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Capítulo 12: En busca de la Cloth Dorada

Narrador: Ikki, el Caballero del Fénix, irrumpió brutalmente el Torneo Galáctico.

Hirió a Andrómeda, su propio hermano, y derrotó a los Caballeros del Unicornio y del Lobo, pero fue herido por Saint Ace.

Con la ayuda de sus secuaces, se apoderó de la Cloth Dorada.

¿Lograran Seiya y los demás Caballeros recuperarla?

~

Al desaparecer Ikki y los Caballeros renegados, Seiya y los otros salen para ir a buscarlos.

Shiryu: ¡Seiya, te ayudaremos!

Seiya: ¡Bien, verán de que son capaces los Caballeros de Zodíaco! –Dijo con orgullo.

Estaban a punto de irse del Coliseo cuando vieron que dos jóvenes mujeres marrones les impedían el paso.

Miho y Shunrei también fueron al lugar. Eso era de esperarse después de la salida abrupta de los dos Caballeros sin la más mínima explicación. Tuvieron que hacerse muchas preguntas. Y en ese momento, seguramente habían visto en la televisión lo que había sucedido y querían disuadirlos de tomar riesgos cuando los dos casi habían muerto el día anterior.

Miho: ¡Espera, Seiya-chan! No puedes ir sin tu Cloth. –Dijo preocupado.

Shunrei: Ni tú, Shiryu. –Agregó en el mismo tono.

Seiya: Miho-chan. No hay tiempo que perder, tenemos que dar con ellos lo antes posible. –Dijo en voz firme pero suave

Miho: Pero... Tú... –Trató de protestar.

Seiya: Miho-chan, no tengo la menor intención de morir sin antes haber encontrado a mi hermana. No te preocupes. –Le dijo en un tono más reconfortante, poniendo sus manos sobre los hombros de ella.

Miho: No digas eso. –Dijo estando insegura, con la cabeza un poco cabizbaja, hasta que ella se dio por vencida y se apartó.

Shunrei: Suerte. –Dijo mirando triste y preocupada.

Shiryu: Gracias, Shunrei. –Estaba agradecido por su comprensión.

Seiya: Shiryu, Shun, ¡es hora que nos vayamos! –Le dice.

~

En la ciudad, había un tráfico y los Caballeros Negros saltaban de todos los vehículos, pero Seiya y los otros no se iban a quedar atrás: Hyoga saltaba de una parte de un edificio a otro.

Hyoga: «Correremos un grave peligro, si Ikki se pone la Cloth Dorada. ¡Hay que descubrir su escondite!» –Piensa, al aterrizar en el techo de un edificio medio alto.

Pasa por los edificios altos y ve que un helicóptero estaba iluminando a su paso.

/Tatsumi: Arréglatelas como puedas. Pero, encuentra la Cloth Dorada. ¡No vuelvas sin ella! ¿Me has entendido?/

–¡Sí, Señor!

~

Hyoga corre nuevamente, persiguiendo a los Caballeros Negros que se dirigían al puerto, de donde Ikki fue enviado a la Isla de la Reina de la Muerte.

Hyoga: «¿A dónde se dirigen?»

~

En otra calle estaban Seiya y Shiryu.

Seiya: Shun, ¿los has visto? –Preguntó en voz alta a Andrómeda.

Shun estaba localizando al enemigo con la cadena que tenía a su alrededor.

Shun: «Deben estar demasiado lejos.» ¡No, no hay manera! –Le contestó a Seiya– ¡Oh! ¡¿Está nevando?! –Murmuró viendo los copos de nieve que caían del cielo y él entendió quien lo estaba haciendo– Comprendido. Gracias, amigo Hyoga. –Dijo en voz alta.

~

Los Caballeros Negros estaban a punto de cruzar un puente levadizo y apareció el helicóptero cuando el puente se alzó y eso enojó a Ikki.

Ikki: ¡Insectos! ¡Ave Fénix! –Dijo al lanzar su ataque, causando que el helicóptero se estrellara contra un bote y explote, eso lo vio Hyoga.

Hyoga: ¡Tiene un poder terrible! ¡Necesito ayuda!

~

Los Caballeros fugitivos entraron a una bodega, sin darse cuenta de cerca de ahí estaba la mujer Caballero.

Saint Ace: Con que aquí están. Debo avisarle a los demás. –Se dijo a sí misma. Saca una hoja papel blanca, hace un ave de origami y lo sopla para que vuele, haciendo que se dirija a otra dirección.

~

Seiya y los demás estaban con Shun.

Shun hizo que su cadena lo rodeara para ver a dónde iban.

Hyoga: ¿Qué hay en ese lugar? –Preguntó.

Shun: Creó que en esa dirección está el puerto, Hyoga. –Le respondió.

Seiya: El puerto. –Dijo, tratando de sacar una conclusión, hasta que se volteó a los demás– ¡Por supuesto! ¡Eso es! ¡De ahí partió hacia la Isla de la Reina de la Muerte!

Todos estaban conmocionados por eso.

Shun: ¡Qué!

Shiryu: Tiene razón.

Hyoga: Parece muy claro. Ha decidido instalar ahí su escondite. Para este loco, ese lugar es el símbolo de su revancha. –Comentó.

Seiya: Desde luego. Es muy propio de una mente enfermiza. –Dijo, estando de acuerdo.

Shiryu: En ese caso, debemos darnos prisa. Tenemos que impedir que se ponga la Cloth Dorada, Caballeros. –Dijo, hasta que una ave de origami se dirigió hacia su dirección.

Seiya: Esa ave de origami... ¿Quién lo envía? –Preguntó a los demás, que no le dieron alguna respuesta.

Hyoga: Es como una señal. Alguien se está comunicando con nosotros.

Shun: ¡Esperen! Es un mensaje. –Deshace el origami y lee el mensaje– Es de la Caballero Ace.

Seiya: ¿Qué quiere decirnos? –Le preguntó.

Shun: Nos dice que encontró a mi hermano y su escondite, están en una bodega. Debemos darnos prisa.

Seiya: ¡Vamos! –Contestó y los demás lo siguen.

~

Ikki y los Caballeros Negros están reunidos en la bodega.

Ikki: Mi destino era volver a encontrarte. Estas hecha a mi medida. Contigo ascenderé al alta cima del poder. –Le dijo a la Cloth Dorada.

Seiya pasó por encima de los contenedores, usando su Cosmos para que los Caballeros Negros no se dieran cuenta de Seiya.

~

Ikki toca la Cloth y esta brilla. Seiya sigue saltando de techo a techo y notó una luz brillante proveniente de un contenedor y supo que había estaban. La luz había terminado, así que corre tan rápido como pudimos para alcanzarla. Seiya intenta golpear el techo para tratar de entrar, pero era demasiado inquebrantable.

Seiya: ¡Rayos! Por ahí no puedo entrar. –Dice, entonces se le ocurrió usar un gancho de una grúa torre. Salta y hace que esas cadenas lo jalen para que pueda entrar– ¡Ikki, espera! –Gritó cuando el Caballero Fénix ya estaba con la Cloth Dorada completa y con un gran choque, pudo abrir las puertas y lograr entrar.

Seiya le dio una patada a Ikki, que le quitó la Cloth Dorada de su cuerpo y que cayó al suelo en once piezas. El brazo derecho, el brazo izquierdo, la pierna derecha, la pierna izquierda, el ala derecha, ala izquierda, panza, plastrón, charreteras, cinturón y casco.

Al darse cuenta de la situación, Ikki reaccionó rápidamente.

Ikki: ¡Sombras, escapad con la Cloth! –Ordena. Se dirigió hacia Seiya e intentó golpearlo y lo esquivó a tiempo, pero luego usó su otra mano y golpeó a Seiya fuera del edificio.

Hyoga: ¡Seiya! –Grito.

Los Caballeros Negros corren con una pieza de la Cloth dorada.

Seiya: ¡Tras ellos! ¡Se llevaron la Cloth Dorada! –Grito.

Seiya no se dio cuenta de que Ikki estaba a punto de volver a atacarlo, para después escapar.

Hyoga: ¡Vamos! –Él y Shiryu fueron tras los Caballeros Negros.

Shun estaba a punto de perseguir a Ikki.

Shun: ¡Nii-san! ¡Nii-san! –Lo llamó.

El Fénix permaneció indiferente a las súplicas de su hermano menor, para después darse la vuelta y seguir corriendo.

Shun: ¡Espera! ¡Nii-san!

Seiya: Shun, olvida por este momento a tu hermano. Lo que ahora importa es recuperar la Cloth Dorada. –Le recordó mientras los fugitivos se alejaban– ¡Vámonos! –Grita y Shun se da vuelta para seguir a los que tomaron la Cloth, sin saber que los fugitivos los estaban observando.

Ikki: Seiya, si no te hubieras metido en mi camino. ¡Ya estaría vistiendo la Cloth Dorada! Aunque mis hombres han huido con ella, aún sigue en mi poder. –Dijo con una sonrisa.

~

Uno de los renegados estaba corriendo por unas vías.

–¡Hmp! Tengo la impresión de que me siguen. –Dijo.

Caen copos de nieve, en eso apareció Hyoga.

Hyoga: Vas a darme la Cloth sagrada. Y más vale que lo hagas en este momento. –Le aconsejo.

–¿Crees que voy a dártela así como así? ¡Estás loco! –Dijo el Caballero renegado confiado.

Hyoga: De acuerdo. Así que prefieres que use la fuerza.

Se pone en guardia, sin que alguno se moviese por el momento, hasta que el hombre de Cloth Negra trató de herirlo, pero Hyoga evadía sus puños fácilmente, hasta que agarró uno de sus puños y este escapo, tratando de atacar al joven rubio desde la luz y Hyoga se protegió con sus brazos sobre su cara, pero se puso de pie.

Hyoga: Vaya, ¿eso es todo? Ahora verás a un Caballero de verdad. ¡Prepárate! –Le advirtió y soltó un aire helado a su alrededor.

–¿Eh? ¿Qué es esto? ¿Qué es lo que sucede? ¿Es una alucinación? ¡Parece que está nevando cristal! –Dijo el renegado.

Hyoga: Exacto. En la región de Hielos Eternos, donde seguí mi entrenamiento de Caballero; la nieve siempre se presenta de esta forma. Cae cortante como un cristal y brillante como una joya, aunque la otra cara de esta belleza Caballero, es la sombra la muerte. Con una mezcla de miedo y respeto, los habitantes de estas gélidas regiones llaman a esto... ¡Polvo de Diamante! Dijo por último, al usar su técnica y su contrincante se quedó congelado, después se lanzó contra su enemigo congelado y en último momento, se destrozó, haciendo que cayera una pieza de la Cloth al piso y lo recoge– Solo llevaba el brazo izquierdo. Ellos poseen todavía la mayor parte de la Cloth. ¡Cuídense amigos! –Dijo mirando hacia arriba para los otros Caballeros.

~

Dos de ellos estaban corriendo y se separaron, uno de ellos saltó para llegar a un extremo del puerto y se detuvo.

–Parece que no hay nadie por aquí. –Se dijo a sí mismo.

–¡Ja, ja! ¡Yo no estaría tan seguro! –Dijo una voz al surgir del mar y era Shiryu.

–¡Shiryu! –Exclamó al verlo.

~

El otro se detuvo al ver que nadie iba detrás de él.

–No hay nadie. Y tengo la impresión de que me han seguido a lo largo de todo el camino. –Se dijo a sí mismo para después darse cuenta de que había una cadena alrededor– ¿Qué es esto? ¡Fuera! –Cuando trato de quitarlas, estas se movieron y lo atraparon, envolviéndolo, dejando caer una pieza de la armadura y Shun la atrapa.

Shun: Sin duda es bastante diferente a las demás Cloth. No tienes nada de que temer, porque no tengo la menor intención de matarte. –Le dijo, entre tanto su contrincante trataba de levantarse, pero se sintió derrotado; el vio la pieza– ¿La pierna izquierda? Dime, ¿es todo lo que llevabas? –Le preguntó, pero no recibió respuesta.

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Shiryu: Supongo sabrás contra quien te la estás jugando. Será mejor que me devuelvas la Cloth y que te largues.

El Caballero Negro trató de atacarlo, pero fallo.

Shiryu: ¡Tú lo has querido! ¡La Cólera del Dragón! –Lo ataca y lo hizo impactar contra el suelo y el renegado se desnucó y la pieza cayó ¿El brazo derecho? ¡Shun! ¿Has conseguido algo? Preguntó después de ver la pieza.

Shun: ¡La pierna izquierda, nada más! –Respondió en alta voz.

Shiryu: Es poco. Ikki aún conserva su ventaja. –Dijo en voz baja.

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Shun: ¿Por qué ha cambiado tanto mi hermano? ¿Cómo es posible que haya llegado a esa situación? Respóndeme y te dejaré que te vayas. –Le exigió a su enemigo caído.

–Veo que te has dado cuenta que el Ikki de hoy está devorado por el odio. Carece de todo sentimiento humano y ustedes son los responsables. No era necesario enviarle a la Isla de la Reina de la Muerte, a partir de su estancia ahí, toda su mente cambió.

Shun: Entonces, ¿nosotros somos los culpables de todo su odio? –Le preguntó, pero su enemigo ya no le respondió.

Shun mira el cielo oscurecido con esa duda de su hermano.

~

Otro de los renegados estaba corriendo por las afueras del puerto.

–Aunque me encuentre lejos, tengo la impresión de que me han estado seguido todo el tiempo. –Se dijo a sí mismo para después darse cuenta de que una brisa de pétalos de rosas vuelan delante de él.

–Rubius. –Dijo la mujer Caballero que estaba ahí.

Rubius salta y con sus garras, le araña el torso, cayendo al suelo, herido y soltando la flecha de la Cloth Dorada.

Saint Ace: *Se dirige hacia pieza de la Cloth y la recoge* Veo que solo cargabas con esto. –Se refirió a la flecha dorada.

–Será mejor que me la regreses. –Dijo incorporándose el Caballero renegado.

Saint Ace no le obedeció y el renegado se lanzó hacia ella, siendo el primero en atacar. Se acercó a Saint Ace para golpearla, pero ella lo esquiva, el renegado lo intenta de nuevo y fue lo mismo, pero esta vez Saint Ace le mando un rodillazo en el abdomen, sacándole el aire y cae al suelo, cubriéndose el golpe que le propino.

–M-Maldita... –Dijo intento recuperar el aire.

Saint Ace no dijo nada y solo ella y Rubius le miraron con una mirada seria mientras el renegado le miraba con una mirada de odio y dolor.

–¿Quién eres?

Saint Ace: "Un príncipe que protege a su princesa". Adieu. ¡Guren Bakuraijin! –Envuelve una mano con el rayo y con la otra su llama. Luego, moviendo los brazos alrededor, extiende los elementos de longitud, creando un vórtice de fuego relámpago, que en gran medida daña al renegado y lo empuja lejos, con mucha fuerza.

~

Seiya estaba persiguiendo a uno de los renegados, pero llegaron los refuerzos, evitando que se le acercara.

–¿A dónde crees que vas muchacho?

Todos se lanzan hacia Seiya, pero los venció con facilidad, pero ninguno de ellos tenía alguna pieza.

Seiya: Ninguno de estos tiene la Cloth. ¡Tengo que seguir buscándola! –Corre para localizar a los otros secuaces; hasta que llegó a un estacionamiento y encontrando al que estaba persiguiendo.

–Vaya, a pesar de todo, me has encontrado. No eres tan tonto como pareces.

Seiya: Será mejor para ti que me des esa Cloth ahora mismo. –Le exigió, pero su contrincante solo se río– ¿De qué te parece tan gracioso?

–Toma, aquí tienes tu Cloth. Pero sólo es la pierna derecha. ¿Qué te parece? -Al preguntarle, vio como Seiya se aproximó inmediatamente y le quitó la pieza, dejándola en medio de ellos.

Seiya: Veo que tienes ganas de combatir. A mí no me importa.

–¡Tonto! ¡No tienes nada que hacer! ¡No llevas Cloth y yo estoy totalmente equipado! –Dijo el renegado confiado.

Seiya: No hace falta que te preocupes por mí. ¡Pegasus Ryūsei Ken! –Lo ataca y lo acaba antes de pudiera atacarlo– No temas, no he tocado ninguna de tus partes vitales, por lo tanto no morirás. Ahora dime, ¿cuáles son las intenciones de Ikki? ¡Contesta! –Le preguntó exigente.

–Nosotros somos sombras fieles y subordinadas a Ikki. Le obedecemos en cuerpo y alma, aceptamos su dominio. –El renegado dice.

Seiya: ¿Dominio? ¿Y con qué derecho hacen esas cosas? ¿Por qué se lo han permitido? –Le Preguntó.

–Por miedo. Los cinco Caballeros le apoyan en sus actos. Son tan poderosos que incluso ustedes son incapaces de vencerles.

Seiya: ¿Los cinco Caballeros Negros? –Repitió.

–¡Con ellos, Ikki se convertirá el dueño del espacio y reinara tanto en el Universo como en la Tierra! –Al decir lo último, este se muerde la lengua y cae finalmente al piso.

Seiya: Se ha cortado la lengua. Lo que acaba de decirme es increíble. ¿Será verdad que Ikki quiere convertirse en el dueño del Universo? –Se preguntó a sí mismo al observar al cadáver y después se dirige a recoger la pieza de la armadura dorada– «Entonces, ¿no ha vuelto solo para vengarse de nosotros, sino para satisfacer sus ambiciones?» –Pensó seriamente– ¡Cielos! ¡Es ridículo!

~

Ikki estaba con sus hombres.

Ikki: ¿Quién era esa tal Caballero Ace?

–No lo sabemos. –Dijo uno de los renegados– Pero es una oponente temible.

Ikki: Sí, yo mismo he comprobado su poder... ¡Infórmame!

–¡Malas noticias, señor! Cinco de los nuestros no han vuelto. ¡Temo que les hayan quitado sus fragmentos de la Cloth! –Le informaron.

Ikki: Veo con esto una vez que no pueden ocultar su debilidad. Veamos... Los dos brazos, la flecha y las dos piernas están en su poder. Pero el casco, las hombreras, el peto y el cinturón siguen en el mío. ¡Sigo siendo el más fuerte! Lo único que debemos hacer es acabar con esos malditos Caballeros del Zodiaco y recuperar las cinco partes. ¡Con todo lo que falta, al fin podré cumplir mis objetivos! –Dijo teniendo una sonrisa maliciosa.

~

Saori se encontraba en su mansión, sentada, consternada por lo que había pasado a mitad del Torneo.

Saori: Se acercan tiempos muy peligrosos. –Balbuceo a sí misma.

~

El cielo cambia de color, empezando a amanecer.

Los chicos estaban reunidos, con algunas partes de la Cloth, pero no se veían felices en absoluto.

Hyoga: Si no hubiéramos utilizado el poder de Pegaso, del Dragón y de la tal Ace, ni siquiera hubiéramos conseguido esto. –Dijo por las piezas que tenían recolectadas.

Seiya: Ikki... ¿Por qué...? –Se preguntó molesto.

Hyoga: Desgraciadamente, estos trozos sueltos no nos sirven para nada. –Comentó.

Seiya: Lo sé. Pero, ¿qué podemos hacer? –Preguntó, sin dirigirle la vista.

Shiryu: Caballeros, yo puedo conseguir otra Cloth sagrada.

Seiya: ¿Qué? ¿Estás seguro de lo que dices eso realmente posible? –Pregunta, poniéndose de pie con esperanza en sus ojos.

Shiryu: Mi maestro me enseño una forma.

~

Los chicos volvieron a la mansión Kido, para reunirse con Saori.

Cuando llegaron, le dieron las piezas de la Cloth Dorada.

Saori: Ya veo. Entonces hay alguien capaz de hacer una reproducción. –Dijo después de que Shiryu le comentara y él asiente– Entonces tenemos que intentarlo. Es peligroso que la Cloth sea utilizada con fines diabólicos. –Concluye.

Seiya: No voy a permitir que Ikki haga eso. –Habló mientras estaba recargado en la pared con los brazos cruzados– Yo mismo he tenido la oportunidad de contemplar su poderoso brillo. –Dice, levantándose de la pared y camina hacia la mesa donde estaban las piezas– Es un fenómeno extraordinario, es sagrado. ¡No caerá en manos de los Caballeros Negros!

Shiryu se lleva la Cloth sagrada de Pegaso y Dragón con él.

Shiryu: Bueno, muchachos, ha llegado la hora de partir. –Les dice cargando las dos Cloth.

Seiya: Cuídate y no regreses sin esa Cloth. –Le dice.

Shiryu: No te preocupes, regresaré lo antes posible.

Shun: Shiryu, se prudente.

Hyoga: Buena suerte.

Shiryu: Gracias. –Les agradece– Conseguiré esa reproducción, aunque me cueste la vida. –Dice al voltearse e irse.

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