Capítulo VI: Soberanía sobre las Islas.
23 DE MAYO, BUENOS AIRES, ARGENTINA.
El reclamo por parte del nuevo gobierno nacional argentino recién comenzaba, pero no debía perderse el tiempo, lo menos que le quedaba, era tiempo, tan solo a meses de cumplirse la finalización del reclamo de soberanía, sobre el territorio de las islas, las estrategias de "rescate", así le llamó Augusto a su maniobra de conflicto Bélico.
Poco a poco iba generando rumores acerca de que era aquello que planeaba el presidente argentino, para muchos, una locura, Argentina se estaba metiendo contra una potencia mundial, pero no sería la primera vez, ahora quedaba no fallar, en este plan no cabía la posibilidad de perder la guerra.
Augusto, lo sabía, por eso decidió preparar a más de trecientos mil presos encarcelados en la cárcel de devoto y Ezeiza, para convertirlos en soldados, podríamos decir que sí era una locura, una locura justificada, Augusto pensó, esta vez la sangre inocente no debe ser derramada, nuestros presos irán a la guerra, de ese modo, solucionaría el poco espacio que quedan dentro de las mismas.
Perú; una vez más, apoyaría a la República Argentina en su heroica hazaña de recuperar lo que en algún momento le fue arrebatado, pero no era seguro que todos los países vecinos apoyarán al gobierno, por lo cual Augusto, una vez despidió a la presidenta de Rusia ante su acuerdo firmado, programó una gira por algunos países estratégicos en el conflicto, como Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Venezuela y Colombia. Todos estos en unidad, podrían quitar a los británicos e ingleses de sus aguas marítimas y atlánticas de una vez por todas.
—¿En verdad estás seguro de que esto funcionará?—expresaba Máximo con inseguridad ante la espontánea gira presidencial.
—Estoy sumamente seguro, debo convencer a los países vecinos que deben apoyarnos.—decía convencido Augusto.
—Está bien, haré los preparativos del bicentenario desde la avión.—enunciaba Máximo, ante la celebración del 25 de Mayo que sería en dos días.
—¡Buenas!, como están par de tortolos.—formulaba Florencia ingresando al salón.—Vi por las noticias que tenemos el acuerdo cerrado con los rusos.—expresaba finalmente.
—Así es, Florencia.—alegó Augusto terminando de alistarse para su viaje.
—¿Se puede saber a dónde van?—interrogaba la vicepresidenta.
—Tenemos una breve gira presidencial, estaremos de regreso para el bicentenario y justamente tú vas a ayudarme con los preparativos.—exponía Máximo.
—¿Por qué debería ayudarte?—exclamaba Florencia.
—Porque eres la vicepresidenta y debemos tener la mejor ceremonia de todas.—enunciaba Máximo.
—Sí es así, te estaré avisando los arreglos que haremos.—decía Florencia retirándose del lugar, mientras marcaba a alguien en su teléfono.
Augusto y Máximo iniciaron sus viajes por los países que le servirían de ayuda para encarar las estrategias para con conflicto de islas Malvinas. Comenzando, así, por Chile, el punto central de su gira, ambos países juntos para dialogar acerca de los acontecimientos históricos. El país chileno se encontraba en una posición socios histórica de traición a su país vecino, la pregunta era, si esta vez iban a estar del lado británico o argentino en cuanto al conflicto bélico.
Las partes diplomáticas, si no aceptaban a posicionarse al respecto iban a poner sanciones a la seguridad de su estado y si se posicionaban a favor de los británicos, también iban a implementar sanciones, las mismas prohibiría a cualquier avión que no fuera de nacionalidad argentina, sobre volar por encima de su territorio y se daría la autoridad de ser derribados por las fuerzas armadas argentinas. De eso modo, Chile, no tuvo más remedio que extender su mano al país vecino, reconociendo su soberanía sobre las islas.
En cuanto a los demás países como Uruguay, Brasil y Paraguay, el presidente Augusto debió dialogar tanto para convencerlos que con cada presidente pasó al menos cinco horas de diálogo a puertas cerradas, sus ideas políticas convencieron a estos países, dando la esperanza de un proceso social reorganizable que demostrase la eficacia se estos países emergentes en camino de la libertad.
Perú y Bolivia, por otro lado, recibieron a Augusto, como a un hermano que llega a casa, las desigualdades sociales habían cansado a estos pueblos y sacar a los británicos de la región demostraría el futuro no tan lejano ideal de un país como la Argentina a ser potencia mundial y de ese modo arrastrar a toda Latinoamérica a recuperar las riquezas robadas por la piratería inglesa.
Todo marchaba según los planes, el conflicto que el país de Chile había generado en reclamo por la plataforma continental, fue repudiable en aquella época, alrededor de los años 2021. Ahora, el nuevo gobierno argentino, no perdonaría traiciones o se enfrentarían a quién fuera preciso para mantener una total soberanía sobre su territorio.
Cuba, Ecuador, Venezuela y Colombia, también apoyaban a Argentina, sobre todo en Europa, el país contaba con el apoyo de España, Máximo, había hablado con el gobierno español y se llegó el acuerdo de armar una estrategia para recuperar Gibraltar e Islas Malvinas en apoyo mutuo, a su vez, Rusia se comprometía a brindar todo lo necesario para el enfrentamiento bélico.
La estrategia de apoyo era un éxito, el gobierno de Augusto se preparaba para recibir en pocos días todo lo solicitado al país ruso, pero mientras tanto, los dos jóvenes del poder político que habían viajado por todo el sur de América ahora podían pasar un tiempo a solas de regreso a Argentina en la avión presidencial.
—Ha sido un gran logro esta pequeña gira...—comentaba Máximo, recordando que solo quedaba regresar y celebrar el bicentenario patrio.
—Es cierto, ha sido gracias a ti en gran parte.—dijo Augusto con una media sonrisa.
—Si, claro, como si me hubieras extrañado en mi ausencia.—respondió Máximo con algo de sarcasmo.
—Tampoco puedo decir que no lo hice...—refutó Augusto, mientras terminaba de arreglar unos asuntos en su teléfono móvil.
—Entonces si me has extrañado.—continuó Máximo apoyando su mano sobre la entrepierna de Augusto.
—Oye, aquí no es apropiado...—explicó Augusto mordiendo su labio inferior.
—Te llevaría al baño de la avión, pero aún no estás listo para esa conversación.—decía Máximo algo burlesco.
—Atención tripulantes, Sr. presidente y acompañantes, estaremos aterrizando a la brevedad, hacer el favor de abrochar sus cinturones y quedarse en sus asientos hasta que hayamos arribado al aeropuerto internacional de aeroparque, muchas gracias por elegir viajar con aerolíneas argentinas, haciendo huella desde el cielo.—así el viaje presidencial llegaba a su culmen.
CONTINUARÁ...
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