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Capítulo 16: Las cadenas de la amistad

Narrador: Los Caballeros del Zodiaco recogen el desafío lanzado por Fénix y sus Caballeros Negros.

Seiya viste la nueva Cloth de Pegaso por la que Shiryu arriesgo la vida.

Seiya neutraliza al Pegaso Negro, aunque su rival ha conseguido herirlo hacia a sus Meteoros Negros y cae al fondo del valle, afectado por un extraño mal.

Mientras Hyoga que ha acabó con el Cisne Negro, se enfrenta ahora al Fénix.

~

Los dos Caballeros estaban a punto de pelear, pero Ikki se sentía confiado en que ganaría y cuando vio unas partes de la Cloth Dorada.

Ikki: ¡Ataca, Cisne!

Hyoga: –Sacude los brazos como si fuera un cisne con alas, levanta la pierna derecha, se sostiene sobre una sola pierna e inclina su cuerpo ligeramente sobre su lado derecho manteniendo los brazos apartados a los lados, y finalmente proyecta un soplo glacial de cristales de hielo– ¡Polvo de Diamante!

En tanto se aproximó, Ikki se la devolvió atacando al Cisne, haciendo que cayera al piso.

Ikki: Ignorante. Conozco tus técnicas. Ya no te sirven de nada contra mí.

Eso dejo boquiabierto al rubio y hubo un momento de silencio, solo se escuchaba una corriente de viento pasar, hasta que Ikki sin dejar de sonreír malévolamente rompió el silencio.

Ikki: Tu obsesión por el recuerdo de tu madre te ha vuelto un Caballero muy imprudente. Nunca podrás vencerme.

Hyoga: Eso... es mentira. ¿Cómo sabes que sueño sin cesar con mi madre? –Preguntó tratando de fingir su sorpresa y se reincorporaba lentamente hasta estar de pie por completo– ¿Es que lees los pensamientos?

Ikki: Ignoras muchas cosas sobre mí. No solo poseo el poder de destruir los cuerpos, sino también los espíritus. Al invocar al Espíritu Diabólico, ¡destruiré tus recuerdos y te volverás loco! ¡Hōō Genma Ken!

Hyoga recibió la técnica cuando Ikki paso de lado de él, estaba inmóvil recordando aquella vez que fue a visitarla.

《Flash Back》

Hyoga abrió la puerta de la habitación donde se encontraba ella, recostada en la cama y con un montón de rosas a su alrededor.

Hyoga le puso una rosa roja en su cabello y se quedó a su lado por un momento, pero cuando se levantó la habitación se estaba derrumbando, al igual que el barco.

Hyoga volteó a ver a su madre, pero vio que su rostro se deformo y con un ojo que se salió de la cuenca.

《End Flash Back》

Hyoga gritó de horror y se puso sus manos en la cabeza por aquella pesadilla, arrodillándose.

Ikki: ¿Te das cuenta de lo poderoso que soy? –Preguntó soltando una carcajada.

Hyoga: No me das miedo. ¿Crees haberme vuelto loco con tu Poder Diabólico? Al contrario, ¡solo has conseguido mi agresividad al remover mis recuerdos! –Dijo cabizbajo– Ahora todas las vibras de mi cuerpo vibran de furia.

Ikki: ¿Qué? –Eso no sé lo esperaba.

Hyoga: Me has enojado de verdad, Fénix. ¡Voy a eliminarte! Y nada me detendrá. –Lanza rayos de hielo hacia el cielo y cae desde arriba una especie de ventisca para congelar el entorno, finalmente lanza su aire frío con las manos juntas– ¡Aurora Thunder Attack! –De sus manos sale una ligera y sutil explosión de brillos circulares.

Ikki es arrastrado por la técnica, impactándolo contra una pared de piedra, congelándolo; Hyoga estaba cansado, veía un poco borroso y cuando termino de atacar, cayó de rodillas y cuando alza su mirada se da cuenta de que solo está la Cloth, pero no Ikki.

Hyoga: Pero, ¿cómo es posible? –Se acercó para ver, al escuchar pasos se giró hacia atrás y vio que ahí estaba Ikki– Ikki...

Ikki: Ya te lo dije, conozco perfectamente todas tus técnicas. –Volvió a decir.

Hyoga: Es imposible. No puedes conocer este ataque. Nunca lo había usado contra ti.

Ikki: El Cisne Negro empleo su última fuerza en memorizar tu estrategia, pero murió y Ace Negra me lo entregó para hacérmelo saber. –Le muestra el emblema del Caballero muerto y el rubio recordó lo que paso.

Hyoga: Te apoderaste de su experiencia... –Concluyó.

Ikki: Al fin te enteras. –Le arrojo el emblema y el Cisne lo esquivo, pero quedó paralizado– Ya no te puedes moverte... Utilizando el poder del Espíritu Diabólico, he inmovilizado todos tus nervios, de la cabeza a los pies. Y ahora, –Se acerca a su adversario– adiós Hyoga. Tu corazón dejara de latir... Para siempre. –Con su puño, atravesó su Cloth, hasta que llegara a su corazón.

Hyoga hizo una mueca de dolor cuando escuchó el sonido de la sangre, saliendo de la herida punzante.

Ikki: ¡Estúpido! A mí me acusaste de ensuciar tus hermosos recuerdos. Nosotros, los huérfanos no somos débiles, porque no los conservamos. Has perdido porque tu espíritu se ha dejado distraer por las imágenes del pasado.

Hyoga: –Se le salen las lágrimas y le rodaron por las mejillas– «Mamá...» –Pensó en su madre– Ikki, aún no has ganado.

Ikki: ¿Qué?

Hyoga: –Agarra parte del brazo de su enemigo– No te vas a ir así... Te voy a dejar sin brazo. –Le advirtió.

Ikki: No seas ridículo. No puedes hacerme esto. Suéltame, Hyoga. –Le exigió.

Hyoga: Me lo quedare como recuerdo. –Comienza a utilizar su poder congelante en tanto el puño seguía incrustado en su corazón.

Ikki: En ese caso, solo me dejas una alternativa. –Con su mano libre iba a cortarse su brazo, pero se detuvo al ver al Caballero del Cisne muerto– «Su corazón ha dejado de latir.» –Pensó y el Caballero del Cisne cayó – «Tenía razón, ha conseguido inutilizarme el brazo. Te admiro, Hyoga.» –Agregó y miro las piezas que tenía su contrincante– Tú me dejaste sin brazo y yo te dejo sin parte de la Cloth.

Lo que Ikki no sabía es que en donde tenía la herida de su caído contrincante había un crucifijo que lo protegió y solo se escuchó por última vez su campanilla.

~

Ace: ¿Qué? «Me ha parecido oír un cascabel...»Pensó y continuó caminando hasta que empiezo a sentirse inseguro y supo que su oponente estaba cerca de ella.

De pronto vio que algo se dirigía a ella para atacarla y lo esquivo, estas volvían, pero ella trataba de desviarlas para después usar su técnica.

Ace: ¡Dai Funka!

Y con eso, lo que la "perseguía" murió. Ella suspira de alivio y continua con su camino, sin embargo, un momento después se detuvo al sentir que le estaba faltando el aire y cuando iba a tocarse el cuello, vio que tenía unas raíces que le asfixiaban y ella trató de quitárselos.

Ace: «¿Qué es esto?» Se preguntó al agarrar lo que la estaba matando con sus manos.

–Ahora estas acabada y me llevare la parte que traes contigo.

Entonces chasqueo los dedos y las raíces estrujaron el cuello hasta dejarla sin aliento y quedará inmóvil, sonando por última vez su campanilla mientras la otra se río por un momento.

–Faltan más piezas, será mejor ir tras los otros caballeros. Será muy divertido acabar con ellos, uno por uno. –Se dijo ella misma coquetamente en tanto iba a coger la flecha que su "fallecida oponente" dejó.

Ace: «¡Alma de Fuego!» –Un torrente de fuego llegando al cielo aparece delante de ella, haciendo que retrocediera.

–¿Cómo? –Dijo al ver a Ace liberarse de su atadura.

Cuando Ace se libera, cae de rodillas recuperando el aliento.

Ace: Necesitarás más que eso para detenerme. –Dijo mientras veía un poco borroso e incorporándose lentamente– ¡Raienryū no Kōen! –Lanza una versión alternativa, más potente de la Karyū no Kōen. Crea una cierta cantidad de rayos en su mano izquierda, y lo combina con las llamas que ella produce en su mano derecha. Su contacto genera una muy grande, provocando una explosión alrededor del objetivo enemigo.

Ace Negra al quedar estufatada de su ataque, que apenas esquivo. Huye del lugar, perdiéndose en la neblina. Entonces una silueta apareció en el lugar donde se encontraba la Ace Negra momentos antes.

Ace: «Tengo que salvarlos de ella.» –Pensó y al correr, sonó un poco su cascabel.

~

Shun se detuvo y volteo hacia atrás.

Shun: «Me parecido haber escuchado un cascabel...» –Pensó y siguió con su camino.

Seiya seguía tratando de escalar, pero resbalo cuando una piedra cayó.

~

Kiki: «Pobre Shiryu. Tenía que darle este cascabel, pero no crea que vuelva a verlo. Qué aburrición.» ¡Eso es! Voy a ver los combates, así me distraeré un poco. Aprenderé más a pelear. –Dijo al ocurrírsele aquella idea, se levantó y se encamino a ver si encontraba alguna pelea, pero se detuvo– «Oigo pasos.» –Pensó y se puso en guardia aunque no podía ver por las nubes que cubrían el camino donde él cree que escuchaba– «Veré quien es.» –Canaliza su energía en sus manos para despejar el camino y cuando lo hizo, vio a alguien conocido lo que lo dejó sorprendido –Es Shiryu. –Dijo al restregarse uno de sus ojos para verificar que no estaba soñando. Shiryu se río por eso.

Shiryu: Tranquilo, no soy un fantasma. Mira mis pies, las muevo como tú. –Contestó.

El niño saltó de alegría al ver que lo que dijo era verdad.

Shiryu: Comprendo que estés sorprendido. Yo tampoco creí que algún sería capaz de regresar de mi viaje al mundo de las tinieblas. Y todo se lo debo a tu maestro.

Kiki: ¡Y también has arreglado tu Cloth! –Agregó con una sonrisa.

Shiryu: Nunca me he sentido mejor. –Comentó.

Kiki: ¿Y vas a combatir tan pronto? Habías perdido mucha sangre. Recuerda lo que te dijo mi maestro. Te dijo que la más mínima herida que te hicieras, ya no tendrías la posibilidad de salvarte. –Le informó.

Shiryu: Sí, lo sé. Pero estoy seguro de que Seiya y los demás me están esperando con impaciencia. –Mira hacia adelante y Kiki estira su mano, sonando el cascabel lo que llamó la atención a Shiryu y voltea hacia atrás.

Kiki: Seiya me pidió que te diera esto en el momento en que te viera. –Comentó, llevándose una mano detrás de su cabeza y Shiryu sonrío por haber recordado que él fuera al combate.

~

Seiya hacía todo lo posible para subir, pero volvió a resbalar, sonando la campanilla y eso lo escuchó Shun, sin ver nada hasta el momento, pero de pronto en frente de su vista vio algo que le llamó la atención y se acercó para ver lo que estaba en el suelo.

Shun: Esta es la Cloth de Pegaso... Shiryu consiguió regresar. ¿Y Seiya? ¿Dónde está? –Escuchó otro sonido de campana.

Shun se dio la vuelta. El sonido parecía provenir del barranco. Shun se inclinó y vio algo brillar.

Shun: Fragmentos de la Cloth Dorada...

Mientras observaba, Shun vio un mechón de cabello castaño adornando una piel que se convertía en negra y se hinchaba. Sin embargo, reconoció la ropa roja de un amigo cercano que parecía en el peor de los casos.

Shun: Seiya... ¿Qué le pasa a su piel? ¡Aunque esta vivo! ¡Seiya! ¿Te encuentras bien? –Preguntó, pero Pegaso no respondió aunque escuchó que lo llamaban por su nombre.

Marin: ¡Seiya! Seiya... Seiya... ¡El Cosmos! ¡Enciende tu Cosmos! –Dijo la voz de su maestra.

