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Capítulo 11: La venganza del Caballero Fénix

Narrador: El gran Torneo entre Caballeros sigue su curso.

El Caballero de Andrómeda acababa de vencer al Caballero del Unicornio, gracias a su increíble cadena.

La cadena de Andrómeda ha detectado un peligro que acecha a todos los Caballeros.

El enemigo en cuestión no es otro, que el hermano de Andrómeda, el Caballero del Fénix, que había jurado vengarse por el maltrato que había recibido de la Fundación.

Pero eso no es todo, en su auxilio y ayuda, aparece una misteriosa Caballero que se hace llamar a sí misma: "Saint Ace".

~

Shun: No es posible... ¡No puedo creer lo que estas diciendo! Eres mi hermano. No has muerto. ¡Nii-san, has conseguido volver! Escúchame, Nii-san. Ikki, estás vivo. Has conseguido sobrevivir, Nii-san. –Le dijo, pero Ikki no estaba conmovido por las palabras de su hermano, entonces decidió atacarlo.

Shiryu: ¡Cuidado! –Gritó cuando Ikki envió un golpe a Shun, infligiéndole un dolor que lo hizo caer de rodillas y soltar un grito.

Ikki: Shun, –Dijo con desprecio– ya veo que no has cambiado nada. –Se alza las gafas de sus ojos. Lo que dejó perplejo a Shun, con lagrimas en los ojos– Sigues tan llorón como siempre. Ya estoy harto de tus lágrimas. ¡Serás el primero en morir! ¡Prepárate! –Salta al lanzar su ataque y se dirige hacia Shun.

Shun: ¡Nii-san! –Grita.

Ikki: ¡Ave Fénix!Estaba a punto de golpear a Shun con su pie.

Shun no podía moverse, paralizado por la incomprensión y, sobre todo, horror ante lo que veía y lo que estaba sucediendo.

Shun: ¡Nii-san! –Grita. 

Ikki: ¡Despídete, hermano! ¡Prepárate a morir! –Grito.

Antes de que pudiera hacer algún contacto, alguien intercede en medio de ellos.

–¡Dai Funka! –Concentra su Cosmos para transformar su puño derecho en un hecho de puro magma antes de lanzarlo como si fuese un cohete. La explosión produce rocas volcánicas al golpear, en un modo similar a meteoros.

Todos gritaron, pero se quedaron conmocionados, incluso los Caballeros. Ikki se quedó sin palabras cuando miró que había anulado su ataque.

Ikki: ¿Y quién eres tú? –Pregunto a la desconocida Caballero.

Himea/Ace: ¡Soy la Guardián del Triunfo de la Tierra, Saint Ace! –Se "presento".

Seiya: ¿Saint...

Hyoga: Ace? –Dicen confundidos de la aparición de esa nueva Caballero.

Shiryu: ¡Nunca antes había oído de esa Caballero!

Ikki: ¡No me importa quién seas, pero no te metas en mi camino! –Dijo, alzando su puño hacia Saint Ace, pero ella lo esquivo antes quisiera rozarla.

Saint Ace: ¿Hacia dónde estabas apuntando? –Pregunto haciendo que todos la buscarán con la mirada por el Coliseo.

Saint Ace cayó del cielo, girando sobre sí misma para darle una patada en la cara, que Ikki esquivo sin problema, retrocediendo unos cuantos pasos para luego levantar su puño, para darle un puñetazo en la cara, que Saint Ace había detenido su ataque con su patada.

Sus ojos no se iban de los de Ikki. Al menos Shun estaba a salvo. Ikki salta unos pasos lejos de ella. Su cara no mostraba nada y eso era exactamente lo que necesitaba en este momento.

Shun: ¿Qué es lo que te sucede, hermano? Dímelo. –Pregunta.

Ikki: No tengo por qué dar explicaciones a un traidor. –Dice.

Himea estaba lista para proteger a Shun nuevamente, que todavía estaba de rodillas. Por alguna razón, Ikki no podía dejar de mirarla.

Jabu: ¡Espera un momento! –Intervino, agarrando el brazo de Ikki– ¡Soy yo quien debe enfrentarse con él! ¡No tú! ¡Respeta las leyes de los Caballeros! –Dijo irritado y molesto– ¡Vete de aquí! –Trató de apartarlo, pero Ikki apartó su mano por su cuenta y dirigió su puño hacia Jabu, pero este lo esquivo– No te será tan fácil acabar conmigo. ¡Dejaré a Andrómeda para después, pero primero me ocupare de ti! –Dijo, pero de pronto una parte de su Cloth se destrozo, causándole una herida que Ikki le había hecho a una velocidad que ni siquiera Jabu o los demás lo notaron.

