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Capítulo 35. Hay Que Volver.

Tenemos ya un mes viviendo en el Distrito 10, me he acostumbrado, Lambie, Bully y yo nos hemos hecho grandes amigas. Les gusta ir con James y conmigo cuando salgo a cazar. El arco que me obsequio Beetee es maravilloso, tiene un gran balance, además de que tiene un nuevo dispositivo automático para unir al arco al carcaj, así que si por algún motivo suelto el arco, en automático se unirá al carcaj en mi espalda, es muy ligero y me permite hacer tiros desde una mayor distancia, gracias a una mira de alta precisión. Esto sin contar las flechas, aparte de las clásicas, están las incendiarias, las explosivas, diseño un par de nuevas, que suelta un gas paralizante y otra que suelta un gas venenoso. No sé para qué piense Beetee que necesito todas esas flechas, así que he guardado bajo llave todas las flechas menos las clásicas que son las que utilizo para cazar.

Estoy por salir a pasear con Johnson cuando el teléfono suena, como estoy cerca de la estancia acudo a responder.

–Diga. –contesto.
–Hola Katniss.
–¡Ah! Hola Plutarch.
–¿Cómo están?
–Bien, muy bien. Nos hemos acoplado muy bien aquí.
–Eso es maravilloso. Pero llamo para algo más que solo preguntar cómo están.
–Bien, te escucho.
–Los Juegos están por terminar, solo quedan un grupo de siete Tributos, y planeamos reunirlos para una última batalla. Por lo que necesitamos que vengas. ¿Recuerdas que esa fue una de las condiciones para irte?
–Sí, lo recuerdo Plutarch. ¿también va a ir Peeta al Capitolio? –no lo aguantaría si dice que sí. Realmente estoy tratando de tener una relación con James y si Peeta aparece, no podré seguir con esto.
–No. –se hace un silencio en la línea. –Nosotros no tenemos noticias de él. Lo último que supimos es que dejo el cuatro y nadie sabe a dónde fue.
–¡Oh! Bien. Así no habrá incomodidad. –respondo como si no me importara en absoluto que el chico del pan este desaparecido. Lo cual es una completa y gran mentira.
–Bien, pues enviaré el tren hoy por la noche para que estén aquí lo antes posible. Esperando que esten llegando mañana en la tarde al 10. Mañana llamo para confirmar la hora de arribo, por lo que estén listos.
–Sí, de acuerdo. ¿cuánto tiempo crees que estaremos allá?
–No sé, a lo mucho un par de semanas. No te retendré mucho.
–De acuerdo. Esperaremos noticias. Adiós.
–Adiós, chica en llamas.

Cuelgo y miro a James recargado en el umbral de la entrada a la estancia. Yo camino hacia él y paso mis manos por cada lado de su cintura para unirlas a su espalda y abrazarme a él, el me rodea con sus fuertes brazos.

–Era Plutarch, debemos ir al Capitolio, se acerca el Gran Final y la coronación del Vendedor. –le digo mirándolo desde abajo.
–Está bien. Estaré contigo en todo momento. –me contesta y besa mi frente. –Eres la mujer más fuerte que conozco, pasaremos por esto sin problema.

Me abrazo más a él, y él me abraza más fuerte.

–¿Vamos a nuestro paseo? Cuando volvamos podemos empacar.
–Lo que tu quieras hacer. –besa mi frente y yo me levanto de puntas sobre mis pies para alcanzarlo y juntar nuestros labios.
–Entonces vamos.

Mi madre se va a ésta hora al Hospital del Distrito, ya que está siendo voluntaria, así que James y yo aprovechamos para pasar este tiempo juntos y conocernos mejor.

He de decir que James es una gran persona, muy noble y atento, a pesar de la vida tan difícil que ha tenido, su madre murió junto con muchos otros en la epidemia que atacó al Distrito 13, el tenía 5 años, su padre lo culpa de la muerte de su madre y por eso no se hablan, su tía Alma lo crío a su manera y fue enlistado en el ejército del 13 cuando Coin fue electa presidenta en su Distrito.

Damos un paseo por el centro del diez, la gente nos saluda al vernos pasar. La gente nos ha aceptado gustosa, a veces se acerca la gente a mí con obsequios como fruta o carne. Mi madre me dice que es de mala educación no recibir los regalos así que he aprendido a aceptarlos gustosa.

–¿Mellark va a ir? –me pregunta cuándo vamos de regreso a La Aldea de los Vencedores.
–No, según Plutarch ha desaparecido, nadie sabe de él. –contesto encogiéndome de hombros.
–¿No crees que sea un truco de él para verte?
–No creo, fue parte del trato, que tenía que ir para coronar al Vencedor. –le digo mientras seguimos caminando.
Llegamos y mi madre ya está en casa.
–¿Cómo les fue chicos? –nos dice mi mamá saliendo de la cocina.
–Bien, me hace bien salir a despejarme. –contesto y mi madre me sonríe. – Plutarch llamó, es momento de volver al Capitolio.
–Me lo imaginaba, escuche a unas enfermeras hablar de los Juegos en el hospital, ayer. Decían que tenían mucho potencial de ganar la apuesta.
–¿Cuál apuesta? –pregunto, ella se ruboriza.
–Cuando los Juegos empezaron se les dio un fondo a cada Distrito para invertirlo en su Tributo favorito, se les permitió apostar por un Tributo, por medio de votaciones se eligió al Tributo por el que apostaría cada Distrito. –recuerdo que fue parte de las reglas de los Juegos, pero no creí que la gente fuera a tomarlo tan a fondo.
–¿Y aquí por quién apostaron? –pregunto.
–Por Percival Templesmith. –dice mi madre y yo hago un gesto de horror.
–No tienen posibilidades, definitivamente Coin no permitirá que ganen él o Krystal Chase.
–En el cuatro votaron por Sydney Flickerman. –comenta mi madre, lo pienso un poco, aunque no he visto los Juegos en el último mes, sin duda Flickerman tenía potencial. Era inteligente, astuta y sobretodo popular.
–Sí, en definitiva, Sydney es una apuesta muy buena. –comento.
–¡Oh, qué gran noticia! Hay mucha gente en el cuatro que necesita de ese ingreso. –contesta mi mamá y la miro sorprendida.
–¿Cómo que hay muchos que necesitan ese ingreso? Creí que todos estaban recibiendo la ayuda del Capitolio para reiniciar sus vidas.
–Verás hija, no todos los Distrito recibieron la misma cantidad de dinero. No sé en qué se basaron al repartir el dinero, pero en el cuatro no alcanzó para todos, así que muchos tuvieron que conformarse con recibir su pedazo de tierra e ingeniárselas para construir y salir a delante. –la miro horrorizada e indignada porque nos estén mintiendo de nuevo. ¿Dónde está la igualdad que nos prometieron? –Lo sé hija, sé lo que piensas y sí es indignante.
–Debemos empacar. –dice James y yo asiento.
Subo las escaleras con James junto a mí. –¿Tu sabías algo de eso? –le pregunto y lo miro de perfil.
–¿Lo de las apuestas o lo de la escasez en algunos Distritos?
–Lo de la escasez.
–No, estoy tan sorprendido como tú. He visto cómo ha mejorado este Distrito creí que todos estaban iguales. –le creo, la pregunta ahora es ¿quién es el responsable de eso? ¿Coin? ¿Plutarch? ¿En quién no debo confiar más?

Llegamos hasta el segundo piso y voy hasta mi habitación, me despido de James con un beso en los labios en el pasillo y entro a mi habitación.

Preparo una maleta con unos cambios de ropa y mis cosas de higiene personal. Sé que en el Capitolio me vestirán como ellos quieran en las presentaciones en público, así que para qué llevar más cambios de ropa. Llaman a mi puerta.

–Adelante. –invito a pasar a quien halla llamado a la puerta y mi mamá se asoma.
–La cena está lista cariño.
–Enseguida bajo, gracias. –cierra la puerta y yo cierro mi maleta y la dejo al pie de la cama.

Salgo y paso al baño a lavar mis manos y bajo hasta la cocina, donde cenamos un excelente estofado de venado, una presa que casé ayer y que James trajo cargando hasta la casa. Como era un animal muy grande, decidimos compartir con vecinos y la familia Lamanzon parte de la carne, ya que aquí casi no comen ese tipo de carne, pues no se dedican a la cría de venados.
–Dan, esto está delicioso. –elogio a Dandelion y ella se ruboriza.
–No es nada Katniss, con la carne que traes no hay mucho que hacer, siempre traes carne de calidad. –me río de su contestación porque Dan nunca acepta un cumplido siempre lo aqueja a alguien o algo más.

Después de cenar, me decido a que es hora de que vea cómo van los Juegos.
–James, quiero ver los Juegos, ¿los verías conmigo? No podría hacerlo sola.
–Claro, vamos a la sala.

Nos levantamos y dejamos nuestros trastes sucios en el fregadero y vamos a la sala. James se sienta y yo me recargo en su pecho para ver juntos la televisión.

Enciende la pantalla con el control remoto y cambia de canal, para ver los Juegos.

Veo a Sydney y Dewey compartiendo una hogaza de pan. Están refugiados en una pequeña cueva, mantienen una conversación sobre los posibles escondites del resto de los Tributos. Sydney se duerme y él la abriga bien con su abrigo, mientras él monta guardia. Después pasan a Percival y Krystal que están juntos de nuevo, por lo que deduzco que al final hicieron lo que Haymitch propuso. Están refugiados en una cueva y están jugando ruleta rusa con un cuchillo. Y después pasan a los gemelos, ¡no puedo creer que hallan llegado a los últimos siete! Y ambos se ven enteros, se ríen y comen piernas de conejo asado. Pero sé que no tienen posibilidad, nunca dejarían que los dos salieran vivos de La Arena, y sé que ellos no desean salir solo uno de los dos, por lo que seguro se sacrificarán por alguien. Y la última sobreviviente es Cherry Swan que se ve bastante mal, está sucia, despeinada, tiene varias vendas sucias en sus brazos y piernas. Y parece un poco loca, a decir verdad. Está masticando agujas de pino sentada en las raíces de uno.

–Creo que se veía venir que llegarán ellos, bueno excepto los gemelos, no creía que fueran a llegar. –le comento a James y el asiente y acaricia mi cabello como sabe que me gusta.
–Tienes razón, pero si te soy sincero creo que los gemelos morirán de alguna noble manera.
–Pienso igual. Son demasiado nobles para morir de alguna otra manera. –besa mi frente. –Parece que les darán éste tiempo para recobrarse de sus batallas, por lo menos hasta que lleguemos al Capitolio.
–Supongo que es parte del plan, para que sea un gran show. Conociendo a Plutarch involucrará mutos también.
–Casi siempre los dejan terminar entre ellos, sólo ocupan a los mutos o las trampas para reunirlos. Y en realidad no parecen tan separados unos de otros.
–¿Quieres seguir viendo o quieres subir a descansar? –me pregunta, acariciando mi cuello.
–Hoy no me siento cansada. ¿Podemos ver una película, quizá?
–Lo que tú quieras. –le sonrío y con el control remoto empieza a buscar alguna película en la televisión.

Ya entrada la noche nos dirigimos a descansar, paso una noche intranquila llena de pesadillas que involucran coronas, bebés y perros gigantes en medio de un río.

En la mañana soy despertada por Dandelion.
–Hola Katniss, el señor Heavensbee llamó hace rato, su tren estará aquí en un par de horas. Tu mamá fue al hospital a avisar que se ausentará algunos días y James fue a casa de Renai y las niñas a dejarles la carne que teníamos para estos días, no quiso despertarte porque dice que pasaste muy mala noche. Por eso te traigo tu desayuno a la cama.
–Gracias Dan, eres muy amable. Creo que me consientes demasiado. –le digo sentándome en la cama y acomodando la charola del desayuno sobre mi regazo.

