Capítulo 3. El comenzar de cero con los Juegos.
Me despierto y me estiro en mi cómoda cama, miro a la mesita de noche junto a mí y veo que el reloj marca las nueve y treinta de la mañana, hace tanto que no dormía hasta está hora, me levanto y busco ropa en el armario, hoy tengo terapia con el doctor Aurelius a las once así que no podré ir a visitar a Peeta antes, será mejor, así Johanna tendrá toda la mañana con él para hablar de sus nuevos sentimientos. Decido ponerme un vestido de lycra verde claro con mangas largas y que me llega abajo de la rodilla, nunca me imaginé que yo alguna vez fuera a usar algo como esto, pero sí no lo uso ahora, jamás lo usaré, me pongo el ajustado vestido y busco unos zapatos, hay infinidad de zapatos, no sé quién allá elegido la ropa de mi armario, pero quién allá sido desperdicio tiempo y dinero comprando zapatillas de tacón de aguja porque no creo usarlas nunca, al final me decido por unos zapatos de piso blancos, me los calzo y voy al tocador, veo mi reflejo en el espejo, tomo el cepillo y comienzo a cepillar mi cabello, decido dejarlo suelto, sólo me coloco un pasador blanco de manera que evite que el cabello me cubra la cara, veo el reloj, sólo faltan cuarenta y cinco minutos para que empiece la terapia, así que ordenó mi desayuno por el micrófono y llega de inmediato, me como todo rápido y voy al baño a lavarme los dientes, estoy terminando de cepillar mis dientes cuando llaman a la puerta, es el siempre puntual Dr. Aurelius, como en todas las sesiones se sienta en la silla junto a la ventana y a la mesa y comienza con la misma pregunta.
-¿De qué quieres platicar hoy Katniss? –Eso es algo que me gusta del doctor Aurelius, nunca pregunta ¿cómo me siento? O ¿cómo te sientes hoy? Preguntas estúpidas de ese tipo, el siempre pregunta de qué quiero hablar y también respeta mis días en los que no deseo hablar de nada. Así que comienzo a pensar sobre que quiero hablar, nos quedamos unos minutos en silencio mientras pienso, al final decido hablar de Peeta, es quién da más vueltas en mi cabeza.
-Creo que sobre Peeta. –el se endereza un poco y empieza a tomar notas en su sujetapapeles.
-¿Qué pasó con Peeta? ¿Lo viste? –me mira expectante, yo divago un poco mi mirada por la habitación.
-Sí lo fui a visitar al hospital, me gusta su habitación y se ve mejor. –vuelve a anotar algo en sus papeles.
-¿Te gusta su habitación? Más específicamente ¿qué te gusta de su habitación? –sujetan su bolígrafo en la mano que utiliza para apoyar su barbilla.
-Creo que no es la habitación como tal. –me levanto de mi lugar en la cama y empiezo a caminar por la habitación de nuevo. –Si no la libertad que tiene en ella, porque él puede hacer sus cosas, él se cocina, él lava los trastos. –doy un suspiro corto. –Cosas que parecen insignificantes pero que te hacen sentir como que tu vida vuelve lentamente a la normalidad, él tiene la libertad de hacer esas cosas y yo no puedo estando en esta habitación donde lo único que hacen es mimarme. –doy un ligero bufido.
-¿Te gustaría vivir sola? –su pregunta me pilla por sorpresa, pero sin dudarlo le respondo.
-Sí me gustaría hacer mis cosas por cuenta propia.
-Bien, ¿qué te parece si lo intentamos?, probaremos una nueva técnica, te instalamos en un departamento en una zona cercana, las terapias serán una vez a la semana en vez de tres y vemos como te adaptas a vivir a tú plena libertad. –mi cara se ilumina nada más de pensar en salir por fin de aquí.
-¿Lo dice en serio?
-Claro, es una terapia similar a la de Peeta. –me responde mientras toma más notas en sus hojas.
-Me gustaría mucho eso. –dejo de caminar y me quedo muy quieta esperando que no me mienta.
-Bien comenzaré los trámites y pronto serás enviada fuera con pre alta. ¿Algo más de lo que quieras platicar? –me da una de esas miradas, de que sabe que qgo más ronda mis pensamientos.
-Sí de hecho sí. No sé cómo entender mis sentimientos por Peeta, por un lado me da miedo pero cuando estoy cerca de él sólo quiero estar más cerca de él. –siento mi cara arder, yo no hablo de estas cosas y aquí estoy hablando con un completo desconocido sobre mis sentimientos.
-Creo que lo más adecuado será que no lo presiones. –le doy una mirada interrogante, que parece que entiende porque continúa con su explicación. –mira, él lo está haciendo muy bien y lo mejor será que aclares con él los límites hasta los cuales puedes llegar sin hacerlo retroceder ¿me doy a entender? –me vuelvo a sentar en la cama y lo miró, tratando de seguir sus explicaciones.