El público lo vio, pero no sabían como paso; Jabu cayó boca abajo.

Ikki: Esa tal Ace me dio mejor pelea que tú. –Dijo sin interés.

Shun: ¿Qué has hecho? –Preguntó horrorizado por la violencia de su hermano– Jabu, ¡¿qué pasa?!

Seiya: ¿Cómo lo hizo? –Se preguntó.

Shiryu: Es demasiado rápido.

Ikki volvió la cabeza hacia donde estaba sentado Saori y Tatsumi, su mirada aún llena de ira.

Tatsumi: ¿Qué vamos a hacer? –Preguntó, pero no recibió respuesta de su ama.

Saori: «Ikki...» –Ve al Caballero del Fénix.

Ikki: No te perdonare nunca. ¡Ni a ti ni al canalla de tu abuelo! –Habló en voz alta.

Tatsumi: ¡Ignorante! ¿Cómo te atreves a faltarle el respecto a la Sra? –Dijo molestó por la forma en la que hablaba Ikki a su señora.

Ikki: ¡Tatsumi! ¡Te haré pagar por todo el mal que me has hecho! ¡Voy a enviarte al infierno!

Tatsumi: ¡No puedo creerlo! ¡Ha salido con vida de la Isla de la Reina de la Muerte! –Dijo estando casi entrando en shock.

Ikki: ¿A quién le toca ahora? ¿Serás tú, Seiya? –Preguntó hacia al castaño.

Seiya: ¡Ikki! –Quiso aproximarse, pero Shiryu lo detuvo.

Shiryu: No, no es el Ikki que conocíamos. No es el mismo hombre, Seiya. ¡Ha cambiado! –Comenta y la gente solo se sorprende. Y los demás Caballeros no dicen palabra alguna.

Seiya: No puedo creer que haya sobrevivido a la Isla de la Reina de la Muerte. Esos 6 años debieron ser terribles para él. Por eso cambio.

《Flash Back》

Seis años atrás, en un día de tormenta, todos los niños estaban entrenando por separado en el gimnasio de la mansión Kido, pero nunca pensaron que ese mismo día sería el último en la mansión. Desde lejos, los Kido y los Kurusugawa los observaba entrenar.

–¿Shun? ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa?

Shun: ¡Me he hecho daño!

–Cálmate, ni siquiera te he hecho nada... Lo que pasa es que lloras por cualquier cosa. –El chico peliazul cuida de Shun.

–Tiene razón. Cuando seas huérfano hay que ser valiente, si no nunca serás un Caballero.

Shun: Es que me duele. –Su hermano limpia una lágrima.

Himea no toleraba verlos sufrir, eran apenas unos niños y le dolía no poder ayudarles. Mira que Ikki, su hermano mayor lo estaba consolando. Fue maravilloso verlos juntos como familia y ella también se encontró con ellos. Una vez, Ikki no confiaba en ella, pero cuando vio a Himea ayudando a Shun y ser amiga de él, comenzó a confiar en ella e incluso la hizo parte de su familia. Como una hermana.

Nachi: Oye, Ikki, ¿en verdad este cobarde es tu hermano? –Preguntó burlonamente– ¡No se parece nada!

Ikki le hace una llave a Nachu y lo lanza al suelo

Nachi: ¡Oye, ¿te has vuelto loco?! –Se quejó.

Ikki: ¡Claro que es mi hermano! Y es todo lo que tengo en el mundo, así que no hables así de él.

Shun: Déjalo.

Nachi: Está bien. –Dice limpiándose la tierra del pantalón– Solo me preguntaba por qué sois tan diferentes.

Tatsumi: ¡Reúnanse todos! –Dice con una caja– ¡Ha llegado el momento que todos esperábamos! Van a ser enviados a diferentes centros de entrenamiento para Caballero. Se da cuenta de que Seiya todavía seguía entrenando y no le prestaba atención– ¡Eh, Seiya! ¿Qué haces? ¡Ven ahora mismo! ¡Tráiganlo! –Le pide a los guardias que lo trajeran.

–¿Es que no has oído? –Dice uno de los guardias.

Seiya: ¡Oye, suéltenme! ¡Suéltenme! –Grita y nadie se da cuenta de que las dos familias los estaban mirando– ¡Déjenme! ¡Suéltenme!

Tatsumi: En esta caja hay varios trozos de papel y en cada uno está escrito el nombre del campo de entrenamiento al que irán. Empezaras sacando tú, Jabu.

Jabu: Señor. –Dijo tomando un papel de la caja y se lo da a Tatsumi.

Tatsumi: Tú irás a Huron, Argelia. Otros dos niños agarran un pedazo de papel y se lo dan Shiryu, tú irás a los cinco picos en China. –Le dijo a Shiryu– Nachi, tú a Liberia. –Le dijo a Nachi.

Seiya toma un pedazo de papel y se la da al mayordomo.

Tatsumi: Seiya, al campamento de Ateneas. –Dice y por alguna extraña razón ese nombre le resulta familiar a Himea.

Seiya: ¿Al campamento de Ateneas? –Pregunta.

Tatsumi: Sí. Ahí nacieron los Caballeros. Geki, tú a Canadá. Hyoga, al norte de Siberia.

Al decir el lugar, Hyoga pensó que ahí estaba su madre.

Tatsumi: ¡Deprisa, Shun! ¡No nos hagas perder el tiempo! Toma un papel. –Lo apresuro haciendo que Shun tome un pedazo de papel y se lo da– Shun irá a... ¡La Isla de la Reina de la Muerte! –Dijo con sorpresa.

Shun: Aceptó mi destino. –Dijo aceptando.

Tatsumi: Eres el único que no tiene ninguna probabilidad de sobrevivir allí. No eres lo bastante fuerte.

Los otros niños murmuraron sobre el lugar al que le tocó a Shun.

Tatsumi: ¿Sabes al menos lo que te espera allí? ¿Has oído hablar de la Isla de la Reina de la Muerte? –Le pregunta a Shun y el niño negó con la cabeza– Te lo explicaré, Shun. Es el mismo infierno, se encuentra sobre la línea del Ecuador; allí la tierra brilla como el sol y durante todo el año una lluvia de fuego se abate sobre ella. La vegetación así como cualquier otro tipo de vida es prácticamente inexistente; los que han sobrevivido en esas condiciones infernales, han quedado traumatizados para siempre.

Shun: Pero... yo... –Trata de protestar.

Ikki: ¡Me gusta, necesito unas vacaciones! ¡Iré en su lugar! –Dijo determinado.

Tatsumi: Lo siento, aunque seas su hermano mayor. No puedes cambiar su destino. ¡Imposible! –Ikki va hacia él y lo empuja.

Ikki: ¡Un momento! ¡Qué importa quien vaya allí! ¡Lo que cuenta es volver con la Cloth.

Shun: ¡No puedes hacer eso! Escucha... –Trató de hacerlo razonar.

Ikki: Tranquilo. ¡Pase lo que pase, te juro que algún día regresaré a casa! ¡Aunque debes prometerme, que en mi ausencia, te comportaras con dignidad! –Le pidió a Shun.

Shun: ¡Nii-san!

Tatsumi: ¡Tú no tomarás su lugar! –Le intenta reclamar cuando llegaron las familias Kido y Kurusugawa.

Mitsumasa: Espera, Tatsumi. –Dijo deteniendo al mayordomo y eso sorprendió a los niños.

Tatsumi: ¡Señor!

Ikki: ¿Qué querrá? –Preguntó.

Tatsumi: ¡Un poco más de respeto! –Lo regaño y le dio una bofetada, lo que molesto al niño– ¡Y no me mires así! –Volvió a darle otra bofetada, haciendo que los dos hermanos se tropezaran y cayeran al suelo– Ahora verás. Agarra a Ikki de la camisa.

Mitsumasa: ¡Ya, está bien! –Grita, deteniéndolo.

Tatsumi: ¡Pero, Señor!

Mitsumasa: ¿Acaso me vas a desobedecer delante de mis invitados? –Pregunta enojado e incluso Himea estaba enojada de que él pusiera un dedo sobre Ikki.

Tatsumi: No. –Lo suelta y se aleja.

Mitsumasa: Escucha... Todo lo que ocurre en la Tierra obedece las leyes del destino. Y creo que tu destino es ir a la Isla de la Muerte. Por eso te concedo el derecho de ocupar el lugar de tu hermano. Solo tu destino ha decidido al lugar donde irás, les deseo a todos lo mejor en esta empresa.

Ikki: ¡Por favor, no me haga reír! ¡A usted que más le da que regrese vivo! ¡Solo los Kurusugawa les importamos! –Dijo caminando molesto, dándole la espalda al anciano.

Tatsumi: ¡No te pases de listo, niño! –Dice, pero Mitsumasa lo detuvo con su brazo.

Mitsumasa: No, déjalo.

Seiya: –Se acerca a Mitsumasa– Maestro, ¿me promete que podré ver a mi hermana, si después de estos 6 años, logró volver con la Cloth? –Pregunta.

Mitsumasa solo asintió con la cabeza y con eso Seiya se retira.

Mitsumasa: «Sí, estoy seguro de que lo comprenderás.» –Pensó.

~

En otro cuarto, Ikki estaba atado de cabeza y Tatsumi lo estaba pegando con un bokken (Nota: el bokken es una espada japonesa hecha de madera para entrenar)

Tatsumi: ¡Esto te enseñará a no humillarme delante del Maestro y de los Señores e señorita Kurusugawa! ¡Te voy a enseñar a respetar!

Ikki: ¡Me vengaré! ¡Lo juro! –Dijo para después ser llevado en un barco.

《End Flash Back》

Seiya: Y después de haberlo azotado, Tatsumi embarco a un Ikki más muerto que vivo con destino a la Isla de la Reina de la Muerte. Ahora comprendo por qué ha cambiado tanto. ¡Es su odio lo que le ha permitido sobrevivir ahí!

Nachi: ¡Caballero, acabas de cometer un gran error! No es contra Jabu, Shun, ni Ace contra quien debes combatir este torneo. El destino ha decidido que te enfrentes conmigo. ¡Con el Caballero del Lobo! –Llama su Cloth, esta al escuchar su llamado, la Pandora Box reaccionó, se abrió para revelar: la Cloth del Lobo y se desacopla.

Nachi se puso la Cloth: Primero la protección de los brazos, a continuación, la protección de las hombreras, después el cinturón y el peto, después protección de las piernas y pies y por último el de la cabeza; él aterrizo de pie en el ring, listo para hacer trizas a su oponente, pero Ikki no se movió de su sitio.

Nachi: Caballero. ¿Crees que eres el único que ha sufrido durante estos 6 años de entrenamiento? Para ganar nuestras Cloth, todos hemos pasado mil penalidades.

Seiya: ¡Ten cuidado! ¡Desconfía! –Le advirtió.

Nachi: No es para tanto. ¡No es diferente a nosotros!

Ikki: Así que, ¿crees que has sufrido? Pues eso no es nada comparado con lo que te espera, Caballero. –Dijo sin diferencia y el caballero del lobo se puso en guardia.

Shun: ¡Esperen, no! –Trato de decirles, pero no le hicieron caso; Seiya y Shiryu le ayudaron a Shun con un Jabu herido, Shun bajo del ring junto con los otros.

–Vamos asistir ahora el combate eliminatorio que debió realizarse la semana pasada, entre el Caballero Fénix y el Caballero Lobo. –Dijo el anunciante y la gente se emociono.

Ikki: ¡Detengan esto! ¡No he venido para luchar en estos estúpidos combates! ¡He venido para cumplir con mi venganza! –Concluyó.

Nachi: Me parece que hablas demasiado para lo poco que haces. –Comentó.

Ikki: ¡Ha! Pobre loco. –Dijo burlonamente, lo que le molestó a Nachi y se hizo un silencio; Ikki se le quedo mirando a Nachi y él sudaba por la frente.

Ikki solo apuntó su puño a Nachi y pareció enviar lo que parecía una mini descarga eléctrica en su frente. No parecía mucho, pero fue suficiente para paralizarlo.

Seiya: Lo ha inmovilizado por completo. –Dijo al ver lo que estaba pasando.

Shiryu: No entiendo, Seiya. –Le dijo.

Nachi seguía inmóvil, sin saber que hacer.

Saint Ace: Es una de las técnicas más eficientes y eficaces, ataca tanto físicamente como mentalmente al oponente por lo que da entender que esa técnica es de base psíquica.

Seiya: ¿Qué dices? –Pregunto viéndole.

Saint Ace: Esa técnica moldea sus efectos de varias maneras, generalmente tortura a la víctima con sus peores temores, angustias o miedos y le produce pesadillas espantosas y surrealistas casi indistinguibles de la realidad, mostrándole a la fuerza ilusiones o alucinaciones abominables creadas directamente en el propio cerebro de la víctima, inspiradas, en general, en su propia vida y su inconsciente, o bien revive momentos felices en su vida parodiado con un fin trágico o bien situaciones desagradables, como puede ser la muerte de un ser querido o la propia muerte. Todo ello acrecienta los miedos más ocultos de su alma hasta destruir su capacidad reactiva, la víctima se ve afectada por un pánico paralizante, se queda inmóvil, a veces sufre convulsiones o temblores, en un estado semi-catatónico o de coma, incapaz de atacar o defenderse. –Explicó.

Nachi ve un enorme puño que estaba cada vez más cerca de él.

Nachi: No puede creerlo. ¿De dónde habrá salido ese puño tan grande? –Se dijo a sí mismo y el puño destroza su Cloth por completo, poco a poco; pero en realidad, seguía de pie, con la armadura completa, paralizado y sin poder atacarlo, comienza a gritar y se agarra la cabeza hasta que se detiene.

Seiya: ¿Qué pasa? –Pregunto– Lo ha mirado por un segundo y lo ha paralizado.

Shiryu: Creo que esta horrorizado.

Ikki: Eso le ocurre por intentar desafiarme. Simplemente lo he dejado sin alma. –Dijo.

Shiryu/Seiya: ¿Qué? –Preguntaron, sin entender lo que dijo.

Ikki se acercó a Nachi, solo le puso un dedo y lo empujó. El inmóvil Nachi cae al suelo sin moverse.

–¡Y el ganador es el Caballero de Fénix! –Dijo el anunciante y el público estaba sorprendido por lo que hizo.

Seiya: ¿Qué tienes? ¡Contesta! –Trata de hacer reaccionar a Nachi, pero este no contestaba– «¿Como pudo hacerle eso? Ni con un golpe fuerte, podría derribarlo de ese modo.» –Pensó, al dirigir su vista a Ikki, que mostraba superioridad.

Shiryu: ¡Dice que ha matado su alma!

Hyoga: Si domina esa técnica... es invencible.

Shun: ¡Eso es horrible!

Sin prestar atención a los comentarios de los otros Caballeros, Ikki se volvió hacia el asiento donde estaba sentada Saori.

Ikki: ¡Tatsumi! –Grito con voz furiosa, apuntó su puño hacia él, enviándole un golpe magistral, lo que lo hace retroceder y aterrizar en la pared– ¡Hace 6 años que esperaba este momento! ¡Todavía me quema la carne por tus golpes!

Saori: ¡Detente! –Le pide.

Tatsumi estaba temblando, recordando los golpes que le dio desde que Ikki era niño.

Tatsumi: Jamás pensé que saldría vivo de la Isla de la Reina de la Muerte. –Dijo con una voz un poco temblorosa.

Ikki miró a todos los Caballeros con desdén y desprecio. Confiado en él, tenía una sed loca de sangre.

Ikki: ¿Quién quiere combatir? Seiya, Shiryu... ¿O tal vez Hyoga? ¿O prefieren atacarme todos al mismo tiempo? Me da igual.

Saint Ace: ¡Es suficiente, Fénix! –Dijo caminando delante de ellos.

Ikki: ¿Tú? –Pregunto al verle.

Saint Ace: Así es. Fénix, tú y yo venimos del mismo infierno. Es por eso que he regresado para detener vuestras intenciones malignas. Porque cuando el mal desciende a este mundo, yo despierto para protegerlo... ¡Como la Caballero de la Tierra!

Shun: ¡Basta, te lo ruego! –Le pide e Ikki solo se burlo de eso.

Ikki: He disfrutado mucho asistiendo a tus estúpidos combates. Aunque no he visto un rival para mí. –Pateó a Seiya y lo hizo caer a las cadenas en la arena. Luego a Hyoga que retrocede y luego a Shiryu.

Shun: ¡Detente, no! –Rogó, al borde de las lágrimas.

Ikki detuvo su gesto como si la súplica de su hermano hubiera despertado una emoción en él. Pero no, fue diferente.

Ikki: No vale la pena. Seiya acaba de salir del hospital, en cuanto a los otros dos me resultaría muy sencillo acabar con ellos.

Seiya: Eres un... –Dijo levantándose con apoyo de su brazo lastimado.

Saint Ace salto, estaba en la arena y se preparo para luchar contra él. Le mira asombrado de que estuve allí en un segundo.

Ikki: Jajaja... ¿Hablabas en serio en combatir contra mí? Bueno, entonces, por tu coraje, no me contendré.

Saint Ace deja salir su Cosmos y la rodea. A su alrededor comienza a sentir calor, luego la libera, las llamas se desvanecen y luego miro a Ikki. Parece asombrado de ver que posea un Cosmos poderoso.

Ikki trató de atacarla con lo mismo que le hizo a Nachi, pero, para su sorpresa, le dio un puñetazo antes de que estuviera frente a ella. Incluso si su ataque la había alcanzado... nunca funcionará en ella. Luego, desde su puño, lo envío de regreso, lo que lo hace caer al suelo.

Ikki: No eres tan débil como los demás. Entonces, usaré toda mi fuerza en ti. ¡Ave Fénix!

Saint Ace: ¡Golpe Carmesí! –Crea unas llamas alrededor de sus brazos con las que golpea a Ikki, lanzándoselas.

Ambos ataques chocan entre sí, ya que tienen la misma fuerza. La temperatura comienza a subir aún más que el ring se pusiera roja a su alrededor. Ninguno de los dos se rendía.

Ikki usa su puño derecho mientras Saint Ace uso su llama hacia él. El lugar del ring e incluso el público desapareció, solo el fuego los rodeaba.

El clima templado muestra que estaban alcanzando los 40 °C, la temperatura máxima que la tierra podía alcanzar. Pero luego pasaron esa temperatura y subieron aún más como la temperatura de la lava de los volcanes. Incluso con esa temperatura no estaban sudando, eso hace que todos se sorprendan.

Saint Ace podía sentir los ojos de Seiya, Shiryu, Hyoga y Shun sobre ellos. Ella solo tenía una mirada seria mientras Ikki tiene una cara enojada mirándola. Esta fue una batalla de fuego y solo uno de ellos podía ganar.

Saint Ace se da cuenta que su ataque estaba empujando el ataque de Ikki hacia atrás.

La temperatura estaba llegando a los 70 °C, 80 °C, 90 °C... Luego se detuvo a 100 °C.

Ikki parecía más enojado y conmocionado al mismo tiempo mientras su ataque se dirigía hacia él. Intentó elevar su Cosmos y ahora estaba empujando su ataque hacia Saint Ace.

Saint Ace respira hondo y se concentra en su ataque, empujándolo hacia él. Esto hace notar que su poder estaba aumentando nuevamente y también la temperatura.

Saint Ace: ¡Terminaré esta batalla de un solo golpe! –Concentra su Cosmos en su puño– ¡Inugami Guren! –Produce una ola de magma a la que da forma de cabeza de perro y se la lanza a Ikki, haciendo que caiga herido al suelo.

La temperatura bajó inmediatamente a la normalidad. Ikki respiraba con dificultad mientras Saint Ace está perfectamente bien, sin ninguna gota de sudor o agotamiento.

–¡Deténgase, maestro! –Dijo una voz con amargura y rabia– ¡Dejelos! ¡No son dignos para usted, salvo la Princesa de Fuego!

Varios Caballeros con la misma armadura que el Fénix se mantuvieron firmes justo encima de las gradas del Coliseo. Excepto que en lugar de ser de color, eran tan oscuros como una noche sin estrellas.

Saint Ace: «¿"Princesa de Fuego"?... ¡Qué ridículo apodo me habéis puesto!» –Pensó.

Hyoga: ¿Qué sucede?

Seiya: ¿De dónde salieron esos hombres? ¿Por qué llevan todos una Cloth negra? –Pregunto agresivamente.

–¡Somos los Caballeros Negros y obedecemos las ordenes de Fénix! –Respondió uno de ellos.

Seiya: ¿Los Caballeros Negros? –Pregunta.

A Ikki se le dibujo una malévola sonrisa en el rostro.

Hyoga: «Caballeros renegados que se distinguen por su Cloth negra. ¡Entonces si es cierto que existen! El único objetivo de los Caballeros es luchar por la justicia. Pero estos renegados solo combaten por su propio interés. Viven en un mundo demoníaco y destruyen todo lo que se les cruza en su paso. Han vendido su alma al diablo para conseguir sus fines y han formado una orden que amenaza la paz del mundo.»Pensó, al recordar que clase de caballeros eran los que se presentaron.

Ikki: ¡Hinhinhin! ¡Gobernaremos el mundo! –Dijo con orgullo y crueldad.

Shun: ¡No puede ser! Mi hermano ha cambiado de ideas, se ha convertido en un aliado de Satán.

Todas las sombras se colocaron detrás de los Caballeros que no tuvieron tiempo de hacer el más mínimo movimiento. Estaban completamente rodeados y amenazados con ser asesinados si intentaban algo.

–¡No te muevas! –Dice el hombre detrás de Seiya.

–¡Ha sido más fácil de lo que pensábamos!

–Mientras perdían el tiempo luchando entre ustedes, estudiábamos sus técnicas. –Dicen los que están detrás de Shiryu y Shun.

–Podemos acabarlos en un solo segundo. –Dice el que está detrás de Hyoga. Y todos se ríen.

Seiya, Shiryu, Hyoga y Shun estaban completamente abrumados. Saori también en otro lugar.

Ikki: ¡Es hora de irnos! Ya nos hemos divertido bastante por hoy. Antes, vamos a tomar un pequeño recuerdo.

Seiya: ¿Un recuerdo? –Pregunta, luego todos veían hacia arriba y luego jadearon.

Las sombras se colocaron frente a la Urna Sagrada que contenía la Cloth Dorada. Ikki chasqueó los dedos y hundió el Gran Coliseo nuevamente en la oscuridad.

Destellos rojos aparecieron de la nada. Esto sumió a la audiencia en terror y a los Caballeros en completa incertidumbre, preocupación y miedo. No sabían qué iban a hacer las Sombras, pero estaba claro que no tenían buenas intenciones.

Para sorpresa de todos, la Urna Sagrada se abrió y lanzó su contenido.

Seiya: ¿Qué es eso?

La Cloth Dorada salía de la Pandora Box y todo el público era testigo de eso, viendo como era robada.

Saori: ¡No! ¡No pueden hacer eso! –Exclamó.

La Cloth Dorada desapareció y el cielo estrellado del Coliseo se reavivó mientras las Sombras dejaron a los Caballeros del Zodiaco y se unieron a Ikki, quien consideró que había terminado su misión por el día.

Ikki: Hermano. No te mataré hoy ni a ti ni a los otros. De momento, les perdonó la vida.

Ante estas palabras, hizo un gesto a sus secuaces para que se fueran y huyeron con ellos.

Seiya: ¡Espera! –Trata de detenerlo, pero ya no estaba el Fénix.

La Urna Sagrada se derrumbó de donde estaba y casi cayó sobre la audiencia del Coliseo que apenas tuvo tiempo de alejarse antes de llegar al suelo. Todos notaron que estaba vacía mientras una risa maliciosa se reía de Saori, pero especialmente de los Caballeros antes de desvanecerse y dejar a los Caballeros llenos de amargura.

Saori: ¡Hemos de recuperar la Cloth dorada, cueste lo que cueste! –Comentó.

Seiya: ¡No escaparás, Ikki! Porque te seguiremos hasta el fin del mundo.

Shun: «Nuestro destino es que seamos hermanos... ¡no enemigos!» –Pensó, sollozando entre lágrimas.

Saint Ace: –Se acerca al grupo que consolaba a Andrómeda– ¿Creéis que llorando lo vais a recuperar?

Todos: ¿Eh? –Le ven confundidos.

Saint Ace: Poneos de pie. No tenéis tiempo que perder.

Seiya: ¡Espera un momento!

Shiryu: ¡No sabe lo mucho que Shun quiere a Ikki!

Hyoga: No sé quién eres o de dónde vengas, pero, ¡no permitiré que alguien le falte el respecto a nuestro amigo!

Saint Ace: ¡Si Kurusugawa Himea os viera en tal patética situación os reirá de vosotros!

Seiya: ¡¿Qué fue lo que dijiste?! –Dijo ofendido.

Saint Ace: ¡El juramento de los Caballeros! ¡El primero! ¡Un Caballero siempre debe mantener la cabeza en alto y seguir adelante! Venga, volveos más fuertes.

Shun: No sé si pueda... –Murmuró en voz baja.

Saint Ace: Entonces no eres digno de llevar la Cloth que Selene hizo. ¡Rubius! Trastearle por la huella cósmica que dejo en el lugar. –Ordenó.

Rubius: [¡Hai!] –Acata su ordene y se va al igual que Saint Ace.

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