Nadie se atrevía a entrar en la habitación 9 parecían tener miedo, pánico de solo imaginar que debían hacerlo.

Rodríguez junto con cinco guardias entraban exactamente a ese cuarto encontrándose con una pequeña niña no más de siete años, su rostro tan infantil que parecía un ángel, su cuerpo con un severo grado de desnutrición y con manchas de sangre. La niña mostraba una sonrisa siniestra recostada en la cama.

Todo paso en menos de un segundo, una ráfaga de viento salió de ella desapareciendo a los cinco guardias no dejando ni el polvo.

—Ey ¿Te divertiste, 09?

La niña volteo a mirarlo con sus pequeños ojos negros vacíos.

—Quiero tú ayuda y si me obedeces  dejare que te diviertas un poco más haya fuera ¿Que te parece? —. Comunicó de forma autoritaria Rodríguez.

—¿Podre divertirme con Lucí? —. Preguntó la niña con voz débil.

—Seguro, pero la quiero viva. Elda —. Rodríguez miraba a la niña con frialdad.

Elda sin embargo lo observaba con superioridad, podría matarlo en un abrir y cerrar de ojos pero no quería o tal vez podría hacerlo después. Era pequeña pero era muy lista.

Rodríguez ordenó una silla de ruedas por el radio, cuando se lo llevaron subieron a la niña pues por el pequeño cuerpo desnutrido y débil no podía levantarse por sí misma y menos caminar.

«Pronto nos veremos, Lucí»

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Anderson se preparaba mentalmente para entrar a ese cuarto oscuro y siniestro.

Toco la puerta tres, cuatro hasta que escucho una voz grave decir "pasé". Entro estresado cuando vio a Rodríguez de pié en la penumbra.

—¿Cómo pudo dejar salir a Elda? —. Preguntó mortificado Anderson.

—No tendría por qué decírtelo pero lo haré, ella si podra traer de regreso a Lucí —. Informó Rodríguez.

—Ella querrá matarla —, Mencionó Anderson muy preocupado y ansioso por primera vez. — Elda es agresiva, podrá ser una niña pero su poder es inestable y fuerte, iguala a Lucí.

—Creo que no sabes mucho, Lucí tiene un poder ilimitado, no tiene fín y por ello será su perdición, mientras que Mía, Elsa y las demas tienen su límite —. Comunicó Rodríguez calmado.

—El que no sabe nada es usted, Lucí es cómo nosotros tiene sus miedos y ella le tiene miedo a la soledad, pero también piensa como una de su especie pues lo único que a conocido es lo malo de las personas —, dijo Anderson paseándose de un lado a otro. —Lucí debe pensar en que sería mejor si todos los humanos desaparecieran, incluso ella.

Anderson comprendía mejor que nadie a Lucí y a Mía, las conocía desde pequeñas, daría lo que fuera por ellas dos y si tenía que dar su vida misma lo haría.

...

Hola mis queridos lectores aquí tienen otro capítulo. No encontré una imagen perfecta para mostrarles cómo es el poder de Elsa, espero puedan ver el gif por lo menos podran imaginarlo.

Que disfruten de la lectura y disculpen que sean tan cortos los capítulos.