Capítulo I.
[Hola! Hola! Hola! Bienvenidos a "Nueva Familia". Sí, lo sé. El nombre más común para un fanfic teniendo en cuenta que es una secuela también. Pero entenderán el porqué de mi decisión de ponerle este nombre. No me ilusionaré mucho con esta historia hasta que vea que tiene acogida buena, y que estoy llevando la trama como quiero. Sin más que decir, mis queridos y queridas lectoras, bienvenidos a la "Nueva Familia"
PD: Esta historia estará contada en tercera persona con un narrador omnisciente (que sabe todo lo que sucederá y que conoce a los personajes). Es mucho más fácil para mí hacerlo de este modo y es un mejor modo de narración que les gustará.]
Cada uno de los animales trabajadores del gigantesco estudio de televisión estaba a tope de trabajo. Hoy les tocaba una de las entrevistas más importantes de sus carreras y todo, TODO, en este día debía salir a la perfección.
El conductor de The Tonight Show, Jimmy Furllon, había estado preparando cada una de las preguntas de manera tan meticulosa, tan medidas, tan pensadas, que le dieran mucho de qué hablar en medio del programa. Conocía bastante bien a los invitados de la noche de hoy.
A ellos ya los había entrevistado una vez hace seis años. A ese pequeño pero serio conejo y al astuto e innovador zorro que le hacia una broma cada vez que podía. "Esta vez no fallaré" masculló para sí mismo cuando se dirigía a la oficina de su jefe, un hurón de color rojo y blanco con rayas negras en su cola.
Como suelen llamarlos, es un "hurón de fuego" con un carácter muy agradable pero con Furllon no es que se llevase de una gran amistad tomada de la pata.
Aquel mamífero pequeño lo miraba con seriedad mientras la comadreja se sentaba en la silla de enfrente. "¿Por qué tiene una mesa gigante?" se preguntaba al notar el tamaño en diferencia del hurón a su escritorio.
―Bueno, Furllon. ―comenzó el hurón―. Dime que tienes todo preparado para esta noche.
―Así es, señor. ―contestó orgulloso―. En unas horas, el mejor show de The Tonight Show se dará en su propio estudio. ―baboso, se regañó mentalmente por haber hecho ese comentario tan estúpido―. Solo quiero hacerle una consulta antes de que pueda hacer alguna estupidez. ―el comentario pareció no agradarle al hurón.
Este le gruño en bajo asintiendo con una expresión algo enojada.
―Sabemos que vendrán los tres mejores policías de Zootopia, el general Wilde, padre del oficial Wilde y la acompañante del señor Savagge. ―el hurón asintió―. ¿Podría, usted, dejarme ir un poco más allá esta vez?
El hurón sabía que esa frase no era nada bueno. Ya le había sucedido una vez cuando el alcalde Leonzales había sido invitado e hizo la misma petición. El show que, se suponía, iba a ser el más grande de todos, terminó en un fracaso rotundo. Un alcalde enojado, un hurón con una demanda y un conductor sin salario durante tres meses seguidos.
―Sabes lo que sucede cuando quieres hacer eso, Furllon. ―le respondió severo―. No.
―Pero señor, mire la oportunidad que tenemos aquí. ―se levantó de su silla para acercarse a la gran mesa, apenas y se le veían los ojos―. El oficial Wilde y la oficial Hopps han estado siendo tendencia desde que salvaron a la ciudad hace nueve meses. Algunos expertos en psicología suponían que deben estar en una relación. ―el hurón lo miró severo otra vez―. Sí, no es la mejor idea, pero déjeme hacerlo solo esta vez. Si sucede algo que los haga enojar, puede despedirme, o mejor, para que no me pague la indemnización, yo renunciaré. ―¡Ya cállate idiota! Se reprendió en su mente―. ¿Qué dice?
La propuesta era tentadora para el hurón. Por fin deshacerse de su peor conductor que, irónicamente, es el que le ha dado más dinero en su vida como gerente del estudio. Meditó en silencio durante unos segundos sin dejar de mirar con ojos de "muérete" a la comadreja que tenía en frente.
Era una propuesta muy tentadora, se dijo en la mente, dijo que renunciaría...
―Está bien. ―terminó diciendo―. Pero quiero que sepas que si en medio de tu sorprendente show. ―hizo comillas en sorprendente―. Hay algo que me haga quedar mal a mí, no solo renuncias, no dejare que cualquier otro estudio te contrate de por vida.
La comadreja tragó duro mientras sus pupilas cafés se achicaban. Asintió intimidado.
El hurón le dijo que ya podía retirarse de la oficina.
Eres un idiota, musitó para sí mismo. Tienes que hacerlo bien esta vez, sino, adiós vida como la conoces.
***
El cierre parecía que había cobrado vida ya que no quería cerrarse por completo de detrás de la espalda de la coneja.
―¡Nick! ―exclamó desde la habitación―. Necesito tu ayuda.
El zorro se asomó por la puerta del baño acomodándose la corbata, maldiciendo una que otra vez al ver que no podía ponérsela en una posición correcta o al menos, presentable. Él se agachó a su altura, llevando sus patas detrás de ella, subiendo el cierre del vestido azul, mientras ella acomodaba su corbata en la posición correcta.
Ambos rieron por tal sincronización.
