi cabeza en su hombro. No sé qué piense Peeta de mí, después de hablar así de Gale, tampoco sé qué piensa él de Gale, aunque me dijo que Gale le recuerda un poco a él cuando estaba muy confundido por lo que le hizo Snow, pero no me ha dicho lo que realmente piensa o siente de Gale. Una pequeña e incidiosa voz me dice que le pregunte, mientras otra me dice, que deje las cosas como están.
Estamos así tranquilos, Peeta besando ocasionalmente mi cabeza y yo simplemente me recargo en él, no se cuanto tiempo estamos así, pero somos separados porque mi agenda empieza a sonar, miramos y es Haymitch, contesto.
–¿Qué pasa Haymitch?
–Nada bueno preciosa, eso es seguro. –yo lo miro para que continúe. –Tiene que ver con Gale.
Peeta presiona más fuerte mi mano y yo le devuelvo el apretón para que sepa que estoy lista para lo que sea.
–¿Qué con él, Haymitch? –Responde mi chico rubio con tanta tranquilidad que incluso me trasmite esa tranquilidad a mi.
–Bueno, hizo algunas travesuras después de ir a verte, fue al pabellón psiquiátrico y estuvo con Johanna, no conforme con hablar con ella, la ayudó a salir del hospital.
–¿Entonces anda buscándome? –preguntó yo, y veo que Peeta voltea a verme confundido, pero yo centro mi atención en Haymitch.
-No, no está buscándote, salieron del hospital y vinieron a la Mansión, dejame decirte que le hicieron una buena remodelación a tu habitación, parece que estaban buscando algo, ¿tienes algo que fuese importante para ellos? –trato de pensar, pero no tengo muchas cosas de valor o algo parecido aquí, todos mis pocos recuerdos están en mi casa de la Aldea de los Vencedores en el 12.
–No, no se me ocurre nada por lo que hayan entrado. –le digo a mi mentor, él parece dudoso entre sí decir algo o no. –¿Qué ocurre Haymitch?
–¿Qué tenías guardado en una caja negra de terciopelo en tu mesa de noche junto a tu ventana? –yo hago memoria, no me lleva mucho tiempo, porque ya sé qué es.
–El broche del sinsajo. Ahí lo metí después de la ejecución de Snow, ya no quería verlo y ahí lo guarde. –él parece pensar un poco en eso.
–¿Pará qué querrían llevarse eso? –me pregunta mi mentor, yo niego con la cabeza. –Bueno y hablando de Gale, Plutarch ha estado investigando si nuestro viejo amigo del Distrito 12 estuvo sometido a algún proyecto de lavado de cerebro, parece que Plutarch descubrió que se han puesto en marcha dos proyectos similares a lo que le hicieron a Peeta, bajo estricto secreto y ordenado por nuestra presidenta Alma Coin, lo que aún no sabe Plutarch es hacia quienes están dirigidos estos... –titubea un poco. –llamemoslos proyectos. Pero sigue indagando.
–Haymitch, ¿crees que Coin aún me quiere muerta? –le pregunto, el lo piensa un poco.
–No sé si te quiere muerta, pero de que no le agradas eso es un hecho. –hago una mueca y me enojo de hombros para restarle importancia.
–Eso ya lo sabía desde hace mucho.
–Bueno chicos, ya que saben que Johanna y Gale andan sueltos, necesito que se cuiden, el guardia se quedará todo el tiempo en la entrada, pero ellos son astutos, yo los veo más tarde, iré a comer con Effie, fuera.
Peeta y yo nos miramos uno al otro y después vemos a Haymitch, pero el ya ha terminado la llamada.
–¿Dijo que iría a comer fuera con Effie? –le pregunto a Peeta para confirmar y él está tan sorprendido como yo.
–Sí, eso dijo. ¿Tu crees que ellos...? –mi chico no termina la oración pero sé de qué habla.
–Puede ser, llevan años conviviendo uno con el otro durante las cosechas y los entrenamientos y esas cosas, no me sorprendería. –le digo y Peeta sonríe.
–Si, a mí tampoco me sorprendería, tantas discusiones no pueden ser normales.
Parece ser que me quedé dormida un rato porque cuando abro los ojos mi chico del pan está de nuevo sentado junto a mi cama leyendo un libro muy atento. –lo siento, no debo ser muy buena compañía ahora que me la paso durmiendo. –le digo y el despega su dulce mirada del libro y me mira.
