Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6: Cuando Seiya viste la Cloth de Pegaso

Narrador: Cuando la maldad reina en el mundo y toda esperanza parece perdida.

Aparecen los Guerreros de la Esperanza. ¡Los Caballeros del Zodiaco!

Después de entrenar 6 largos años en la Isla Kanon, Himea ha conseguido finalmente la Cloth de Ofiuco.

Y ahora se dispone a volver a Oriente, pero para ello debe burlar a los enemigos que la persiguen.

Caminaron de vuelta a casa, Himea todavía llevaba el mismo traje que empiezo a entrenar. Se puso un short crema, una blusa blanca, un chaleco negro, una chaqueta azul oscuro y las botas negras.

Dan un paso y caminan hacia el final de la aldea y desde allí tomarían un barco que los llevaría de regreso a Japón.

~

El barco llego al puerto, el capitán le dice a su pasajera que han llegado, Himea y Rubius se levantaron y se bajó del transporte, con una ropa diferente a la que horas después salió de la Isla Kanon.

Al momento de bajar y tocar el suelo, siente el Cosmos de sus adversarios que los estaba esperando.

–Aparezcan. –Dijo a la nada, tomándola como una loca.

De repente, alza el puño y lanza un golpe a un grupo de espías que la estaban espiando.

Cuando sus contrincantes se lanzaron encima decididos a golpearla de lleno, lo esquivó sin ningún problema. Observó a su alrededor tratando de imaginar qué podría usar a su favor. Encendió su Cosmos con fuerza y levantó partículas de la tierra del suelo, lo primero que vio a mano. Una nube de polvo comenzó a formarse dificultando la visión, en pos de hacer un poco de tiempo. Manipuló ese fino polvo, comprimiéndolo en pequeños trozos, como pequeñas piedras, que lanzó enseguida con fuerza hacia el muchacho flaco; dando vueltas a su alrededor y golpeándolo sin delicadeza. La tierra dura y velocidad a la que lo hacía rápidamente dejaron marcas y pequeños agujeros en la piel de los otros, que no eran capaces de defenderse ni escapar por la velocidad en que la tierra les caía encima.

Siguió así por unos minutos hasta que oyó gritos de dolor. Entonces soltó esos elementos y los dejó caer. Observó cuánto ese sencillo movimiento había lastimado a sus oponentes, cuyos cuerpos estaban llenos de marcas ensangrentadas allí donde esos improvisados balines habían golpeado miles de veces. No pudieron sostenerse en pie y cayeron al piso.

Se acercó a ellos y se arrodilló para verificar, al hacerlo, siente algo filoso rozar su mejilla y una línea carmesí sale de la herida.

Se levanta y se toca la herida, para luego limpiarla e irse de ahí junto con Rubius.

~

Era de noche, las estrellas tiritaban en las alturas dando un poco de luz a la ciudad junto a sus luces. Una chica de cabello plateado, el cual lleva el rostro cubierto por un casco, lleva un traje negro rayado de blanco y rosa, conducía una moto y acelera a toda mecha, huyendo de sus perseguidores, avanzando por las calles oscuras e iluminada ciudad de Tokio.

–Gira a la derecha y los perderás en la intersección. –Ordenó su canino amigo.

–Entendido. –Hace lo que le dijo y dobla en una esquina, perdiéndolos de vista.

Para y apaga el motor.

–«Por ahora estamos a salvo. Pero...» –Pensó la chica, viendo el horizonte. Vuelve a encender el motor y se vuelve a poner en marcha, perdiéndose en la oscura noche.

~

Un joven de cabello corto, erizado y puntiagudo, apenas llegándole a la nuca de color castaño, algunas veces con brillo en degradé pantone y ojos color chocolate. Posee amplias patillas, cejas pronunciadas, además de una nariz respingada. Lleva una camiseta roja de mangas recogidas, unos jeans celestes y zapatillas blancas, además de un juego de bandas de tela roja que tiene en sus muñecas y en su brazo izquierdo.

El joven avanzó lentamente. Si tenía que ver a Mitsumasa Kido para que cumpliera su promesa, no tenía ningún deseo de encontrarse con esta pequeña y sucia plaga de Saori. Ella dudó mucho antes de llamar a la puerta.

Fue un criado que vino a abrirlo.

–La señorita Saori Kido lo recibirá.

Entró. La casa no había cambiado. Siempre bien decorado, bien mantenido. El busto de Mitsumasa Kido y su retrato fueron cuidadosamente dispuestos a los lados de la sala de estar. Parecía que estaba mirando severamente a todos los que entraban en esta casa. Asqueó al joven. Este megalómano impregnaba cada habitación con su presencia maloliente, incluso cuando no estaba allí. Este hombre que dijo que era virtuoso cuando lo separó de su hermana desde una temprana edad.

Saori fue al estudio de su abuelo. Su retrato era enorme y majestuoso ante sus ojos. Había fallecido hace 5 años y le había dejado su riqueza y legado.

Saori: Abuelo. Hoy el Torneo se ha desarrollado sin ningún incidente. ¿Ves como todo va bien? Por favor, protegeme y has que mañana, todo siga así. –Escucha un golpe en la puerta– Adelante. –Dijo con indiferencia.

Era Tatsumi, su mayordomo.

En realidad, no solo su mayordomo sino también su mentor y protector.

Tatsumi: Ojou-sama. –Saludó cortésmente– Ha llegado ya Seiya.

Saori: Ahora mismo voy. –Dijo saliendo a recibirlo– Seiya, cuanto me alegra de verte. Deja esa pesada Cloth. Necesitas descansar antes del combate de mañana.

Seiya: ¿Combate? –Pregunto sin entender.

Saori: Veo que todavía no sabe nada. –Dijo viendo de lado, a su mayordomo– ¿Aún no se lo has explicado, Tatsumi?

Tatsumi: Señorita, discúlpeme. Pensé que le agradaría comunicarle usted misma esa noticia.

Saori: Comprendo. Debes saber que el Desafío Galáctico es el mayor torneo entre Caballeros de todo el mundo. Todos los campeones se enfrentan ahí. Hoy ha sido el primer día. Y mañana tu primer combate.

Tatsumi: Contra el Caballero del Oso, Geki. –Finalizó.

Saori: Seiya, estoy segura de que será un gran combate.

Seiya: No lo creo. –Dijo desviando la mirada.

Ambos se ven descomprendidos.

Seiya: ¡No voy a pelear! ¡Porque no tengo ninguna intención de participar en un espectáculo como ese!

Tatsumi: ¡¿Cómo dices?! –Grito en cólera– ¡Le debes respecto a la señorita! –Estaba a punto de golpearlo, pero Seiya lo tomó del brazo y lo hizo caer al suelo.

Seiya: Yo no os debo nada, sólo he venido a ver a Mitsumasa Kido.

Saori: No puedes verlo. Mi abuelo murió hace casi 5 años.

Seiya: ¿Qué dices? –Pregunta sorprendido.

Saori: Un año después de que te fuiste a Grecia, se lo llevo súbitamente una enfermedad. –Dijo dolorosamente al recordarlo.

Seiya: Así que está muerto... Se lo merecía después de todas las penalidades que hizo pasar a tanta gente a lo largo de su vida. –Nadie podía culparlo, porque no quería ser parte de esto desde el principio. La única forma en que aceptaba esto era por su hermana.

Tatsumi: ¡No te permito hablar así! –Le grita indignado, pero Seiya lo detiene como si hiciera otro movimiento, lo lamentaría.

Seiya: Bueno, voy a buscar a Himea-chan. –Eso pone triste a Saori y parece que estaba a punto de llorar.

Saori: Kurusugawa-san... Himea está... Ella... desapareció.

Seiya: ¿Qué? –Pregunta.

Saori: Después de que todos se fueron a sus campamentos y la muerte de Isabelle-san, ella y su padre desaparecieron repentinamente sin decir nada. Los buscamos, pero nadie los pudo encontrar, ni siquiera la Fundación.

Seiya: Bueno, ya que tú eres su nieta, debes cumplir su promesa.

Saori: ¿Una promesa? –Pregunta.

Seiya: Yo tengo una hermana. Cuando nuestros padres murieron, a tu abuelo no se le ocurrió mejor que separarnos. Me obligó a ir a Grecia y a realizar el aprendizaje de Caballero. Y me prometió que si volvía con la Cloth sagrada, me permitiría volver a verla.

Saori: Sí, creo recordar.

Seiya: He traído la Cloth. ¡Quiero verla inmediatamente! –Exigió cuando la puerta de lado de Saori, se abrió y entro un cuarto a la habitación.

Jabu: No levantes la voz, Seiya.

Seiya: ¿Qué? –Pregunta.

Jabu: Si tienes miedo de participar en el torneo, no mereces llevar esa Cloth, ¡no la mereces!

Seiya: ¿Quién eres tú? –Pregunta.

Jabu: ¿Es que no me reconoces? ¡Soy el gran Jabu, el Caballero del Unicornio!

Seiya: Ah sí, te recuerdo, Jabu.

Jabu: Te prohíbo que te comportes de esa manera con una persona de la categoría de la Srta Kido. Arrodíllate ante ella y pídele perdón. En cuanto a la Cloth, debes de entregársela.

Tatsumi: ¡Jabu tiene razón! Haz lo que se te dice. –Concuerda.

Seiya: ¿Por qué no te metes en tus asuntos? No tengo la intención de entregar la Cloth hasta que no haya cumplido la promesa.

Tatsumi: ¿Qué?

Jabu: ¡Vaya! Veo que no quieres hacerme caso, y no digas que no te lo advertí. Has vuelto a emplear ese tono tan familiar con ella y te dije que no lo hicieras. –Grita enojado y trata de golpear a Seiya, pero lo detiene con la pierna levantada.

Seiya: Jabu te comportas como un perrito faldero que mueve la cola ante su dueña. –Sonrío al recordar.

Jabu: ¡¿Qué?! –Exclamó con gesto de enojo.

Seiya: Si no mal recuerdo, ese comportamiento ya lo tenías hace bastantes años. Lo que no me explicó es cómo has podido inspirarte en el unicornio, hubiera sido más apropiado una rata, ¿no crees? –Le dice de manera burlona.

Jabu: ¡Vas a callarte! Aunque hayan pasado 6 años, no has cambiado nada. Tienes la misma arrogancia y agresividad, ¡así que voy a enseñarte a respetar a la Srta!

Saori: ¡Basta ya! –Grita.

Jabu: Pero si es por usted, Srta... –Protesto.

Saori: ¿Acaso tienes la intención de desobedecerme, Jabu? –Le preguntó en tono de autoridad.

Jabu: No... No.

Hubo un poco de tensión en el ambiente.

Saori: Si quieres combatir contra él, tienes la oportunidad del Torneo y según las reglas del Desafío Galáctico.

Seiya: ¡Ya estoy cansado de todo esto! Te repito que no he venido para pelear ni para participar en ningún espectáculo. Así que llévame hasta mi hermana. Y te daré esa Cloth Sagrada.

Saori: Créeme Seiya, no tengo ni la más mínima idea de dónde puede estar tu hermana.

Seiya: ¿Qué dices? –Pregunta.

Saori: Es cierto. Solo sé qué, al poco tiempo de irte tú a Grecia, desapareció del orfanato del que estaba y no se ha vuelto a ver aquí ni saber nada de ella.

Seiya: ¿Pero cómo desapareció? ¿No está en el orfanato? –Eso fue demasiado para él– Mi hermana ha desaparecido... Tengo que encontrarla.

Saori: Te lo suplicó, cálmate por favor. Te aconsejo que no vayas a buscarla. Es peligroso.

Seiya: ¿Por qué? –Pregunta, dándose la vuelta.

Saori: El mundo es muy grande, entiéndelo. Aunque dedicaras todo tu tiempo en buscarla, no es seguro que la encuentres. Además, ¿quién te dice que aún sigue con vida? Te propongo un pacto.

Seiya: ¿Un pacto? –Pregunta.

Saori: Si resultas vencedor en el Torneo y ganas el Desafío Galáctico, nuestra Fundación se encargará de buscarla. Tenemos medios suficientes para ellos. ¿Qué respondes? Es una propuesta generosa, para una Fundación tan organizada como esta, encontrar a alguien es como un juego de niños.

Seiya se encamino a la puerta, pero Jabu lo quiso detener.

Jabu: Seiya, entiendo que quieras encontrar a tu hermana en vez de quedarte a combatir, aunque tendrías que entregarnos la Cloth.

Seiya abrió la puerta y Jabu se enojó al ver que no le hizo caso, desata su Cosmos hacia él, rompiendo los tirantes de la Pandora Box de Pegaso. Asegurándose de que la Pandora Box se le caiga de la espalda. Seiya intenta recuperarla, pero la fuerza de Jabu lo hirió.

Seiya enojado, lanzo un golpe. Su golpe era mucho más rápido que el de Jabu e hizo un agujero en la pared, lo cual dejo a Jabu anonadado.

Jabu: «No tenía idea de tus habilidades. Es impresionante.» –Pensó.

Seiya sale de la mansión y siguió su camino.

Tatsumi: Espera. Tienes que participar en el Torneo.

Saori: Tranquilo. No hay de qué preocuparse. Su destino ya está trazado, Tatsumi. Quiere recuperar a su hermana. No tiene otra elección, que participar en el Torneo. Y así lo hará. Es su destino, no puede escapar de él.

~

En la noche una figura femenina se encontraba en el techo, encendiendo su Cosmos y lo elevó, pudiendo leer las estrellas. Decían lo que iba a pasar en el Torneo. Entonces solo tiene que dar fuerza a sus amigos hasta que termine esta guerra. Ve que estaba moviendo las estrellas y que brillaban cada vez más con su Cosmos. Deja que su Cosmos se extendiera por todo el mundo y siente la fría brisa del viento en su rostro. Abre los ojos y ve las estrellas con su voluntad de protegerlas más fuerte y, como cambió el curso de las estrellas, el futuro ya no estaba escrito en ellas. Cualquier cosa podría pasar en ese Torneo.

Y con eso, bajo y regreso rápidamente adentro, metiéndose en la cama de un salto, miro hacia su lado a su acompañante dormido por unos segundos antes de cerrar los ojos para conciliar el sueño.

~

Al día siguiente, la cúpula del Coliseo acababa de cerrarse. Se encendió para revelar un cielo artificial que parecía una noche estrellada. Se escuchaba la emoción del público.

–Señores, la velada de lucha va a comenzar; no se arrepentirán de haber esperado. El combate entre Seiya, el Caballero de Pegaso contra Geki, el Caballero del Oso va a comenzar. Antes debemos recordarles algunos puntos del reglamento. Estas son series eliminatorias. No habrá empates. Cuando uno de los dos combatientes esté en el suelo y no pueda levantarse antes de que el contador electrónico llegue a 10, el tablero luminoso lo proclamara inmediatamente vencido. Les advertimos que todos los golpes están permitidos y que los Caballeros están dispuestos a sacrificar sus vidas. El que sea declaro vencedor, al final del Torneo, ¡será envestido con la Cloth Dorada! El tablero luminoso les facilitará la información sobre los campeones del principio del combate. –Explicó el anunciante.

Entro Seiya al lugar, con su Cloth puesta, listo para su primer combate.

Seiya: «Seika, haré todo lo posible para ganar el Desafío Galáctico. Así seré famoso y me podrás ver en la televisión.» Pensó para su hermana, en donde quiera que se encontrara.

Seiya entró en la arena, saludando a la multitud, que entró en masa, que vitoreó.

En el área del combate ya estaba presente su oponente: un hombre de estatura más alta que Seiya, ojos azules, cabello morado oscuro, piel morena y con su armadura lista. Parecía confiado y miró a Seiya con desprecio.

Geki: Qué desilusión tener que enfrentar a un tonto debilucho en mi lucha inicial. No tengo alternativa, me las arreglare para ganar. ¡Ah! –Tan pronto como le tocó el hombro que el cuerpo de Seiya le había enviado una pequeña electrónica de choque.

Seiya: Te aconsejo que no pongas otra vez tu mano en mi hombro, no te resultaría agradable. –Dijo con voz burlona– ¡Mi energía cósmica está a punto de ser liberada! –Le advirtió.

Geki: ¿Energía cósmica? Haha. Vaya, estoy impaciente por ver qué es eso de la energía cósmica. Me haces reír. Tienes sentido del humor. –Volvió a burlarse.

Seiya: Ya hemos hablado bastante. –Dijo con impaciencia– Perdona, pero tengo que acabar contigo lo antes posible. Tengo prisa.

Mientras fuera del área, los demás Caballeros observaban, incluyendo a Himea y Rubius en una de las gradas, como espectadores.

Himea: «Creo que esta pelea será interesante, veamos qué tan fuerte se ha vuelto Seiya-san en los últimos 6 años.» –Pensó interesada.

~

En el orfanato, una chica de pelo azul oscuro cerraba sus ojos con sus manos juntas como si estuviera rezando mientras los niños observaban con entusiasmo por la televisión el comienzo del combate.

Miho: «Estoy contigo, Seiya.» –Pensó.

~

Seiya le ataco con un puntapié a Geki en la cara, derribándolo al suelo, escupiendo un chorro de sangre. Pero contra las expectativas, se levantó un poco sacudido.

–¡Oh! ¡El Oso acaba de recibir tremendo puntapiés! ¡Nuestro marcador indica que ha tenido una potencia de 1,375 kilovatios, lo suficiente como para acabar con una persona normal! -Dijo el anunciante.

Geki: ¿Solo 1,375 kilovatios? –Se empezó a levantar y reírse de la potencia que recibió de la patada– Esperaba algo más interesante. Para eso no valió la pena ir a entrenar a Grecia. Cuna de la inteligencia y las artes del combate. –Al burlarse de nuevo, se arrojó sobre Seiya y se precipitó sobre su vientre.

Contra todas las expectativas, el frágil cuerpo del joven Pegaso había logrado detener al Oso.

En el tablero marcaba 1,403 kilovatios que puso sobre el cuerpo de Seiya.

–¡Increíble! ¡Seiya ha sido literalmente barrido! –Dijo el anunciante– ¡Un minuto! ¡Ha conseguido bloquear la importante masa de su adversario!

Seiya: Es una pena que alguien tan atlético como tú, sea capaz de liberar más que 1,403 kilovatios... –Dijo con una sonrisa orgullosa de haber desestabilizado a Geki.

Geki: ¡Haha! ¡Acabaré contigo! –Replicó.

Seiya: ¡¿Qué?! –Preguntó sorprendido.

Sin que nadie lo notara, Geki agarró el cuello de Seiya y lo levantó como si fuera una bolsa ligera. Geki estaba estrangulando a Seiya que apretaba los dientes para contener sus gemidos.

Geki: Con la fuerza que desarrollan mis brazos, tengo asegurada el combate y cuando agarro a alguien, le resulta imposible escapar. –Le explicó.

En el tablero marcaba 1,878 kilovatios de la presión que ejercían en los brazos de Geki al tener a Seiya asfixiándolo.

–¡La presión exigida por el Oso supera todo lo conocido! ¡El tablero indica una potencia de más de 1,800! ¡Nadie sobrevive a esto! –Dijo el anunciante.

Geki: En las montañas rocosas, donde me enviaron a entrenarme, estrangule a centenares de enormes osos. ¿Y qué eres tú, comparados con ellos? Vas a sentir el dolor verdadero. ¿Te rindes ahora? –Le dijo cruelmente a su presa que todavía estaba gimiendo.

El tablero marca 1,900 kilovatios de la presión que ejercían la presión sobre el cuello de Pegaso.

–¡Llegamos al alumbrar crítico de la resistencia física! ¡Incluso para un Caballero! –Dijo el anunciante.

Seiya solo podía patear débilmente para tratar de defenderse. También trató de golpear los brazos de su oponente para liberarse, en vano. El oso todavía tenía la ventaja.

Geki: ¡No seas ridículo! En esta posición ni siquiera puedes desarrollar la mitad de tu fuerza. ¡Será mejor que te rindas!

Seiya con la consciencia que le quedaba pensaba en Seika, antes de desvanecerse.

–¡Parece que Pegaso se ha desvanecido! ¡Lo más conveniente sería separar el combate! –Dijo el anunciante.

~

Miho al ver en la situación que se encontraba su amigo por la televisión, se preocupó un poco.

-¡Vamos, Seiya, no te rindas! -Dijo uno de los niños.

~

《Flash Back》

Seiya estaba en una lección que Marín, su maestra, le estaba dando cuando él era niño.

¡Seiya! ¡Seiya! ¡Despierta! Tienes que continuar. Lo llamaba varias veces y el niño despertó.

Seiya: ¡Ah! Perdona, Marin-san. Se disculpó con la muchacha por quedarse dormido.

Marin: Es muy importante lo que estoy enseñándote, así que procura no volver a dormirte. Escucha. Si tu adversario te toma la delantera, tienes que atacarle en su punto débil; si da patadas, golpéale en la pierna; si te ataca con la cabeza, golpéale a la mitad de la frente; si utiliza los puños con destreza, rómpeselos. ¿Me has comprendido? Le pregunto a su alumno al voltearle a ver si estaba atento a la explicación, vio que se volvió a dormir ¡Ah! Otra vez se quedó dormido. Seiya. ¡Seiya! Lo llama de nuevo para que despertara.

《End Flash Back》

Seiya recordó las palabras que le dijo Geki sobre sus brazos y a Marin sobre atacar en el punto débil de su adversario, juntando las piezas del rompecabezas; Seiya logró colocar sus manos sobre los inmensos brazos de su oponente que lo sostenía por el cuello.

Geki: ¿Qué estas inventando? ¿Qué no fue suficiente? Reconozco que tienes mucho valor, muchacho, pero ya estoy empezando a cansarme. Estos dos brazos son el símbolo de mi fuerza, son ellos los que me hicieron Caballero. No vale la pena que intentes romperla con tus débiles manos. Se acabó. Ha llegado tu final. –Le dijo al ver la acción del joven que tenía agarrado, apretando más sus manos en el cuello de Seiya.

–¡La presión ha llegado a 3,000; su cuello está a punto de romperse! –Dijo el anunciante al ver el número que marcaba el tablero.

El caballero del Oso siguió asfixiándolo y Seiya trataba con todas sus fuerzas romper los brazos del Oso, mientras Saori observaba el combate.

Himea escuchó algo romperse y miro que eran los protectores del Oso.

Himea: Se acabó. –Afirmó la victoria de Pegaso.

–¡Se rompió! –Dijo el anunciante.

Seiya quedo inconsciente por la presión en su cuello, Geki sonrío satisfecho. El público quedo en silencio y algunos comentaban al ver que Seiya ya no se movía y aun con las manos sobre los brazos del contrincante.

De repente, cuando Geki parecía tan orgulloso de sí mismo, los brazos de su armadura se rompieron en mil pedazos, dejándolo impactado.

–¡Aunque parezca imposible, Seiya reacciona! –Exclamó el hombre anunciante.

Pegaso siguió rompiendo la protección de los brazos. Los demás Caballeros miraban la batalla con una cara de seriedad por la fuerza que Seiya ejercía de sus propias manos.

Geki: ¡No! –Gritó cuando Seiya logró aflojar sus brazos, no sin dificultad, con más poder que los brazos, no siendo armas del Oso, no podría haberlo hecho.

Seiya se las arregló para liberarse de los brazos del Oso.

Geki: No puedo creer que tenga tanta fuerza en sus brazos. –Dijo sorprendido.

Seiya le envió lo que parecía ser una patada en la cara de Geki; tanto Miho como Saori se sorprendieron al ver dicha acción. Giro aterrizando a la arena con orgullo al acabar con su oponente.

–¡El combate a terminado! ¡El vencedor es Pegaso! –El anunciante declaro a Seiya como el ganador de la batalla.

Todos se preguntaban cómo Pegaso pudo lograr la victoria cuando el Oso seguía de pie, pero instantáneamente vieron con claridad como la Cloth del Oso se rompió y cayó lentamente al inconsciente y aparentemente en mal estado.

–Le ha hecho de un solo golpe.

–El Oso se ha desintegrado.

Jabu: No ha sido un solo golpe, le ha dado como si fuera una lluvia de meteoritos. Ningún mortal ha tenido una velocidad semejante. –Comentó.

–¡El primer asalto lo ha ganado Pegaso, pero dado que el Oso no está en condiciones de proseguir el combate, no habrá un segundo asalto! ¡La pelea ha terminado! ¡Vencedor Pegaso! –Anunció el hombre, haciendo que el público enloqueciera al entender la victoria de Pegaso.

Jabu: El Caballero del Oso ha sido muy estúpido. Se confió. Nunca entenderá porque ha perdido el combate. –Dijo molesto.

–Cuando Seiya le separo los brazos y se los paralizo, lo dejo sin ninguna defensa. –Dijo Nachi, el Caballero del Lobo sonriendo por la incredulidad de Geki.

–Con los Caballeros no es tan fácil como con los osos de las Montañas Rocosas. –Agregó Shun, el Caballero de Andrómeda.

–Hay que tener cuidado con Seiya. –Dijo Ichi, el Caballero de Hidra, frunciendo el ceño.

–Su energía cósmica es terrible. –Agregó Shiryu, el Caballero del Dragón.

Himea no hizo ningún comentario, solo se levantó de su asiento, se dio la vuelta y camino hacia la salida.

~

Al ver la victoria de su amigo en la televisión, Miho se sintió aliviada y feliz.

~

Saori al ver que Seiya gano, se levantó de su lugar para retirarse.

Saori: «Mañana empezarán las cosas de verdad para ti.» –Pensó.

–¡En el 2° round del Desafío Galáctico, Jabu, el Caballero del Unicornio! ¡El vencedor del Desafío Galáctico recibirá la Cloth Dorada y se convertirá en uno de los 13 maestros de la Orden de la Caballería! –Anunció el presentador.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro