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Capítulo 4


Las industrias Nueva Era habían sido formadas por líderes políticos, científicos, millonarios y otras personas de poder de distintas partes del mundo, que se unieron cuando comenzaron los fenómenos y catástrofes naturales. Construyeron las cúpulas, y ahora se encargaban de producir inventos y velar por la seguridad interna de la cúpula.

Al igual que sus padres, Paz trabajaba ahí.

Se dirigió directamente a hablar con Wang, por lo general se necesitaba permisos para entrar de un área a otra, pero Paz era conocida por todos los trabajadores de Nueva Era, desde pequeña acompañaba a sus difuntos padres que trabajaban como científicos en la industria, gracias a ellos la cúpula disipaba a un 100% los rayos U.V. del sol. Era apreciada por la gran mayoría de los trabajadores, sobre todo los mayores, que habían conocido a sus Padres.

Sin aviso previo Paz entro a la habitación de robótica, donde se encontraba Wang, era una pequeña sala con distintas mesas de trabajo con proyectos, nuevos inventos, herramientas y piezas. Paz se detuvo en medio de la sala que estaba vacía por la hora, solo se encontraba Wang en una mesa.

— ¿Qué te he dicho de entrar así, fea?

Debido a sus horas de estudio y trabajo era pocas las veces que paz se dedicaba un tiempo para ella como las otras chicas de la cúpula, que iban a salones de belleza y esas cosas que Paz consideraba inútil. Paz tenía el cabello negro y largo, pero siempre lo recogía en un moño para no perder tiempo en peinarse, era un poco pálida y con pecas, lo que según Wang la hacían ver aún más nerd, además de sus lentes y su contextura delgada y frágil. 

Wang por otro lado no dejaba que sus estudios impidieran que disfrutara la vida, iba al gimnasio, salía con amigos y chicas, siempre estaba bien vestido y mantenía su lacio cabello oscuro impecable, y eso no le quitaba tiempo de molestar a Paz cuantas veces pudiera.

— ¿Recuerdas los trajes de los que me hablaste? —dijo Paz ignorando su queja.

Wang le mostro una sonrisa de satisfacción, Paz odiaba esa sonrisa arrogante y a la vez atractiva, le hacía dudar y preguntarse porque Wang tenía que ser tan cretino.

— Por aquí, my lady —Paz arqueo una ceja.

Wang se levantó y la guio a otra habitación más desordenada que la anterior con montones de piezas esparcidas por todas partes

— ¿Hermoso no crees? Mucho mejor que tu laboratorio —Paz hizo una mueca con la boca.

– No está mal, pero le falta ¿Y que es todo este desorden?

– Estimula la inspiración.

— Si, claro —Wang puse una mano en el hombro de Paz y con la otra le indico el camino.

— Sígueme.

— Que miedo ¿Me vas a violar?

— Ni en tus más deseados sueños —Paz quiso responder, pero prefirió reírse, ya esperaba esa respuesta.

Pasando entre el desorden, Wang abrió una puerta de vidrio de lo que parecía un closet y saco un traje de cuerpo completo y una máscara.

— Está un poco feo ¿No lo crees?

El traje tenía la forma de un cuerpo humano, pero se notaba a simple vista que una manga era más larga que la otra, al igual que la parte del pantalón, tenía algunas fibras y pequeños chips a la vista.

— De la estética nos podemos ocupar luego.

— Suena raro escucharte decir eso, tú que eres tan superficial —Wang omitió su comentario porque estaba deseoso de explicar su invento.

— Lo importante es que con este trajo no tendremos que preocuparnos por salir al sol, incluso tu tío y su escuadrón de hippies pueden salir en el día a hacer sus obras de caridad, ya no te desvelaras esperándolo —Paz toco la tela del traje evaluándola

— Tengo que admitir que hiciste un buen trabajo, pero para que mi tío salga de día tendrías que darle estos trajes a todos los apatriados y estoy segura que nuestra querida presidente no estaría de acuerdo.

— Lo importante es que lo invente yo —Wang tomo el traje de las manos de Paz como si lo fuera a robar y lo guardo con llave.

— Si, gracias a los avances de mis padres.

— Si, bueno, podrías darme algo de crédito, me llevo trabajo —Paz sonrió

— Te lo ganaste, felicidades —dijo dándole unas palmaditas en el hombro, Wang sonrió complacido— ¿Nadie te ayudo?

— No.

— ¿Seguro? —Wang suspiro

— Tal vez tu hermano me haya dado los apuntes de tus padres —Paz comenzó a negar con la cabeza

— Ese niño, le he dicho que no se meta con esas cosas.

— No es su culpa, incluso los niños no pueden resistirse a mis encantos.

— Son por las ideas que le metes en la cabeza, piensa que de verdad tenemos algo.

— Adoro su inocencia.

— Puedes molestarme todo lo que quieras, pero no a mi hermano, así que te exijo que me regreses el cuaderno de mis padres.

— ¿No confías en mí? —Paz se cruzó de Brazos. Wang esbozo una risa fingida— ¿De verdad crees que utilizaría los conocimientos de tus padres para algo malo?

— Bueno, eres ambicioso y narcisista, todo dependería de que tan beneficiado resultes.

Wang la miro sin ninguna emoción en particular, pero por dentro sentía como si le hubieran clavado una daga, al final soltó una risita.

— Ya veo.

Se acercó al escritorio en donde trabajaba, saco una llave de su bolsillo y abrió un compartimiento secreto debajo de la mesa, saco un cuaderno viejo y se lo ofreció a Paz.

— No te preocupes, me asegure que nadie lo viera, te lo juro por mi vida, después de todo solo pienso en mí.

Paz tomo el cuaderno con pesar, no se había dado cuenta que sus palabras habían herido a Wang. Le dio unas palmaditas al cuaderno con vergüenza.

— ¿Lo leíste todo?

— Solo lo que era útil para el traje.

— ¿Y no necesitas más información?

— No si vas a desconfiar de mi —Paz dudo por unos segundos y luego le ofreció el cuaderno a Wang—. Ya no lo quiero.

— No seas orgulloso, lo necesitas si quieres terminar el traje, no queremos que nadie muera incinerado.

Wang la miro frívolamente, acepto el cuaderno y lo volvió a guardar en su lugar secreto

— Gracias por mostrarme el traje.

— Y hablando de eso ¿Para qué lo querías ver?

— ¿No lo has mostrado a nadie más, cierto?

— Aún está en proceso para mostrarlo a los superiores, y mis compañeros podrían sabotearme o robarlo, así que no ¿Por qué?

— Necesito que hagas unos trajes para mí.

Wang la miro desconcertado por unos segundos.

— ¿Qué estas tramando, Paz?

— Mientras menos sepas mejor.

— Que irónico, tu no confías en mí, pero yo si debo confiar en ti —Paz agacho la cabeza avergonzada— ¿Por qué debería ayudarte?

— Te deberé un favor —Wang se quedó mirando a Paz fijamente analizado la situación—. Perdón por dudar de tus intensiones —agregó y Wang sonrió

— ¿Tan rápido caíste en mis garras? —Paz giro los ojos

— ¿Lo harás o no?

— ¿Cualquier favor que yo pida? —preguntó con una sonrisa pícara.

— Si.

— Vaya, debes estar muy desesperada.

— ¿Lo vas hacer o no? —dijo Paz ya exasperada.

— Esta bien. ¿Me mostraras los estudios sobre el tejido de los caparazones de los escarabajos?

— Aún no está listo.

— Podrías darme un adelanto.

— No lo creo.

— Que injusta, tuviste el privilegio de ver mi traje de primera.

— Pensé que se lo habrías mostrado a tus chicas para impresionarlas —bromeo con la esperanza de desviar el tema.

— A ellas les muestro otras cosas —dijo Wang con sonrisa pícara— no saben apreciar el arte como tú.

— Oh dios mío ¿Eso fue un halago?

— Te hare creer que sí.

— Ya quisieras que tus novias tuvieran mi inteligencia.

— Oh por dios no, después no serían fáciles de manipular.

Paz soltó una carcajada, aliviada de que el ambiente volvía a la normalidad, le agradaba cuando Wang la halagaba discretamente, era muy orgulloso como para hacerlo de otra forma.

— ¿Qué hay de la cura? ¿Lo lograste?

— No lo sé —respondió cabizbaja— el día que fui al pueblo logré llevarme algunos frascos sin que los soldados lo notaran, pero ahora el pueblo ya no existe, no sabré si tuvieron efecto o no.

— ¿Qué se sintió ir a ese caos después de tantos años?

— Es horrible como viven —dijo con melancolía— ni siquiera pude quedarme mucho tiempo porque el calor me sofocaba.

— Por cierto, mientras estabas allá, llego una carga de materia prima.

— ¿Níquel? —dijo bajando el nivel de voz

— Dime lo que estas planeando y te diré que llegó.

— Buen intento —dijo Paz altiva—, pero estas hablando conmigo, tengo otras formas de enterarme de lo que sucede aquí.

Wang puso los ojos en blancos.

— Odio cuando te pones pretenciosa, deberías darme las gracias por no haberte delatado aun, estas muy rara últimamente.

Paz sabía que era verdad, de hecho, muchas veces había estado en peligro por ser descuidada en sus asuntos clandestinos. Wang era de los pocos que sabia con seguridad que tramaba algo, aunque no sabía exactamente que, igual pudo haber dicho algo en cualquier momento y ella estaría acabada.

— No te preocupes, no es nada del otro mundo —mintió.

Wang la miro con los ojos entornados, no era muy buena mintiendo.

— Mientras no me metas en problemas...

— Jamás te he involucrado ni lo hare, así que no te preocupes.

Hubo unos segundos incomodos en los que ambos se miraron a los ojos intentando adivinar los que escondían sus pensamientos, se sintió tan incomodo que los dos desviaron la mirada sin decir nada.

— Debo irme, Ben me está esperando. Necesito esos trajes pronto —dijo antes de irse.

— ¿Cuándo es pronto?

Paz se detuvo a pensar un rato sin mirarlo.

— Al atardecer.

— ¿¡Qué!?

— Impresióname —dijo antes de terminar de marcharse.

***

Era cerca del mediodía cuando los apatriados se quedaron solos en la carpa luego de una larga jornada de supervisión constante. La mayoría de los apatriados aprovecharon para dormir, pero Lucas era uno de lo que no podía pegar un ojo; aprovecho que los dejaron a solas para acercarse a Drake quien también seguía despierto, ya que no les habían dado la oportunidad de hablar entre ellos.

— ¿Cómo estas, amigo? —dijo al sentarse en la camilla de Drake.

— Bien, aunque me dijeron que no me moviera mucho, al parecer tengo una costilla rota.

— Puedo imaginármelo, los soldados descargaron toda la ira contra ti.

— Uhm.

— ¿Estas bien? Pareces estar en la nebulosa. ¿Drake? ¿¡Drake!?

— ¿Qué? —dijo fastidiado.

— ¿Te afecto la cabeza tantos golpes?

— No... —dijo en un hilo de voz.

— Reacciona —abofeteó Lucas.

— ¡Hey! ¿Qué te pasa? —dijo acariciando su mejilla.

— Tu dime.

— Solo estoy pensando.

— Entiendo, yo también estoy preocupado por lo que nos podría hacer la cúpula.

— ¿Ah? Ah sí, claro, la cúpula.

— ¿Vas a decirme que tienes? —dijo Lucas exasperado por ver a Drake en las nubes.

Drake suspiro pensando en si era bueno decirle, cada vez que hablaban de ese tema Lucas solía ponerse muy intenso.

— ¿Viste a la chica que me atendió?

— Mmm, creo que sí, ¿Acaso no era la misma chica del campo de flores? —Drake asintió.

— Era Paz.

— ¿Qué? ¿¡En serio!? ¿Qué te dijo? ¿Te reconoció? ¿Qué le dijiste?

— Nada.

— ¿Nada? ¿Cómo que nada? Es imposible que te estuviera atendiendo y nunca le dijiste nada.

— Primero, bájale a la intensidad.

— Lo siento, es que me emocioné —dije entre risas.

— Segundo, no sabía que era ella al principio, así que no hable con ella.

Lucas se llevó una mano a la cabeza.

— Porque siempre tienes que ser así —dijo haciendo un gesto en la mano como si se fuera arrancar la piel de la cara.

— Deja el drama ¿Quieres? Ella tampoco me reconoció.

— ¿Y cómo supiste que era ella?

— Max la llamo por su nombre, luego cuando regreso con Lili le dije que era Drake, pero siguió actuando como si no me conociera.

— ¿Crees que fingía o de verdad no sabe quién eres?

— No lo sé, eso es lo que me tiene dando vueltas en la cabeza.

— Bueno, si lo pensamos, tiene razones para actuar como si no te conociera.

— Si, es mejor así.

Un soldado entro abruptamente a la carpa exaltando a los chicos.

— ¡Levántense! Es hora de que se marchen de este lugar.

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