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Capítulo 43. Renacimiento.


Los meses pasan rápido, vemos algunos eventos de Sydney en la televisión y recibo algunas cartas de ella, me platica del Distrito 8, del 7 y del 5 que hay muchas personas que aún no tienen una casa y que apenas les alcanza el dinero que reciben cada mes como ayuda.

Effie me llama casi a diario e insiste en que quiere estar conmigo, cada día se me hace más difícil decirle que no, que no es seguro para ella.

Ayer Sydney llegó al distrito 4, vimos su arribo en la televisión, estamos a 4 semanas del ya tan planeado golpe a Alma Coin, en estos momentos me encuentro en la bañera tratando de relajarme en el último par de días mi tensión arterial ha estado alta y tanto mi madre como la doctora Rivers quien es mi ginecóloga aquí en el 10 insisten en que no es bueno dado que ya estoy muy cerca del momento del parto y eso puede traer complicaciones, la pregunta es ¿cómo no quieren que este estresada con un nuevo levantamiento en unos días?

James ha tratado de disuadirme y disuadir a los de X de hacer todo el movimiento sin mi, pero ellos insisten en que yo soy quien representa a los distritos y que si yo no aparezco el golpe será un fracaso y yo estoy de acuerdo con ellos.

Llaman a la puerta. -¿Quién? -contesto desde la bañera.
-Soy yo cariño, mamá. -hace una pausa, bastante larga creí que se había ido y que solo había llamado a la puerta para que no me quedara dormida. -Tenemos visitas cariño, necesitamos que bajes.

Deben ser cerca de las diez de la noche, ¿quién podría visitar tan tarde?-De acuerdo, ya bajo. Pero ¿quién es tan tarde?
-Solo baja cariño, tomate tu tiempo. -y después escucho sus pisadas alejarse de la puerta, me pongo de pie con mucho cuidado y esfuerzo, el bebé se mueve mucho en el movimiento de levantarme.

Salgo de la bañera y me en vuelvo en la mullida toalla azul, seco la mayor parte de mi cuerpo que todavía alcanzo y me envuelvo en el albornoz para cambiarme en mi habitación. Salgo del baño y todo se ve y escucha en completo silencio, quien sea que sea la visita no hace ningún ruido, voy hasta mi habitación que está a oscuras, enciendo la luz y me sobresalto al descubrirlo sentado sobre la cama.

-¡James! ¡Casi haces que me de un infarto! -le digo entrando a la habitación y cerrando la puerta detrás de mi. Él me mira y trata de sonreír pero no le sale.
-Lo siento nena, no era mi intención, creí que bajarías directo del baño. -me dice y yo me dirijo al closet para tomar un pijama limpio.
-No, olvidé llevar mi ropa al baño. ¿Estás bien? -tomo un amplio camisón de franela de color naranja y una bata a juego.
-No, no estoy bien. Pero no importa. Me salgo para que puedas cambiarte. -algo en cómo actúa me alerta así que cuando pasa cerca de mi para salir lo tomo del brazo.
-¿Qué pasa? -El no me mira, a pesar de que lo tengo tomado del brazo. -James, háblame. Mírame.

El se gira y me mira, noto dolor en su mirada, pero no entiendo el por qué. Se acerca a mí y toma mi cara entre sus manos. -Te amo Katniss. -y después siento sus labios sobre los míos, un beso para nada tierno, sino muy posesivo, algo que solo hace que mis sentidos se pongan más alerta sobre lo que le pasa. Dejamos de besarnos y pega su frente a la mía y ambos cerramos los ojos. -Te amo tanto y amo a ese bebé tanto.
Subo una de mis manos y acaricio su mejilla izquierda. -Y sabes que nosotros te queremos mucho, mucho. -él da un suspiro y un pequeño gemido.
-Lo sé. -yo abrí los ojos y lo miro. Él aún tiene los ojos abiertos.
-¿Ya no es suficiente? -le pregunto y él abre los ojos y se encuentran con los míos.
-Creo que eso no será suficiente para ti. -me dice y se aleja de mí. -Te dejaré para que te cambies a gusto.

Aunque intento retenerlo no se detiene y sale de la habitación, yo miro como la puerta se cierra detrás de él, me confunde su manera de actuar, así que decido darme prisa para encontrarme con él. Tomo ropa interior de mi cajón y me la pongo con algo de complicaciones, me coloco crema en el cuerpo, principalmente en la enorme panza y me coloco el camisón y la bata, me calzo unas pantuflas marrón y salgo de la habitación, veo a James junto a las escaleras, sumido en sus pensamientos en las penumbras del pasillo. -¿Qué pasa James?
El sacude su cabeza y niega. -No es nada, vamos abajo. -toma mi mano y enciende las luces de las escaleras y empezamos a bajar yo tomada de un lado de la barandilla y con la otra mano sujeto el brazo de James, últimamente no bajo sola las escaleras pues ya no las veo, puedo notar a James más pensativo de lo normal, le doy un apretón en el brazo y el me mira. Pero sacude su cabeza, me duele verlo así, y más porque no sé qué hacer para ayudarlo, para entenderlo.

Llegamos hasta la planta baja, escucho un leve tintineo en la cocina, así que supongo que están en la cocina, tomo a James y lo jalo hacia mi y uno su boca a la mía. -Te amo. -le digo tras finalizar el beso. -Ahora sé que lo hago.
El me sonríe y une su boca a la mía de nuevo.

-¡Si, vaya que tierno! ¿Puedes terminar de llegar a la cocina preciosa? -su voz me hace sobresaltarme y separe de James y lo veo ahí de pie en el umbral de la cocina, detrás de él mi madre con cara de sorpresa nos mira.
-¡¿Qué haces aquí Haymitch?! -le digo entre molesta y emocionada.
-Si, si, a mi también me da gusto verte cielito. -me dice sarcástico y entra en la cocina, mi madre sale de la cocina y me aleja de ella, llevándome al salón con James detrás de nosotras.
-¿No le has dicho? -le pregunta mi madre a James y él niega. -Cariño, en la cocina no sólo está Haymitch. -me dice mi madre y yo la miró atenta en espera de que continúe. -Él viene con Haymitch.

Me toma un segundo entender con a quién se refiere con él. -¿Te refieres a...
-Soy yo Katniss. -escucho su voz, pero no me giro para verlo, una parte de mí quiere voltear y golpearlo y otra parte de mí quiere salir corriendo de aquí.

Aún sin voltear a verlo le pregunto. -¿Quién te invitó a pasar a mí casa?
-Creímos que todas las personas que formamos X éramos bienvenidos a tu casa preciosa. -contesta Haymitch por él, cierro lo ojos y los puños y trato de respirar despacio.
-Haymitch, creo que lo mejor será que se vayan. -les dice mi mamá.
-Bueno, eso sería un placer para nosotros, pero por hoy no tenemos donde quedarnos, Finnick nos dijo que esta casa estaba unida a la causa, no creí que nos fueran a negar el asilo. -le contesta Haymitch a mi madre yo sigo de pie sin mirarlos y con los ojos cerrados y los puños apretados. Siento el brazo de James sobre mis hombros.
-Podemos dejar que se queden por hoy en el segundo piso, no tienes que hablar con ellos si no quieres. -me susurra al oído James, yo afirmo con la cabeza y él besa mi cabeza. -Todo estará bien, nena. ¿Están bien? -vuelvo a afirmar con la cabeza y ambos llevamos nuestras manos a mi abultado vientre donde el bebé empieza a golpear fuerte. -Si, veo que él también está bien. -vuelvo a asentir. -Bien, pueden pasar la noche aquí, Parminder les dirigirá a sus habitaciones en el segundo piso, esperamos que pasen una buena noche, cada habitación tiene su propio baño para que puedan disponer de él. -les dice James con voz enérgica, esa voz que usaba para dar órdenes en el Distrito 13.
-¿Y tu estas a cargo de la casa? -le dice Haymitch. Yo aprieto más mis puños y llevo mis manos a mi vientre.
-Vamos Haymitch, dejalos en paz. -le dice y escucho una risotada de mi ex mentor.
-Por favor Haymitch. -interviene mi madre. -Peeta, Haymitch acompañenme.

Y mi mamá pasa junto a mi y escucho sus pisadas seguidas de otras hacia la escalera. Camino hacia el sofá más cercano y me dejó caer sentada.

-¿Qué hacen aquí? -le pregunto a James.
-Fueron enviados por X, traen tu traje remodelado y algunas otras indicaciones. -me dice.
-Ahora entiendo tu actitud. -le digo y él se sonroja un poco. -No supone ningún cambio entre nosotros. Solo me sorprendí. -le digo y acaricio su mejilla.
-Tenía miedo. -me dice sincerandose. -Creí que... -duda un poco y da un suspiro. -lo aceptarías de vuelta en tu vida.
-Él decidió irse, no puede llegar de nuevo y pretender que nada pasó. -le digo a James y eso parece tranquilizarlo más.
-¿Qué quieres que hagamos?
-De momento, quiero ir a dormir, y ya mañana tendré que atenderlos si traen indicaciones de X.
-De acuerdo, no estarás sola en ningún momento. -besa mi frente y me ayuda a ponerme de pie.

Caminamos hacia las escaleras y empezamos a subirlas. Nos encontramos con mi madre en el rellano de las escaleras en el segundo piso.

-Están en las habitaciones al fondo del pasillo. -nos dice y yo asiento, seguimos subiendo las escaleras, con ella detrás de nosotros, vamos directo a nuestras habitaciones. -Hasta mañana, trata de descansar hija. Todo esto no puede ser bueno para el bebé.
-Si mamá, tu también descansa. -le digo y James y yo entramos a nuestra habitación.
-Iré a darme un baño rápido, deberías acostarte a dormir. -me dice James ayudándome a sentar sobre la cama.
-Tienes razón, me siento cansada. -el asiente, me quito las pantuflas y me recuesto en la cama, James me ayuda a ajustar las cobijas alrededor de mí y me da un suave y rápido beso en los labios.
-Descansa, yo no tardo.

Recuesto mi cabeza en la almohada y me quedo dormida.

Despierto con el cuerpo paralizado del miedo, veo la habitación en penumbras aún, James tiene uno de sus brazos sobre mi y su palma descansa sobre mi vientre, muy lentamente salgo de la cama, con mucho esfuerzo me levanto y salgo para ir al baño, después de orinar, me lavo la cara con agua para eliminar los rastros de la pesadilla que me despertó, seco mi cara y acaricio mi panza. -Estaremos bien, bebé.

Salgo del baño pero no quiero despertar a James, así que camino para el sentido contrario y voy hasta la habitación del otro lado del pasillo la cual tiene un balcón parecido al de mi habitación solo que este se encuentra en el costado de la casa, tomo la colcha que esta sobre el colchón y salgo al balcón donde hay un par de sillas acojinadas, a veces mi madre y yo venimos aquí, ella a tejer y yo a leer. Me envuelvo en la colcha y me siento sobre una de las sillas y sobre la otra subo mis pies. Y miro el cielo, aun no se ve cerca el amanecer, hoy hace un poco de frío, o bueno más de lo que ha hecho aquí, nunca había visto un invierno sin nieve, es un buen cambio para variar.

No sé cuánto tiempo llevo aquí mirando el cielo y acariciando mi panza pero empiezo a ver cómo los colores en el cielo empiezan a cambiar, el amanecer se acerca. -¿Puedo acompañarte? -no sé cómo es que se volvió tan silencioso.
-Creo que se te invitó a quedarte en el piso de abajo. -le digo sin despegar los ojos de aquella única estrella que se resiste a desaparecer ante el inminente amanecer.
-Te vi desde el balcón de abajo, así que decidí subir.
-Eso no es muy cortes de tu parte, dado que no es tu casa, solo eres un invitado. -le contesto aún sin mirarlo.
-Decidí arriesgarme. -no lo invito a sentarse, ni siquiera le digo nada más, solo sigo mirando el cielo y acariciando a mi hijo aún no nacido. -¿Ni siquiera vas a mirarme?
-Sinceramente no sé, qué es lo que esperas. -le contesto sin mirarlo.
-Mírame Katniss. -me dice, pero la vena orgullosa en mí me dice: no lo hagas, no se merece tu atención.

Sin esperar una respuesta de mí entra al balcón y toma mis pies que estaban sobre la otra silla y se sienta en la silla. -Creo que tenemos una conversación pendiente.
-No Peeta, no te confundas, nosotros no tenemos nada pendiente. -y por fin la molestia se apodera por completo de mi y me digno a mirarlo. A penas lo miro y veo su antes rubio cabello ahora teñido de castaño y una barba tupida cubre su rostro, y si no fuera porque lo escuché y reconocí su voz no lo reconocería, cuando lo miro más detenidamente recuerdo que era uno de los acompañantes de Paylor en la ceremonia de coronación de Sydney. -Así que si eras tú, el que estaba con Paylor.
-No creí que me hubieses reconocido. -me dice recargandose en el respaldo de la silla.
-Fingi no reconocerte, era lo mejor para todos. -le digo desviando la mirada hacia la casa vecina que está vacía.
-Nunca me imaginé encontrarte en este distrito.
-Si, bueno yo no quería verte, así que elegí bien.
-¿Me odias? -doy una ligera risa cargada de sarcasmo.
-Jamás podría odiarte Peeta, no seas absurdo. -los dos nos quedamos un momento callados. -A veces quisiera poder hacerlo, pero odiarte a ti, sería odiar a mi bebé, y eso no podría hacerlo nunca.
-¿De verdad te vas a casar con Johnson?
-Eso no es de tu incumbencia. -le digo tajante.
-Tienes razón, no me incumbe, pero el bebé sí me incumbe.
-No, tampoco te incumbe, es mío y punto. -lo miró y su mirada se encuentra con la mía. -No vas a venirme a decir que el bebé te incumbe porque tú tomaste tu decisión solo, yo tomé mis propias decisiones sola. Así que por el bebé no te preocupes no le faltará nada conmigo.
-Excepto su papá. -lo miro y frunzo el ceño.
-No, para eso tiene a James. -noto que lo que le digo le duele, lo veo en sus ojos, bueno a él no le importo el daño que él me ocasionó, ¿por qué tendría que importarme a mí lo que él sienta?
-Si, claro. -nos quedamos callados por un momento. -Entonces ¿por qué me mandaste los zapatitos con Finnick? ¿Leíste la carta que te envié con él?
-No, no vi nada de lo que enviaste, no le vi sentido Peeta, y es que es lo que parece que tu no entiendes. Tu tomaste tu decisión de irte, así que perdiste cualquier derecho que tuvieses sobre este bebé así como también te llevaste contigo lo que tuvimos. Fin, se acabó eso.

Desvío mi mirada de él y miró como él sol empieza a salir por detrás de los cerros.
-Katniss. -sigo mirando hacia el horizonte, cómo va despertando todo en el Distrito. -Katniss, mírame.
Lo miro, nuestros ojos se encuentran. -¿Qué quieres Peeta?
-Te amo Katniss, me fui para no hacerte daño, para no matarte cuando perdiese el control, necesitaba curarme de lo que el Capitolio me hizo. Si no estaba bien, no íbamos a estar jamás bien. ¿Puedes entender eso? -sólo afirmo con la cabeza y dejo de mirarlo. -¿Ya no me amas?
-No Peeta, ya no.
-Dímelo a la cara, Katniss.

Lo miro y se lo digo palabra por palabra lentamente. -Ya-no-te-amo, Peeta.
-¿Y entonces por qué enviarme los zapatos de bebé?
-Ya déjalo Peeta, en serio, déjanos en paz. -vuelvo a mirar lejos de él.
-No, sólo...
-Ya te dijo que la dejes en paz, ¿eres corto de entendimiento o solo te haces? -miro hacia la habitación y está James de pie con los brazos cruzados sobre el pecho y mirando fijamente a Peeta, lo conozco y sé que se está conteniendo para no acomodarle un golpe a Peeta.
-Estoy hablando con Katniss, no te metas. -le dice Peeta poniéndose de pie. Yo también intento ponerme de pie, pero me cuesta trabajo porque estoy entumesida por la posición y por el frío y por mi enorme panza que me impide moverme como quisiera.
-No me retes Mellark, además se les dijo que sus habitaciones eran en el piso de abajo, no aquí, así que retirate.
-No es tu casa, así que me importan poco tus indicaciones.

Lo siguiente pasa tan rápido que ni yo lo vi llegar, James lanza un puñetazo hacia Peeta que conecta con la mandíbula de éste. Peeta se tambalea hacia atrás y con una mano se agarra de la silla y con la otra se agarra la cara donde recibió el golpe. -¡No! ¡Ya basta! -les grito pero Peeta se lanza hacia donde está James de pie, ambos caen al interior de la habitación y yo me quedo en el balcón viendo como ellos se golpean dentro de la habitación, derriban una mesa y una silla, ambos conectan golpes en el otro, yo los miro horrorizada. Veo que mi madre entra a la habitación y se hace hacia un lado, empieza a gritarles que se suelten, que se calmen, pero ninguno de los dos parece escuchar, entra Haymitch y los mira como ruedan por el piso de la habitación, yo siento un dolor muy intenso en mi espalda baja que se pasa hacia el frente justo por debajo de mi enorme vientre. Me sostengo de mi silla mientras veo cómo Haymitch intenta meterse entre Peeta y James para separarlos.
-¿Ves lo que provocas Katniss? -me grita Haymitch y otro dolor similar me ataca de nuevo.
-¡Cállate y haz algo! -le grito mientras aprieto la silla con una mano y con la otra acaricio mi panza.

Haymitch mete uno de sus brazos en medio de ellos y toma a Peeta por el cuello de la playera y lo aleja. James se está poniendo de pie listo para continuar su pelea. -¡James, Katniss! . -le grita mi mamá a James señalandome. El voltea para mirarme y me ve aferrando el respaldo de la silla y apretando los dientes por el dolor.
-¡KATNISS! -corre hacia dónde estoy de pie, toma mi cara y la acaricia. -¿Qué tienes? ¿Qué pasa?

Un dolor aún más intenso atraviesa mi cuerpo y no puedo evitar gritar por el dolor. Todos me miran, James me sostiene y mi madre llega hasta nosotros. -Todavía le falta 5 semanas, no deberías tener dolores aún.

Vuelvo a gritar por el dolor. -Necesitamos llevarla al hospital. -le dice James a mi madre, y ella niega.
-Están siendo muy seguidas las contracciones, no nos va a dar tiempo llegar hasta el hospital, llevala a la habitación. -mi madre entra corriendo a la habitación y la atraviesa y sale por la puerta que da al pasillo, James me toma en brazos y me lleva dentro, atravesamos la habitación y después todo el pasillo hasta nuestra habitación y me deja sobre la cama.

Vuelvo a gritar por el dolor, mi madre entra en la habitación con algunas cosas entre las manos. -James, voy a necesitar que vayas por la doctora Rivers al hospital, y probablemente necesitemos de un pediatra porque el bebé esta naciendo prematuro, vamos, ve.
-Pero Katniss. -dice él sin soltar mi mano.
-Ve por la doctora, ellos no conocen el Distrito como nosotros. ¡Corre!
James besa mi frente. -No tardaré, eres muy fuerte y todo va a salir bien, perdóname, esto fue en parte mi culpa.
-¡James, corre! -lo apremia mi madre.

