Capítulo 18
— Diles que se detengan —pidió Paz.
— Ellos también están atacando, no puedo decirles que no se defien... ¡Ey!.
Paz comenzó a correr con todas sus fuerzas hacia el piso superior, no espero el ascensor y corrió por las escaleras llena de adrenalina, ni siquiera se sentía cansada, siguió corriendo hasta llegar a planta baja. En toda la entrada Drake, Max, William y Lucas intentaban entrar disparando ondas que hacían volar a los soldados, pero eran muchos, y los tenían acorralados.
— ¡Alto! —les grito Paz— ¡Chicos paren!
Drake se detuvo al mirar a Paz detrás de los soldados, en su desconcentración un soldado logro dispararle.
— ¡Drake! —gritó Paz corriendo hacia él.
Sin importarle la disputa que había, paso por entre los guardias y llego hasta Drake que estaba arrodillado en el piso.
El comandante de los guardias ordeno detenerse inmediatamente cuando vio que la chica estaba en la zona roja, no por ella, si no por lo que podría hacerles la presidente si la llegaban a matar.
Los estruendos cesaron y Paz pudo concentrarse en Drake, la bala había lastimado una pierna, nada grave por fortuna.
La chica corto un trozo de tela de franela y la amarro en la pierna del chico.
— No te preocupes —dijo mientras le apretaba la herida y Drake soltaba un quejido de dolor—, estarás bien.
Sin importarle mucho su propio estado, Drake tomo el rostro de Paz y la miro por todas partes.
— ¿Tu estas bien? ¿Te hicieron algo?
— Estoy bien, Drake —dijo Paz tomando sus manos— ¿Están todos bien? —preguntó a los demás que seguían en guardia.
— Lo estamos —se acercó Lucas.
— ¿Qué le paso a los demás? —preguntó asustada.
— Los demás están en la montaña, solo vinimos nosotros, no te preocupes.
Paz los miro con los ojos llorosos y una débil sonrisa.
— No puedo creer que de verdad vinieran, están dementes.
— No te íbamos a dejar sola con estos psicópatas —dijo Drake limpiando una lagrima que bajaba por la mejilla de Paz.
La presidente apareció entre los guardias con paso apurado y decidido.
— Si el reencuentro termino —dijo algo molesta—, tenemos cosas que hacer, señorita Mayce.
— Mi amigo esta herido, déjeme ayudarlo.
— Cualquier doctor de este maldito lugar puede atenderlo, pero usted me acompañara inmediatamente, ya he perdido mucho tiempo por sus jueguitos.
Drake se paró apoyándose en una sola pierna colocándose delante de Paz, interponiéndose entre ella y los demás.
— Ella no ira a ningún lado con usted —dijo desafiándola.
— Drake no —dijo Paz tomándolo del brazo —, esta bien, tenemos un trato.
— ¿Un trato? —la miro atónito.
— Confía en mí.
— Yo puedo encargarme de Drake —dijo Joaquín apareciendo entre las personas junto a Wang—, tal vez así te sientas más en confianza.
— ¡Joaquín! —lo saludo Lucas sonriente.
— Gusto en verte de nuevo, Lucas, y a todos —dijo con nostalgia—. Si le parece señora presidente, yo me encargare de los apatriados, mientras Paz trabaja en la formula.
— Si, por favor, no quiero perder más tiempo.
Joaquín le hizo una seña a los chicos para que lo acompañaran, pero dudaron por unos segundos.
— No quiero perderte de vista —le dijo Drake a Paz.
— Estaré bien, ahora estas en mi territorio —dijo Paz con una sonrisa cómplice.
Drake seguía preocupado, la sujetó del brazo para que no fuera a ningún lado, Paz lo miro asombrada y halagada. Una idea paso con rapidez por la cabeza de Paz mirando a su tío.
— Señora presidente, me dijo que si le daba la formula era libre de hacer lo que quiera, incluso activar el generador de ozono —Dana asintió—, pero no tengo porque ser yo, mi tío puede hacerlo ¿Verdad? Mientras yo estoy en los laboratorios.
— Si es que el quiere, no me importa —respondió.
Paz se voltio hacia Drake con una sonrisa.
— Ve con mi tío y concluye el plan, yo me reuniré con ustedes cuando termine.
Drake la soltó poco a poco sin querer despedirse de nuevo. Desde que la cúpula se la había vuelto a llevar se había arrepentido de tantas cosas, sobre todo de no haber aprovechado mas el tiempo con ella, de no haberle contado lo que sentía y no saber si ella sentía lo mismo.
— Te encontrare —le dijo soltándola por fin.
— Lo se —le sonrió Paz, y nuevamente volvió a sentir ese déjà vu que había sentido cuando se había ido con los soldados en las montañas.
Paz se fue con la presidente nuevamente hacia el sótano y los chicos se fueron con Joaquín acompañados por algunos guardias que los vigilaban.
Joaquín entro a una sala de enfermería, donde había una camilla y otros utensilios de doctor. William y Lucas ayudaron a Drake a subir a la camilla. Wang los siguió manteniendo su distancia, mirándolos minuciosamente, sobre todo a Drake.
— Wang —saludo Max colocando con fuerza una mano en el hombro del asiático.
El chico se sobresalto por el saludo abrupto logrando que Max soltara una risa burlona.
— Max, siempre es bueno volver a verte.
— No pensé que lo diría algún día, pero también es un gusto volver a verte. Por cierto, felicidades por los trajes —dijo señalando los trajes que tenían puestos— al fin hiciste algo útil.
— De nada —respondió con sarcasmo—, es una lástima que si funcionaran.
Max volvió a darle unos golpecitos fuertes en el hombro con una sonrisa y se fue con los demás chicos. Cuando se aseguró que nadie lo veía, Wang se acaricio el hombro adolorido.
— Te necesito despierto, así que no te aplicare anestesia para sacar la bala —le dijo Joaquín a Drake.
— No te preocupes, Paz me abrió en dos sin anestesia.
Joaquín lo miro con una ceja levantada y Lucas soltó una risa.
— Eso no se escucho muy bien —dijo burlándose.
— Me refiero a que me operó la costilla sin anestesia —se corrigió rápido.
— Supongo entonces que no sentirás esto.
Joaquín metió unas pinzas en la herida de Drake sin previo aviso, el chico soltó un grito ahogado, mientras Joaquín buscaba la bala.
— Listo —dijo sacando la pieza metálica— solo falta suturar.
Drake casi no se quejo del dolor, muy poco lo hacía, y luego de que Paz le había cortado la mitad de su torso bien despierto, le gustaba pensar que ya era inmune a cualquier tipo de dolor.
— Muy bien —dijo Joaquín sacándose los guantes una vez termino— preparen las cosas para irse, cuando Paz este lista la llevare con ustedes para que regresen a la montaña.
— ¿Qué? —preguntaron los chicos.
— ¿Qué? —preguntó Wang.
— Creí que Paz había dicho que activaríamos el generador de ozono —dijo Drake.
— Creí que Paz se quedaría con nosotros —agregó Wang.
— El generador de ozono no se activará —dijo Joaquín sin muchas explicaciones—, lo importante es que todos salgamos de aquí, antes de que sea muy tarde.
— ¿Por qué no se activara? —preguntó Drake
— Por que no es necesario, tienen los trajes, Paz esta reproduciendo la formula, pronto nos podemos ir todos de aquí a salvos.
— ¿Y que hay de los demás? —cuestiono Drake—. Los que no tienen trajes, ni una formula.
— Es mejor así.
— ¿Qué? —pregunto con reproche— ¿De que estas hablando?
— De que el mundo esta mejor así —dijo Joaquín al girarse para verlo directamente.
Todos miraron a Joaquín desconcertados, incluso Wang.