Veo que Dandelion me trajo panques de mora, melon picado en cubos con miel, jugo de fresa y pan tostado.

Ella sale de mi habitación después de abrir las cortinas del balcón, desayuno todo lo que Dan me hizo y me levanto a darme un baño, tomo ropa del armario y voy al baño, me doy una ducha relajante y me visto, voy a mi habitación y mi maleta ya no está, cepillo mi cabello y bajo a la cocina donde encuentro a mamá y Dandelion tomando té.

–Herb nos llevará a la estación de trenes, el tren ya ha llegado. –me dice mi mamá.
–Bien, ya estoy lista. –contesto, mi madre mete su mano en su bolso y saca mi vieja agenda de Vigilante.
–Plutarch me pidió que te la diera, dijo que la necesitarías. –tomo la agenda sin muchas ganas. –Vamos, Herb y James ya deben haber terminado de guardar el equipaje.
–Adiós Dan. –le digo a la morena y ella sacude su mano diciéndome adiós.

Salimos de casa y veo a James platicando con Herb junto a la camioneta.

–¡Katniss! –se acerca a mí y besa mi frente. –¿Pudiste descansar un poco?
–Solo un poco, supongo que ahora que regreso serán frecuentes mis pesadillas. – me abraza y le correspondo.
–No dejaré que nada te haga más daño, ¿de acuerdo? –yo asiento –¿Confías en mí?
–Claro. –le respondo y me levanto de puntillas para besar sus labios. –Vamos.

Subimos a la camioneta y el del Distrito 10 nos lleva a la estación de trenes, donde nos aguarda un tren ultra moderno.

–Es el último modelo diseñado por el Distrito 8, es aún más rápido que los anteriores. –nos dice Herb llevando mi maleta y la de mi madre, James se opuso a que cargara con su maleta.

Para mi se ve igual a los que utilicé antes, entro y por dentro es aún más lujoso que los anteriores, lo cuál ya es decir mucho.

Empezamos a pasar por los vagones hasta llegar a los vagones camarotes, Herb deja mi equipaje sobre la cama del primer vagón dormitorio.

–James estará en el siguiente y yo en el tercero. –me dice mi madre. –Nos vemos para comer más tarde. Deberías intentar descansar un poco, te ves agotada, no te hace bien.
–Lo intentaré. –Herb y ella salen de mi dormitorio y yo me recuesto sobre la cama. Me quedo un rato mirando la lámpara en el techo, cuando siento que el tren se sacude un poco, me siento y veo por la ventana que el tren va ganando velocidad. Debemos estar saliendo del centro del Distrito, me levanto y cierro la cortina, mi camarote queda en penumbras, me vuelvo a recostar sobre la cama y me quedo dormida.

Despierto al sentir unos labios sobre mi frente.
–Dormilona te has saltado la comida, vamos, ya es la hora de cenar; no les hace bien mal pasarse. –me dice James y yo tomo su mano para levantarme, salimos de mi dormitorio y vamos al vagón comedor donde ya está mi madre.
–Recuperaste horas de sueño, eso es bueno, ahora debes alimentarte bien. –me dice mi madre mientras me siento a la mesa.

Los avox nos traen las bandejas de comida, como de todo lo que me ponen encima, siento que tengo tanta hambre que nunca podré llenarme. Cuando por fin me siento llena, dejo las fresas con chocolate sobre la mesa y miró a mi novio y a mi mamá.
–Sí que tenías hambre. –me dice divertido James y mis mejillas se encienden.
–Estaremos llegando al Capitolio alrededor de las siete de la mañana. –me informa mi madre. –Tu agenda estuvo sonando, era Plutarch, me dijo que te comuniques con él.
–Le llamaré más tarde. Iré a descansar, mañana será un día largo.

Me levanto de la mesa y camino fuera del vagón comedor, pero no voy a mi habitación, camino hasta el final del tren y entro al último vagón, y ahora es un vagón con un jardín, el techo y las paredes son de cristal, hay un par de bancas de madera cerca de un rincón, y en un inicio pienso que es un jardín artificial, pero el olor de las plantas y las flores me saca mi error, me siento en una de las bancas y admiro una enorme flor de color violeta con tonos blancos y amarillos, es una flor muy bella.

–Se llama orquídea. –me sobresalto al escucharlo.
–James, vas a matarme del susto. –le digo llevándome una mano al pecho donde mi corazón late acelerado.
–Tu eres igual de silenciosa, me has asustado en otras ocasiones, así que estamos a mano. –me dice sonriendo y sentándose en la banca junto a mí. –Necesito hablarte de algo, antes de llegar al Capitolio. Es sobre una idea de mi tía Alma y de Plutarch.
–Dime, te escucho.
–Pero, trata de no alterarte por favor. No te hace bien. –lo miro dudosa, pero al final asiento. –Mi tía quiere que hagamos nuestro compromiso real para los otros Distritos. Así que Plutarch sugirió hacerlo durante la coronación.
– Pero tú y yo no estamos realmente comprometidos.
– Lo sé, pero mi tía quiere evitar rumores sobre el bebé. Ya le dije que no, pero insiste en ello. Supongo que de eso quiere hablarte Plutarch antes de llegar al Capitolio.
–¡Es horrible! , desde que me ofrecí como Voluntaria mi vida se volvió todo un espectáculo, y del dominio público. Se supone que la finalidad de alejarme era evitar que mi hijo pasara por eso, y ahora te incluyen a ti en el circo de Plutarch. – me tomo la cabeza entre las manos, jamás voy a poder escapar de esa pesadilla.
– No tenemos que hacerlo sino quieres, hablaré con mi tía y le diré que no lo haremos, tiene que entender que no te haré pasar por lo mismo de antes, y si no entiende razones simplemente la ignoraremos. – pasa un brazo alrededor de mis hombros y me reconforta, me recargo sobre su costado y me permito sentirme débil con él.
– Gracias. – sé que debería decir más, pero lo cierto es que sigo siendo muy mala con las palabras. – de cualquier modo, tengo que hablar con Plutarch. Pronto llegaremos al Capitolio y debe tener un montón de indicaciones para mí, y más si se ha hecho del dominio público que Peeta está desaparecido, lo cual dudo mucho.
– Bien, entonces te dejaré sola para hacerlo, nos vemos por la mañana. – besa mi frente y me deja sola en la banca y deja junto a mí la agenda de Los Juegos.

Tomo el dichoso aparato y lo activo, aún pide la contraseña, por lo que ingreso la contraseña que le puse hace meses e ingreso, busco el contacto de Plutarch y llamo. Pronto miro su cara en vivo.

– ¡Katniss! Es genial que te comunicaras, justo en este momento intentaría comunicarme de nuevo contigo. Hace rato tu madre me indicó que estabas descansando. ¿Cómo te has sentido con el viaje?
– Estoy bien, ha sido agradable el viaje. Dime para qué me has llamado antes. – hace una mueca indescifrable y da un suspiro antes de continuar.
– Se trata de algunas instrucciones para tu arribo al Capitolio, parece que se ha filtrado tu regreso al Capitolio, por lo que es probable que haya prensa esperándolos en la estación de trenes, trataremos de evitar que los vean, pero sabes cómo es esto. No podremos contener a todos, por lo que la Presidenta me ha pedido que actúes de la mejor manera y que no respondas ninguna pregunta en lo relacionado a Peeta, James y tú. En el último mes se ha filtrado la noticia de que Peeta Mellark y tú ya no están juntos y que el tercero en discordia es el Comandante del Distrito 13, James Johnson, se han dado un festín los medios con la noticia. He tratado de minimizar lo más posible las especulaciones, pero no he tenido mucho éxito. – lo noto tenso, se limpia la frente con un pañuelo de seda blanco. – Además hay gran expectativa alrededor del final de los juegos, esperan un Gran Final espectacular en los Distritos, en su sed de venganza, esperan que los hagamos realmente sufrir. Pero también las protestas con los capitolinos han ido en aumento, por lo que un gran dispositivo de seguridad los estará esperando en la estación de trenes, para evitar cualquier riesgo para ti o tu bebé. Esperemos que no pase a mayores y no sea necesario usar la fuerza bruta.
– Bien, entiendo todo, ¿hay algo más? – lo interrogo en espera de que suelte las palabras que sé, se está guardando para el final y que tienen que ver con lo antes hablado con James.
– Sí, hay algo más. – se vuelve a limpiar la frente – se trata de una orden directa de la presidenta. Quiere que James y tu hagan su compromiso público.
– Plutarch, tu sabes que lo del compromiso entre James y yo no es real, es algo que tu inventaste para la gente del 10. Por lo que debes recordárselo a la presidenta, y que descarte esa idea. No volveré a ser parte de su circo. Estoy harta de que me utilicen para su entretenimiento. Mi vida privada es eso, privada. No más romances trágicos, no más cuentos y no más shows. Eso se acabó. ¿Me entendiste?
– Se lo haré saber a la Presidenta. Pero mucho me temo que insistirá en el asunto. Bien sabes que Johnson es su único sobrino, y no le está gustando el modo en que la prensa lo está pintando, es por eso que quiere que se haga público lo del supuesto compromiso. – se pasa por tercera vez el pañuelo de seda por la frente perlada de sudor. – sin embargo, lo intentaré, por lo que te pido que lo pienses y a tu llegada al Capitolio me tengas una respuesta definitiva, si quieres puedes hablarlo también con James.
– No prometo nada Plutarch, estoy agradecida por lo que has hecho por mí en el último mes, pero no sé si pueda hacer lo que me piden.
– De cualquier modo, te agradeceré que lo recapacites. – ruedo los ojos y niego, pero al final asiento.
– Lo pensaré.
– Eso es fantástico, estaremos esperándolos en la estación de trenes por la mañana. – afirmo – Hasta pronto Chica en Llamas.

Termino la videollamada y me quedo mirando hacia el paisaje oscuro afuera, ¿realmente estoy considerando la indicación de Coin? No lo sé, realmente estoy intentándolo con James, pero de ahí a hacer público que él y yo estamos en algo más que una simple relación de noviazgo, son cosas en extremo diferentes. Por lo que decido platicarlo con James, me levanto de la banca y me dirijo a los vagones dormitorios, sino mal recuerdo, me dijeron que el de James sería el continuo al mío, por lo que llamo a esa puerta. No tarda en ser abierta y veo a James en pantalones de franela grises y una musculosa blanca.
– Hola otra vez. – le digo y sonrío, él se hace a un lado y me indica que entre. Me siento sobre la cama y el en un sofá frente a mí– He hablado con Plutarch y me ha dicho lo que me has platicado antes.
– Entiendo que le digas que no, tu y yo sabemos que esa solo es parte de las mentiras que Plutarch ha dicho de nosotros en el Distrito 10, desconozco con qué finalidad, por lo que estoy de acuerdo con las decisiones que tomes.
– Sí, lo sé. Pero también me ha comentado que se ha generado todo un chismerío alrededor de nosotros y de Peeta, me ha dicho las verdaderas razones de Coin para hacerlo.
– Así que finalmente te lo dijo, les pedí que no te dijeran nada, a mí no me interesa lo que se diga de mí.
– Pero sé que a tu tía si le interesa lo que se diga de ti, sino no insistiría tanto en el asunto. – le digo un poco desesperada, porque, aunque no sé con exactitud lo que se dice de él, sé que no deben ser cosas agradables. –Y aunque no me dijo lo que se dice de ti, sé que no deben ser cosas buenas, no quiero que la gente piense cosas erróneas de ti, ni de mí. Solo nosotros sabemos lo que realmente pasa entre nosotros, pero creo que podría hacer eso por ti, tú has hecho mucho por mí y quiero hacer algo por ti. Si tú lo quieres podemos hacerlo.

Cierra los ojos y se pasa por la cara sus manos, un gesto que sé qué hace cuando se siente frustrado, lo dejo pensar todo lo que le he dicho. Recarga sus brazos sobre sus rodillas y mira al suelo, como examinando la alfombra marrón que cubre toda su habitación.

–¿Estás segura de ello? No quiero que tengas dudas o que te sientas presionada por lo que la prensa dice de mí, créeme que eso no me interesa. ¿estás cien por ciento segura de esa decisión? – me mira, sé que busca una pizca de duda en mí, para no hacerlo, lo cierto es que quiero hacer esto por él.
– Muy segura. Quiero que lo hagamos. – me mira fijamente, esos ojos verdes me intimidan y me tranquilizan a la vez.
– Bien, entonces hagámoslo, pero sin duda no dejaremos que nos presionen con una dichosa boda ¿de acuerdo? – me mira en espera de confirmación y yo asiento.
– Sin duda una boda nunca ha pasado por mi cabeza. – le digo un poco alarmada.
– Bueno pues nunca te obligaría a hacer algo así. Te quiero Katniss, realmente te quiero y también quiero a tu bebé que, aunque no sea mío, lo querré como mío, por lo menos si, continuas con ese plan.

Me levanto de mi lugar en la cama y me acerco a él para abrazarlo.

– También te quiero James. – noto sorpresa en su rostro y uno mis labios a los suyos. – Gracias por estar en mi vida, justo cuando más necesito de ti.
– Siempre estaré para ti. – me dice y besa mis labios de nuevo. – debes ir a descansar, pronto llegaremos al Capitolio y necesitaremos de muchas energías, pero da por hecho que estarás segura y a salvo conmigo.
– Gracias, te veré por la mañana. – me levanto y salgo de su habitación, ya en el pasillo doy un largo suspiro, espero no arrepentirme de las decisiones que he estado tomando.

Me dirijo a mi dormitorio y me pongo un camisón rosa pálido y me meto en las cálidas cobijas, no tardo en quedarme profundamente dormida.

Soy despertada por mi mamá de un lindo sueño conmigo en las praderas del 10 rodeada por niños de cabellos castaños.

– Hija pronto arribaremos al Capitolio, debes alistarte. –me dice mi madre besando mi cabeza.
– Bien, no tardaré en estar lista, ¿podremos desayunar aquí? ¿O tendremos que esperar hasta La Mansión? – le pregunto después de bostezar.
– ¿Tienes mucha hambre? – me pregunta mi madre y yo asiento – les pediré que te traigan algo para calmar tu apetito, porque nos espera un desayuno de bienvenida con el resto de tu equipo de trabajo en Los Juegos. – yo ruedo los ojos porque todo es un circo para Plutarch. –Te dejo para que te alistes. –besa mi frente y sale de mi habitación.

Tomo unos jeans ajustados del armario y una blusa suelta de color verde y entro al baño para darme una ducha rápida, al terminar me visto con las prendas que tome y salgo, sobre el escritorio veo una bandeja con varios aperitivos en ella, pero decido buscar primero unos zapatos cómodos para correr de ser necesario, me decido por unos botines de cuero marrón sin tacón, y me dirijo al escritorio para comer los aperitivos que dejaron para mí, como unos cinco casi sin detenerme a respirar cuando llaman a mi puerta, paso el bocado con un largo trago de jugo de manzana y me dirijo a abrir la puerta, me encuentro con un avox que me entrega una nota.

Me dirijo al baño y cepillo mis dientes y termino de cepillar mi cabello y lo ato en una rápida trenza, como la que me hacia todos los días en el 12 antes de que todo pasara, salgo de mi habitación y voy al vagón donde hay muchos sofás y una enorme pantalla, donde encuentro a mi madre y a James mirando Los Juegos.

–Han anunciado un festín para mañana. – Me dice James, mientras me siento junto a él.
–Parece que todo lo tienen planeado. –contesto mientras él pasa un brazo sobre mis hombros.

Miramos los juegos, veo que Benny y Menny buscan a Cherry, creo que quieren aliarse con ella. Pero ella no se ha dejado ver, permanece escondida entre los árboles, Krystal y Percival están en busca de Cherry, porque saben que es la única que se encuentra sola. Un avox entra y le extiende una nota a mi madre.

– James cambia al canal 8. Por favor –le dice mi madre después de leer la nota que el avox le entregó. El obedece a mi mamá y vemos en la pantalla a un gran número de personas. Algunas con pancartas enormes y vemos a una mujer de cabello azul eléctrico en un traje blanco impoluto y con un micrófono.

“Cómo pueden ver hay una gran cantidad de gente esperando el arribo de la vencedora Katniss Everdeen y su nueva conquista el comandante Johnson, podemos ver a muchas chicas esperando a la ya conocida chica en llamas para que nos explique de su ruptura con el también vencedor Peeta Mellark, a quien no hemos podido localizar desde que la relación entre Everdeen y Johnson se hizo conocida. Esperamos que El Sinsajo nos de unas palabras para todos los fans de la pareja conocida como Everlark.”


– Bueno al menos ya sé lo que nos espera. –comento a nadie en particular, James me abraza más fuerte.
–Estaremos bien, simplemente los ignoraremos. –me dice Johnson para tranquilizarme.
–James tiene razón, simplemente los ignoraremos. – reafirma las palabras del ojiverde mi madre, justo cuando veo como todo se oscurece, estamos cruzando las montañas que rodean el Capitolio.
– Estamos llegando. Estaré bien. –les digo para tranquilizarlos y tranquilizarme, James apaga la pantalla y nos levantamos para ir hacia el vagón de la salida, podemos ver por la ventanilla el majestuoso Capitolio, ya no tan luminoso y excéntrico como antes, pero aun así impone la capital de Panem. Entramos a la estación de trenes primero en penumbras y después vemos a una enorme multitud de gente con cámaras de video y cámaras fotográficas.

Cuando el tren frena y la puerta es abierta, un gran grupo de agentes en uniformes grises nos rodea y aleja a la gente de nosotros. James toma mi mano fuertemente y trata de alejar los micrófonos y los lentes de las cámaras de mi rostro mientras me bombardean con preguntas que bloqueo recordando mi sueño de anoche. Hasta que finalmente llegamos hasta la camioneta negra con los vidrios entintados y entramos rápidamente, el chofer que nos aguardaba adentro, maniobra para salir del estacionamiento y dirigirse a la Mansión.

–Jack, ¿sabes si en La Mansión nos encontraremos con otra bienvenida así? –pregunta James al chofer.
–En efecto, pero no te preocupes James, los dejaré en el estacionamiento subterráneo de La Mansión, así que evitaran la prensa. De ahí directo a la recepción del fuerte.

James y el chofer que ahora sé se llama Jack se enfrascan en una conversación, por lo que entiendo Jack también viene del 13 y se conocieron en la academia, Jack tiene una mujer y un hijo, y así llegamos a la Mansión Presidencial que está rodeada de prensa, que empieza a fotografíar y filmar nuestro vehículo, entramos con algo de dificultad, pues la prensa no se quita, hasta que un grupo de uniformados los quitan no muy amablemente del paso, entramos y vamos por una rampa hacia abajo, donde nos espera Plutarch junto a Alma Coin.

–¡Bienvenidos de nuevo! –nos grita entusiasmado Plutarch.

¿Les gustan los capítulos así de largos? ¿O los prefieren cortos?
Karly 🖤

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