El sale de la habitación y cierra la puerta tras él, mi madre me da una taza con agua. -Bebe esto ayudará para los dolores. ¿Habías tenido dolores?
-No, sólo ocasionalmente pero no eran tan intensos. -le digo mientras bebo el brebaje con hierbas.
Ella me quita las pantaletas y levanta mi camisón hasta mi cintura. -Necesito que dobles las piernas y las abras. -Hago lo que me indica y ella lleva su mano a mi centro. -¡Oh por Dios! -Mi madre quita su mano y siento cómo mucho líquido sale de mí. -Acabas de romper bolsa, los dolores se volverán más intensos y este bebé ya no se va a detener, lo vamos a traer al mundo, pero no puedo hacerlo sola, necesito que alguien me ayude y Dandelion y Herb no vienen hoy a trabajar. Tendré que decirle a Peeta que me ayude.
-¡No! -le grito.
-Hija, no puedo hacer esto sola y no podemos esperar a que llegue James con la doctora.
-¡Aaaaaaaah! -grito cuando el dolor llega con mucha más intensidad. -Está bien, llámalo.

Ella se levanta de la cama y sale de la habitación, no tarda en volver y poco después entra Peeta detrás de ella frotándose las manos con una toalla limpia.

Yo vuelvo a gritar y él me mira asustado. -¡Si esto te da miedo entonces largate! -le grito, eso parece sacarlo de su aturdimiento.
-Vamos Peeta, necesito que me vayas pasando las cosas, esterilizalas primero, todo está en la mesa junto al ventanal. -le dice mi madre indicándole la mesa, regresa conmigo y me da unas hojas de una planta. -Masticalas, te ayudarán a relajarte, necesito que dejes de gritar o eso puede robarle oxígeno al bebé. ¿Me escuchas? -yo afirmo con la cabeza, ella lleva su mano de nuevo a mi parte íntima y me mira. -¡Dios! Estas dilatando rapidísimo. ¡Vamos Peeta, ¿ya está eso?!
-Ya, señora Everdeen. -pone una toalla limpia con varias cosas sobre ella del otro lado de la cama.
-Teníamos planeado un parto con James, pero en vista de la situación, ¿quieres sostener la mano de Katniss para darle fuerza para pujar? -le dice mi madre a Peeta y él afirma.
-¡NO! -grito yo. -¡Puedo hacerlo sin ayuda!
-Vamos Katniss, no seas terca, dejame ayudarte. -me dice y yo lo miro.
-No estoy siendo terca, tu tienes la culpa de esto, si algo le pasa al bebé lo pagarás caro. -le digo apretando los dientes.
-No sólo fue mi culpa. -se defiende él.
-Si, si te hubieses quedado donde te dijeron no estaría con el parto adelantado. -le digo y aguanto otra contracción apretando los dientes.
-Ya es hora de pujar, hija, cuando sientas otra contracción necesito que tomes aire y pujes.

Yo asiento y aferro las cobijas en mis puños. Llega la contracción y pujo, me detengo y respiro, mi mamá me da palabras de aliento, que lo estoy haciendo bien, llega otra contracción y pujo, siento mi cuerpo como si se rompiera instintivamente tomo la mano de Peeta. -No me dejes. -le susurro con las pocas fuerzas que me quedan.
Él limpia mi frente con una toalla y quita el cabello húmedo por el sudor de mi rostro. -Nunca más. -me contesta y besa mi frente.

Llega otra contracción y pujo, presiono la mano de Peeta hasta casi rompersela pero él no la quita. Pasa la contracción.

-Vamos hija, ya puedo ver su cabecita, ya estas muy cerca.
Otra contracción llega a mí y pujo, pujo fuerte y siento como la presión que sentía entre mis piernas cede y escucho un llanto tan hermoso que no puedo creerlo.
-Aquí está, está muy bien, está llorando por sí sola. Es una niña. -me dice mi madre mientras toma algunas de las cosas que Peeta le acerca y que dejó junto a ella en la cama, me acerca a mi bebé hacia mi, la coloco sobre mi pecho, parece tan irreal, es tan pequeña su pequeña cabecita llena de cabello castaño como el mío. No puedo evitar empezar a llorar.

-Hola hermosa, ya estas aquí, pequeñita traviesa. -le empiezo a hablar y ella deja de llorar.
-Necesitamos limpiarla, dámela hija. -con mucho cuidado la toma mi madre de mis brazos y le hace algunos nudos con un lazo en el cordón que la unió conmigo por todos estos meses y lo corta, la limpia con un paño húmedo con agua tibia, le coloca un pañal y la envuelve en una sabana blanca y me la vuelve a dar.
-Eres tan bonita. -le digo acariciendo su cabecita, lágrimas caen por mis mejillas, no puedo creer que está aquí, que es mía.
-Se parece a ti. -dice Peeta y ella bosteza, su pequeña boquita formando una perfecta O. -Es perfecta.

Escuchamos un alboroto en el pasillo y la puerta es abierta entra James agitado aún vestido en su pijama, me mira y después mira hacia Peeta que está junto a nosotras. -¡James! ¡Tenemos una niña! -le digo emocionada y él se acerca a nosotras. La doctora Rivers entra a la habitación seguida de otra mujer.

James nos mira y se sienta en el lugar que ocupaba mi madre, que se levanta para hablar con las doctoras, Peeta no se mueve del lugar junto a nosotros. -Es hermosa, tan hermosa como tú. -dice James. -Hola hermosa, tenías que complicar todo ¿verdad? Tenías que nacer bajo tus términos. -él y yo reímos porque sin duda esta bebé se impuso desde el primer mes haciéndome padecer náuseas y vómitos durante semanas.

Ella parece reconocer su voz porque abre los ojos y nos mira brevemente y vuelve a cerrarlos. -Reconoció tu voz. -le digo y él sonríe.
-Te amo, la amo, las amo. -nos dice James y une su boca a la mía.
-Señor Johnson, debemos revisar a las mujeres, hagan el favor de esperar fuera por favor. -le dice la doctora Rivers a James el cual afirma y se levanta de la cama al igual que Peeta que presenció toda la escena con James y la bebé. Los dos salen de la habitación James detrás de Peeta y cierran la puerta.

La doctora Rivers me revisa mientras la pediatra quien se identificó como la doctora Phillips revisa de la bebé. -Parece que estas muy bien Katniss, solo reposa el día de hoy y mañana deambula un poco, hay que revisar el sangrado, si es abundante hay que ir de inmediato al hospital, si tuvieses fiebre también al hospital.
-Gracias doctora Rivers.
-Felicitaciones por la bebé, es muy bonita. -me dice la ginecóloga.
-Bueno, aunque es una bebé prematura tienen buen peso y talla, respira muy bien por si sola, esta en perfecto estado de salud. -nos dice la pediatra de la bebé. Eso me alivia y a mi madre también. -Solo hay que estar al pendiente de su respiración y de que coma bien, la espero en mi consultorio en tres días para poder revisarla de nuevo.
-De acuerdo.
-Felicidades señora Everdeen, es una bebé muy sana.
Y entonces la pequeña empieza a llorar.
-Debe de tener hambre. -dice la doctora, ella me indica como debo darle de comer y me deja dándole de comer a mi hija mientras ellas se van.
-Después de que termines de darle de comer debemos limpiar aquí, así que trata de descansar un poco. -me dice mi madre y sale de la habitación dejándome sola alimentando a mi pequeña.

-Bienvenida Holly.

¡Ya nació la tostadita!
👶🏻
¿Qué creen que pase ahora?
Los leo, leo sus hipótesis.
Karly 🖤

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