-Creo que sí, lo que usted dice es que Peeta y yo debemos hablar hasta dónde es conveniente que llegué yo, sin presionarlo, o sea que si sólo puedo abrazarlo o si sólo podemos estar cerca, ¿a esos límites se refiere no doctor? –el asiente con la cabeza y me da una sonrisa cargada de orgullo.
-Exactamente, no presionarlo para no alterarlo.
-Bien es lo que haré. –ya mis pensamientos están corriendo hacia recuerdos y pensamientos con Peeta, ¿qué me pasa? ¿Cuándo me volví tan cursi?
-Bien Katniss, ¿algo más? –vuelvo a la realidad y niego.
-No, es todo doctor.
-Bien, entonces me voy para preparar tus trámites. –toma su sujetapapeles y mete su bolígrafo en el bolsillo de su bata blanca y se levanta de su silla.
-Gracias doctor. –le digo genuina ente, el me da una ligera sonrisa y se despide.
-Hasta la próxima semana señorita Everdeen.
El doctor sale de mi habitación y yo me acerco al tocador, me cepillo de nuevo el cabello y miro mi reflejo en el espejo, después miro todo lo que hay en el tocador, maquillaje, sombras, labiales, brillos, cremas, perfumes e infinidad de cosas, me sorprendo a mi misma tomando un brillo labial de fresa, decido probarlo, lo abro y aplicó un poco en mi labio inferior, no veo que cambie el color de mi labio, sólo distingo un poco el olor y el sabor a fresa, aplico en mi labio superior y me miro al espejo, se ven brillosos mis labios pero su color no ha cambiado, me gusta este brillo, decido que ya es tiempo de ver a Peeta, no sé que vaya a pensar de mi, con mi nueva apariencia, ¿le gustara? Seguramente Johanna ya fue a verlo, es más de medio día, hecho un último vistazo a mi reflejo y salgo con rumbo al hospital, llegó a la recepción y le hablo a la enfermera que está más cerca, porque hay dos sólo que una es rubia y la otra morena, la morena es quién está más cerca.
-Hola señorita, disculpe. –La enfermera morena voltea y se acerca a mí en el escritorio.
-¿En qué puedo ayudarle señorita?
-Vengo a visitar a Peeta Mellark.
-Claro, sígame. –De nuevo me dirige por los pasillos hasta la sala de espera, me dice que tomé asiento que irá a ver si su visita anterior ya se fue, me siento en el sillón frente a la pantalla y justo están transmitiendo un comercial que anuncia los 76° Juegos del Hambre, donde sale Plutarch diciendo que serán espectaculares y Coin diciendo que pronto darán inicio y aparecen muchas imágenes de los juegos anteriores y al final una imagen de mi Sinsajo en llamas. Término de ver el comercial y aparece la enfermera de vuelta.
-¿Señorita? –Me pregunta mi nombre.
-Everdeen. –¿No me conoce o solo finge que no sabe quién soy? Esas preguntas me hacen mirarla recelosa, por Dios mi cara estuvo en todos lados por lo menos los últimos tres años. No puede ser que no me conozca.
-Bien señorita Everdeen, el señor Mellark la espera. –Alejo los pensamientos de sospecha de mi y le agradezco.
-Gracias.
-Cualquier cosa, estoy en la recepción, mi nombre es Sasha.
-Gracias, muy amable. –Dejo mis sospechas de la enfermera a un lado y me dispongo a ir a ver a Peeta.
Me levanto del sillón y voy por el pasillo hasta la cuarta puerta y tocó suavemente y espero su respuesta.
-Adelante, pasen. –Escuchar la voz de mi chico del pan hace que mi corazón se acelere, giro el pomo y entro despacio, lo veo de espaldas en la cocina.
-Hola Peeta.
-Pasa Katniss, toma asiento, ¿gustas comer? Llegaste a la hora. –Ni siquiera me ve, está muy entretenido en lo que cocina, no sé que sea pero huele delicioso así que decido aceptar su invitación a comer.
-Claro, ya hace hambre.
-Excelente, toma asiento en el sofá en lo que término de asar está carne.
-Claro, gracias.
Me dirijo al sofá donde me senté ayer y me acomodo mientras miro a Peeta moverse en la cocina. Ninguno de los dos habla, el está demasiado concentrado en lo que hace y yo demasiado absorta mirándolo. Me siento sorprendida cuando voltea y me mira con una sonrisa, yo le devuelvo la sonrisa y me pregunta.
-¿Me puedes ayudar a poner la mesa?
-Claro, dime dónde están las cosas y yo lo hago.
Me levanto del sillón y me mira diciendo. -Que linda te ves. –Mis mejillas se ponen rojas y le respondo con una sonrisa.
-Los platos están en la alacena de arriba del lado derecho, los vasos arriba a la izquierda y los cubiertos en el cajón de la derecha aquí abajo.
-¿y las servilletas?
-Cierto, en el cajón de abajo del de los cubiertos.
-De acuerdo tú continúa con la comida y yo pongo la mesa.
Peeta se gira de nuevo a la comida y yo me dirijo hacia donde se encuentra él, abro la alacena de los platos y los veo acomodados por tamaños, tomo un par de platos grandes extendidos y otro par de los hondos y los coloco en la mesa, me dirijo a la alacena de los vasos y me encuentro con que no sólo hay vasos, sino también copas, tomo un par de copas grandes para agua. Me dirijo al refrigerador y antes de abrirlo me dirijo a Peeta.
-¿Puedo? –Se ríe y me contesta moviendo la cabeza.
-Adelante, toma lo que gustes.
Abro el refrigerador y veo muchas cosas, quién sea que haga el súper para Peeta trae todo lo que sus ojos ven, tomo una jarra de lo que parece agua de sandía y la estoy sacando cuando veo una botella de sidra de manzana, dejó la jarra con agua en la mesa y regreso al frigorífico y tomo la botella, es sidra de manzana sin alcohol, la saco también. La pongo en la mesa y voy a la alacena de vasos y copas y saco dos copas delegadas y largas, las coloco en la mesa, abro la puerta de abajo a la izquierda y encuentro lo que busco un cubo para la sidra, regreso a frigorífico y saco hielos los pongo en el cubo, voy al cajón de servilletas, tomo tres servilletas blancas, cierro el cajón y abro el de los cubiertos, tomo dos juegos de cubiertos y pongo todo en la mesa, doblo una servilleta por la mitad y la enrollo alrededor de la botella de sidra y la meto en el cubo con hielos, doblo las otras servilletas en tres, pongo los platos extendidos frente a cada silla y encima los hondos, a la derecha de los platos los cubiertos, encima de los platos coloque la servilleta y arriba de los cubiertos las copas, dejó los especieros en el centro de la mesa y pongo la jarra junto a los especieros y el cubo con la botella sobre el fregadero de la cocina porque no encontré otro lugar, término de poner la mesa y miro a Peeta que está muy atento a lo que hago. Me ruborizo y le digo apenada.
-Perdón la demora, quería que todo estuviera perfecto.
-Y vaya que lo está, nunca creí que fueras a poner tan espléndida mesa.
-Mi mamá nos enseño a Prim y a mí. –Al decir el nombre de mi pequeña hermana se me hace un nudo en la garganta y mis ojos se empiezan a llenar de lágrimas, porque los recuerdos de esos días llegan a mi mente, esos recuerdos que bajón otras circunstancias ni siquiera los recordaría, bajo la mirada hacia mis zapatos y siento los brazos de Peeta rodeándome, me siento tan segura en ellos, que de inmediato las lágrimas dejan de llegar a mi ojos, levanto la mirada a los ojos de Peeta y antes de que me lance a besarlo de nuevo le digo.
-Deberíamos comer o se va a enfriar la comida. –Peeta me suelta no sin antes besar mi cabeza. Toma los platos hondos y los llena con crema de calabaza con elotitos nadando en ella, tomo asiento en una de las sillas y Peeta frente a mí, comenzamos a comer nuestra crema, noto que le hace falta un poco de sal, y estoy por tomar el salero cuando Peeta también, nuestras manos se rozan provocando una ligera corriente eléctrica que recorre todo mi cuerpo, ambos retiramos nuestras manos y reímos.
-Adelante Kat, tú primero. –Tomo el salero y le hecho a mi crema, lo pongo de nuevo en su lugar y lo coge el chico de ojos azules frente a mí, tomo mi crema y decido empezar a hablar.
-Peeta quería preguntarte algo.
-Adelante dime.
-Bueno, me gustaría que me dijeras cual es el límite de nuestra amistad. –Veo que no entiende la pregunta porque hace cara de confusión. Así que me estrruji los sesos pensando cómo ser más clara en mi pregunta. -Me refiero a que por ejemplo si soportarías que te abrazará efusivamente o sólo podrías soportar darme la mano, a eso me refiero, por así decirlo ¿qué tengo permitido hacer y qué no? –El antes panadero sonríe de lado antes de responder.
-Ammm... Bueno eso es extraño pero bueno podríamos decir que no podría soportar otro beso sorpresa y con huida fugaz. –Me sonrojo y sonrío porque él me está sonriendo.
-Lo siento.
-No hay problema pero ¿por qué lo hiciste?
-No lo sé, te vi tan cerca y no lo pensé y me sentí mal porque no lo correspondiste fue que salí corriendo, pensé que te había alterado.
-¿Y tuviste miedo de que te atacará de nuevo? –me mira atento en espera de una respuesta, yo termino de pasar el bocado que acabo de meter en mi boca antes de contestar.
-No. –hago una pausa para limpiar las comisuras de mi boca, solo por nervios. –Me preocupaba que tú te hicieras daño a ti mismo por mi imprudencia.
-Vaya eso es extraño. –me contesta sin verme, juega con los elotitos en su crema con la cuchara.
-¿Por qué extraño?
-Que estuvieras más preocupada por mí que por ti. –él me da una mirada que no puedo descifrar, y mete otra cucharada con crema en su boca.
-Yo siempre me preocupo más por las personas que quiero antes que en mí. –revuelvo mi crema con mi cuchara porque no me gusta como se está tornando esta conversación, pareciera que duda de mis palabras, no estoy segura si habla en serio o me está tomando el pelo.
-Eso está mal, pero no te diré nada al respecto porque yo soy igual contigo. –yo sigo comiendo mi crema, mientras lo miro de soslayo. –preferiría mil veces lastimarme a mi mismo que hacerte daño.
-Ya ves no estaba equivocada. –vaya, parece que tenía yo razón.
El chico rubio se ríe y me estira la mano al mismo tiempo que me pregunta.
-¿Terminaste tú crema? ¿Te sirvo el plato fuerte? –Le sonrío y le doy mi plato extendido, toma el suyo y va a las hornillas, yo tomo los platos sucios y los pongo en el fregadero, regreso a mi silla y el rubio regresa con los platos llenos de chuleta de cerdo asada con ensalada verde y aderezo blanco. Me llevó un pedazo a la boca y está delicioso.
-Peeta, esto está delicioso. –cierro los ojos y me deleito con la comida.
-Gracias Katniss.
-La próxima vez yo cocinaré ¿de acuerdo? –luego recuerdo lo desastrosa que soy en la cocina y me retracto. –No, mejor no, soy un desastre en la cocina, terminaríamos llamando a los bomberos.
El se ríe abiertamente, de esas risas que tanto me gustan en él, porque me llegan directo al corazón y lo reconfortan. -De acuerdo. No me molesta seguir cocinando para los dos. –no me ha dicho nada de Johanna, supongo que si quiero saber debo preguntar directamente, pero cómo, vamos Katniss, no eres una gallina, solo preguntale.
-Oye Peeta, ¿Johanna ya vino a visitarte hoy? –él sigue comiendo de su chuleta antes de contestar.
-Sí vino temprano en la mañana. –¿sin detalles? ¿De verdad me lo va a complicar? Doy un ligero bufido que dudo que escuche, así que me va a obligar a preguntar directamente.
-¿Te dijo algo especial?
-Sí Katniss ya me dijo. –yo me hago la desentendido, porque no me ha dicho lo más importante, qué le dijo él a ella.
-¿Qué te dijo?
-Que está enamorada de mí.
-Oh vaya. –me da una mirada de que no me cree.
-Ya lo sabías, no te queda fingir sorpresa. –Me dice sonriendo y yo me río porque es obvio que lo sabía y porque los nervios me están matando.
-¿Y qué le dijiste?
-Que agradezco su sinceridad pero que yo sólo estoy enamorado de ti. –Eso hizo que me atragantara con el bocado en mi boca, Peeta se levanta de su silla y se acerca a mí y llena mi copa con agua, yo la bebo a tragos cortos y logro pasar el bocado.-¿Estás bien? ¿Necesitas más agua?
-No ya estoy mejor. –limpio mi boca con la servilleta y continuo tomando agua a pequeños sorbos.
-Me asustaste Katniss.
-Lo siento. –me sonrojo, así que escondo la mirada viendo la comida que aún queda en mi plato. –me sorprendió tú declaración.
-¿Cuál? ¿Que sigo enamorado de ti?
-Sí. –aunque fue una sorpresa que me gustó.
-Pues lo estoy, aún no con la misma intensidad que antes, pero estoy enamorado de ti. –y diciendo eso de manera contundente mete un bocado a su boca, yo sonrío porque mi corazón ha empezado a latir fuerte con sus palabras y un grupo de mariposas ha emprendido el vuelo en mi panza. Así que ahí voy a arriesgarme como el lo ha hecho antes por mi.
-Yo también estoy enamorada de ti. –Y ahora es él quien se atraganta con el bocado, yo me levanto y le doy su copa con agua y la bebe despacio, ya que paso el bocado dice.
-Mejor terminemos de comer antes de seguir con las declaraciones o alguno podría morir ahogado.
Yo me río de su comentario y continuamos comiendo ahora en silencio. Cuando termino el chico del pan levanta los platos y cubiertos y los pone en el fregadero, toma el cubo con la sidra y la lleva a la mesa, la abre y llena nuestras copas. Se sienta de nuevo frente a mí y comienza a hablar.
-¿Así que estas enamorada de mi? ¿Cómo te diste cuenta?
-Ammm pues en realidad creo que me di cuenta ayer, bueno hasta cierto punto sabía que sentía cosas por ti, pero no entendía esos sentimientos hasta el día de ayer que te besé y no obtuve respuesta de tú parte y sentí un hueco en el estómago y pensé que había cometido un error y que había echado a perder todo luego acabé de reafirmar mis sentimientos cuando Johanna me dijo que está enamorada de ti y en ese momento sentía ganas de arrancarle la cabeza, porque yo siento que eres mío y yo tuya y ella no podía cambiar eso.
-¿Sentiste celos por Johanna? –me sonrojo y miro a cualquier otro lado menos a Peeta, ruedo los ojos antes de contestar.
-Yo creo que sí.
-Katniss yo nunca podría enamorarme de alguien más, sólo de ti he estado y estaré siempre enamorado. Nunca nadie cambiara eso. –Yo me quedo muda después de las palabras de mi chico rubio de ojos azules y le doy un sorbo a mi copa con sidra, hasta que Peeta vuelve a hablar. -¿Qué te parece sí empezamos de nuevo? ¡Empecemos de cero!
-¿Te refieres a olvidar todo lo que los Juegos y la Guerra nos hicieron?
-Sí, sí así lo quieres, yo sólo me refería a borrar los malos recuerdos y atesorar los lindos, pero sí quieres podemos olvidar todo antes de este momento.
Me quedo pensando, ¿hay algún momento que desee conservar? Sí, esos últimos momentos en la arena del Vasallaje y las noches en el tren en la Gira de La Victoria y las últimas noches en el centro de entrenamiento, eso es lo que deseo guardar así que le respondo a Peeta.
-Guardemos los lindos recuerdos y empecemos de nuevo.
-¿En serio Katniss? ¿Lo dices en serio?
-Claro, nunca he hablado más en serio en mi vida. –Mi chico del pan se levanta de su silla y camina hacia mí, yo me levanto también y siento sus manos tocar mis mejillas y levanta mi cara para que lo mire y comienza a acercarse a mí, puedo sentir su suave aliento en mi cara, está más cerca y cierro los ojos y siento sus labios rozar los míos, mis labios responden inmediatamente y nos volvemos un sólo ser al fundirnos en ese beso, sólo nos separamos por falta de aire, yo le sonrío y me sonríe también y recorre mi labio inferior con su dedo pulgar y comienza reírse.
-¿Qué es lo que te da tanta risa? –Pregunto yo sonriendo.
-Que te he besado tantas veces antes y nunca había sentido lo que sentí ahora.
-¿En verdad? Siento lo mismo.
-Creo que esto es empezar de cero.
-Cierto. –Y vuelvo a besarlo, ese beso me dejo con ganas de más besos. Cuando nos separamos por aire Peeta me sorprende preguntando.
-¿Katniss quieres ser mi novia?
-Creí que ya lo era.
Ambos reímos y nos besamos de nuevo.
Después de pasar una tarde increíble con Peeta que tuvimos que terminar porque se acabó el tiempo de visita, regrese a mi habitación, estaba tan feliz, por fin estamos juntos Peeta y yo, por fin me siento como una chica de 17 años normal, voy distraída y recordando la maravillosa tarde con mi novio, entro en mi habitación y veo una nota sobre el tocador.
Sin duda es una nota de Haymitch, así que le hago caso a la nota, salgo de mi habitación y veo al guardia al final del pasillo, me acerco y le pregunto.
-¿Disculpe el comando central dónde se encuentra? ¿Podría decirme como llegar? –El tipo me da primero una mirada de reconocimiento y procede a decirme.
-Baje por el ascensor que está al final del pasillo hasta el tercer piso, al salir del ascensor caminará hasta el final del pasillo y dará vuelta a la izquierda, en el primer pasillo a la derecha y al fondo está Comando Central.
-Gracias que amable.
Camino hacia el final del pasillo y llamó el ascensor, cuando abre las puestas entro y presiono el botón con el número 3, el ascensor comienza a bajar y se abren de nuevo las puertas, estoy en el tercer piso, aquí la alfombra no es gris es de un intenso color rojo, camino hasta el final del pasillo y doy vuelta a la izquierda como me dijo el guardia y en el primer pasillo escucho voces, doy vuelta y al fondo veo una puerta blanca, me dirijo a ella y basta con acercarme para que se abra, entro y veo que están sentados alrededor de una mesa de cristal con luces a Haymitch, Johanna, Beetee, Enobaria, Effie, Fulvia y Plutarch.
-Ya ven, les dije que ya no tardaría. –Dice Haymitch.
-Bien llamaré a la Presidenta para empezar la junta, siéntate Katniss, hay lugar entre Haymitch y Effie. –tomo el lugar que Plutarch me indica mientras el teclea y presiona botones en la mesa, todos escuchamos la voz de Coin.
-¿Ya están listos todos?
-Sí señora, ya puede asistir a la junta.
-Bien, estoy ahí en cinco minutos. –Y Plutarch presiona un botón y no escuchamos nada más.
-Bien Katniss, es la primer junta sobre la organización de los 76° Juegos del Hambre, hoy determinaremos las reglas, la arena y los tributos, así que, aquí está tú agenda y ahí aparecen los días y horas de las juntas y puedes hacer anotaciones sobre tus ideas y clases sobre ser un Vigilante.
Plutarch me da un pequeño cuadro del tamaño de mi mano y se activa, lo presiono con el dedo y veo infinidad de menús, pero presiono el icono que dice 76 y me abre un menú donde indica que ingrese datos, me pide mi nombre y que ingresé una contraseña, Effie se me acerca y me dice que escriba contraseña que sólo yo sepa y será mi clave de acceso porque la información de los Juegos es confidencial, escribo mi contraseña y abre más menús y Effie me dice.
-Ya no presiones nada hasta que nos den instrucciones.
Todos toman su agenda e ingresan al mismo menú que yo, en eso entra Coin y se sienta junto a Plutarch y Haymitch.
-Bien iniciamos, primera reunión de proyecto Juegos del Hambre.
Fulvia presiona botones y dice. -Todas las agendas sincronizadas y grabando.
Y luego Plutarch continúa -Primer punto a tratar, las reglas del Juego. Las reglas hasta ahora establecían que debía haber 24 tributos, un hombre y una mujer por Distrito entre las edades de 12 a 18 años. Ahora se establecerá que debe haber 30 tributos escogidos de entre todos los niños entre 11 a 17 años que tengan la nacionalidad del Capitolio. ¿Todos de acuerdo?
Johanna es la primera en hablar. -¿Podemos arreglar el sorteo para que un lugar de los 30 este destinado para la nieta de Snow?
-Claro eso es definitivo. –Contesta Coin y pregunta.
-¿Todos de acuerdo?
Y todos respondemos al unísono. -Sí, de acuerdo.
Plutarch vuelve a hablar -Se establecía que los Tributos realizaran un desfile por el círculo de la ciudad para que los conocieran los patrocinadores y conseguir seguidores para las apuestas. Está regla no tiene cambios. ¿Todos de acuerdo? –Es cuando decido hablar.
-¿Quiénes serán los patrocinadores? ¿Los capitalinos?
-Hemos pensado en eso y decidimos que serán los Distritos quienes patrocinen, se les asignará un presupuesto para que lo destinen a quién ellos deseen por medio de elecciones en cada Distrito. –Me contesta Coin, es una buena idea, ahora sí podrán divertirse los Distritos.
-¿Todos de acuerdo? –Pregunta de nuevo Coin y todos contestamos.
-Sí, de acuerdo.
Plutarch continúa: -Se establecía que antes de los Juegos se les daba un entrenamiento de tres días y al final tendrían una sesión privada con los Vigilantes para darles una calificación y dar parámetros a los patrocinadores y apostadores sobre a quién apoyar. Se ha decidido que no sean sólo tres días, sino cinco con el propósito de que los Juegos sean más entretenidos. ¿Todos de acuerdo?
-Sí, todos de acuerdo.
-Se establecía que al final del entrenamiento se les realiza una entrevista con duración de quince minutos por tributo a fin de que los patrocinadores conozcan mejor a los Tributos. Se decidió no modificar está regla. ¿Todos de acuerdo?
-Sí, todos de acuerdo.
-Se establecía que sólo puede haber un vencedor que sería colmado de riqueza y comodidades por el resto de su vida. Se decidió modificar la regla para que el premio sólo sea perdonarle la vida y dejarlo libre y a su suerte ¿Todos de acuerdo?
-Sí, todos de acuerdo.
-Esas son todas las reglas, terminamos con el punto uno de la reunión.
Dice Plutarch y Johanna suelta un suspiro y dice.
-Por fin.
Todos ignoramos su comentario y Fulvia habla. -Antes de pasar al segundo punto, Effie y yo queremos comentar los avances que hemos tenido en nuestra tarea asignada.
-Bien las escuchamos. –Responde Coin recargándose en el respaldo de su silla. Effie empieza a hablar.
-Ha sido difícil encontrar estilistas y equipos de preparación vivos, sin embargo hemos conseguido a veintiún estilistas de los cuales quince están bajo amenaza de muerte para trabajar y los otro dieciséis lo hacen por la satisfacción, el honor y la paga y también tenemos ya a veinticinco equipos de preparación con tres integrantes cada equipo trabajando por la paga.
-Bien es un buen progreso ¿Creen poder conseguir a los que faltan? –Pregunta Plutarch.
-Sí, ya estamos en eso, a más tardar en una semana estarán todos trabajando.
-Excelente, buen trabajo continuemos. –Responde Coin.
Y Plutarch continúa: -Segundo punto a tratar, la Arena, hemos preseleccionado tres arenas diferentes, son las más grandes, considerando que son más Tributos y si los metemos en una pequeña, los juegos serán rápidos y no tan entretenidos como queremos que sean, la primer arena preseleccionada es está.
Plutarch presiona botones en la mesa y en el centro de la mesa se proyecta una imagen en 3D y Haymitch empieza a hablar de sus características.
-Esta representa una ciudad en ruinas, no hay nada que comer ni nada que beber, sólo podrán sobrevivir con lo que tomen de la Cornucopia y lo que sus patrocinadores les envíen. Como todas las arenas tiene trampas que podremos activar nosotros, hay mucho lugar donde esconderse y refugiarse, tendríamos que tener la temperatura a 40° C para que no toleren estar refugiados y salgan a las zonas abiertas pero con sombras.
Decido agregar algo -También podríamos activar la calefacción en los edificios de ser necesario.
-Esa es la actitud de un Vigilante, señores. –Dice emocionado Plutarch y dando un golpe con la mano en la mesa.
-Bien, la segunda opción ¿cuál es? –Presiona Coin, Plutarch presiona botones y aparece una nueva imagen. Haymitch empieza a hablar de nuevo:
-Está arena representa la playa y el mar, hay un faro que dará mucha luz en la noche, no hay muchos lugares donde esconderse salvo algunas cuevas en las rocas que están al fondo de la playa, la Cornucopia está en medio del mar, sólo pondremos armas porque se pueden alimentar de los frutos de las palmeras en la playa o de peces del mar, será muy caluroso y pienso que muchos podrían morir ahogados o tragados por el mar eso los haría más aburridos.
Nadie comenta nada y definitivamente a nadie le entusiasma está Arena, Plutarch presiona botones de nuevo y aparece una nueva imagen y antes de que Haymitch hable Plutarch brinca de su asiento y grita. -¡Esa es mi favorita!
Todos lo miramos y se vuelve a sentar dejando a Haymitch empezar a hablar-Está la he llamado la Arena impredecible, ni siquiera nosotros podemos modificarla, decide autónomamente en que convertirse y en qué momento hacerlo, lo que sí controlamos son las trampas, pero hay que diseñarlas en el momento, pues no sabemos en qué se convertirá.
Estoy mirando la imagen de un desierto cuando comienzan a desaparecer la escasa vegetación y comienzan a salir árboles y pinos, de ser un desierto se ha convertido en un bosque, incluso hasta sale un río y un lago, es caprichosa la Arena. Me gusta, sería divertido ver como se adaptan los consentidos.
-Es interesante, me gusta. –Comento yo y Johanna me apoya.
-También me gusta, es parecida al maldito reloj que nos hizo pasar tanto en el Vasallaje. Sólo que es impredecible y no cambia cada hora.
Enobaria por fin habla -Creo que es la ideal, que se adapten los inadaptados.
-¿Son todas las opciones? –Pregunta Coin.
-Sí señora, las preseleccionadas sí. –Responde Plutarch preocupado porque las Arenas no hayan sido del agrado de Coin.
-Entonces comencemos la votación. Plutarch tú primero.
-Yo digo opción 3.
-¿Haymitch? –Pregunta de nuevo la mujer de cabello gris.
-Yo digo opción 1. –responde Haymitch, ella continúa preguntando.
-Bien ¿Katniss?
De inmediato respondo -Yo digo opción 3.
-¿Johanna?
-La 3 por supuesto. –responde Johan a con una sonrisa en la cara.
-¿Enobaria?
-De acuerdo con Johanna, la 3.
-¿Beetee?
-La 1. –contesta Beete ajustando sus gafas en el puente de su nariz.
-¿Effie?
-Apoyo a Haymitch con la 1.
-¿Fulvia?
-La 1.
-Bien, tenemos un empate, así que yo decido. Y mi voto es por la opción 3.
-¡Excelente! –Grita Plutarch cuando la Presidenta da su voto.
-Bien ya determinamos los puntos uno y dos, ahora el punto tres. Los Tributos serán cosechados ¿dónde? ¿Cómo? Y ¿cuándo? –Pregunta Plutarch.
-Bien ya determinamos que serán 30 Tributos, ¿les parece que sean 15 mujeres y 15 hombres? –Pregunta Haymitch. Todos respondemos.
-Si.
-Entonces haremos lo de cada año, separar en dos urnas a todos los niños entre los 11 y los 17 años. –Comenta Effie. Cuando Coin niega con la cabeza.
-No, separemos en catorce urnas, siete para cada sexo y cada sexo dividido por edades, así seleccionaran 3 niños de 11 años y 2 del resto de las edades. –Suena sádico enviar tres niños y tres niñas de 11 años, pero parece justo, así que aceptamos la propuesta de Coin.
-Bien, que sea por edades y sexo. –Confirma Effie.
-Creemos que todo estará listo en tres semanas, así que la cosecha se realizará en tres semanas fuera de la mansión. –Dice Plutarch.
-Bien, mañana daré el anuncio. Beetee ¿Todos los Distritos tienen transmisión simultánea?
-Sí presidenta, todos del uno al trece.
-Bien, mañana daré el aviso y todo Panem estará obligado a ver los Juegos.
Mi subconsciente reacciona y miro a Haymitch que tiene la misma cara de sorpresa que yo, ni Peeta ni Annie podrían soportar verlos, así que hago mi pregunta -Disculpe presidenta ¿todas las personas de Panem? ¿Se podrían hacer un par de excepciones?
-¿De qué excepciones habla señorita Everdeen? –Me responde la mujer de cabello gris, mirándome directamente a los ojos y le respondo.
-Hablo de Annie y Peeta por supuesto.
-Oh claro, ellos podrán decidir si verlos o no, ellos no están obligados. –Responde Alma despreocupada. Mi corazón y mi alma se tranquilizan y veo que Haymitch se relaja.
-¿Algo más que agregar o decir? –Pregunta Coin recargando sus codos sobre la mesa. Plutarch levanta la mano y dice.
-Bien como Caesar Flickerman será ejecutado en unos días, he pensado que Effie tomé su lugar como presentadora y comentarista y que Fulvia tomé el lugar de Claudius que fue ejecutado ayer. ¿Le parece señora Presidenta?
-Estoy de acuerdo con eso Plutarch. Bien Effie serás la presentadora, vete preparando. –Effie está muda así que sólo asiente efusivamente con su cabeza, tanto que la peluca casi se le cae. -Bien doy por terminada la primera junta sobre el proyecto Juegos del Hambre.
Dice Coin levantándose de su silla y camina hacia la salida sin decir más, yo abrazo a Effie y la felicito por su trabajo, todos felicitan a Effie y a Fulvia por sus nuevos nombramientos, ya es tarde y me siento cansada, así que me despido de Effie y Haymitch y estoy saliendo cuando Johanna me alcanza.
-¿Qué con tú nueva imagen? –y me da un azote en el trasero, yo le doy una de mis mejores miradas asesinas.
-¿Qué tiene? Decidí empezar de nuevo, así que decidí cambiar un poco.
-¿Un poco? Este cambio es extremo. Por cierto ¿dónde estuviste toda la tarde? Fui a buscarte y no estabas.
-Anduve paseando por la mansión.
Peeta y yo decidimos que aún no les diremos nada a nadie de que somos novios, hasta que el sea dado de alta del hospital.
-¿Dando vueltas en dónde?
-Por la mansión y sus alrededores y más tarde fui a ver a Peeta.
-¿Te comentó algo?
-¿De qué?
-De que fui a verlo.
-No, no me dijo nada.
Miento con tanta naturalidad que me cree.
-Aaaa... Es que fui a verlo temprano y le dije lo que siento por él y me dijo que era correspondida, que el también sentía cosas por mí.
Me detengo de inmediato, ¿a qué está jugando Johanna? Pero decido seguirle la corriente para ver de lo que es capaz. Entramos en el ascensor y yo presionó el botón con el número 8 y ella el número 7.
-Bien entonces seré sólo su amiga, no me interpondré entre ustedes, tú ganaste y lo acepto. –Digo yo, poniendo una cara triste, ella acaricia mi brazo.
-Lo siento, no estés triste, pueden seguir siendo amigos y ahora tú y yo somos amigas. –La puerta del ascensor se abre en el piso de Johanna y sale moviendo su cabello. -Mañana nos vemos, que descanses.
Y se despide con su mano mientras las puertas se vuelven a cerrar, se abren de nuevo y llegó a mi piso, voy directa a mi habitación, estoy demasiada cansada así que sólo me pongo mi pijama y me acuesto a dormir. Estoy demasiado cansada como para pensar que planea Johanna, inmediatamente me quedo dormida.
Aquí dejo el primer bloque de capítulos, en los próximos días estaré subiendo los demás.
Karly 💙
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