Capítulo XII.
―No.
―¿Qué?
―Lo que escuchaste. No, Furllon. ―dijo firme el zorro.
―¡Vamos, Nick! ―exclamo en suplica la comadreja―. ¿Sabes cuánto me demoré en conseguir estos resultados para hacer esto?
―¿Y tú sabes cuánto me demoré en darme cuenta de que los metiches se rompen la cabeza? ―ese comentario dejó helado a la comadreja. El zorro se levantó del asiento en un salto―. ¿Por qué dejaría que un grupo de animales grabé toda mi maldita vida hasta el día de mi boda?
―Porque eso trae varios puntos a favor para ustedes y para la ciudad. ―comentó Furllon con una sonrisa―. ¿Te digo cuáles son?
―No, ahora, largo.
Cuando el zorro estaba a punto de sacarlo a patadas del lugar, la comadreja se armó de valor y sacó su teléfono mostrando un documento de procedencia federal por parte del alcalde y las leyes que él había puesto hace tiempo cuando fue elegido para el cargo mayor.
―Una de las leyes que prometió el alcalde Leonzales fue que daría protección a las parejas inter-especie. ―comenzó dando un resumen del documento mostrado―. Sin embargo, jamás la puso en funcionamiento. Las parejas inter-especie han estado siendo atacadas desde hace mucho por muchas personas cerradas. ―el argumento le hizo recordar al zorro a su padre y a su futuro suegro―. Y ahora que ustedes han mostrado a todo el mundo que son fuertes, los representantes de estos grupos están exigiendo la activación de la ley. ―hizo una pausa para elegir las palabras correctas―. ¿Sabes en lo que eso te beneficiaria? ¿A ti y a la oficial Hopps? No tendrían que estar yendo por la calle sin que los estén insultando cada dos por tres.
―Somos oficiales de policía. ―contraatacó Nick.
―Aun así, los atacarían. Y si algún día adoptan, sus hijos pasarían una de las peores etapas de su vida. ¿No quieres lo mejor para tu futura esposa? ¿Para tu futura familia?
El silencio se hizo. Furllon tenía un punto el cual Nick no podía refutar. A través de los años, miles de parejas inter-especie habían sido atacadas. Algunas salieron en lucha y lograron ciertas cosas que hoy en día son legales pero aun así la lucha no terminaba ahí. Cuando el alcalde fue electo, la ley que había propuesto causó revueltas tan grandes que tuvieron que dejar la dichosa ley bajo llave. Las personas las siguen atacando y, sí, aunque ellos fueran policías, les destrozarían la vida. Y él no quería que Judy sufriera un dolor igual al que él pasó de pequeño.
―Este proyecto demostrará que no hay nada de malo en ser una pareja inter-especie, Nick. ―dijo la comadreja, empáticamente―. Con esto, la ley se aprobará con el apoyo de los representantes y su vida ira a pedir de boca en los siguientes años.
Nick no era fácil de doblegar en sus opiniones. Y en esto realmente no iba a cambiar de opinión. Pero también pensó en lo que sería de su vida a partir que comenzaran a vivir juntos, ¿Insultos, protestas, atentados contra sus vidas? Algunos grupos conservadores de Zootopia son muy extremistas y si, gracias a ellos, le pasara algo a su amada coneja, jamás se lo perdonaría. Si esa ley nos protege, pensó, tendremos una vida en paz.
No quería aceptarlo pero pensándolo de esa forma, tenía que aceptarlo. La única manera en la que ellos vivirán, como dicen en los cuentos de hadas, felices para siempre.
―Bien. ―dijo el zorro―. Acepto.
Los ojos de la comadreja brillaron y sus orejas llegaron al tope de lo que podían subir. Se acercó a Nick y le estrechó la pata moviéndola de arriba hacia abajo rápidamente, cosa que le molesto a Nick un poco. Este se soltó y en un bufido le preguntó:
―¿Qué es lo que tenemos que hacer?
―Nada en especial. ―dijo con una sonrisa―. Solo tienen que vivir como siempre, nosotros de lejos nos haremos cargo de todo.
―Bien. ―Nick le hizo un ademan de acercarse, Furllon acercó su oreja―. Lo único que te pediré es que si Judy y yo nos encontramos a solas, nos dejen a solas. ―pidió como orden en tono severo―. ¿Entendido?
―Seguro que sí. ―dijo aun con su sonrisa―. Muy bien, en dos días comenzaremos a trabajar. Ustedes sigan con lo suyo y ni sabrán que estamos por ahí.
Con un último apretón de patas, se retiró del apartamento del zorro. Suspiró echándose contra la puerta de espaldas. ¿Fue la mejor idea? Bueno, no es peor que haberse unido a su peor enemigo por celos. Cuando se disponía a irse a su cuarto para compartir, al menos, un tranquilo momento con su coneja. Ella salió de esta vestida de algo completamente particular a lo que él esperaba.
Un disfraz de zorro algo grande le cubría todo el cuerpo, la capucha en la cual estaba la cara y las orejas de zorro la hacían ver de una manera tan tierna y a la vez tan sensual que Nick pensaba que no era verdad lo que estaba viendo. Aunque le causo un poco de gracia, estaba impresionado por el atuendo que Judy había elegido.
―¿Quieres atrapar a la conejita tierna o la zorrita traviesa? ―fue lo único que dijo de una manera tan pícara que a Nick le costó trabajo reaccionar de manera debida.
Automáticamente, se acercó a ella y los dos se internaron en el cuarto, cerrando este con seguro.
***
―¿Aun no hay pista de él? ―preguntó Skye apoyándose en la mesa.
―No, aun no. ―dijo Jack―. Sus robos, junto con las cantidades robadas, son en específico. Son los bancos de menor interés junto con cantidades aún más absurdas. ¿Qué clase de ladrón no roba en un banco grande?
―Seguramente un ladrón astuto. ―acotó la zorra―. ¿Cuáles son los bancos robados?
―Estos. ―el conejo le mostró el mapa que Bogo, horas antes, le había proporcionado a Nick y este al conejo.
El mapa mostraba puntos rojos en ciertos puntos específicos de los ecosistemas. Primero, tres puntos rojos en Plaza Sahara que formaban un triángulo. Otros tres puntos en el Distrito Forestal formando la misma figura y seis puntos en el centro de la ciudad que formaba un hexágono exacto.
―Espera. ―dijo Skye―. Creo que noto algo.
La zorra tomó una regla y un lápiz algo grueso para que se note sobre los colores del mapa y empezó a trazar líneas yendo de un punto a otro en los ecosistemas. Se formaba la base de un animal. Uno que estaba al lado de Jack. ¿Un zorro? Se preguntó, ¿Por qué forma un zorro? De pronto, a Jack le vino la información de los archivos que le seguían a la hoja principal.
"Las formas que dejan sus robos son de animales depredadores tales como leones, lobos y hasta tigres. Gracias a uno de los policías de la ciudad de California, se dedujo que estos son las especies de los animales a los cuales mataron en días posteriores. Según algunos informes, estos animales son personas influyentes en el ámbito social. Gracias a sus muertes se han producido algunas revueltas de gran magnitud pero controladas a tiempo."
―Skye... ―dijo con un hilo en la voz pero se la aclaro de inmediato―. Querida, por favor, tráeme la computadora. Creo que tengo algo para resolver este caso.
***
Al día siguiente, Nick y Judy habían regresado ya por tercera vez en el mes a las Madrigueras. El pedido que había hecho Kyle fue exclusivamente para que se suscitara un momento que, al menos Judy, hubiera esperado. El hermano mayor de la coneja de ojos violeta había regañado a los tres fisgones al punto de hacerlos sentir miedo del hermano. Ahora, por pedido de Kyle, los tres se encontraban listos y arrepentidos para darle una disculpa al zorro de ojos verde esmeralda.
Fue una disculpa que se pudo tomar de dos sentidos: Graciosa y penosa. Aunque era sincera, parecía que alguna especie de Gideon Grey se les hubiera entrado en el esqueleto y los hubiera puesto a tartamudear al punto de no saber lo que decían.
Y un día más tarde, los tres policías importantes se encontraban en la oficina del imponente búfalo. Este los miraba de vez en cuando y también daba una ojeada larga a los papeles que tenía en mano. Un animal tocó la puerta llamando la atención de los cuatro, una comadreja apareció detrás de esta. Jimmy.
Carraspeó un poco y habló.
―¿En cuánto terminarán? Tenemos que seguir grabando. ―Nick le mando una mirada asesina haciendo que el pequeño animal retrocediera en silencio, saliendo de la oficina.
Bogo volvía a revisar los papeles hasta que los cerró de golpe, dejó sus lentes sobre la mesa y llevándose las pezuñas a la cara con un suspiro pesado, soltó lo que quería decir.
―¿Qué seguridad tienen de esto?
―Noventa por ciento, señor. ―dijo el conejo―. Los zorros más influyentes en Zootopia son Nick, el general Wilde, el actor Robert Foxy Jr. y el presidente de uno de los grupos conservadores.
El búfalo les pasó una mirada a la futura pareja. Sentía que algo no iba bien.
―Hopps, Savage. ―dijo―. Salgan un momento, tengo que hablar con Wilde un segundo.
Los dos vacilaron un poco en salir pero una mirada fulminante de Bogo los hizo reaccionar inmediatamente dejando la oficina. Fuera, los dos soltaron aire retenido por la tensión que se había provocado en ese lugar. ¿De qué quería hablar Bogo con Nick?
―Oh, oficial Hopps. ―exclamó la comadreja al ver a la coneja―. Que bien que por fin haya salido.
―Ahora no es un buen momento, Furllon. ―exclamó con cierto enojo el conejo―. Puedes venir a grabar después, ahora estamos en una misión importante.
―Bueno, no venía para grabar de hecho. ―la coneja miró incrédula a Jimmy―. Le dije a mi equipo que se fuera a la camioneta, de todos modos, lo que quería hablar contigo. ―se dirigió a Judy―. Es que hemos visto que Nick y usted han dejado mucho tiempo de lado la preparación de su boda.
―¿Y eso que? ―preguntó la coneja desafiante.
―Que tiene mucho peso. Según lo que sé, las familias tienen que conocerse primero antes de estar en el altar. Tengo entendido que el general Wilde y su padre, el granjero Stu Hopps, no se han conocido oficialmente. ¿O me equivoco? ―Judy apartó la vista.
Y pensándolo, Furllon tenía razón. Su padre y el padre de Nick no se habían conocido desde que Nick le pidió su mano en matrimonio. Pero eso la llevó a pensar en otra cosa aún más fuerte. Si la reacción que tuvo con Nick había sido mala al punto de querer paralizarlo con electricidad, ¿Cómo sería cuando estén los dos hablando solos? No quiso pensar en eso.
―Furllon, no sé si sea buena idea. ―comentó la coneja―. Mi padre no es que sea demasiado... afectivo con los depredadores.
―De eso yo me encargo, oficial. ―dijo con una sonrisa―. No se me conoce por "El Abogado" por nada. ―echó unas risas estruendosas pero solamente fue él, carraspeó―. Bueno, creo que en el cómo lo harán no me meteré. Pero le doy un consejo, haga que primero se vean a través de Skype, luego arreglaré las cosas con su padre para que evite encuentros desagradables. ―a la coneja no le gustaba ese plan pero como su padre no era de brazo a torcer, no tenía otra opción―. Me retiro oficiales. ―Furllon hizo una reverencia―. Mi socio me pide que vuelva para terminar unos asuntos con el programa, pero eso no significa que dejaré de grabar, oficial. ―dijo a Judy―. En cuanto salgan de este edificio, mis cámaras se encenderán. Hasta luego. ―y abandonó el tercer piso.
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