Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

OLIVER

Cinco años llevaba en esa mierda de correccional metido. Cinco años deseando que todo hubiera sido un mal sueño. Esa mañana, fue diferente a las demás.

–Eh imbécil, no se te ocurra pasar por el comedor si está Jason, ese cabrón a jurado partirte las piernas si te le acercas.

No me relacionaba demasiado con el resto de personas ahí dentro, odiaba ese lugar, y odiaba a todo aquel que se encontraba allí, incluso a mí mismo. Por eso al medio día, cuando fuí a comer unas gachas insípidas al comedor colectivo, tan pronto vi el rostro pecoso de Jason salí de la sala y me encerré en el baño.

La siguiente hora íbamos a dar unas terapias grupales con una nueva psicóloga. No es que me entusiasmara hacerlo, pero la dirección me había incluido en la dinámica sin darme más opciones.

Entré en la sala y me senté lo más alejado posible de la bola de escoria que era Jason. La psicóloga era una mujer joven, sorprendentemente joven y guapa. Me pregunté si sería una triquiñuela de dirección para asegurarse de que todos acudiríamos a las terapias.

Sabía lo que harían el resto de reclusos, la intimidarían con su silencio, haciéndola sentir incomoda, ella no soportaría la presión. No era la primera ni la última que salía llorando de nuestro grupo.

Cuando se sentó encabezando la sala me embelesé con su belleza. ¿Cómo habría acabado una mujer así en un lugar como este? Sus facciones eran suaves y delicadas, pero su cuerpo a pesar de ser esbelto mostraba firmeza.

Se sentó con las manos apoyadas en las rodillas mirándonos fijamente. Había algo en esa mirada con lo que me sentía identificado, frialdad. Era una mirada tan fría e inerte, como la de las estatuas en los museos a los que jamás me llevaron de niño.

De repente la expresión de su rostro cambió. El mismísimo infierno centelleó en sus ojos ambarinos que ahora misteriosamente se tornaban más oscuros, pasando de un ámbar líquido similar al color de la resina, a un marrón oscuro intenso que casi rozaba el negro.

–¿Isabella? ¿Podrías repetir la última frase por favor?– pregunté en un intento de cambiar esa expresión en su rostro. Me incomodaba la forma en que sus pupilas se habían dilatado, su cuerpo se había puesto tenso y las aletas de su nariz se habían expandido mientras alzaba el mentón, como si intentara captar un aroma.

Sus pupilas relampaguearon en mi dirección, y se dilataron aún más si cabe al enfocar su vista en mí.

Se levantó lentamente mientras se desprendía de la mascarilla que cubría sus labios.

¡Dios, su puta jodida boca! Era tan perfecta que dolía mirarla sin poder acariciarla con los labios. Todo en esa mujer era como un canto de sirena.

Pude vislumbrar un aura de maldad alrededor de ella. La sonrisa que torció sus labios no era gentil, era la misma que había imaginado tendría Lucifer en caso existir.

La misma sonrisa que esbozaria un león al encontrar una oveja fuera del rebaño si éste fuera capaz de sonreír.

Se me aceleró el pulso. Sentí como me congelaba en el sitio sin poder mover ni un ápice, cómo si ella estuviera utilizando algún tipo de embrujo sobre mí, cómo si me hubiera hipnotizado para caer rendido a sus pies.

Hubiera cruzado el infierno si ella me lo hubiera pedido, sin pensar en las consecuencias. Y no, no había sido un flechazo ni ninguna mierda de esas con las que querían lavarnos el cerebro en las clases de ética. Era algo que iba más allá, algo poderoso de lo que no podía escapar.

Pero sobre todo, lo que más me paralizó fue el terror, en su estado más puro. No era capaz nisiquiera de pestañear.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro