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Capítulo II.

―Demonios. ―dijo frustrado.

Lanzaba maldiciones una que otra vez. "Maldito saco" decía también. Cuando eres un general al que le gusta estar en acción a cada rato, poco utilizas un traje para alguna ocasión especial. Pero esa noche era una ocasión especial y el traje que tenía, no le quedaba. El saco no le cerraba el tercer botón.

―Me rindo. ―bufó―. Iré con el saco abierto. Así me veré mejor.

Se dio una última revisada en su espejo. Todo en orden, pensó. Tomó las llaves de su auto y salió del departamento del Distrito Forestal, Jungle Wish, para dirigirse al estudio de televisión.

A medida que avanzaba en su auto, las patas le sudaban, los nervios lo comían y un solo pensamiento rondaba en su cabeza. "¿Qué le diré a Nick?" Después de la pequeña discusión que había tenido con Nick, las cosas habían estado tensas.

Él aún seguía firme en su pensamiento y decisión pero el estar enojado con su hijo no le agradaba. Después de tantos años que lo encuentra y se enojan por algo que él mismo podría arreglar en un abrir y cerrar de ojos. No, él no iba a dejar que las cosas se salgan de control así nomás.

Mientras tanto, Jimmy, la comadreja, se encontraba controlando los últimos detalles en el escritorio de madera del estudio de grabación. Realmente era grande el lugar.

Una sala para la banda, otra para unos coristas, la mesa de madera de pino y los asientos a la derecha de este. Y enfrente de todo esto, grandes graderíos para que los invitados al show pudieran presenciar lo que sucedía en el lugar.

Furllon pudo apreciar a varias caras conocidas de la fama a quienes ya había entrevistado antes. Pharrel Bearlliam. La pequeña ratona Ariana Big. Entre otras celebridades. Hasta creyó haber visto a la cantante colombiana Gazelle arribar al estudio con otras dos acompañantes. ¿Qué hacia ella aquí? Se preguntaba.

―Bien, Furllon. Probemos ese micrófono. ―le dijo el encargado técnico, una musaraña, a la comadreja por el audífono en su oído.

―Buenas noche, uno, dos, tres buenas noche. ―la musaraña asintió indicando que todo estaba bien. Ahora solo faltaba que los invitados llegaran.

***

―Jack, ¿Has visto bolso azul? ―le preguntó Skye rebuscando por tercera vez en el armario. Soltó un bufido enojada.

El conejo a rayas se apareció por la puerta de la habitación con el bolso colgando únicamente de su dedo índice. Él tenía una sonrisa burlona que decía "¿Esto era lo que buscabas?" Skye se acercó a él y se agachó a su altura para tomar el bolso y aparte, plantarse un beso en la mejilla dejando al conejo paralizado.

¿Qué había sucedido después de la guerra entre el conejo y la zorra?

Jack se dio cuenta de que se había enamorado de Skye. Enamorado desde el primer momento en que la vió cruzar el portal de la comisaria con su traje de policía hace ya tanto tiempo atrás.

Él estaba seguro que iba a decirle lo que sentía pero siempre que se iba acercando a ella, un nudo en el estómago lo detenía, un calor en su cuerpo crecía y todos sus músculos se tensaban deteniéndolo a medio camino.

En cada ocasión, ella siempre lo miraba y decía "Hola Jackie" y le plantaba un beso en la mejilla. De esos besos que lo congelaban aún más. Le parecía absurdo que no pudiera decir tres palabras a quien él quiere pero a veces las pequeñas cosas que parecen simples, son las más difíciles.

―Oye, Jack. ―llamó ella sacándolo de sus pensamientos―. ¿Qué crees que suceda hoy? ―el nerviosismo y el susto se notaban en su forma de hablar.

Skye. Después de abandonar al ZPD, no había vuelto a Zootopia. Trabajando para el ex criminal Thomas, jamás pudo volver y decirle un "lo siento" al conejo. Su más grande y único amigo.

Ahora que estaba con él, ahora que las cosas estaban bien y él se sentía a gusto con su presencia, creía que ella lo avergonzaba. Una antigua trabajadora de los malos, acompañando al mejor policía de todos los tiempos. ¿Es necesario decir más?

El conejo se acercó a ella lentamente. Tomó de sus patas para agacharla a su altura. Ella tenía la mirada baja y sus patas temblaban. Tenía mucho miedo. Él sonrió enternecido al verla así, se veía tan vulnerable como una cachorrita.

―Tranquila, no va a suceder nada malo. Voy a estar contigo siempre. ¿Entendido? ―ella no quería alzar la mirada, tenía vergüenza de sí misma―. Oye, ¿Qué sucede? ―él, con su pata, alzó suavemente del hocico, la cabeza de ella haciendo que ella lo mire.

―Jack, no creo que deba ir. ―le dice―, Siento que te daño tu reputación. ―se lamentaba de su pasado.

―¿Por qué lo dices?

―Una antigua solado de los tipos que trataron de destruir Zootopia y matarlos. ¿Cómo sonaría eso en el show? ―el sarcasmo no era lo suyo. Agachó la cabeza nuevamente.

Él sonrió cansado. Sabía que alguna vez iba a suceder eso. Con una sonrisa cálida y tranquilizadora, tomó su rostro entre sus patas y con una mirada decidida dijo:

―No importa quién hayas sido antes, Skye. Importa quién eres ahora. Nadie sabrá sobre tu pasado, lo prometo. Tú ahora vives conmigo, eres una gran amiga y no dejare que nada te pasé. ―su voz se escuchaba tan comprensiva, tan cálida, como si de un recital se tratara―. Tú no me avergüenzas ni me haces daño. Yo siempre estaré orgulloso de ti. Jamás lo olvides. ―sus ojos se conectaron con los de ella.

El silencio daba paso a un sonido. Al pequeño sonido de sus corazones latiendo al unísono, como uno solo. Ella no sabía lo que sucedía pero al ver a los ojos de Jack, parecía que había encontrado la paz en su interior.

Un calor que creyó que no iba a poder encontrar desde hace mucho. ¿Qué sucede? Se preguntaba, ¿Qué es este calor en mi interior?

Jack apartó los ojos, nervioso de lo que sucedía. Sus labios habían estado a pocos, pocos centímetros de tocarse. Como si el destino lo hubiera querido así.

Los dos rieron nerviosos, ahora era un ambiente algo tenso pero también divertido y hasta una pizca de romanticismo se podía sentir. Él carraspeó llamando su atención. Dijo que ya debían irse, ella solo asintió igual de nerviosa que él. Tomó el bolso que había dejado encima de la cama y los dos salieron, con una sonrisa boba en sus labios.

***

―Furllon, los oficiales Wilde y Hopps llegaron. ¿A dónde llevo al hermano de la oficial Hopps? ―la comadreja solo señalo el asiento en medio del rinoceronte boxeador Mike Tyson y una de las acompañantes de Gazelle. Una loba―. Entendido.

Los dos mejores oficiales arribaron directamente a donde se iba a grabar el show, encontrándose cara a cara con la comadreja.

Él tenía una sonrisa amistosa al igual que los invitados. Pero una cosa llamó su atención, algo que seguramente nadie más noto. Ella iba con su brazo enrollado con el de él pero sus patas estaban juntas. Esto va a salir mejor de lo que pensé, musitó para sí mismo.

―Oficial Wilde, que gusto verlo otra vez. ―le dijo la comadreja dándole un fuerte abrazo que el zorro correspondió―. ¿Cuánto paso? ¿Cinco años?

―Seis, desde la última vez que vine. Y te aseguro que esta vez te dejaré los chistes a ti. ―los dos rieron al unísono, dejando a la coneja un poco confundida.

―Oh, lo siento. Bienvenida oficial Hopps. ―tomó la pata de la coneja y le dio un beso en este―. Espero que sea su segunda vez en un show de televisión.

―De hecho, es mi primera vez pero estoy tranquila. No debe ser tan difícil ¿O sí? ―Jimmy lanzó una carcajada algo ruidosa.

―Ay Nick, diste justo en el blanco. ―el comentario le congeló el cerebro―. Bueno, siéntense, yo vendré en unos minutos, tengo que terminar de arreglar algunos asuntos. ―sin más, la comadreja abandono la sala 3 donde todo ya estaba listo.

Los dos se sentaron en las sillas detrás de ellos. La cantidad de animales espectadores desaparecía gracias a los brillantes faroles que iluminaban el escenario.

Aunque Judy no podía verlos, podía escuchar todo lo que susurraban y decían. Algunos estaban en sus temas, otros, parecían más interesados en sus teléfonos. Si, será fácil, se dijo.

―Oye Nick, ¿Crees que él se haya dado cuenta? ―le preguntó Judy algo dudosa.

―¿Sobre qué?

―Sobre lo nuestro. Creo que vió nuestras patas unidas. ―él solo se limitó a darle una sonrisa tranquilizadora, haciéndola olvidar de esa suposición.

Pocos minutos más tarde aparecieron Jack y Skye por el mismo lado que entraron la coneja y el zorro. Intercambiaron saludos y palabras y minutos, o más bien, segundos más tarde también apareció el padre de Nick.

Norman.

Aunque nadie lo notó, al verlo entrar los cuatro animales se tensaron un poco, el quinto estaba tranquilo. Nick, decidió a acabar con esa absurda tensión, se acercó a su padre dándole un gran saludo y un fuerte abrazo, como si de un viejo amigo se tratase.

Los tres animales se quedaron estupefactos al verlos tan alegres de verse. Eso alegró mucho más a Judy.

―No quiero seguir molesto contigo, hijo. ―dijo Norman feliz―. Vamos, que tenemos un show que comenzar. ―los cinco se sentaron en las sillas designadas.

Minutos antes de comenzar, Furllon ya estaba listo en su escritorio para comenzar el Tonight Show. El conteo regresivo fue avisándole a Furllon cuando iba a comenzar el show. Cuando llegó a cero, él le regalo un saludo a la cámara y a los espectadores en vivo, después, la banda comenzó con la tradicional canción de The Tonight Show.

Todo estaba marchando bien después de media hora. Preguntas sobre la guerra, el cómo Judy entró a la fuerza, la amistad entre Jack y Nick que fue un tema que quedó al aire hace seis años. También preguntas sobre la relación entre Norman y Nick entre otras inofensivas.

Una voz en el audífono de la comadreja le avisó que tenía luz verde para comenzar con su plan de ir un poco más allá con las preguntas. Iba a atacar con todo a la primera.

―Bueno, quiero utilizar este espacio para hablar sobre un tema que ha tenido un poco intrigado a la ciudad. ―Judy y Jack alzaron sus orejas al mismo tiempo de escuchar esa frase―. Nick, espero que no te vayas a enfadar ni nada pero la gente está a la incertidumbre de uno de los misterios más grandes. ¿La oficial Hopps y tú están saliendo?

Todos en los asientos espectadores callaron y sostuvieron la respiración. También Judy, ella no sabía si aparentar que no o si decir que era así. Aunque la pregunta fuera para Nick, sentía que debía responder ella. Pero Nick fue más rápido.

―Pues veras, Jimmy, lo que se ve no se pregunta. ¿O sí? ―esa frase confundió a la coneja pero no a la comadreja―. Si, así es. La señorita Hopps y yo estamos en una relación.

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Por si acaso, Jimmy Furllon es Jimmy Fallon. Jaja y mal chiste de el hacerle a Ariana Grande una ratona. Tambien le puse nombre de Big para que entendiera un poco más.

Nos vemos luego Dj's.

PD: La frase que dice Nick de "Lo que se ve no se pregunta" es de Juan Gabriel. Me pareció buen momento para utilizarla como una pequeña comemoración/broma del programa.

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