Capítulo 40. La Gira de Sydney.
Tras regresar del Capitolio retomamos nuestra rutina ya antes establecida. James y yo nos unimos más, yo cada día iba engordando más. Lambie y su familia amaron los regalos que les traje de la capital. Bully, Lambie y yo nos volvimos muy unidas, de cierto modo siento que Lambie es un poco como Prim y temo perderla. Pero los días pasan y aquí seguimos. Así día tras día pasamos por nuestras rutinas y llegamos al día de hoy que mi rutina se ve interrumpida.
—¡Katniss! —mi madre me llama desde el pie de la escalera mientras yo salgo de la habitación que comparto con James.
—¡Ya voy! —grito encaminandome a la escalera.
Bajo la escalera y entro a la cocina donde están mi madre y Dandelion terminando él desayuno.
—¡Buenos días! —les digo y me acerco a besar la mejilla de mi madre.
—Buenos días, hija. ¿Por qué no tomas asiento mientras terminamos con esto?
—Claro mamá. —Es de todos bien sabido que la cocina no es mi fuerte así que procuran tenerme alejada de ella.
—Katniss, te han enviado un sobre desde la alcaldía y otro que según dijo el mensajero llegó del Capitolio. Ambos sobres los dejé sobre la mesa del recibidor. —me dice Dandelion y yo asiento.
—Gracias, Dan. Iré por ellos.
Salgo de la cocina y voy a la mesa del recibidor donde veo dos sobres uno en color vino y otro en dorado, no es difícil deducir que el dorado es el del Capitolio, los tomo ambos y regreso a la cocina donde me siento para abrirlos, abro primero el del Capitolio. Dentro hay una tarjeta blanca con margenes dorados.
Vuelvo a guardar la tarjeta en él sobre dorado y tomo el otro sobre del que saco una tarjeta de color crema.
Vuelvo a meter la tarjeta en el sobre y los dejo sobre la mesa, me quedo pensando sobre esos tiempos, estamos a tres semanas de la visita en el Distrito.
—Mamá, ¿cuándo empieza la gira de la victoria? —le pregunto a mi madre porque ella está más al tanto de esas cosas.
—Aún no dan la fecha oficial cariño, pero creo que empieza la próxima semana. ¿Por qué, hija?
—Es que hay una diferencia muy extensa entre una invitación y otra con las fechas. —le digo pero ella ya no dice nada porque somos interrumpidas por James que llega con Herb.
—¡Buenos días! —grita James entrando con bolsas con comida, deja las bolsas con provisiones y se acerca a besarme y a acariciar mi ya abultado abdomen. —¿Cómo amanecieron?
—Bien, hoy no hubo vómitos matutinos. —le respondo y él se pone a la altura de mi vientre y se dirige a mi panza.
—Gracias por darle un respiro a mamá hoy. Eres maravilloso.
—O maravillosa. —lo corrige mamá mientras coloca un plato con melón y sandía picados en cubos frente a mí.
—Cierto o maravillosa. —el ojiverde acaricia mi vientre y despues deja un beso sobre él. —Ahora desayunemos.
Herb y James se lavan las manos y todos nos sentamos a la mesa para desayunar.
—Hoy hay programación obligatoria al medio día. —nos informa Herb.
—Debe ser el aviso oficial de la gira de la victoria. —me dice mi madre y yo asiento mientras devoro el tercer sándwich de jamón de pavo. —Veo que ese bebé se está comportamiento cada vez mejor.
—Sí, ya me ha dejado desayunar muy bien. Espero que continúe así. —le contesto mientras ella acaricia mi abultado vientre. —Bueno, tendré que posponer mi visita a casa de Lambie hasta después de la programación del Capitolio.
Cuando hemos terminando de desayunar James y yo lavamos los platos sucios, mientras mi madre atiende sus plantas en el jardín trasero, Dandelion limpia las habitaciones y Herb lava el auto, todos esperando la hora para el aviso.
—Hoy llegaron las invitaciones para las cenas de celebración de la Gira de Sydney aquí en el 10 y en el Capitolio. —le informo a James mientras enjabono los platos.
—Por lo menos ahora ya tienen la cordialidad de invitarnos y no obligarnos a ir. —me responde Johnson mientras seca los vasos de cristal.
—Tal vez lo hizo porque la fecha del cierre de la gira es muy cercana a la fecha de la llegada del bebé.
—¿Qué, pero si para eso faltan cerca de cuatro meses? Y la gira empieza en unos días.
—Lo mismo pensé. Tal vez se habrán equivocado en la fecha. —me encojo de hombros mientras sigo lavando los trastes sucios.
Terminamos nuestras tareas y esperamos el aviso en la pantalla, me encuentro recostada sobre el sofá más largo con la cabeza sobre el regazo de James que acaricia mi cabello, mi mamá teje ropa de bebé en un sofá junto a nosotros y Dandelion sacude los libreros de la Sala de Estar. Al mediodía exactamente aparece el sello del Capitolio y después aparece Effie vestida de color rosa pastel en medio de un estudio de grabación.
"—Hola, bienvenidos sean todos al inicio de la Gira de la Victoria de Sydney Flickerman.
Como sabrán anteriormente la Gira de la Victoria se hacia de un día en cada Distrito empezando del Distrito 12, hasta llegar al Capitolio. Lo cual este año será diferente. Nuestra Vencedora visitara cada Distrito empezando con el Distrito 13, por un lapso de una semana. Así que ahora recibamos a la vencedora de los 76° Juegos del Hambre ¡Sydney Flickerman! —una Sydney más repuesta que la que dejamos hace 3 meses en él Capitolio se acerca a Effie, vestida en un bonito vestido corto rosa oscuro con brillantes, su cabello castaño suelto hasta los hombros. Una enorme y fingida sonrisa en su cara. —Hola, Sydney. Bienvenida ¿Cómo te sientes hoy?
—Hola, señorita Trinket. La verdad es que me siento emocionada con la idea de conocer los Trece Distritos de Panem, es la primera vez que alguien del Capitolio tiene permitido salir hacia los Distritos, así que estoy muy emocionada por conocer a la gente.
—Dime Sydney, ¿qué esperas encontrar en los distritos?
—Ammmm... En realidad no tengo ni idea, sólo espero encontrar hospitalidad y calidad de la gente. Sé que la gente a pasado por mucho, pero de corazón les pido que no me juzguen por el pasado, que me den la oportunidad de conocerlos y que me conozcan.
—Bueno, pues entonces no te entretenemos más. ¡Éxito! ¡Y que tengas un buen viaje! Tendremos enlaces a lo largo de las próximas semanas para saber cómo te ha ido.
—Muchas gracias. Nos vemos pronto.
La chica sale del escenario agitando la mano hasta encontrarse con sus hermanos mayores y siguen caminando.
—Bueno, mañana tendremos un enlace directo con Sydney al mediodía para ver su bienvenida en el Distrito 13. Así que hasta mañana gente de Panem."
La desquiciante Capitolina sacude su mano despidiendo a la audiencia y la pantalla se pone en negro y aparece el sello del Capitolio de nuevo y regresa a la programación basura, normal.
—Bueno, eso explica las fechas tan separadas de las invitaciones. —le digo a James mirándolo desde abajo y él asiente. —¿A qué crees que se deba que lo extendieran a una semana?
—No lo sé, pero eso suena más como una idea de Plutarch que de Alma. —me dice James meditabundo y el bebé me patea fuerte justo en el medio del vientre. Instintivamente llevo mis manos hasta el lugar donde lo he sentido. —¿Qué pasa? —me pregunta James mirando mi abultado vientre de inmediato.
—Nada, solo que me golpeo muy fuerte. —el pone su mano junto a la mia sobre mi vientre.
—Tranquilo, bebé. Todo va a estar bien. —le dice y empieza a moverse muy intensamente.
—Creo que está de acuerdo contigo James. —le dice mi madre que sigue tejiendo ropa blanca para el bebé.
Los dos reímos y seguimos acariciando mi abultada panza. Cuando somos interrumpidos por el timbre, Herb sale de las sombras del librero y va hacia la puerta. Esperamos a ver quién es, cuando regresa el hombre cargando un arreglo de rosas rosas, pero de un rosa idéntico al del color del vestido de Sydney.
—Son para Katniss. —nos dice y me levanto del regazo de James y del sofá.
—¿Quién las trajo? —le digo acercándome hasta él y ver la tarjeta sobre el arreglo de flores.
—Un niño del Distrito, se llama Chip, vive en el centro. —me dice Herb mientras yo tomo la nota, mi madre y James acercándose a mí.
Sostengo la tarjeta en mi mano, pienso que el aviso y las flores no son coincidencia, recuerdo la corta y extraña última conversación que tuve con Haymitch y parece que tiene que ver con eso. Le doy la tarjeta a James y me giro a Dandelion.
—Dan, ¿puedes investigar cuándo exactamente llega Sydney al Distrito? Y ya aprovechando tu atención, ¿podrías agendar un desayuno al día siguiente a su llegada aquí en la casa? Que sea privado, sin cámaras. Por favor.
—Claro, Katniss. —me dice la mujer y ella le da un ligero golpe a su esposo en el hombre, el cual se apresura a rodearnos y colocar el arreglo sobre la mesa de centro y salen de la estancia y de la casa.
—¿A qué se debe eso? ¿Y esto? —señala James la tarjeta en su mano.
—En la conversación privada con Haymitch, me dijo que tratara de ganarme la confianza de Sydney y que pronto nos necesitarían. Creo que esa conversación tiene algo que ver con esta tarjeta. Es una clara referencia al pasado y al futuro. Y espero estarme equivocando.
—Creo que sé a dónde va tu mente, pero ¿con qué finalidad hacerlo? Acabamos de pasar por ello, ¿por qué repetirlo?
—Ese es él punto de esto. Creo que de nuevo me tienen en las malditas sombras de la ignorancia, como siempre. —me enojo porque de nuevo me están sobreestimando. Pero mi hijo me recuerda su presencia pateando fuerte. Lo acaricio y parece calmarse.
—Katniss, creo que no es lo mejor que te involucres de nuevo. —me dice mi madre.
—Mamá, temo decirte que ya me involucraron. —le rebato.
—¿Quién? ¿Haymitch? Porque me va a escuchar. —dice mi madre y yo niego.
—No, esto es mucho más grande que Haymitch, esto es por X. —le digo y ella me mira intrigada y preocupada.
—¿Quién es X? —me pregunta y yo me encojo de hombros y levanto las manos.
—Creo que yo sé quién es. —nos dice James y ambas lo miramos fijamente. —Solo es un rumor, nunca lo pudimos comprobar, o al menos el tiempo que yo continúe como Jefe de Seguridad de Alma, no pudimos comprobarlos. Pero lo que yo supe es que X, no es un quién, es un qué. —mi madre y yo nos miramos y lo volvemos a mirar a él. —Es un grupo de personas que no confían en el gobierno de Alma, personas a las que no les agrada la idea de ella y los juegos del hambre. Un grupo de... —da un largo suspiro y cierra los ojos— ...un grupo de Rebeldes.
Los tres nos quedamos en silencio, procesando la información que nos ha dado James.
—Bueno y este grupo debe tener un lider ¿quién es? —rompe el silencio mi mamá.
—No tengo idea. Como les dije nunca pude confirmarlo, solo eran rumores.
—Bueno, sea quién sea, ya me involucró. Y no sé qué estén planeando, pero no me queda más que seguirles la corriente. —les digo y ellos se miran.
—Estaremos contigo, a tu lado y yo cuidaré muy bien de ustedes. —me dice James y acaricia mi panza.
—Gracias, los necesitaremos mucho.
—Y ahí nos tendrán hija. —me dice mi madre tomando mi mano entre las suyas y yo siento que estoy a punto de soltarme a llorar.
Me abrazo a mi mamá y ella me envuelve entre sus brazos, haciendome sentir segura y a salvo.
—Necesito hacer unos pendientes. Vuelvo más tarde. —James besa mi cabeza y se empieza a alejar. —Te amo Katniss, no dejaré que nada les pase.
Y diciendo eso salio de la casa.
Han pasado casi tres semanas desde que empezó la Gira de La Victoria, mañana llega Sydney al Distrito, no haré ninguna aparición en público durante su semana en el Distrito, pero hay varias actividades en las que estoy involucrada, para estar cerca de Sydney y que vea que puede confiar en mí y que no soy el monstruo que mata niños por diversión y venganza.
—¿Nerviosa? —miro a mi mamá que me mira desde la puerta de mi habitacion donde me encuentro leyendo libros viejos de historia.
—No, estoy bien. Lo que me tiene intranquila son las ausencias de James, no me ha querido decir a dónde va. —le digo sincerandome con ella y ella entra a nuestra habitación y se sienta en la cama junto a mí.
—¿Confías en él?
—Por supuesto.
—Entonces no lo presiones, lo que sea que este haciendo, te lo dirá a su debido tiempo. —me dice acariciando mi cabello. —Sabes, tu padre en un inicio no me decía de dónde sacaba la comida, yo en mi ingenuidad creía que le pagaban lo suficiente por trabajar en las minas para llegar a la casa con carne, vegetales, cera y demás cosas. —las dos nos reímos. —No me llevó mucho tiempo descubrir que su sueldo no daba para tanto. Sin embargo no lo presione sobre la procedencia de las cosas, sabía que no estaba robando porque lo habrían azotado en el momento. Hasta que un día llegó con una mordida bastante fea en la pantorrilla, la cual curé con rapidez. Fue que le pregunté dónde se había hecho esa herida, fue cuando me dijo que se internaba en el bosque para cazar a los animales e intercambiarlos en el Quemador y que un perro salvaje lo había mordido.
—Eso no lo sabía. —le comento yo, sorprendida de que hable de papá, pues desde que murió no hablaba de él.
—Sí, no me sentía fuerte para hablar de él, antes. Ahora tú y mi nieto me dan la fuerza, además tu hermana y él me dan fuerza también, entendí que recordarlos los hace sentir más presentes.
—Gracias mamá.
—No, gracias a ti, cariño. Por hacerme abrir los ojos y por darme otra oportunidad. —nos abrazamos y con las hormonas al máximo me hecho a llorar.
Pasamos el resto del día juntas, recordando historias de mi padre y de Prim, lloramos y reímos a partes iguales. Dandelion y mi madre me tienen bien abastecida de comida, así que también me paso todo el día comiendo.
Por la noche estoy dándome un baño en la bañera con burbujas con las flores de lavanda que sembró mi madre en el jardín y que cortamos hoy más temprano cuando James llega a casa.
—Katniss, estoy en casa. ¿Todo bien? —me pregunta tras dar un par de golpes en la puerta.
—Todo bien, te veo en un momento.
—Tomate él tiempo que necesites, estaré en la cocina.
Me dejo sumergir en la bañera y aislarme de la realidad, para rememorar los recuerdos lindos de mi pasado. Recuerdos de Prim, de papá y sí, también de Peeta. Y aunque soy feliz con James, no es lo mismo. Pero debo dejar de ver al pasado y empezar a ver hacia el futuro, por el niño o niña que crece dentro de mí, debo pensar en él. Saco la cabeza del agua. Y me siento lista para salir, y para enfrentar los días que se avecinan.
Termino mi baño y me pongo uno de los camisones que me compro mi madre cuando fuimos al Capitolio, que es de una suave tela de color azul. Pongo una bata a juego con el camisón y salgo del baño secando mi cabello con una toalla, voy a mi habitación y empiezo a cepillar mi cabello que ha crecido de nuevo hasta la mitad de mi espalda. Estoy terminando de cepillar mi cabello cuando llaman a la puerta.
—¡Adelante! —le digo al que este del otro lado de la puerta.
—Hola, nena. —entra James y besa mi cabeza. —Parece que todo esta listo para mañana.
—¿Crees que nos odie? —le pregunto mirándolo a través del reflejo en el espejo.
—No lo sé, no lo creo. Ella parece una buena persona, tal vez entiende que tenía que pasar por ello. —me responde James y yo no estoy tan segura.
—Bueno, pasado mañana lo descubriremos. —le respondo y él asiente. —¿Comiste algo?
—Sí, Dandelion acaba de darme de cenar ¿Y ustedes se alimentaron bien?
—Sí, todo el día. —le contesto sonriendo y él me devuelve la sonrisa. —Lo que necesitamos ahora es descansar.
—¡Perfecto! ¿Por qué no te recuestas mientras yo voy a darme un baño? —yo asiento y él busca ropa limpia y sale de la habitación.
Me recuesto sobre la cama y me cubro con las mantas, ya que por las noches ha empezado a refrescar. El bebé empieza a moverse y como siempre que empieza a hacerlo, llevo mis manos instintivamente hacia donde lo siento golpeando.
—Estaras bien, no dejaré que nada te pase. —le digo a mi ya abultado abdomen, y como en otras noches me pregunto ¿Dónde estará Peeta? ¿Seguirá con vida?
Empiezo a quedarme dormida y todo se vuelve oscuro.
»—¡Katniss! ¡Katniss! —todo esta oscuro, pero sé que he escuchado esa voz antes. —¡Katniss! ¡Katniss!
—¿Quién es? —grito a la nada.
—¡Katniss! ¡Tu sabes quién soy! —me contesta la oscuridad. —Solo recuerda que cuesta diez veces más levantarse.«
Despierto sobresaltada, veo que estoy en mi habitación y James duerme en su lado de la cama profundamente, parece que no he gritado a pesar del miedo paralizante que me envuelve. Esa voz. ¡¿Cómo olvidarla?! ¿Cómo olvidar los gritos de Finnick cuando me salvo de los mutos lagarto? Lágrimas silenciosas empiezan a rodar por mis mejillas. ¡Finnick! ¿Por qué me visitaste en sueños? Sentada doblo mis piernas y recargo mis brazos en las rodillas y lloro, lloro por mi amigo y por Annie y su bebé que nunca conocerá a su papá.
Mis sollozos deben mover la cama porque James se despierta y me ve llorando en silencio y tratando de contener mis sollozos. Sabe que no hablo de mis pesadillas, así que solo me envuelve en sus brazos y yo recargo mi cabeza en su pecho donde escucho sus fuertes latidos y no puedo evitar pensar en que el corazón de Finnick no volverá a latir.
No sé en qué momento me volví a quedar dormida, pero es de mañana cuando abro los ojos, estoy sola en la cama, todas las cortinas están ya corridas para dejar entrar el sol. Estiro mi cuerpo y como todos los días, necesito ir a vaciar mi vejiga.
Después de arreglarme, bajo a la cocina que esta vacía, veo un plato con fruta picada y otro con un par de sándwiches de jamón. Además de un vaso y una jarra con zumo de naranja. Me asomo por la ventana de la cocina hacia el jardín y veo que mamá trabaja en sus plantas. Tomo los platos y me siento en la mesa a devorar todo.
—Veo que ya has desayunado. —me dice mi mamá entrando a la cocina y dirigiéndose al fregadero, se lava las manos y se sirve un vaso con agua, mientras seca su frente con un pañuelo de tela color hueso.
—Ya, ¿por qué no me despertaron para desayunar con ustedes? —le pregunto tomando mis trastes sucios para lavarlos.
—Creimos que seria mejor dejarte dormir. James nos dijo que pasaste una mala noche. —me dice tomando el paño para secar los trastes, yo lavo y ella seca.
—Por cierto ¿dónde están todos?
—Dandelion fue a comprar las cosas que aun faltan para el desayuno de mañana y Herb la llevo. James fue al Edificio de Justicia, para estar en la recepción de Sydney. —la miro y ella se encoje de hombros. —Fue todo lo que me dijo. Por cierto debe faltar poco para que empiece la trasmisión de su llegada al distrito.
Terminamos de lavar los trastes sucios y nos dirigimos a la sala, miro la hora y faltan quince minutos para el medio día que es la hora en la que Sydney llega a los Distritos y se hace un enlace en vivo. Prendemos la pantalla y cada una se acomoda en un sofá individual, mamá toma su canasta de tejido y yo cambio los canales en la pantalla, viendo cualquier tontería en lo que interrumpen la programación.
Exactamente a las doce la pantalla se pone negra y aparece el sello de Panem y después una imagen de Effie en un traje gris perla en un estudio.
"—Bienvenidos a una nueva transmisión de La Gira de La Victoria. En estos momentos nuestra Vencedora esta llegando al Distrito 10, donde nos enlazaremos.
Cambia la escena a una en vivo de la estación de trenes del Distrito, se ve un tren de lujo llegando a la estación y mucha gente esperando a conocer a Sydney. El lujoso transporte se detiene y la cámara enfoca la puerta que se abre y muestra a una sonriente Sydney en un vestido verde hasta la rodilla y un suéter beige a juego con sus zapatos. Saluda con la mano, detrás de ella se ve a sus hermanos en pantalones negros ajustados y camisas azules, que también sonríen a la gente que grita el nombre de Sydney a coro. La chica baja del vagón y camina en medio de la multitud hacia un auto negro que los espera en la calle. Ella y todo su equipo entran al auto y vuelven a transmitir a Effie.
—Bueno, sin duda ha tenido una bienvenida muy calurosa en el Distrito 10. Más tarde enlazaremos de nuevo con ella. Sigan pendientes de nuestra programación."
Cortan la transmisión y miro a mi mamá.
—¿Qué tiene Effie? —me pregunta mi mamá y resulta que no fui la única en notar que Effie esta más delgada y que parece enferma.
—Creo que llamaré a Haymitch. —le digo y subo a mi habitación para buscar la dichosa agenda.
La encuentro en uno de los cajones del closet, llamo a Haymitch y suena y suena pero no responde. Vuelvo a insistir y a insistir, pero nada.
¿Sorprendidos? ¿Se esperaban otra revolución?
Porque yo sí. ☺️
Karly 🖤
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