Seiya: Cosmos... –Repitió.

Marin: Sí. Debes encender tu Cosmos para que brille y estalle, y para que cada uno de tus golpes se transforme en un Meteoro. ¡Seiya, estalla! –Le aconsejó y se acordó porque estaban en aquel lugar.

Seiya: «Ánimo. Debo aferrarme a la vida.» –Pensó al extender una de sus manos para escalar.

Shun: ¡Así, Seiya! ¡Has estallar tu Cosmos y sube hasta aquí! ¡Eres el Caballero Pegaso! –Lo anima a que siguiera adelante, pero él comienza a retroceder– Me parece que Seiya está herido de gravedad. –Agarró la muñeca de Seiya con su cadena– ¡Sujétate, bien! Te subiré desde aquí.

Seiya: «Es Shun.» –Pensó al verlo.

Con estas palabras, comenzó a levantarlo muy suavemente para que no se rascara. Todo parecía ir bien. Seiya se veía bien enganchada a la cadena y listo para estar en la cima.

Shun: «Tiene muy mal aspecto. ¿Qué monstruo le pudo haber dejado así?»

Mientras estaba ocupado ayudando a su amigo herido, una de sus manos fue agarrada por otra cadena. Demasiado sorprendido, Shun volvió la cabeza. La cadena que lo había agarrado era como la suya; excepto que era nergra.

Shun: ¡El Caballero Negro!

–Ja. Pobre tonto, pierdes el tiempo en intentar salvarlo. –Comentó el impostor arrogante.

Shun: ¿Qué?

–Esta contagiado por el Meteoro Negro. –Respondió Andrómeda Negro.

Shun: ¿El Meteoro Negro? –Repitió.

–También se le llama La Muerte Purpura. Ahí, donde golpea el Meteoro Negro, aparece una mancha purpura que se va agrandando hasta cubrir todo el cuerpo y cuando llegue ese momento, es hora de morir. –Explicó el Caballero Negro.

Shun: ¿Qué dices? –Pregunto mirando a Seiya.

–La mayor parte de su cuerpo ya está manchada. No creo que viva más de un par de horas. Ya está más cerca del otro mundo que en este. Olvídate de él. Ven y a pelea conmigo. –Pidió el contrincante– Veremos cuál de las dos cadenas de Andrómeda es más poderosa. Vaya, sigues insistiendo.

Andrómeda Negro usó sus cadenas para atraer a Shun hacia él. Él le arrebató un gemido y casi la hizo soltar su propia cadena. Seiya se arrastro en el barranco. Afortunadamente, Shun lo había atrapado antes de que sufriera una caída fatal. Desafortunadamente, le resultaba cada vez más difícil mantenerlo atrapado en la cadena negro de su oponente que le impedían sostener a su amigo con ambas manos.

–Acabare contigo. –El impostor tiró aún más fuerte, pero Shun persistió en no abandonar a Seiya. Pero cuando trató de apretar y enrollar su cadena, su mano comenzó a sangrar. Él gimió de dolor pero persistió más.

Shun: «¡Si lo abandono ahora, está perdido! ¡Debo seguir con él!» –Decidió.

–¿No puedes? Acabo de decirte que no vale la pena, pero ya que gusta sufrir, ¡adelante! ¡Tú lo has querido!

Andrómeda Negro lanzó su cadena hacia Shun. La cadena cuadrada negra se dirigió al pobre Shun, multiplicándose y lo atacó por todos lados, lanzando gritos de dolor de Shun. Su propia cadena se deslizó más lejos de su mano causando que sangrara profusamente. Pero Shun insistió en negarse a dejarla ir e incluso apretarla, incluso si eso lo empujaba a mezclar gemidos con sus gritos.

–Qué terco eres. Para que veas como me conmueves. ¡Toma! –Exclamó el Andrómeda Negro en un tono seco indiferente a los gemidos de dolor de Shun– ¡Suelta a Seiya! –Ordenó el doble.

La atacó de nuevo, emitiendo nuevos gritos de su víctima. Shun todavía no se rindió, su mano derramando más sangre hasta formar un pequeño charco en el suelo. Sin embargo, Andrómeda Negro vio que había sido debilitado por sus heridas y fatiga. Se burló burlonamente.

