Memorias
—¡Byakuran! ¿Dónde estás pequeño revoltoso? —Lo llamaba la mujer de ojos amatista.
Él solo cubrió su pequeña boca para amortiguar el sonido de su risa mientras se escondía tras unos matorrales. Era divertido esconderse de ella y ver cómo lo buscaba hasta debajo de las piedras, literalmente hablando.
Escuchó como se alejaba de su escondite y tras unos minutos de silencio, pensó que al fin había ganado. Así que salió de los matorrales para volver a casa y comer algunos malvavisco.
—¡Buh! —Exclamó ella apareciendo desde arriba y de cabeza.
—¡Aaaaah! —Gritó antes de caer al suelo—. ¡Mamá!
La mujer solo sostuvo su vientre mientras se reía colgando de cabeza, se estaba sujetando a la rama de un árbol doblando sus rodillas.
—¡Jajajaja! Culpa tuya por bajar la guardia Byaku. —Le dijo antes de soltarse del árbol y dar una voltereta en el aire para caer de pié.
Él amaba ver las acrobacias de su madre, todavía mantenía la sospecha de que ella era en realidad la heroína Gatubela de los cómics americanos que leía.
—Vamos a casa, tu padre debe estar al volver. —Le dijo ella mientras lo ayudaba a pararse.
—¿Traerá dulces? —Le preguntó abrazándose a la pierna de su madre mientras caminaban.
A ella no le molestaba esto, estaba acostumbrada y solo acariciaba los cabellos albinos de su hijo.
—Aún mejor, hoy conocerás a tu prima Byaku.
Ella sonrió al ver el brillo en los ojos de su hijo, tan parecidos a los suyos. Ambos se apresuraron en llegar a su hogar, vivían en una gran casa de estilo tradicional japonés a las afueras de Namimori. El bosque sirviendo de refugio y patio de juegos para el infante.
Llegaron y se dieron un baño juntos para quitarse las hojas y la tierra que tenían debido a su pequeño juego, las risas siempre presentes mientras jugaban con la espuma del shampoo para hacerse peinados raros.
Al terminar ambos fueron a la sala ya cambiados y ella se puso a secar el cabello del menor. Entonces la puerta se abrió, mostrando a un hombre de cabello albino y ojos rojos que sonrió nada más verlos.
—¡Papá! —Gritó el niño mientras corría a abrazarlo.
—Bienvenido a casa cariño. —Lo saludó ella con un beso.
—Es bueno estar en casa. —Dijo él abrazándolos.
—Awwww, siempre he dicho que ustedes tres son una ternura. ¿Por qué dejé la cámara en casa? —Se preguntó una mujer que recién entraba.
—Porque él te obligó a dejarla a cambio de traernos querida. —Le respondió su esposo, entrando después de ella y cerrando la puerta.
Al escuchar sus voces el niño se separó de sus padres y observó a los otros adultos, específicamente, a la mujer que llevaba un pequeño bulto envuelto con sábanas en sus brazos.
—¡Tío! ¡Tía! —Corrió a saludarlos—. ¿Esa es mi prima? ¡Quiero verla!
Pronto todos estaban alrededor de la recién nacida, compartiendo el momento con alegría y cariño.
Una familia hermosa, ¿No creés?
Lástima que no todo pudo quedarse así.
—¡¡¡Noooooooooooooooooo!!!
—¿¡Byakuran qué ocurre!?
Sus padres habían llegado a su habitación con la guardia en alto tan pronto escucharon su grito, pero se sorprendieron al encontrarlo temblando en su cama mientras lloraba desesperado. Al verlos, el menor saltó de su cama y corrió a abrazarlos.
—¡Mamá! ¡Papá! ¡Ustedes son mis padres! ¿¡Verdad!? ¡No son ellos! ¡No quiero volver ahí! ¡No me dejen volver por favor!
Los adultos se quedaron conmocionados por las palabras de su hijo, él no había dejado la habitación en ningún momento, y ellos eran efectivamente sus verdaderos padres. No entendían que le ocurría a su retoño, pero les rompía el corazón verlo tan desesperado, así que pusieron todo su corazón y esfuerzo en tranquilizarlo y alejar todas las dudas de su mente.
Ellos fueron geniales, los mejores.
Pero yo no fuí suficiente.
No pude responder a sus esfuerzos, por eso ella cayó una vez más.
Byakuran estaba feliz.
Esa noche había logrado dormir sin ir a ninguna parte, ¡tal vez por fin lograba controlar su poder! Corrió escaleras abajo con la ilusión de contarle su logro a sus padres.
Pero al entrar al comedor, solo encontró a su padre observando su taza de café. No había rastro de su madre, ni tampoco el aroma de su comida.
—¿Papá?
No necesitó palabras para entender lo que pasaba, los ojos hinchados e irritados de su padre fueron suficientes para que entendiera al menos algo. Ella se había ido.
—¿Por... qué? —Preguntó mientras su cuerpo comenzaba a temblar y sus ojos se cristalizaban.
Su padre se acercó rápidamente a él y acarició su cabello en un intento por consolarlo.
—¿Recuerdas cómo comencé mi relación con tu madre? —El menor asintió, recordando la historia de sus padres—. Ella decidió darte su poder, para que este te mantuviera aquí y no tuvieras que sufrir.
Byakuran comenzó a sollozar al escuchar esto.
—P-pero... Ese poder era... Lo que la... Dejaba estar... Con nosotros... —Dijo entre hipidos.
—Lo era... Por eso se fue... Porque si se quedaba sería un peligro para nosotros, para ti.
—¡¡No me importa el peligro!! ¡¡Quiero a mamá!! ¡¡Papá traela de vuelta por favor!! ¡¡Tú eres el más fuerte!!
El de ojos rojos sintió su pecho doler ante los ruegos de su hijo y lo abrazó, escondiendo de su vista sus propias lágrimas.
—Perdóname hijo... Pero no tengo el poder para liberarla.
Ese día fue el inicio de mi quiebre.
O tal vez fue aquella primera noche en la que viaje.
Pero desde entonces, todo comenzó a ir en picado a pesar de los esfuerzos de papá.
"Todos se van".
Esos eran los pensamientos del albino que observaba apartado el sarcófago negro en el que su prima y su tío despedían a su tía.
No pasaría mucho antes de que su prima también se fuera, todo por culpa de él.
Su padre no estaba, con el tiempo había terminado igual que su madre y no tenía permitido estar ahí, él mismo asistió solo como el supuesto hijo de un aliado de la difunta, no como su sobrino. No tenía permitido acercarse a su tía para despedirla, ni tampoco podía consolar a sus parientes.
Solo podía mirar impotente.
Y aún así, estuvo seguro que de no haber sido por las cadenas que lo retuvieron, habría corrido tras esa figura que tanto había buscado, no le importaban sus acompañantes, solo ella, su madre. Pero su padre había tomado precauciones y esto no pudo ser.
Nunca los odié.
Era mi culpa por ser débil.
Era su culpa por condenarlos.
Así que decidí liberarlos.
Pero ella estaba en contra, no creía que pudiera lograrlo.
...Ojalá la hubiera escuchado...
—No... No. ¡No! ¡¡No!! ¡¡¡No!!! ¡¡¡No puede ser así!!! —Gritó Byakuran tirando de sus cabellos mientras sentía la desesperación en su cuerpo.
Habían muerto, lo que se suponía que fuera una cura... Terminó siendo un veneno.
Había matado...
—Por favor no... Que esto sea solo un sueño por favor... —Rogaba arrodillado.
Había matado a sus padres...
—Un sueño... —Murmuró de repente—. ¡Eso es! ¡Solo debo volver esto un sueño! ¡Hacer como si nunca hubiera pasado! —Se incorporó del suelo con una sonrisa desquiciada—. Con ese poder, ¡si obtengo ese poder puedo lograrlo! Solo espérenme... Los recuperaré cueste lo que cueste... ¿Me ayudarás no es cierto? Querida prima.
Le dijo a la joven que permanecía inerte en una silla, las silenciosas lágrimas que caían por su rostro siendo la única señal de que estaba viva.
Había terminado de romperme.
Aún si sonreía.
Aún si era un genio.
Estaba roto.
Por eso cuando las llamas me alcanzaron, sentí paz.
Al fin me reuniría con mi familia.
No tendría que sufrir más por mis sueños.
Al fin... Podría descansar...
Pero abrí mis ojos una vez más.
Y en un instante, me vi abrazado por un pequeño y frío cuerpo que temblaba frustrado.
Había vuelto, y esta vez podía hacer las cosas bien.
Todo gracias a ella.
Continuará...
YO: ...
VERDE: ...
REBORN: Al menos esta vez no soy yo. —Dijo él bebiendo de su expreso.
YO Y VERDE: ¡Insensible! —Le gritaron mientras Mosca Verde mostraba una cruz roja en su pantalla cómo forma de reproche.
REBORN: No me importa. ¿Y tú qué haces aquí todavía?
VERDE: Lo que a ti no te importa Reborn. ¿Ya terminaste con tu melodrama?
REBORN: Por favor, solo fue un pequeño entrenamiento para no perder facultades, nada más.
YO: ¿Entonces vas a volver a las notas en IDN? —Le preguntó con aparente inocencia, disfrutando de cómo el hitman comenzaba a sudar frío.
VERDE: Eso no, no puede volver después de haber abandonado el proyecto una vez. —Dijo cruzándose de brazos.
REBORN: Exacto, yo ayudaré con otras notas. —Dice disimulando su alivio.
La autora observó esto con los ojos entrecerrados, su sentido fujoshi crack se estaba activando y eso significaba peligro para ella.
Mientras, Mosca Verde mostró en su pantalla el número de palabras: 1319.
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