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Capítulo 48. Revolución.


Cuando iniciamos este movimiento nunca creímos que podría llegar a tardar tanto tiempo, ha sido un año lleno de sangre, sudor y polvo, pero sobretodo de muerte y sacrificios.

Entro a la casa de Seguridad, agotada, hemos estado tratando de tomar la armería principal de Coin, pero la maldita siempre va un paso por delante de nosotros, siempre logra adivinar nuestro plan y lo sabotea. Camino directo a la habitación que comparto con mi madre y con mi hija, mi hija que ya tiene un año y que ha empezado a caminar. Entro en la habitación y encuentro a mi mamá persiguiendo a mi hija por la habitación, mi hija voltea y me ve, sus hermosos ojos azules iguales a los de su papá se iluminan al verme y camina hacia mí, estoy sucia, llena de polvo y ceniza pero la necesito, así que me agacho a su altura y la espero con los brazos abiertos, ella se arroja a mis brazos y yo la sostengo y la abrazo, huelo sus hermosos rizos castaños y beso su cabecita. –Supe, lo que pasó, ¿estás bien? –me pregunta mi madre y yo asiento. –Deberías darte un baño para descansar un poco.

–Tienes razón. –dejó de abrazar a Holly y la estabilizó en sus pies de nuevo. –Corre Holly, ve con abuelita, iré al baño. –ella me sonríe enseñándome esos hermosos 4 dientes y beso sus sonrosadas mejillas, ella me obedece y camina de regreso a donde mi madre la espera con los brazos abiertos.

Voy hasta el armario y tomo un cambio de ropa, y entro al baño, me quito el traje de combate y me meto en la ducha donde trato de lavar los recuerdos de los últimos meses. Hemos sufrido muchas bajas, algunas más dolorosas que otras, sin duda un golpe duro fue perder a Gale y Johanna apenas un mes después de haber empezado esta nueva revolución pero la pérdida de Beetee el día de hoy ha sido demasiado dura, me permito llorar debajo del chorro de agua, no pude hacer nada para salvarlo. Me tomo más tiempo bajo el chorro de agua hasta que mis ojos se quedan secos de lágrimas, debo honrar sus memorias y pelear, pelear por una causa en la que los tres creían. Cierro el grifo del agua y tomó la toalla para secarme, me pongo la ropa que había tomado antes y me visto, debo ser fuerte por mi madre y mi hija, así que me enderezo y diciéndome que todo esto es por Holly salgo del baño, tomo el traje del Sinsajo que está sucio y lo meto en una bolsa negra. –Debo mandar a que laven esto, no me tardaré. –le digo a mi mamá y ella asiente, Holly se ha quedado dormida abrazando su conejo.

Salgo de la habitación y camino hacia producción para entregar el traje para que lo laven, cuando entro a Producción encuentro a Effie y Cressida mirando una pantalla y algunos papeles, ambas tienen enormes y humeantes tazas de café sobre la mesa. –Hola. –les digo y Effie se pone de pie y camina hasta mí y me abraza.

–Me alegra que estés de vuelta, ¿Estás bien? –me dice mientras acaricia mi mejilla donde hay un corte superficial que me hice con un pedazo de roca que salió volando después de la explosión que mató a Beetee junto con otros 8 soldados.

–Físicamente sí, solo me lleve este corte como recuerdo del evento, mentalmente lo estaré después de estar algunas horas con Holly. –le contesto sincera, pues Effie es una de las pocas personas en quien confío y puedo decirle cómo realmente me siento.

–Lo de Beetee fue muy duro para todos, Haymitch no lo está llevando nada bien, después de que vimos la grabación fue a acuchillar un árbol, pasó a cerciorarse de que estabas bien y después se encerró en su habitación. –me dice y yo asiento.

–Tal vez más tarde le lleve a Holly para animarlo un poco, sin duda la pérdida de Beetee ha sido un golpe muy duro para todos, pero Haymitch era quien más tiempo tenía conociéndolo. –Effie asiente. –Traje el traje para que se lavé.
Le entrego la bolsa y ella la toma. –Mandaré a qué lo laven para que esté listo para tu siguiente misión.

–Gracias, ¿todo bien con el grupo de Syd? –le pregunto y ella asiente.
–Están por tomar el cuartel del 13, fue el último reporte. Apenas sepamos más te avisaremos, por ahora ve a descansar, disfruta de ese ángel hermoso. –asiento y ella besa mi frente y yo salgo de producción hacia mi habitación.

Cuando entro veo a mi mamá en la mecedora leyendo un libro, Holly aún duerme abrazada a su conejo, así que me recuesto junto a ella y aspiro su suave olor a bebé y me relajo, poco después me quedó dormida.

Soy despertada por unos besos babosos y unas pequeñas manitas que quieren abrir mis párpados. –Holly, deja a mamá descansar. –escucho que la reprende suavemente mi mamá, después escucho la risa de Holly y vuelvo a sentir otro beso baboso en mi mejilla donde está mi nuevo corte.

– ¿Dónde está mi princesa hermosa? –le digo abriendo los ojos y ella está sentada junto a mí sonriendo. Ella se arroja sobre mí y yo la abrazo.

–Intente que te dejara dormir un poco más pero es imposible, cuando está decidida a algo es igual de terca que tú. –me dice mi mamá y yo empiezo a hacerle cosquillas en la barriga a Holly.

–No te preocupes, seguramente he dormido más de lo necesario, ¿qué hora es? Debo ir a una reunión a las 7 de la noche. –la risa de mi hija inunda la habitación y hace que mi corazón se llene de esperanza.

–Tienes tiempo más que de sobra, son las 3, casi es hora de la comida, deberías bajar con nosotras a comer. –me dice mi mamá y yo asiento.

–Sí, me siento descansada, bajaremos a comer juntas las 3, pero antes Holly y yo le haremos una visita rápida al abuelo Haymitch. ¿Quieres ver a abuelito Haymitch, Holly? –mi hija deja de reír y me mira atenta. –Tomaré eso como un sí.

Me siento sobre la cama y me pongo mis zapatos, después tomo a Holly y la pongo sobre el suelo suavemente, tomo una de sus manitas y me pongo de pie, y empezamos a caminar para salir de la habitación. –Dile adiós a abuelita Par. –mi hija sacude su otra manita hacia dónde está mi madre y salimos de la habitación, atravesamos todo el pasillo hasta el otro lado, y llamó a la puerta, sin tener respuesta. –Haymitch soy Katniss y no vengo sola, alguien quiere ver a su abuelito Hay. –apenas termino de decir eso escucho movimientos detrás de la puerta y la puerta es abierta.

–Eso es chantaje. –me dice pero toma en brazos a Holly. Y la eleva sobre su cabeza, yo entro en la habitación detrás de ellos y me siento, Haymitch ya está lanzando por los aires a Holly y ella está riendo, volviendo más intensas sus risas cuando Haymitch la atrapa en sus brazos. – ¿Estás bien?

–Yo te hago la misma pregunta. –le respondo y él voltea a verme después de sujetar a Holly entre sus brazos.

–No te voy a mentir, he estado las últimas horas pensando dónde conseguir una botella de licor, así que no, no estoy bien. –me responde y yo me levanto de mi lugar en la silla y me acerco a ellos.

–Pero vas a estar bien, todos lo estaremos, Beetee creía en esta causa y por su memoria lo lograremos. –le digo y el me pasa un brazo por los hombros y me acerca más a ellos. –Y respondiendo a tu pregunta, no tampoco estoy bien, pero lo estaré, por ella.

Mi hija que no deja sonreír y tratar de meter sus manos por las fosas nasales de Haymitch nos regala un gorgorito y una burbuja de baba que explota en la cara de Haymitch. Los tres nos reímos. –Todo vale la pena para darle el mundo que se merece esta mini preciosa. –yo vuelvo a mi lugar en la silla y dejo que Haymitch interactúe con Holly. –Peeta llegó hace una hora, debe estar tratando de dormir. Y Sydney y Johnson llegarán mañana, lograron tomar el distrito 13, hace un par de horas.

–Esas son buenas noticias, Coin se quedó sin su armamento del 13. –le contesto y miro como Holly trata de morder la nariz de Haymitch. No puedo evitar reír por la escena de mi hija sobre la cara de Haymitch.

–Ya Holly, deja la cara de abuelito en paz. –me levanto y la cargo entre mis brazos. Tomo un pañuelo desechable de la mesa de noche y se lo extiendo a mi ex mentor para que se limpie las babas de mi hija de su cara.

–Deberías llevarle la niña a Peeta, no hay mejor medicina para este golpe que unos besos babosos de la mini Katniss. Y tal vez para él unos besos de la mamá también. —le doy una mirada dura y el levanta las manos a manera de rendición. –Yo nada más decía.

–Pero tienes razón en que le debería llevar a la niña. –acomodo a mí hija en mi costado encajada entre mis costillas y mi cadera y nos dirijamos a la puerta. –Nos vemos en el comedor.

Camino hasta las escaleras y subo a la siguiente planta que es donde está la habitación de Peeta, camino hasta su puerta y llamo una vez, Holly identifica donde estamos así que empieza a inquietarse mientras esperamos a que la puerta sea abierta. –Ya princesa, ahí viene papá, no seas desesperada. –estoy a punto de llamar de nuevo a la puerta cuando se abre dejándonos ver a un Peeta recién duchado y sin playera. –Ay, lamentamos interrumpir, podemos volver más tarde. –le digo tratando de desviar la mirada de él y su pecho desnudo, puedo sentir mi cara arder.

–No, pasen. –Él se aleja de la puerta dejándola abierta y camina hasta el baño mientras Holly y yo entramos a su habitación, dejo a nuestra hija en el suelo y enseguida va detrás de su papá, yo camino hasta la ventana y miro al exterior, puedo ver a algunos soldados caminar entre los árboles vigilando. –Llegué y estaban dormidas, no quise importunarlas.

Dejo de mirar por la ventana y lo miro. –Estaba cansada, no dormí mucho anoche y lo de hoy. –doy un suspiro pesado. –fue demasiado intenso.

–Te entiendo, ha sido mucho en las últimas 24 horas. –Peeta tiene en sus brazos a Holly y está lo llena de besos babosos en la mejilla recién afeitada. Yo no puedo evitar sonreír al ver la tierna escena.

–Quise traerte a Holly para que te reconfortara como lo hizo conmigo y con Haymitch. –le digo y él me sonríe.

– ¿Ya visitaron a Haymitch? –yo afirmó con la cabeza. El dirige su atención a Holly y le habla – ¿Ya pasaste a comerte la nariz de abuelito Haymitch?

Yo me río, porque en definitiva mi hija tiene algo en contra de la nariz de Haymitch. –Oh sí, ahora sí le dejo un buen par de marcas de mordidas en la nariz. –le digo y Holly empieza a reírse.

– ¿Si, princesa? Vas a remodelarle la nariz a abuelito. –ella sonríe y vuelve a dejar besos babosos en la mejilla de su papá. –Mañana regresan Sydney y Johnson.

–Sí, ya Haymitch me había dicho, son buenas noticias que hayan tenido éxito en su misión. –le contesto y se hace un silencio un poco incómodo.

– ¿Y ya has tomado una decisión respecto a lo que te dijo antes de que se fuera? –yo vuelvo a mirar por la ventana. – ¿Katniss?

–No, no tengo una respuesta para ninguno de los dos. –le contesto y lo miro.

–No podemos seguir confundiendo más a la niña. –me dice y yo estoy consciente de eso, pero no es tan fácil.

–Peeta, no es fácil la decisión. Porque cualquiera que sea mi decisión uno de ustedes va a salir lastimado.

–Katniss, yo ya te había dicho antes que si tú lo decides yo puedo renunciar a que me llame papá, puedo ser su tío consentido que la ama y adora, su tío que va a estar ahí siempre para ella, así como su tío Finnick y su tía Annie.

–Pero no se trata de eso Peeta, porque aunque lo dices así, sé que te mueres de ganas de escuchar salir de su boca la palabra papá y que se refiera a ti. Y sobre todo sé que deseas que sea una Mellark en nombre también.

–De acuerdo, tienes razón, lo deseo pero también entiendo que perdí ese derecho al dejarte sola, entiendo que fue él el que estuvo a tu lado todo tu embarazo cuidando de ambas. Que te hizo la promesa de cuidar de Holly y amarla como si fuera su hija, no puedo pedirte que olvides todo eso.

–Lo he estado pensando, créeme que he estado pensando cada posibilidad pero no estoy segura de qué decisión tomar. –me siento sobre la cama y miro mis manos. Él se sienta junto a mí y deja a Holly en el suelo sobre sus pies, mi hija al sentirse libre empieza a caminar alrededor buscando qué agarrar.

–Solo has lo que tú corazón te diga. –me dice y toma una de mis manos entre las suyas y empieza a pasar su dedo índice suavemente sobre las cicatrices que me he hecho en este último año. –Tuve mucho miedo hoy, creí que no llegaría a tiempo para protegerte cuando la bomba estalló, cuando llegue hasta ti y te vi en el suelo me quedé sin aliento hasta que vi que empezaste a toser y vi que estabas con vida fue que volví a respirar.

–Gracias, por cuidar de mí.

–Eso es lo que hacemos, cuidar el uno del otro, tú también me has salvado de muchas cosas, además hoy no hice mucho por cuidar de ti, por poco y te pierdo.

–Lo de hoy no fue tu culpa, te retrasaste por cubrir nuestra retaguardia. –deja de acariciar mis cicatrices de las manos y empieza a acariciar mi nueva cicatriz. –No me duele, es más aparatosa de lo que es.

–Pues sangraba bastante cuando llegue hasta ti. ¿Estás segura que no te duele?

–Ya fue curada por los besos babosos de Holly así que no, no me duele. –los dos reímos y miramos a Holly que está viéndose en el espejo de cuerpo entero que está detrás de la puerta. –Es la mezcla perfecta entre tú y yo. –le digo después de mirar embelesada a mi hija –obviamente tiene el color de mi cabello pero tiene tus rizos, y tiene mi boca, pero los ojos innegablemente son iguales a los tuyos.

–También tiene tu nariz. –me dice Peeta y yo asiento.

–Pero tiene tu carisma. –le complemento.

–Pero es igual de terca que tú. –me contraataca y yo me río, porque tiene razón. –Sin duda, es la mezcla perfecta de los dos, un poco de ti, un poco de mí. –los dos suspiramos. –Ella es perfecta.

Nos quedamos en un silencio cómodo mirando a Holly, cuando vuelvo a sentir el toque de Peeta en mi mejilla. –Solo necesito hacer esto una vez, me disculpare después.

Y siento como toma mi rostro entre sus dos manos, cierro los ojos y siento su aliento en mis labios, y después siento el roce de sus labios con los míos, mis labios responden sin duda y nos dejamos llevar por ese beso que empieza a crecer y crecer. Hasta que nos separamos. –Te amo. –Esperen ¿eso salió de mi boca?

Vuelvo a sentir sus labios sobre los míos y nos volvemos a entregar en ese beso. —Y yo te amo a ti, más de lo que puedes imaginarte.

–Peeta, ¿me prometes que no volverás a irte? –le digo mirando sus ojos.

–Te lo juro, te juro que no me alejaré nunca más de ustedes. Ustedes dos son mi vida, son mi mundo. –él me empieza a llenar de besos todo el rostro.

–Ya no quiero seguir luchando contra lo que me haces sentir. –le digo y es verdad, hoy al ver a Beetee muerto, y ver la cara de preocupación de Peeta cuando reaccioné después de la explosión me di cuenta que estaba desperdiciando tiempo valioso, y no podía seguir negando que Peeta y yo estamos destinados a estar juntos hasta que la muerte nos separe –Te amo, no podemos seguir fingiendo que no es así.

El me besa de lleno en la boca. –Entonces ¿estás diciendo que me darás otra oportunidad?

–Sí, es lo que estoy diciendo. –él vuelve a besarme. –Solo prométeme que no te irás de nuevo.

–Nunca, te juro que nunca más me alejare de ustedes.

–Solo déjame hablar primero con James, mañana cuando lleguen hablaré con él y le diré cuál fue mi decisión.

– ¿Puedo estar presente cuando hables con él?

–Lo mejor será que lo hablemos él y yo solos.

–Pero... –le cubro la boca con mi mano.

– ¿Confías en mí?

–Con los ojos cerrados. –me contesta.

–Entonces confía en que tengo razón. –Él hace un mohín muy parecido a uno que hace Holly, pero asiente. –Ya es hora de la comida, ¿vas con nosotras o quieres descansar?

–Definitivamente la primera opción, vamos a comer.

Nos levantamos de la cama y Peeta toma en brazos a Holly. –Vamos a comer princesa, veamos con qué te consienten las cocineras hoy.

– ¡Katniss! –escucho un grito llamándome afuera, dejo de jugar con Holly sobre la alfombra, ella continúa masticando la oreja de su conejo mientras yo me pongo de pie, estoy terminando de ponerme de pie cuando la puerta es abierta y me siento abrazada por un par de brazos fuertes. – ¿Estás bien?

Yo logro soltarme del agarre de James y pongo unos pasos de distancia entre él y yo. –Si, estoy bien.

–Nos acaban de decir lo que pasó ayer. –me dice mientras me mira fijamente. –No tenía idea de lo que pasaste, sino ayer hubiera tratado de llamar o de volver antes.

–Está bien, ustedes tenían su propia misión. Y lo importante es que no nos pasó nada. –le respondo mientras tomo a Holly en brazos y la llevo a su cuna.

– ¿Estás segura que estás bien? –me pregunta dudoso.

–Sí, solo algo triste por lo de Beetee. –me recargo en la cuna y lo miró. – ¿y tú? Supongo que no ha de haber sido fácil combatir a la gente de tu Distrito.

–Sí, fue bastante duro, con algunos de mis compañeros logré razonar y dejaron de pelear, pero hay algunos que tienen demasiada lealtad a Alma. –cruzo mis brazos sobre mi pecho y lo miro, ¿cómo abordo el tema? ¿Debo esperar? ¿Debo decirle de una vez o esperar a que el saque el tema? – ¿Qué estás pensando? Hasta acá puedo ver cómo tus pensamientos flotan.

–Bien, estaba pensando sobre lo que me dijiste antes de irte. –y allá vamos a esa conversación. El mira hacia Holly que sigue mordiendo la oreja del conejo y hace unos hermosos gruñiditos. –Créeme que lo estuve pensando mucho tiempo, no sólo pensando en mí, sino en Holly también, pero...

–Me fui mucho tiempo, ni siquiera ha volteado a verme desde que llegué, no me reconoce. –me dice con tristeza en la voz, yo no puedo evitar sentirme mal por él, él ama a Holly y ella ni siquiera lo ha visto.

–Yo... –no termino de decir lo que estaba por decir cuando la puerta es abierta.

– ¡¿Dónde están mis hermosas?! –Peeta entra como un huracán a la habitación y apenas lo escucha nuestra hija deja de masticar a su conejo y sonríe a su papá. Creo que Peeta ni siquiera se ha percatado de que James está en la habitación. Toma a la bebé entre sus brazos y es cuando siente la mirada de muerte que le está dando James porque se gira para encararlo. –Ah, hola, Johnson. No sabía que ya habían llegado.

–Ya lo noté. –es lo único que James responde.

–Peeta, ¿por qué no llevas a Holly por un poco de aire? —le digo y él parece que va a decir algo pero se contiene.

—Bueno, iremos a comernos la cara de Haymitch, ¿vamos con abuelito Haymitch, Holly? —la niña sacude las manos y salen de la habitación.

—No tienes que decir nada, ya lo entendí. —me dice James cuando la puerta se cierra.

—Yo... Lo siento. —hago una pausa para tratar de no lastimarlo más. —Nunca fue mi intención lastimarte. —él no dice nada solo mira la cuna de Holly, supongo que recordando los primeros meses, los primeros días de la vida de mi hija donde él formó parte de su vida. —Yo... Me siento terrible por ti.

—No, Katniss. Siempre supimos qué esto pasaría, aquí el único culpable soy yo por creer que podría hacer una familia contigo. —sigue sin mirarme y lo que dice sólo hace que me sienta más miserable qué antes.

—No, James. Todo esto es mi culpa si yo no hubiera propuesto lo de que tu fueras el papá de mi hija no estaríamos en esta situación, esto sólo es culpa mía. Lo siento tanto.

—No, también fue mi culpa por haber aceptado sin pensar bien en las consecuencias de esa decisión. —da un suspiro y me mira. —No pensé y me dejé llevar sólo por la emoción. No es toda la culpa tuya.

Se acerca a mí y se queda de pie frente a mí, yo levanto la mirada para ver su rostro, siento como tan delicadamente pasa su mano por mí nueva cicatriz lo que provoca un leve escalofrío en mí. Lo veo cómo acerca su rostro al mío, sé que no debería pero no volverá a pasar, después de esto sólo seremos colegas, compañeros de equipo. Y Peeta, Holly y yo seremos una familia.

— ¿Vas a detenerme? —Yo cierro los ojos y niego con la cabeza. —Tengo que hacerlo por lo menos una última vez. —siento su aliento más cerca de mí y después sus labios contra los míos, como dijo él, solo será un último beso, un beso de despedida del corto tiempo de paz qué vivimos en el Diez, así que le correspondo el beso, demostrando en ese beso lo agradecida qué estoy con él.
Cuando nos separamos no abro los ojos y él pega su frente con la mía. —Gracias James.

Después de que le diga eso se aleja de mí, y lo siguiente que escucho es el leve ruido de la puerta al cerrarse detrás de su salida. Abro los ojos y me encuentro sola en la habitación. Con una enorme sensación de culpa y vacío. Me envuelvo con mis brazos y me dejo caer sentada sobre la cama sintiendo el peso de todo lo que ocasione con mis malas decisiones.

Vamos saliendo de la última junta donde Paylor expuso ya su último y más arriesgado plan, ahora ya es todo o nada.

—Creo que Paylor va por todo o nada. —les digo a Peeta, Haymitch, Syd y James.

—Es bastante arriesgado pero ya no estamos para más intentos cortos y fallidos. —responde Haymitch. — ¿Y la mini preciosa? Quiero jugar con ella antes de que nos vayamos en la mañana.

—Debe estar afuera paseando con mi mamá. —le contesto y es cuando empieza a sonar la alarma.

Todo se vuelve un caos todos empiezan a correr y escuchamos que alguien grita: — ¡VIOLARON EL PERIMETRO! ¡NOS ENCONTRARON!

— ¡HOLLY! —Es lo primero que grito y salgo corriendo hacia la salida más cercana, escucho que me llaman y corren detrás de mí, las balas empiezan a entrar a través de las ventanas, pero yo solo quiero alcanzar la salida más cercana y encontrar a mi madre y mi hija.

— ¡KATNISS!— alguien me derriba justo en el momento en que parte de la casa se desintegra y somos arrojado por la fuerza de la bomba contra la pared que estaba a mi derecha, siento la fuerza del impacto y como me quedo sin aire y desorientada. Empiezo a toser para recuperar el aire, personas corren de un lado a otro, las balas siguen volando por todos lados.

—Holly, necesito encontrarla. —intento ponerme de pie, pero no hay mucho de donde sujetarme para darme algo de estabilidad, una mano aparece frente a mí y la tomo para ayudarme. La angustia y la desesperación empiezan a apoderarse de mí, ni siquiera tengo un arma para defenderme. —Hay que encontrarla.

— ¡Katniss, necesito que te concentres! ¡MÍRAME! —lo miro y su cara refleja el mismo miedo que me tiene paralizada. —Vamos a encontrarla, pero necesitas dejar de correr sin rumbo. —él me atrae y me besa en la cabeza. — ¡Vamos!

Peeta se agacha y toma un arma qué sujetaba un soldado qué ahora o esta inconsciente o está muerto, camino detrás de él, vamos moviéndonos rápido pero con precaución, cuidándonos de las balas cruzadas y abriéndonos pasó hacia el exterior.

Finalmente salimos de la casa y el bosque alrededor de la casa es un caos, tomo un rifle de un soldado muerto a mi derecha, podemos ver a los soldados de Coin a nuestra izquierda así que empezamos a disparar hacia ellos, nos empezamos a deslizar hacia la derecha hacia donde está un grupo con los que hemos compartido varias batallas, seguimos disparando hacia la gente de Coin. —¿Dónde crees que pudieron esconderse?—me pregunta Peeta, dejo de disparar un momento y miro a mi alrededor, trato de pensar qué es lo que hizo mi madre cuando vio que llegaba la gente de Coin, veo una senda qué se abre justo a la mitad de camino entre cada grupo de ataque.

—Debió haber escapado por ahí. —le digo a Peeta señalando el apenas visible sendero. —Deben estar internadas en el bosque.

Él asiente y los dos nos empezamos a mover por detrás de nuestra línea de defensa para rodearlo e internarnos en el bosque, Peeta me indica que yo entre primero a la espesura de los árboles, me abro paso entre algunas ramas bajas y dejo que mis instintos de cazadora se desaten, empiezo a ver opciones de escondites que mi madre pudo haber escogido, Peeta camina casi pegado a mis talones, aún escuchamos los disparos, pero en la espesura hay menos gente peleando, eso me tranquiliza un poco. —Debe estar cerca del sendero, nunca se arriesgaría a internarse más en el bosque por temor a perderse, hay que acercarnos al sendero.

Desafortunadamente mientras más nos acercamos al sendero encontramos pequeños grupos de combatientes, si podemos ayudamos sino continuamos buscando a mi hija y mi madre.

Llegamos a lo que podría describir como un pequeño claro entre los gruesos árboles, veo a James y Sydney junto con otros 4 soldados disparando hacia un grupo de unos 8 soldados donde veo al teniente qué es la actual mano derecha de Coin y entonces las veo, mi madre cubre a Holly con su cuerpo y están precariamente escondidas en un hueco de un enorme árbol. Nos unimos a Syd, James y su grupo. — ¡MELLARK, SACALAS DE AQUI! —le grita James a Peeta sin dejar de disparar.

Mi madre nos ve, está llorando y abraza fuertemente a mi hija que también se encuentra llorando pero con unos gritos realmente fuertes, Peeta le indica que corra hacia nosotros, mi madre niega, teme que puedan ser alcanzadas por alguna bala, una bala pasa rozando el árbol donde están escondidas, miro hacia el grupo enemigo y veo una sonrisa de suficiencia en ese asqueroso hombre que es igual de cruel qué Coin, fue él el que disparó hacia ellas, empiezo a dispararle con mayor determinación, alcanzo a dos junto a él, pero él sabe cómo esconderse y atacar al mismo tiempo. — ¡MAMÁ! ¡DEBEMOS IRNOS! ¡VAMOS! —le hago señas para que salgan y lleguen a nosotros, noto su indecisión y finalmente sale de su resguardo abrazando a Holly y cubriendo su cabeza con una de sus manos, veo el disparo en su dirección, le disparó al hombre y le doy pero él también alcanzo a dar su tiro, mi madre y Holly están en su trayectoria, estoy empezando a correr hacia ellas cuando veo cómo la bala impacta en su cuerpo.

Holis, disculpen la tardanza y él capítulo tan flojo que les subo, pero se me fueron las ideas a mitad de escritura, literal me quedé en blanco, también sorry por las faltas de ortografía, después editaré.
Espero volver pronto, aunque los días son difíciles, intentaré terminar el siguiente capítulo pronto.
Gracias por seguir aquí a pesar de que no actualizo tan seguido.
Mil gracias.
Karly 💚🖤

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