—Wao, Joaquín —bromeo Wang— ni siquiera yo tengo un concepto tan descabellado de la realidad, déjame decirte que el mundo es una mierda, por si no te diste cuenta.
— Es una mierda porque nosotros la destruimos —respondió Joaquín molesto— por nuestra soberbia, de creer que somos los seres superiores, por querer todo fácil y cómodo, sin tomar responsabilidad de las consecuencias.
»Hace veinte años el mundo se redujo a solo 5 cúpulas y algunas civilizaciones alrededor del mundo, desapareciendo el 80% de la contaminación; en los últimos años la capa de ozono se ha regenerado por su cuenta a una velocidad impresionante, gracias a que no hay humanos corriendo de aquí allá dañando lo que tocan. Los beneficios que podría otorgar si activamos ese generador no se comparan con los daños que haría el hombre si todo vuelve a la normalidad.
— ¿Estas hablando en serio? —dijo Drake comenzando alterarse— ¿Qué hacemos entonces? ¿Seguir viviendo en la miseria? ¿Dejar que la gente sufra porque sus antepasados no tomaron consciencia a tiempo? ¿Actuar como si todo estuviera bien?
— La naturaleza es sabia, dejara que vivan los que están listos para la nueva era.
Drake soltó una risa burlona.
— Suenas igual que Riam.
— Drake, no deberías burlarte, no después de lo que paso —dijo Lucas.
— ¿Qué paso? —pregunto Joaquín.
— Cuando veníamos... fue extraño. Hubiéramos tardado mucho mas si no fuera porque al llegar al pueblo hundido, el agua se disipo, como si bajara la marea simplemente el agua regreso al mar. Nos ahorramos gran viaje porque no tuvimos que rodear la ciudad en el auto. Aun no nos explicamos que paso.
— El padre de Riam era una especia de espiritualista, ecologista, o yo que se, muchas veces fue tachado de loco, pero ahora entiendo mucho de lo que decía —dijo con nostalgia Joaquín—. Ojalá mi hermana hubiera seguido a Riam, estaría viva y mis sobrinos a salvo.
— Eso no quita el hecho de tenemos una manera de ayudar en nuestras manos, y simplemente la quieres ignorar —siguió reprochando Drake—. Siempre creí que estabas de nuestro lado.
— Y estoy de su lado, siempre lo he estado, ustedes fueron mi equipo especial, siempre quise traerlos a la cúpula, pero ¿Y los demás apatriados? ¿Dirías que todos son como ustedes? Tu creciste en ese pueblo, Drake, sabes como eran.
— Y lo vi destruirse, personas inocentes.
— Inocentes —dijo pensativo Joaquín— Si ellos hubieran sido los de la armas, ¿Crees que nos hubieran tratado mejor que los soldados que tantas veces los golpearon?
Drake guardo silencio, miro a sus compañeros, pero no dijeron nada. Drake sabia que Joaquín tenia algo de verdad, eran inocentes porque nunca habían tenido el poder en sus manos, pero muchas habían demostrado egoísmo y maldad, sobre todo cuando él era aún un niño. Solo su equipo, sus grandes amigos, eran las pocas personas del pueblo que buscaban ayudar, proteger y cuidar, mientras los otros solo se beneficiaban de ellos. Jamás lo había visto desde ese punto de vista, pero a Drake no le importaba, tenía la consciencia tranquila de que había hecho lo correcto.
— No me importa lo que los demás hagan, yo haré lo correcto.
Joaquín soltó una risa.
— Eso suena a la frase de Paz —dijo Joaquín con nostalgia—. Ustedes juntos harían cosas maravillosas, pero peligrosas, por eso hice lo posible por alejarla de ti. No quería perderla después de haber perdido también a mi hermana.
— Paz siempre iba a los voluntariados —reflexiono Drake—, era mi mejor amiga, aunque solo éramos niños siempre inventábamos nuevas formas de salvar el mundo; pero cuando sus padres murieron tu quedaste a cargo de ella, no querías que fuera más.
— Por supuesto que no, era peligroso que saliera de la cúpula, y más cuando vi que ambos tenían ideas arriesgadas. No me malentiendas, te tengo mucho aprecio, Drake, a ti y a todos ustedes —dijo mirando a los demás—, pero amo a mi sobrina, y estar cerca de ti es estar en peligro, y mas cuando ambos se aferraban tanto al otro y a sus convicciones. Incluso me atreví a manipular sus recuerdos para que te olvidara, a ver si así dejaba de tener esas ideas...
— ¿¡Qué tú que!?
Drake se puso furioso en un segundo a otro, casi se lanza sobre Joaquín sino es porque Lucas lo sostiene.
— Como te dije —siguió Joaquín manteniendo su postura neutra —, no tengo nada contra ti, Drake. Solo quería que mi sobrina tuviera una vida normal alejada de todos estos problemas, pero igual ella siguió el rumbo que siempre deseo.
— Eres un idiota —dijo Drake— ¿Crees que Paz estaría a salvo? Nadie esta a salvo mientras el mundo este al borde de morir, lo único que hiciste fue frenar su potencial.
— ¿Saben qué? —intervino Lucas frustrado— lo dos tienen razón, felicidades.
— Lucas tiene razón —agrego William—. Lo que paso, ya paso. Enfoquémonos en lo que haremos ahora.
Un fuerte temblor, acompañado de un explosión ensordecedora, los aturdió a todos.
— ¿¡Que es eso!? —preguntó Lucas.
— Es el volcán —respondió Wang.
La cúpula comenzó a temblar como si algo cayera arriba de ellos, se escuchaba un eco fuerte cada vez que algo golpeaba contra el metal de la cúpula.
— ¿Qué diablos es eso? —preguntó Lucas asustado.
— El volcán hizo erupción —explicó Joaquín—, tenemos que irnos ya de aquí, no hay tiempo de ningún plan ni de salvar al mundo.
— Hay que ir por paz —dijo Wang.
—Si, tu ver por Paz, yo buscare a Ben, los demás busque un auto para irnos de aquí.
— Yo voy por Paz —dijo Drake intentando levantarse de la camilla.
— No te ofendas —dijo Wang despectivamente—, pero solo eres un estorbo.
Drake se levantó de la camilla sin quejidos ni tambalear, miro a Wang con el ceño fruncido retándolo.
— Yo iré por Paz.
— Mejor nos dividimos —opino Max—, ustedes dos vayan a buscar a su novia, William y Lucas se encargan del auto y yo iré con Joaquín a buscar a Ben.
Luego de fulminarse con las miradas Wang suspiro exasperado.
— Como sea, pero muevan el trasero.
Wang salió de la habitación y los demás hicieron lo mismo. Lucas se acercó a Drake para ayudarlo a caminar.
— ¿Estás seguro de que puedes? Es mejor que vengas con nosotros.
— No voy a dejar a Paz sola, y menos con ese imbécil, no recuerdas que Paz decía que solo era un interesado.
— ¿Y qué pasa si te toca huir o correr? No creo que ese chico te ayude.
— No te preocupes —dijo Drake soltándose de Lucas y comenzando a caminar por su cuenta con algo de dificultad—, he estado peor.
— Siempre dices eso.
Ambos chicos tomaron rutas diferentes; como pudo, Drake alcanzo a Wang, la pierna le dolía y podía sentir como la herida sangraba, pero no le importaba.
Wang se subió al ascensor, y sin esperar a Drake apretó el botón para bajar al sótano, el chico tuvo que correr para llegar a tiempo antes de que el ascensor cerrara.
Drake le lanzo una mirada fulminante, pero resistió las ganas de golpearlo. Se instalo un silencio incomodo entre los dos mientras bajaban al sótano. Las puertas se abrieron y caminaron por los largos y desolados pasillos, un fuerte temblor hizo aparecer una grieta en el piso, al mismo tiempo una parte del techo cayo mostrando un agujero al piso superior. Los chicos se orillaron a la pared mientras la grieta se extendía hacia el laboratorio. La alarma de emergencia comenzó a sonar aturdiéndolos más.
— ¡Paz! —grito Drake intentando correr lo mejor que podía hacia su dirección.
Wang lo sobrepaso corriendo deprisa. Al llegar a la puerta del laboratorio, un gran pedazo de techo obstaculizaba la entrada tapando mas de la mitad.
— ¡Paz! —llamo Wang intentando subir el escombro.
Drake también llego e hizo lo mismo con resultados peores ya que no estaba en su mejor condición física.
— Ayúdame a subir —le dijo Wang.
— Ayúdame tu a mí.
— No seas imbécil, estas herido, si Paz necesita ayuda no estas en condiciones.
De mala gana, Drake entendió que Wang tenia razón, asiendo un cuenco con su mano lo ayudo apoyarse para subir al tope. Wang empujo la puerta, pero estaba trancada, golpeo con todas sus fuerzas hasta que logro doblar la madera lo suficiente para escabullirse adentro del laboratorio.
Cayo al suelo apoyándose con las manos y sin perder tiempo se puso de pie. El laboratorio estaba mucho más destruido que el pasillo, una gran grieta atravesaba la habitación y había escombros por todos lados y maquinarias y aparatos científicos destruidos.
— ¡Paz! ¡Paz!
— ¡Wang!
Wang corrió hacia la dirección del sonido, Paz seguía llamándolo, sentía que la tenía cerca, pero él no la podía ver.
— ¡Aquí abajo!
El chico agacho la cabeza y vio a Paz entre la grieta del suelo cubierta por una gran piedra de cemento, solo había una pequeña abertura en la que Paz no cabía.
— Voy a mover esto.
El chico uso todas sus fuerzas para mover el escombro del techo inútilmente.
— Wang déjalo así, vete —dijo sollozando.
— No voy a dejarte aquí.
— Perdóname por desconfiar otra vez de ti —dijo comenzando a llorar—, pensé que me habías vuelto a engañar cuando vi que le habías dicho a la presidente donde estaba.
— Se que te enojaste, pero la presidente es más compresible de lo que crees, lo hice pensando en lo mejor para los dos.
— Lo sé, ahora lo se.
Wang seguía intentando empujar la piedra inútilmente. Afuera se podía seguir escuchando los estruendos y un olor a humo comenzaba a penetrar las paredes.
— Wang, déjalo así, vete.
El chico hizo caso omiso y siguió empujando.
— Wang... —dijo llorando— gracias por ser mi amigo, a pesar de todo, siempre conté contigo.
— Maldita sea Paz, no hagas como si te estuvieras despidiendo, ¿Acaso no hay más nadie aquí que ayude?
— A muchos le cayeron los escombros encima, tengo rato pidiendo ayuda y nadie parece responder.
Un fuerte temblor abrió mas la grieta, dejando el espacio suficiente para que Paz pasara.
Rápidamente Wang la tomo del brazo y la jalo hasta sacarla a la superficie. Una vez Paz estuvo fuera ambos se abrazaron fuertemente y Wang le dio un rápido beso en los labios a Paz.
— No vuelvas a dudar de mí.
Paz lo miro atónita y asintió lentamente sin creer lo que acababa de pasar.
— Ahora salgamos de aquí.
Corrieron hacia la puerta y Wang la rompió un poco mas para facilitar el paso. Alzo a Paz y la chica fue la primera en pasar.
— ¡Paz! —la recibió Drake ayudándola a bajar— Estaba muy preocupado.
— Drake ¿Qué haces aquí? Estas herido.
— He estado peor.
— Tu siempre con eso —dijo sonriéndole—, no puedes arriesgarte todo el tiempo por ayudar a cualquier persona.
— Pero tu no eres cualquier persona.
Antes de arrepentirse Drake tomo el rostro de Paz y deposito un beso rápido, pero tierno.
Paz miro asombrada a Drake, sin entender como era posible que en toda su vida jamás había besado a un chico y en menos de cinco minutos había besado a dos.
— ¡Oigan, no se olviden de mí! —grito del otro lado Wang.
Con ayuda de Drake, Paz subió al escombro y sujeto a Wang ayudándolo a subir.
— No perdamos tiempo —dijo Wang tocando el piso— hay que irnos.
Los chicos comenzaron a correr, pero Paz se quedo parada mirando al final de otro pasillo.
— ¡Paz, rápido! —le dijo Wang— no tenemos mucho tiempo.
— Hay que activar el generador de ozono.
— No puedo creerlo —se dijo a si mismo Wang— otra vez con eso.
— Ustedes vayan, yo me encargo —dijo Paz adentrándose al pasillo.
Ninguno de los chicos lo pensó para seguirla. Llegaron a una habitación exclusiva para el control y monitoreo del generador. Increíblemente el lugar seguía intacto a comparación del resto del lugar, había varias computadoras acomodadas en semicírculo mirando hacia unos ventanas que daban a un pequeño aparato. Paz sonrió, sentía que era un aviso de que estaba haciendo lo correcto. Rápidamente prendió todas las maquinas y se sentó en el puesto de mando.
— ¿Ese es el generador de ozono? —preguntó Drake.
— No juzgues por su apariencia, cuando sea expulsado se expandirá en la estratosfera.
— Esto es un suicidio —suspiro Wang.
— Cállate y ayuda.
Wang se sentó y comenzó a tocar otros controles de mando. Paz le ordeno que revisara todos los niveles de radiación y energía.
― El generador esta listo para ser expulsado ―informó Wang.
― Activando el proceso de radiación para la disociación de las moléculas de oxígeno, el generador estará listo para ser expulsado en 5 minutos ―prosiguió Paz.
— Bien, pon eso en automático y vámonos —dijo Wang.
— Pero como nos aseguraremos de que...
— Paz, ya hicimos todo lo que estaba en nuestras manos, si algo sale mal y el generador no se dispara no podemos hacer nada, ya hicimos todo lo posible, Ben te espera, tu tío te espera y tus amigos.
Paz asintió y activo el modo automático, los chicos salieron del lugar con la alarma de emergencia aun retumbando en sus oídos.
Paz paso un brazo de Drake por arriba de sus hombros para ayudarlo a correr mejor, ralentizándola.
Al notarlo Wang no le quedo de otra que quitar a Paz y ayudar a Drake a correr. De esta forma llegaron lo mas rápido posible a la planta baja, donde los esperaban los demás.
— ¡Aquí! —los llamo Lucas.
Sin perder tiempo siguieron al rubio hasta afuera de la industria llegando a un camión que los esperaba. Subieron sin demora y en cuanto cerraron la puerta, Max que iba al volante, comenzó la marcha.
Joaquín abrazo a Paz una vez estuvieron todos a salvo en el auto.
— ¿Y Ben? —preguntó Paz.
— Ya se había ido con la presidente —le respondió su tío.
— Pero... no pude terminar la formula —dijo Paz alarmada.
— Seguramente estarán bien, Dana siempre tiene varios planes en mano.
— Pero... —dijo Paz con ganas de volver a llorar.
— Lo sé —dijo Joaquín abrazándola—, pero todo estará bien, estoy seguro que lo volveremos a ver.
Max iba a toda prisa por la ciudad buscando el camino más corto, pero varias veces se encontró con que el sendero estaba obstruido por escombros de la estructura de la cúpula que había cedido. El humo negro de cenizas tampoco lo dejaba ver bien el camino. Por la rapidez con la que manejaba Max, sentían que en cualquier momento se iban a volcar sin razón aparente.
— Podrías tener más cuidado —se quejó Wang.
— ¿Quieren vivir? Porque en cualquier momento podríamos mirar atrás y tener la lava a unos centímetros.
Paz miró por la ventana derecha y pensó que Max se equivocaba.
— Pues para tu información, viene por la derecha —todos miraron hacia el lugar en donde una ola roja, lenta, pero peligrosa, se acercaba.
— Mierda —dijo Max haciendo un giro de noventa grados conduciendo lejos de la lava.
Un fuerte frenazo hizo que todos se corrieran hacia adelante golpeándose.
Todos miraron por las ventanas para ver a lo que se enfrentaban, hacia adelante una montaña de escombros tapaba el camino, y por detrás a lava estaba a pocos metros de ellos impidiendo regresarse a buscar otro camino.
Se instaló un silencio tenso en el que algunos intentaban encontrar una solución y otros simplemente se resignaban a la muerte.
— ¿Vamos a morir? —dijo Lucas.
Todos se miraron sin saber que decir, el paisaje era un poco obvio, pero no podían creer que ese fuera el final, no para ellos, después de todo, eran los buenos de la película ¿No? ¿Por qué la naturaleza los acorralaba de esa manera? Ellos no le habían hecho nada ¿O era un Karma universal que debían pagar?
El ruido de algo rompiendo la barrera del sonido hizo que Paz se asomara; el generador había sido disparado y se extendía a medida que avanzaba sin demora entre el humo y cenizas. Paz miro a los chicos con una sonrisa triste.
— Al menos hicimos algo bien.
Drake le dio un apretón de mano a Paz haciendo que la chica lo mirara, le dedico una cálida sonrisa para luego soltarla y se sentarse al lado de Lucas y William, dándose un abrazo grupal.
Max también dejo el volante para reunirse con ellos y darse un abrazo, incluso a Wang le dio un apretón de manos sincero.
— Lamento que esto terminara así —dijo Joaquín— les prometí a todos una mejor vida, y solo lo empeore.
— No seas tonto —respondió William—, no es culpa de nadie en específico, toda la humanidad contribuyo a esto.
Paz sintió un nudo en la garganta al ver lo que parecía ser una despedida entre todos.
— Todos tenemos culpa de lo que nos está pasando. Es una lástima llegar al borde de la destrucción para arrepentirnos de lo que hicimos mal; así como ahora nos arrepentimos de no haber sido mejores amigos, o no haber hecho cosas que queríamos —dijo mirando a Drake.
— ¿La muerte te pone filosófica? —se burló Wang.
Paz le sonrió y lo invito a sentarse a su lado, Wang dudoso, se acercó.
— Nos da una segunda oportunidad —dijo Paz apoyándose en el hombre de Wang, el asiático la rodeo con su brazo– nos dio la oportunidad arrepentirnos y perdonar.
Entregándose a su final, escucharon las hélices de un helicóptero sobre ellos. Max salió rápido del camión y les grito por ayuda, el helicóptero se regreso y bajo una escalera la cual todos se apresuraron a subir. Paz fue la primera en llegar al transporte volador.
— ¡Paz! —la abrazo Ben con fuerzas llorando— tenia mucho miedo de no verte nunca más.
Al reaccionar, Paz no pudo evitar responder de la misma manera.
Piloteando se encontraba Dana, lo cual sorprendió mucho a Paz.
— Ben insistió en que debíamos buscarlos, no quería irse sin su familia.
Paz lo volvió abrazar conmovida mientras los demás se sumaban al helicóptero.
— ¿Son todos? —preguntó Dana.
— Si —respondió Max siendo el ultimo en subir y colocándose en el asiento del copiloto sin esperar invitación— ¿A dónde vamos?
— Pues considerando la situación, había pensando en ir a un lugar mucho más cercano que el amazonas —dijo Dana— ¿Se les ocurre un lugar? —preguntó por cortesía, aunque sabia la respuesta.
Todos se miraron con una sonrisa.
— Se de un lugar en el que nos están esperando ansiosos —respondió Lucas contento.
— ¿A las montañas? —le pregunto Ben a Paz.
— Si, nuestro nuevo hogar.
— ¿No es peligroso?
— No, mientras sigamos buscando la armonía con la naturaleza.
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