–Si yo estuviera en su lugar, lo olvidaría. –Dijo al aparecer el Dragón Negro al aterrizar del barranco.

–Hola, Dragón Negro. –Saludó el Caballero de la cadena sin soltarla.

–Me envía el Fénix por si me necesitas. –Comentó Dragón Negro y en cuanto vio la persistencia del verdadero Andrómeda– Acaba con una vez con eso. No vale la pena perder más tiempo.

–Tienes razón. Esta pareja está empezando a aburrirme. –Concuerda Andrómeda Negro– Adiós, Andrómeda. –Envió sus cadenas a Andrómeda. Para horror de este, estos se convirtieron en serpientes gigantes.

Shun: ¡Se ha convertido en serpientes!

Las grandes serpientes mordieron y asfixiaron a Shun, que gritaba y jadeaba. No podía pensar en otra cosa que no fuera el inmenso dolor que estaba experimentando. A pesar del peligro, no olvidó que la vida de Seiya dependía de él.

–Como notaras, son serpientes sedientas de sangre y solo tienen una manera de seguir viviendo. ¡Quitándole la vida a su víctima! –Soltó una risa arrogante y Dragón Negro lo observaba con los brazos cruzados, entre tanto Shun agonizando y Seiya cada vez más cerca del abismo– ¡Tú te lo has buscado! Para que veas que no es bueno tener buen corazón.

Andrómeda Negro podía hacer lo que quisiera, Shun nunca se daría por vencido con Seiya. Solo él podría salvarlo.

Shun no estaba escuchando. Apretó más su mano en su cadena aún intentando de alguna manera traer de vuelta a su amigo. Seiya podía escuchar todo lo que estaba pasando. También sintió que su propio cuerpo se arrastraba entre altibajos regulares debido a que Shun todavía intentaba izarlo a pesar del peligro que había corrido desde la llegada del Caballero Oscuro que lo había causado. Este último lo atacó y amenazó su vida. Y a pesar de eso, Shun estaba tratando de salvarlo en lugar de protegerse. Si Shun no usara sus poderes de Caballero, sería asesinado. Y no lo hizo porque lo protegió. ¿Pero para qué era? Seiya lo sintió en él. Este dolor en su cuerpo. Esta cosa que debía roerlo por dentro No pudo evitarlo. ¿De qué sirve dejar que Shun muera por él si él mismo no tenía esperanza de sobrevivir? Sabía lo que quedaba por hacer.

Seiya: "Shun... ¡Shun!" –Le habló telepaticamente.

Shun: "Seiya, aún estas vivo. Todavía hay esperanza." –Le aseguró.

Seiya: "Por favor, suelta la cadena. Abandonadme a mi destino, por favor." –Pidió.

Shun: "¡Deja de decir tonterías!" –Protestó.

Seiya: "Tú tienes que sobrevivir. Olvídate de mí. ¡Es necesario que elimines a ese monstruo!" –Volvió a pedirle.

Shun: "No puedo abandonarte. ¡Y menos cuando ha sido mi propio hermano quien a encadenado esta batalla!" –Trató de razonar a Seiya.

Seiya: "Suéltame. Debes de encontrar la Cloth Dorada. Los Caballeros Negros no deben de tenerla. Hare una cosa que es mejor para los dos. Me soltare. Recupera la Cloth Dorada. Deprisa." –Le exigió.

Shun: "¡Seiya!"

Seiya: "Adiós, amigo." –Se despide.

Shun: ¡No lo hagas! –Grito, pero ya era demasiado tarde.

Seiya levantó la mano y cortó el extremo del metal sosteniendo la otra mano con la cadena protectora de su amigo. Se desplomó sin añadir una palabra, en silencio sin pronunciar el más mínimo grito. No se emitió ningún sonido, excepto el fino ruido del deslizamiento de la pared acompañado por la campana que colgaba del brazo del moribundo.

Shun: ¡Seiya! –Gritó por última vez.

No se escuchó más sonido en el barranco. Shun comenzó a sollozar. No había estado a la altura. Había prometido salvar a Seiya y no había tenido éxito. Era un amigo lamentable.

–¡No llores, no es para tanto! ¡Enseguida te vas a reunir con tu amigo! –Justo cuando iba a seguir torturándolo, Shun se volteó hacia su enemigo enfurecido y de pronto las serpientes cayeron al suelo, descuartizadas– ¿Qué es esto? –Se preguntó Andrómeda negro sorprendido.

Shun sintió que su fuerza volvía a él, rompió, o más bien explotó literalmente, todas las serpientes que rodeaban su cuerpo con su Cosmos.

Shun: Has cantado victoria demasiado pronto. Ahora comprobaras el poder de mi cadena. ¡Tú última hora ha llegado! –Dijo confiado.

–¿Qué? –Dijo desconcertado Andrómeda Negro.

Shun miró a Andrómeda Negro directamente a los ojos. Parecía no solo determinado, sino también lleno de ira. Andrómeda Negro no entendía lo que estaba sucediendo, pero eso no solo le preocupaba.

Shun: ¡Has conseguido enfurecerme y eso es un error!

Andrómeda lo atacó con su misma técnica, pero Shun lanzó sus cadenas.

Shun: ¡Cadena Nebular! –La cadena se lanzó tan rápido hacia Andrómeda Negro que no tuvo tiempo de tomar represalias con su propia cadena. Su oponente atravesó su cuerpo de parte a parte hasta que gritó de dolor. Luego cayó al suelo, muerto, dejando caer su parte que llevaba consigo.

–Felicidades, Andrómeda. Has recuperado el peto de la Cloth Dorada que guardaba tu doble, Andrómeda Negra. –Dijo Dragón negro, pero Shun se puso en guardia– No solamente tienes el peto, también tienes posesión de la pierna izquierda y Seiya, que ya sea al fondo del precipicio, tiene dos partes más. Si eres capaz de esto, entonces tendrás seis piezas de la Cloth Dorada... Claro que para eso, tendrás que vencerme, sino seré yo quien posea 6 de las 11 partes de la armadura.

Al retar a Shun, se río pero se detuvo, cuando escuchó una voz.

–¿Puedo unirme a la fiesta?

Shun también la escuchó y al voltear, no era nada más ni nada menos que el Caballero faltante.

–¿Quién eres? –Interrogo Dragón Negro.

Shun: ¡Shiryu! –Exclamó, aproximándose a él, sin creer lo que veía sus ojos.

Shiryu: Oye, yo me encargó del Dragón. Tú ocúpate de rescatar a Seiya. –Ordenó.

Shun: Sí, iré enseguida. –Obedeció.

–¡No lo permitiré! –Dijo el Dragón Negro para derribar a Shun, pero Shiryu lo detuvo a tiempo y se alejó un poco de ellos.

Shiryu: Ve junto a Seiya. Deprisa. –Exigió.

Shun: Sí. –Se fue inmediatamente.

–¡Son unos tontos! –Comentó burlonamente Dragón Negro, pero Shiryu se preparó para pelear sin hacerle caso a su enemigo– ¿Por qué se empeñan en salvar a alguien que no tiene la más mínima posibilidad? –Preguntó.

Shiryu: Vamos a hacer todo lo posible por salvar a nuestro amigo. Aunque no creo que comprendas eso, Dragón Negro. –Respondió, sonriendo un poco.

Shun desciende suavemente por el barranco después de que él había atado su cadena a la roca.

–¿La amista? ¡Bah! Yo no creo en esas cosas. Por culpa de esa famosa "amistad", tú vas a perder la vida. ¡Prepárate!

Dragón Negro se lanzó hacia su contrincante y Shiryu le respondió, ambos bloqueando cada ataque que le hacían al otro hasta separarse.

–Solo era un pequeño aviso, ahora conocerás todo mi verdadero poder. –Comentó el Dragón Negro.

Shiryu: Por fin conoceremos que Dragón es más poderoso. ¡Pelea! –Dijo para estar en posición de ataque.

Ambos se quedaron en silencio a ver quien atacaba primero. Una gran batalla entre dragones esta a punto de comenzar.

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