Capítulo XIX.
El tren había arribado hace dos horas en la estación principal de Las Madrigueras. A medida que los pequeños conejos, liebres y demás visitantes bajaban en la plataforma, el ruido provocaba que pudiera ver más allá de lo que podía. Se dirigió al primer camino que encontró después de las escaleras y sin que nadie notara la cicatriz (su rostro ya era muy buscado hasta en ese lugar) se dirigió a una pequeña hacienda que era dirigida por una cerdita de buen aspecto.
Las habitaciones, como le había explicado, eran según la necesidad que quería el huésped. Así que, como no se quedaría mucho, tuvo que estar en una de las habitaciones con una sola cama. Aunque estaba preparado para huir en el caso de que lo encontraran antes, no necesitaría hacerlo. La cerdita, antes de dejarlo, le dijo:
―Oiga, ¿Le digo algo? ―el coyote, aun encapuchado, asintió―. Jimmy Furllon se está hospedando aquí. ―le dijo con un aire de emoción irritante―. ¿No es increíble? Dicen, que está aquí porque está grabando un programa especial sobre la... ―y calló de repente, y como si las palabras la quemaran, volvió a hablar: ―La pareja inter-especie de policías. ―terminó con un tono un tanto despectivo no tan disimulado.
Eso era una pista más para el coyote. Una forma más rápida de encontrar al zorro sin tener que buscarlo por todas las Madrigueras hasta hallar la correcta que, haciendo sus cálculos, se hubiera demorado más de lo que hubiera esperado y el tiempo era algo que no tenía a su favor. Si quería hacer esto, debía hacerlo rápido y solo le quedaban unas veinte y cuatro horas para que todo por lo que él había trabajado, terminara.
―Una pregunta. ―pidió el coyote con una voz tan gruesa, como rasposa―. ¿Sabe en donde es la Madriguera de la familia de la oficial Hopps?
―Oh, sí. ―dijo con desgana, seguramente tratando de ocultar su desdén por el tema inter-especie―. Está al Este de la Comarca, después de la escuela, apenas a unos metros más adentro de los pastizales de los Waver. ¿Por qué? ―el coyote sonrió debajo de la capucha, había obtenido lo que quería.
―Por nada, por nada. ―dijo con aire tranquilo―. Solo quería conocer a uno de mis héroes en persona. Eso es todo. ―cuando él se empezaba a retirar, la cerda le dijo con un aire más despectivo y sin si quiera tratar de disimular.
―Pues no sé si usted considere "héroes" a ese par de... Raros. ―comentó finalmente para irse.
Entró a la habitación y tiró encima de la cama, los pocos materiales que había traído. Su traje de gala, una pequeña pero potente arma y el pequeño proyectil que utilizaría contra el zorro que lo había hecho sufrir desde hace mucho. Ahora que se encontraba casi en absoluto silencio, su vista no era la mejor pero, como estaba preparado a situaciones de esa naturaleza, siempre cargaba consigo su reproductor de música con los clásicos de Beethoven y Mozart, junto con sus audífonos que, al ponérselos con la música reproduciendo, provocaba que su visión se esclareciera al cien por cien de su capacidad. Es como si pudiera estar en todas partes a la vez. Eso era una ventaja de tener la habilidad eco localizador de las ratas voladoras. Que tanto le agradecía a la garra envenenada que le había rasgado la cara tiempo atrás. Su vida había mejorado tanto en aquel momento pero a la vez, sus problemas se hicieron igual de mayores.
―Solo espera hasta mañana, Wilde. ―se dijo con una sonrisa de terror―. Solo espera como tú "naturaleza" se vuelve contra ti mismo. ―y para estar seguro de que no se olvidaría nada el día siguiente, puso la bolita venenosa de color morado oscuro dentro de la pequeña arma de presión.
***
El zorro repasaba, en su habitación de invitados, lo que tenía en su maleta para el día de mañana en el que todo su plan, que había creado conjuntamente con Stu, iba a comenzar. ¿Por qué no se les había ocurrido algo parecido antes? Una inteligencia como la de Stu para ese tipo de problemas les hubiera ayudado en el ejército.
― ¿Pero qué es lo que pienso? ―se reprimió riendo―. Él solo es un conejo más entre tantos... ―hizo una pausa―. Un conejo al que tuve la mala suerte de conocer. Pero pronto no lo volveré a ver.
Si bien estaba alegre de no volver a ver al conejo que le había hecho tener cólera la primera vez que había llegado a esa casa, el haber pasado tiempo con él planeando el sabotaje de la boda de sus hijos, le hizo ver que el granjero no era tan malo después de todo. Y tenía una plantación de mora para morirse, como Norman sabia decir. Podría decirse que le había echado un sentimiento fuerte de solo conocidos. Pero lo que tenía que ser, debía darse, así que dejó de pensar en eso y se concentró en seguir buscando un traje para la boda que sabotearían el día siguiente.
Podría decirse que mientras las páginas del Sacerdote digan cosas diferentes, haciéndolos enojar a Nick y Judy, provocando una disputa entre ellos, todo estaría bien. Después, una "extraña" explosión del pastel dañaría "de casualidad" los equipos de audio y haciendo un caos total la boda. Era un plan tan perfecto como sutil. Y la mayoría lo había planeado el conejo granjero. No sabía si arrepentirse de esa decisión.
Un golpe de la ventana sobre la cama hizo que Norman diera un salto del susto. En ella, una tigresa de color blanco con varias rayas negras que le iban desde la cabeza hasta más abajo del cuello, inspeccionaba todo antes de entrar finalmente de un salto hacia la cama que rebotó un poco por el peso de la tigresa. Finalmente, esta bajó al suelo para ver a su jefe a quien debía vigilar "sigilosamente".
―Así que Sonny realmente te envió a espiarme. ―dijo Norman con cierto aire de inconformidad―. Te alegrará saber que no me importa más esta boda. Al fin al cabo, la vida de mi hijo es independiente. Ya no tengo porqué seguir dándole instrucciones.
―Nunca lo has hecho. ―respondió la tigresa blanca tan seca como indiferentemente.
― ¿Qué estás haciendo aquí? ―preguntó Norman de vuelta y molesto―. Se suponía que me vigilabas desde las sombras.
―Y lo hago. ―respondió con orgullo y una sonrisa en el rostro―. Nadie se ha percatado de mi presencia y eso que soy grande. Estoy aquí porque vengo a darle un mensaje del Maestro Sonny. ―hizo una pausa para arreglarse la voz de un tosido y luego habló: ―Dijo y lo cito: "El ciego salió de su casa. Evita contacto visual con él, te está cazando. Cuida a tu familia. Protege a tu hijo." Ese era el mensaje.
"¿El ciego salió de su casa?" pensó Norman confundido sin entenderlo. "¿Qué quiere decir...? ¿El ciego...?" y un recuerdo brillante le rebotó en la mente. Solo que este recuerdo no era del todo hermoso como el zorro lo recordaba en sí. "¡Demonios!"
― ¡¿Y recién me lo dices?! ―gritó Norman sorprendido―. ¡Esto hay que...!
― ¿Papá? ―dijo una voz del otro lado de la puerta, Nick había llegado de su viaje en busca del traje perfecto―. ¿Estás bien?
―Emm... ―la tigresa negó con la cabeza. No podían saber que ella estaba ahí―. Sí. ―respondió finalmente―. Solo... me golpeé la cabeza. Es todo. ―le hizo ademan a la tigresa de que se acercara―. ¿Por qué Sonny no me lo había dicho antes? ―preguntó en un susurro y con furia.
―Él no me dijo la razón. Tal vez quería él que se mantuviera relajado en sus vacaciones. ―respondió con tranquilidad.
― ¡No hay momento de vacacionar cuando hay un loco suelto por ahí! ―dijo alzando un poco más la voz pero sin que se le escuchara por fuera―. Escucha. Dile esto a Sonny. Que lo busque, que envié refuerzos, que mantengan a este lugar protegido. Ese malnacido no puede volver a cometer esos crímenes.
La tigre asintió con seriedad y volvió a saltar de la cama a la ventana para irse como fantasma.
Si era cierto, ahora nadie se encontraba a salvo. No en las Madrigueras al menos. Este era un lugar tan desprotegido que cualquier maniaco podría entrar a hacer sus locuras sin ser descubierto y salir campante. Eso era algo que Norman no permitiría mientras él respirara y ese desgraciado siguiera vivo. Tenía que atraparlo y regresarlo al hoyo que había tirado al vacío tiempo atrás. Pero aún se preguntaba algo... Había quedado, como decía en el mensaje, ciego. ¿Cómo era que pudo escapar? ¿Acaso el veneno que él había utilizado para detenerlo lo había hecho más fuerte? Esas preguntas que querían mantener enterradas, habían vuelto a salir a la luz del día.
―Las cosas van de mal en peor. ―resopló con cansancio tirándose a la cama.
***
Nick, que había entrado minutos después al cuarto que compartía con la coneja, después de escuchar a su padre maldecir (o al menos eso escuchó), se paseaba de un lado a otro mientras revisaba de reojo el traje que acababa de adquirir del sastre oculto en Zootopia. Aun le faltaba varias cosas para terminar siendo el "prometido perfecto" pero al menos en gran parte, Kyle le había ayudado. Pero, aun así, después de estar con tanta emoción y alegría por la espera de lo que sucedería al día siguiente; un vacío en el estómago lo comía por dentro. Como si tuviera un hoyo negro tragándose su torso de poco. Tal vez eran los nervios, no lo podía asegurar. Solo que no estaba tan seguro de ello. Había sentido esa misma sensacion otras ocasiones en el pasado. Antes de la Gran Guerra de Zootopia, al final del caso de los Aulladores junto a Jack, en el tribunal contra el elefante. Esa misma sensación de "succión" había sentido reiteradas veces antes y no significaba, nunca, algo bueno. Al menos no para su vida.
Pero dejó de pensar en aquello que lo atormentaba. Por favor, a nadie se le ocurriría buscarlos en Zootopia, aparte de Jimmy Furllon que, Nick, ya se había dado cuenta de que los grababan desde hace semanas. Aunque había aceptado aquel programa, no eran de lo más discretos grabando.
El pomo de la puerta giró y de detrás de la puerta apareció la coneja de ojos morados y color gris con una sonrisa reluciente. En sus patas llevaba una funda para trajes lo suficientemente grande para guardar a cinco conejos pequeños dentro. Nick supuso que ese era el vestido de novia de ella y, si él no estaba mal, ella no se dejaría ver hasta la boda con el vestido pues se cree que es de mala suerte verse antes de la boda y peor aún con el vestido puesto.
― ¿Cómo te fue con Fru Fru, Zanahorias? ―preguntó sereno mientras se sentaba en la cama.
―Pues, bien. ―respondió simple―. No pude esperar menos de la hija del más temido mafioso de ThundraTown. ―ambos rieron por el comentario―. Nick... ―dijo Judy―. ¿Por qué nunca me contaste sobre tu relación con Mr.Big? ―esa era una pregunta que Nick no esperaba hasta unos años más tarde pero ahora que estaba con ella, no podía evitarla tan fácil.
Se irguió mejor en el colchón suavizado y respiró unas cuantas veces de manera honda para poder dar su respuesta a la pregunta de su prometida.
―No pensé que fuera relevante. ―dijo sin mirarla―. No es algo de lo que me enorgullezca hablar. Después de todo, jamás hice nada bueno en esos años. ―miró al suelo entre sus patas con desdén. ¿Por qué no se lo había contado antes? ―Pero eso ya es del pasado, Pelusa. ―dijo Nick con su típico tono burlón―. Y como dicen: el pasado, pasado y también, pisado. ―Judy lo miró con cierto reproche.
―Nick, en tan solo en unas horas estaremos frente al altar y después de eso, no deberemos tener secretos. ―dijo ella agachando sus orejas mientras se sentaba a su lado―. Yo también tengo algunas cosas que contarte, que siento vergüenza de decirlas, pero tienes que hacer lo mismo conmigo. ―puso su pata en la barbilla del zorro y halándola hacia ella, hizo que la mirara―. Sabes que puedes decirme lo que sea. Por algo hemos pasado tanto que no me sorprendería tu relato de tu antiguo yo. ―el zorro rió débilmente por el comentario.
―Oye, Zanahorias. Enserio pienso que mi alma se pasó a ti y tu alma entró en mí. ―comentó divertido―. ¿Acaso le pusiste algún embrujo a mis moras?
―Solo mi cariño a ti, Torpe zorro. ―le dijo cariñosa mientras rosaba su nariz con la de él.
―Coneja astuta. ―le dijo mientras la abrazaba por la cintura.
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Buenos días, tardes, (especialmente noches) a todos mis lectores queridos. (¡JA! ¡GAY!) Sí, sí lo sé. Bueno, ¿Por qué el capítulo especialmente corto esta vez? Porque de aquí al XX (20) será el último capítulo. Así es señores, esta hermosa secuela (spin-off casi innecesario diria yo) llega a su fin y como aun me falta mucho para llegar a los 500 seguidores en Wattpad, quisiera que me hagan las preguntas que se les ocurra porque despues de ese capítulo, haré un preguntas y respuestas como bonus de la tardanza. Contestaré todas y cada una con toda la sinceridad que se me sea posible.
Gracias por todo en esta historia y tambien a los que la siguen desde la primera que es "Esto es la guerra". Gracias a todo ustedes. Yo no seria nadie sin ustedes. Y bueno, a seguir así.
Nos vemos, mis DJ's.
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