Capítulo XIII: Tensión
Las tensiones proseguían, pero ahora eran llevadas al recinto de la cámara honorable del congreso nacional. Todo el arco político de la cámara de diputados y senadores habían sido convocados allí por el presidente de la Nación.
El encuentro con todos los funcionarios públicos se llevó a cabo en el antiguo salón del congreso nacional. Los mismos llegaban muy enfadados y molestos por las medidas tomadas por el gobierno nacional, sin embargo, era la primera vez, que al congreso no se le permitía ingresar a la prensa, la asamblea era a puertas cerradas.
En la reunión, Augusto ocupaba el asiento presidencial, a su lado se encontraban, Florencia, la vicepresidenta de la nación, Máximo, su asesor presidencial, los lideres de las fuerzas de seguridad nacional, Juan Ignacio y Lorenzo, por último, pero no menos importante, Álvaro, el encargado de las relaciones internacionales como embajador.
Las murmuraciones y palabrerías hacían poco provechoso el encuentro, los insultos entre los partidos, los cantos uno en contra de otros, este colmó la paciencia de Augusto que esperaba que hicieran silencio en algún momento para lograr decir a lo que venía.
—¡¡SEÑORES!!—vociferó Augusto a fuerte voz, logrando que el recinto se volteará a verlo y escuchará.
—Su excelencia los ha citado hoy aquí, no para darles catedra de política, mucho menos para sermonearlos sobre el respeto a la autoridad presidencial, hoy los reunimos en convocatoria sobre un asunto que nos compete a todos como Nación.—inquirió Florencia.
—¡¡VAYANSE!!, ¡¡QUE SE VAYAN!!—decían los cantos opositores.
—Nadie se va a ir a ningún lado señores legisladores, porque nosotros no le tememos a nadie, mucho menos a las mafias que hay detrás de ustedes y que son sus propios partidos políticos.—espetó Juan Ignacio con una mirada intimidante.
—Sobre todo, nosotros como miembros de las fuerzas de seguridad, trabajamos y lo seguiremos haciendo hasta el último momento, por restablecer el orden en las calles, para eso hemos sido elegidos por el pueblo.—formuló Lorenzo.
—El motivo por el cual fueron convocados es la cuestión Malvinas y nuestro embajador hará uso de la palabra para explicárselos.—declaraba el presidente nacional.
—En el día de la fecha, los diputados y senadores de la república Argentina, se reúnen en reunión extraordinaria para tratar la cuestión Malvinas, sabemos cómo nación que este asunto es delicado por varios motivos, políticos, diplomacia, sentimientos, memoria y recuerdos que nos traen a la nostalgia del siglo paso, que se ve lejano, pero este asunto, nos recuerda lo acontecido y nos vuelve al presente de aquella época.
—continuó el relato.—Desde el momento de nuestra asunción, todos saben aquí, que nuestro objetivo de candidatura apuntó a la recuperación de las mismas, hemos trabajado duramente para entablar relaciones internacionales y compras de armamento militar avanzado a esta década.
Sabemos bien que, los arcos políticos que nos rodean, posiblemente, no coincidan con este pensamiento nuestro de solidez y compromiso de palabra...—¡¡VAYANSE!!—interrumpían el discurso.
—Diputado le pido respeto sobre el discurso del embajador que, en pocas palabras, son las que mi gobierno quiere trasmitirle a todos aquí.—expresó Augusto.—Continué embajador.—solicitó el presidente.
—Como decía, compromiso y solidez, que pensamos mantener hasta el final de nuestro gobierno, es por eso diputados y senadores, que nuestro presidente nacional, Augusto Quiroga, solicitó al gobierno del Reino Unido que este asunto sea resuelto cuanto antes por vías diplomáticas. Sin embargo, el gobierno inglés se niega a la resolución de la disputa y los acuerdos de negociaciones que la misma organización de naciones unidas a establecido desde el momento del conflicto, del que ya hacen más de 60 años.
Es por esto, que, si bien como nación, prestigiamos la paz y la diplomacia, y nuestro gobierno prima esos propósitos, los vemos atentados, contra una postura totalitaria que se niega a devolver tierras que no le pertenecen y que nos fueron heredadas de España.
Por consiguiente, a partir de este modo y por decreto nacional, se sentencia y proscribe ante ambos recintos con mayoría de participación, la solicitud del presidente nacional a los altos mandos de las fuerzas armadas y de seguridad, de las cuales él preside como comandante, a la implementación, organización y efectuación del segundo conflicto armado, bélico y estratégico de recuperación de las islas Malvinas Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes en el Atlántico Sur, pertenecientes al territorio de la república nacional Argentina.
Se solicita por este único decreto, que las tierras sean recuperadas por fuerza mayor, que se retire a los habitantes en el territorio y las islas queden bajo la custodia y defensa de las fuerzas armadas argentinas. El ejército que será enviado en no más de veinte días serán los que proscribe el decreto veintitrés mil, cuatrocientos dos, en el cual se pide que sean todos los residentes en las cárceles del territorio argentino, los que reciban formación para el enfrentamiento. A todos ellos, luego del enfrentamiento, se les reconocerá como protectores y defensores de la patria, en muchos de sus casos, reduciendo su condena o en el caso de delitos menores, otorgándoles la libertad.—finalizó el embajador.
—Muchas gracias, se levanta la sección.—espetó Florencia, a lo cual todo el equipo presidencial se puso de pie para retirarse.
Las murmuraciones comenzaron, entre ellas, que el gobierno nacional era un montón de lobos hambrientos de poder, que se derramará la sangre de todo el pueblo por un pedazo de tierra y algunos que esto que escucharon, aún no lo procesaban, no podían entender, como hablaban de guerra con tanta naturalidad.
—Señor presidente, ya sabe cómo son, lo importante es que todo salió mejor de lo que se esperaba y esta noche podríamos festejar por ello.—decía Máximo, sus primeras palabras en toda la mañana.
—Sabes bien que ahora ni tú, ni yo, tenemos el tiempo suficiente para eso.—Augusto caminaba por los pasillos del congreso junto a Máximo.
—Bueno, pero si no puede dormir en la noche, ya sabe dónde encontrarme.—decía este de manera provocadora.
—Está bien Máximo, anda, sigue trabajando, que para eso te trajo Florencia.—formulaba el presidente a modo de persuadirlo de sus boberías.
—Ah, no sé, yo puedo hacer muchas cosas a la vez, es un hábito adquirido.—dijo Máximo sonriendo y siguió su camino a prisa.
CONTINUARÁ...
NOTA: Recordamos que todo lo narrado es absolutamente ficción, creada por Alexis Saavedra, autor-escritor de esta obra. La misma no tiene ninguna intención de realizar, incitación, inducción o instigación al odio, al contrario, solamente es con la intención de entretenimiento para con los lectores.
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