―¿Lista para una noche inolvidable? ―le preguntó el zorro alzándola por los aires.
La coneja agachó las orejas demostrando tranquilidad.
―Realmente estoy más tranquila que emocionada. Veo que tú ya quieres salir al aire ¿No es así? ―ella miró a sus ojos verde esmeralda.
Aunque el cuarto se encontraba iluminado por pocas lámparas de noche, un rayo de luz de luna atravesó la ventana encendiendo los dos pares de ojos. Los de él y los de ella.
Ella sintió que su cabeza volaba al ver aquellos ojos incendiarse en la luz de la luna mientras que el corazón de él aceleró a su máxima velocidad al ver brillar los ojos de su amada coneja. Los sentimientos volaban en el aire alrededor de ellos, haciendo el ambiente más romántico de lo normal.
Un carraspeo interrumpió la escena de emociones.
Era el hermano mayor de Judy, Kyle, quién también estaba vestido de traje ya que acompañaría a Judy, siendo parte de los espectadores del show.
―Hermana, puede que seas mayor de edad pero yo aún soy tu hermano mayor y hasta que no estén fuera de este lugar, no quiero cursilerías, ¿Entendido? ―sin que Kyle lo viera, ella rodó los ojos y Nick la bajó lentamente.
―Admítelo, tu también estarías así con Rosa si estuviera aquí. ―le dijo ella dándole un suave golpe en el brazo.
―Lo haría si estuviera pero como sabes, ella está en Zootopia arreglando los problemas junto con Gideon. ―Nick alzó las orejas al instante de escuchar el nombre del pastelero.
Hace mucho que su nombre no le resonaba la cabeza. Judy le había contado de como el zorro pastelero, de niños, le había lanzado un zarpazo en una mejilla dejándole tres cicatrices que aun hoy, se pueden sentir en su piel suave. Kyle miró a Nick, no necesitó palabras, solo una mirada para decirle que necesitaba un tiempo a solas con Judy. Y por lo que pudo apreciar, era algo serio.
―Zanahorias. ―dijo Nick―. Te espero abajo. No te tardes en arreglar. ―suerte que ella aún no estaba lista, esa excusa hubiera parecido algo tonta si se hubiera arreglado rápido.
El vulpino abandonó la habitación, dejando a Judy y Kyle en un silencio no incómodo.
―Hermana, quiero hablarte de algo. ―comentó el conejo marrón―. Es sobre papá.
Sus orejas subieron hasta el tope como signo de molestia. ¿Enserio quería hablar de él ahora? Hace unas semanas, cuando Nick llegó a la casa, Stu había saltado del susto cuando vió al de orejas de punta negra pasar el portal del hogar H.
Casi alcanza el paralizador de zorros si no hubiera sido por Bonnie que lo detuvo a centímetros de su pata. Desde ese momento, la relación entre Nick y Stu habían sido tan tensas que ni si quiera podía mirarlo a los ojos o hablar con Nick de un tema específico. Siempre lo cambiaba a algo que atrajera la atención de su esposa o de Judy.
―Sabes que no quiero hablar de él ahora. ―dijo ella dándose vuelta. Se acercó a su mesa de noche y tomó un adorno de mariposa para las orejas que se encontraba encima de esta―. Aun recuerdas que quiso electrocutar a Nick ¿No?
―Lo sé, Judy. ―rodó los ojos―. Pero no vengo a hablar sobre algo que él dijo, es algo que yo pienso que deberías seguir de él. ―Judy detuvo su pata a medio proceso se prensar el adorno en la oreja izquierda―. Está preocupado, Judy, cree que Nick pueda hacerte daño.
―Entonces que lo conozca mejor. ―soltó rápidamente―. Es tan simple como eso.
―A él le aterra los zorros, lo sabes. ―replicó―. Lo que digo es que deben demostrar algo a papá de que Nick es bueno para ti. En el poco tiempo que lo conozco, me cae lo suficientemente bien para aguantarme las ganas de jalarlo de sus patas traseras a media noche y sacarlo de tu cuarto. ―Judy lo miró incrédula. ¿Enserio ha dicho eso?
―Hablaré con Nick. Ahora, debemos irnos a un show.
Los dos Hopps bajaron las escaleras. Primero Judy, quien recibió adulaciones y silbidos por parte de algunas de sus hermanas y hermanos y de su madre también. Stu se encontraba bañándose gracias al caluroso y trabajoso día en los cultivos de zanahorias y coliflores. Judy cruzó unas cuantas palabras con su madre de "Estas muy bella" y se despidió de todos.
Salió por la puerta principal hasta la calle, seguida de su hermano. En la calle esperaba un auto compacto pero del tamaño mediano. Dentro, Nick se encontraba listo en el asiento del conductor, con sus patas detrás de su cabeza admirando el asfalto del camino.
― ¿Nos vamos? ―dijo Judy subiendo y sacando a Nick de sus profundos pensamientos.
Él asintió, tomó las llaves y el rugir del motor hizo que los tres temblaran. Algunas modificaciones no eran malas si en algún momento debían hacer alguna persecución y se encontraban en aquel auto. Pisando a fondo el acelerador, Nick condujo el largo camino hasta el estudio de televisión en Zootopia.
Esa noche seria única. Esa noche sería la más especial para él y para ella.
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