–¿Cómo te sientes? –Me pregunta y yo me siento en la cama y es cuando reacciono que me he de ver horrible, no me he bañado en días, tampoco he cepillado mis dientes y ni hablar de mi cabello, ha de ser un desastre total, así que lo que le digo a Peeta lo hace reír enserio.
–Sucia, me urge un baño. Debo lucir horrible.
–Bien llamaré a la enfermera para que te ayude, a menos que quieras que yo te ayude. –Mis mejillas se ruborizan tanto por lo que acaba de decir Peeta y más por el tono picaresco que utilizó para decirlo, nunca podría describir la vergüenza que sentí y yo no digo nada, pero el responde. –De acuerdo creo que llamaré a la enfermera.
Y lo dice riéndose, como cuando se rió de mi cuando los Vencedores se burlaban de mí en el Desfile del Vasallaje. Y presiona el botón sobre mi cama para llamar a una enfermera, un par de minutos después aparece la enfermera Cassey preguntando con su cantarina voz. –¿Necesitan algo?
Peeta responde por mi, porque yo sigo muda por lo anterior, no sé si estoy apenada o molesta.
–La señorita Everdeen, desea ducharse, ¿podría ayudarle?
–Por supuesto, permítanme tomar ropa limpia para ella y para su cama. –La enfermera se dirige a un mueble en la esquina de la habitación y saca sabanas blancas limpias y almidonadas, después saca una bata blanca como la que ahorita traigo pero limpia y planchada y un juego de ropa interior de algodón blanco, entre Peeta y ella me ayudan a levantarme de la cama y sentarme en la silla de Peeta para que Cassey ponga mis sabanas limpias, termina de tender mi cama y me ayudan a llegar al baño, ahora que estoy en movimiento todo comienza a dar vueltas a mi alrededor menos mal que me están sosteniendo porque sino no podría ni avanzar un metro, por fin llegamos al baño, Peeta sale del baño y me quedo sola con la rubia enfermera me ayuda a quitarme la ropa sucia y me veo en el espejo, despeinada, con algunas ojeras, mi cabello sucio, me veo fatal, Cassey arroja toda la ropa sucia por un ducto, me ayuda a entrar en la ducha y sentarme en una silla para no caerme y programa el ciclo de baño por mí, me deja un rato bajo el flujo del agua de la regadera, que es muy relajante, y después regresa cubierta por un traje de plástico, supongo para no mojarse y me ayuda a pasarme las cosas y a levantarme cuando es necesario, termino la ducha y me ayuda a salir, las dos nos colocamos en la alfombra, mi cuerpo queda seco y el traje de la enfermera igual, me ayuda a ponerme la ropa limpia, me acerca al lavabo para que cepille mis dientes y comienza a hacerme la platica
–Tienes un novio muy guapo Katniss ¿puedo tutearte cierto? –Yo escupo la pasta dentro de mi boca en el lavabo antes de responder
–Si para mí es mejor si me llamas Katniss, si Peeta es muy guapo. –Y termino de cepillar mis dientes, ella mientras toma un cepillo para mi cabello y lo empieza a cepillar, mientras sigue hablando.
–Debió haber sido muy difícil lo que vivieron en los Juegos y en la Guerra ¿verdad?
Enjuago mi boca por última vez y le contestó. –Si, es algo que no le deseo a nadie.
–Entonces si no le deseas eso a nadie ¿Por qué estas ayudando a organizar los Nuevos Juegos? –su pregunta me sorprende y la miro a través del reflejo del espejo.
–¿Por qué la pregunta? ¿Eres capitolina?
–Si, y tengo una hermana menor de 13 años y a decir verdad, tenemos algo de miedo que sea escogida.
–Pues eso es exactamente lo que nosotros sentíamos cada año en la Cosecha. Esa es una finalidad de los Juegos, que ustedes los capitolinos sientan un poco lo que los demás sentimos por años.
Y la enfermera se suelta a llorar y decir: –Nosotros no inventamos los Juegos.
Y empieza a sollozar y llora más intensamente, sé lo que siente ¿acaso no sentía yo eso con Prim? ¿Y si tiene razón? Y ella se cubre la cara con las manos pero su llanto es tan fuerte que Peeta empieza a tocar la puerta.
–¿Katniss estas bien?
–Si, no te preocupes por mí, ya casi salimos. –le contesto a Peeta mientras la enfermera sigue sollozando de pie detrás de mi.
–¿La enfermera está llorando? –pregunta desde el otro lado de la puerta mi chico del pan.
–Si, no te preocupes, ahorita se le pasa.
Cassey empieza a tranquilizarse y se disculpa. –Discúlpame Katniss, no quería romperme así, pero es que en casa tengo que ser fuerte para ella y mis padres.
–Lo sé, lo entiendo, no te preocupes tu hermana solo tendrá dos papeletas, tiene muy pocas posibilidades de ser Tributo.
Sigue tranquilizándose y asiente con la cabeza, termina de llorar y se seca los ojos con papel y suena su nariz. Se comienza a quitar el traje de plástico.
–Katniss, ¿no hay manera de cancelar los Juegos?
–No, no hay manera Cassey, lo siento.
–Está bien, como dices tiene muy pocas posibilidades de ser cosechada, trataré de ser optimista.
–Bien.
–Bien, vamos a llevarte a la cama. –Me ayuda a levantarme del banco y vamos caminando lentamente a la salida, cuando salimos del baño veo a Peeta sentado, nos ve, se levanta enseguida y me lleva cargando el solo hasta mi cama, me acomodo en la cama y Cassey se acerca.
–Voy a empezar a pasar tus nuevos medicamentos, va a arder un poco pero mejorará mucho el vértigo y los mareos ¿de acuerdo?
–De acuerdo. –Respondo mientras la enfermera empieza a preparar los medicamentos, Peeta toma mi mano libre de la intravenosa y la empieza a acariciar y levanta una ceja como esperando un explicación sobre el llanto, yo volteo a ver a la joven rubia de ojos cafés que está muy absorta en lo que hace y después miro a Peeta, creo que entiende que cuando se vaya le platicaré.
La enfermera se acerca a nosotros y toma mi intravenosa y empieza a introducir con una jeringa en mi tubo de suero el medicamento, mis venas empiezan a arder y veo que puedo verlas a través de mi piel, mi otra mano presiona la de Peeta para evitar llorar o gritar, el sostiene fuerte mi mano y no me suelta. Cassey sigue introduciendo el medicamento sin decir nada, por fin termina, retira la jeringa y revisa que el intravenoso este funcionando bien y pregunta: –¿Arde?
–Si, bastante. –Respondo yo aún con mi sangre ardiendo.
–Bien, eso significa que está funcionando ¿necesitan algo más?
–No, estamos bien. –Responde Peeta por los dos porque yo sigo luchando por no gritar por el ardor en mis venas.
–Bien, entonces me retiro, si necesitan algo llámenme. –Dice Cassey haciendo su tan común reverencia y se va.
–¿Duele mucho? –Me pregunta mi chico rubio con cara de preocupación. Yo no soy capaz de responder, así que solo afirmo con la cabeza.
Peeta no pregunta más, solo deja que presione su mano con la mía, mientras la puerta vuelve a abrirse y entra Haymitch haciendo una broma, que en la condición en la que me encuentro no lo tomo a bien.
–Mmm... Vaya hasta que huele a limpio, ya empezaba a recordar mi casa de la Aldea de los Vencedores, sucia y llena de mugre.
Yo tomo mi almohada y se la arrojo con todas las fuerzas que tengo en el momento con mi mano de la intravenosa. Haymitch lo esquiva fácilmente, mientras Peeta habla.
–Le pasaron un nuevo medicamento que hace que su sangre arda, no sé si solo en el brazo o en todo su cuerpo, es para deshacer el coagulo en su cabeza.
–Bien, entonces ¿empiezo o esperamos a que se calme la fiera? –Pregunta mi mentor sentándose en otra silla.
–Creo que mejor esperamos un poco. –Responde el chico de ojos azules, yo sigo apretando su mano, noto que ya está disminuyendo el ardor, nunca creí que el ardor se fuera a extender en todo mi cuerpo, ha sido muy doloroso, pero espero que valga la pena y mañana pueda ser dada de alta, el dolor se ha vuelto soportable, ya puedo hablar sin temor de gritar y puedo dejar de apretar la mano de mi novio, el cual me pregunta.
–¿Mejor? ¿Ya pasó lo peor?
–Si, ya es soportable, disculpa que haya aprisionado tu mano.
–No te preocupes, hay cosas más dolorosas amor. –Y Peeta besa mi mano, Haymitch carraspea la garganta y empieza.
–Bien tortolitos, esto es lo que sabemos hasta ahora, Gale ayudó a Johanna a salir de hospital, no sabemos con qué finalidad hurtaron tu broche del Sindajo, hemos tratado de localizarlos en las cámaras de seguridad del capitolio pero aún hay muchas que no funcionan por los daños sufridos en la guerra, así que no hemos tenido suerte en encontrarlos, es de vital importancia localizarlos porque son peligrosos y más en las condiciones mentales inestables, lo que los vuelve a ustedes aún más vulnerables a un ataque de ellos.
–¿Y no han intentado llamar? –le pregunto a Haymitch me mira confundido y responde
–¿A quién? ¿A Gale?
–No, me refiero a que si Johanna o Gale no han tratado de comunicarse con nadie. –respondo y es cuando se me ocurre lo que Gale quiere y eso explicaría porque fueron a mi habitación era una clara instrucción de que tenía que comunicarme con él –Haymitch, lo que está esperando Gale es que yo lo llame. Todavía tiene su agenda, ¿cierto?
–Supongo que si. –Responde mi mentor. –Pero ¿qué te hace pensar eso?
–Creeme conozco a Gale mejor que nadie. –Digo yo sacando mi agenda y llamo a la agenda de Gale, Peeta se aleja de mi y se sienta en la silla de nuevo, Haymitch me da una mirada de no lo arruines, aunque no estoy segura de qué arruine ahora, espero tan solo un poco cuando la imagen de Gale aparece en mi pantalla .
-¡Hola Catnip! ¿A que debo tu llamada?
-¿Dónde están? ¿Por qué querías que te llamara? –Pregunto yo con un poco de molestia en la voz.
–Solo estamos divirtiendonos, mira Johanna y yo solo necesitábamos ahogar nuestras penas en unas buenas botellas de alcohol, Haymitch sabrá bien de lo que hablamos, no se preocupen, pronto regresaremos y dejaremos que nos hagan sus experimentos mentales sin rechistar. –en eso cambia la imagen de la agenda y aparece la cara de Johanna en ella con una botella sobre sus labios.
–¿Ven lo que ocasionan? –me dice Johanna después de limpiarse los labios con el dorso de su mano. –Tú siempre tienes todo y yo nada, no es justo. Bueno por lo menos ahora tengo a tu buenorro amigo. –y se empieza a reír muy fuerte, se vuelve a ver un movimiento en la imagen y vuelve a aparecer Gale en la imagen.
–Bien Katniss, Johanna y yo solo queríamos divertirnos un poco y tratar de arreglar nuestros corazones rotos, que dudo mucho que a ti y al panadero les interese. Pronto nos vemos, dile a Haymitch que nosotros sabemos llegar sólitos a la mansión, que dejen de andar buscandonos. –da un trago a una botella. –Yo si te quiero Katniss, y no importa el tiempo que tenga que esperar, se que tu también me quieres. –Y Gale termina el video llamada.
Yo miro a Peeta y Haymitch y comienzo a llorar y llorar, hasta que los brazos de mi chico de ojos azules, brazos que me protegen me envuelven y yo me escondo en su pecho mientras sigo llorando, porque he lastimado a mi único amigo, pero es que yo no lo hice al propósito, nunca me imaginé que yo tuviese que escoger entre Peeta y Gale, pero sin duda una y mil veces escogería a este chico que a pesar de que sabe que lloro por otro él me consuela. No merezco a Peeta, eso es verdad pero haré lo posible para enmendar eso.
–Lo siento Peeta. –le digo limpiando mis lágrimas, el me acerca un pañuelo desechable.
–No hay nada por lo que disculparte Katniss, tu no hiciste nada. –yo lo miro a los ojos y aunque se que veo algo de dolor en ellos me abrazo más a él. –Sé que lo quieres y lo importante que es para ti.
–Pero te quiero más a ti. –le digo abrazada a su pecho y escucho una leve risa.
–Lo sé, y yo a ti. –besa mi coronilla y acaricia mi cabello.
–Bueno, yo me siento de más aquí, así que me voy a informar a Plutarch la situación y saldré con Effie.
Peeta y yo miramos a Haynitch. –¿Tu y Effie? –pregunta Peeta y él se encoge de hombros.
–Si, supongo que estamos saliendo como pareja.
–No en un millón de años me imaginé escuchar algo así. –le digo yo sorprendida.
El se ríe y me señala. –Tampoco lo creí de ti preciosa y ahí estás agarrada del chico como mono a un árbol. –y diciendo eso se salió de mi habitación.
Aquí Karly con tres nuevos capítulos, disfrútenlos.
Karly 💙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro