Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

PIEZAS

–Dijiste que desde ese día,  escuchas mi voz en tu cabeza– Oliver asintió solemne– ¿Qué te dice esa voz?

Fingí que anotaba en un cuaderno sus respuestas, pero en realidad no estaba intentando descifrar qué estaba mal en su mente, no estaba aplicando ninguna terapia, sólo buscaba unas respuestas que me atemorizaba obtener.

Oliver clavó sus ojos verdes en los míos, levantó la barbilla y siseó:

–Sabes muy bien qué me dijiste, la pregunta es: ¿por qué? ¿Porqué quieres mantenerme con vida?

–Oliver, estoy aquí para ayudarte, ¿puedes responder a mi pregunta?– manifesté molesta.

–Ok ok, tú mandas. Tu voz me animaba  a seguir viviendo, cada vez que intento alguna temeridad, suena fuerte en mi mente instándome... obligándome más bien, a no hacerlo.

El bolígrafo que sostenía entre mis dedos cayó al suelo por la sorpresa. Sabía bien de lo que hablaba Oliver, yo misma lo había vivido hacía años, siendo aún era humana, cuando con la ayuda de Jacob arreglé esas motos para oír la voz de Edward, cuando salté por el acantilado... todas las veces en que cometí alguna temeridad que atentara contra mi vida, la voz de Edward aparecía en mi cabeza ordenandome sensatez.

Cuando oía su voz, estaba convencida de haberme vuelto completamente loca. Abrazaba esa locura sólo por seguir escuchandola en mi cabeza, era lo único que me quedaba de él. Y ahora,  Oliver estaba experimentando justo lo mismo conmigo.

–Esta bien Oliver, ¿te parece si seguimos mañana? Acabo de llegar desde Phoenix y necesito descansar – mentí lo mejor que pude.

–Prométeme que te veré mañana– dijo atropelladamente mientras un rojo vivo encendía sus mejillas– Por las terapias... claro.

Perfecto, sentía ansiedad por separación conmigo, justo de la misma forma en que a mí me ocurría con Edward. El puzzle estaba tomando una horrenda forma, y no tenía fuerzas para seguir encajando piezas.

–Claro, nos vemos mañana.

Una brisa caliente golpeó en mis mejillas cuando el muchacho cerró la puerta tras de sí, entonces, fuí consciente de algo que había pasado por alto durante toda la charla. Su olor estaba ahí, impregnando toda la habitación, ahora que se había marchado, el ardor oprimió mi garganta, sin embargo mientras hablaba con él, la sed no había sido un problema.

Sí,  la había sentido, pero mi cerebro estaba más concentrado en descifrar sus palabras y de algún modo, protegerle. Me preocupaba más su bienestar que su aroma, no deseaba su muerte, su sangre era un elixir demasiado divino cómo para que dejara de fluir.

Recordé las palabras de Fredd: "solamente esa sangre puede calmarla. Ninguna otra. Es tu sangre".
Y así era, ansiaba con todas mis fuerzas probar esa sangre, deleitarme con el sabor que su dulce aroma prometía, y no estaba dispuesta a que nadie más la tomara, sin embargo, el instinto de protección hacia él era tal, que nublaba por completo ese deseo cuando lo tenía enfrente.

Cómo si hubiera invocado a un fantasma, mi teléfono móvil emitió un pequeño sonido notificándome un mensaje entrante:

Hola, ¿cómo estás? Necesito ayuda y no se a quién más acudir. ¿Podrías dedicarme unas horas esta noche?
                                             Fredd

Extrañada y curiosa, acepté la invitación, pero antes, tenía que pasar por casa y no sabía cómo enfrentarlo. Había huido hacia dos días, después de la discusión con Edward y sin dar señales de vida. Fuí muy cuidadosa a la hora de proteger mi paradero subiendo los escudos de mi peculiar don, pero ahora, tenía que dar explicaciones y justo en el punto que me encontraba, no me apetecía lo más mínimo.

Renesmee no llegaría a casa hasta el viernes, por lo que me encontraría a solas con Edward y estaba segura de que tendría mil y una preguntas que hacerme.

Cuando abrí la puerta, no salió a recibirme cómo hacía de costumbre.

–¿Edward?– tampoco se encontraba en la sala principal– He llegado.

Subí las escaleras dispuesta a tomar una larga y reconfortante ducha. Cuando apareció interponiendose en mi camino, la culpabilidad golpeó pesadamente, una palpable angustia se reflejaba en su faz de tal forma que hacía que se me encogiera el corazón.

Estiró su brazo y rozó suavemente mi mejilla, acomodandola en el hueco de su mano, a su vez, incliné la cabeza en un acto de inercia, así mismo cómo siempre solía hacer.

–Siento mucho todo Edward, han sido demasiadas cosas juntas y creo que no estoy sabiendo gestionarlo.

Posó su dedo índice en el centro de mis labios, invitándome a tomar silencio. Este gesto, que antes me hubiera incitado a besar sus labios, me irritó.  Estaba intentando hablar las cosas con él maduramente, pero parecía que invalidaba mis sentimientos anteponiendo el contacto físico a las palabras.

Suavemente retiré su mano de mi rostro mientras le miraba fijamente a los ojos. Necesitaba hablar con él, no quería volver a huir esa noche por no enfrentar el problema que cada vez era más evidente. Después de diecisiete años de matrimonio, dudaba de mis sentimientos hacia mi marido.

–Necesito hablar, Edward– anuncié suntuosamente.

Tomó mi mano y me dirigió a la sala principal. El contacto con su piel me molestó, haciendo que el inocente gesto de tomar mi mano, se sintiera cómo una cárcel, Cómo si pudieras huir de mí...

Tomé aire a pesar de no necesitarlo, intentando relajar el movimiento frenético de mi mente. Todas las piezas del puzzle habían encajado una por una, por fin podía ver su sinuosa forma y era algo desalentador. La conclusión de que lo que me hizo creer estar total e irrevocablemente enamorada de Edward se debía a algún tipo de embrujo vampírico, azotaba mi psique destrozandola. 

–La sed me esta matando– solté conforme dejaba mi cuerpo caer sobre el sofá.

–Podemos salir a cazar esta noche.

–No, no se va a calmar con un par de pumas, llevo días sintiéndola,  poderosa y devastadora, cómo nunca antes la sentí,  nisiquiera siendo neófita.

–Podemos salir ahora mismo– sugirió con evidente nerviosismo.

–Edward, ¿me estás escuchando? ¡No es una sed que pueda calmar, no es cómo si necesitará alimentarme por el simple hecho de hacerlo! Y tú... conoces bien esta nueva sed que estoy sintiendo.

–¿Quién es?

Enmudecí. Sabía de qué sed se trataba, estaba segura, pero que materializará con su pregunta el hecho de que podía existir un humano que me atrayera de tal forma, no hacía más que dar veracidad a mis sospechas.

–Siempre has sido consciente ¿verdad?

–No entiendo a dónde quieres llegar.

De nuevo, volví a sentir la necesidad de evadirme, de evaporarme y no tener que lidiar con los problemas que acechaban constantemente mi vida. Una vez más sentí la imperiosa necesidad de perderme en el frenesí de la caza. No quería huir otra vez, pero quizá si tomaba algo de sangre, tendría la mente más despierta para seguir con esa conversación.

–Necesito salir, Edward.

Salí por la puerta dispuesta a encontrarme con Freed. La cacería de esa noche sería distinta. Si la sangre animal no era capaz de sacarme a Oliver de la cabeza, quizá la humana podría conseguirlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro