⌘DOCUMENTOS RECUPERADOS (9)
*Fragmentos de cartas de Emmanuel Callahan para Alyssa Polanova que nunca tuvieron respuesta. Fecha estimada entre 1969 y 1975*
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Querida Alyssa:
Te casaste. Alejarme era una cosa y saber que uniste tu vida a alguien más, es distinto. Te vi salir de la iglesia, vestida de blanco, como te hubiera imaginado conmigo, si hubiésemos necesitado mostrarle al mundo nuestro voto de amor eterno.
Es ridículo que lo hayas hecho. No amas a ese hombre y tampoco será eterno. Lo único interminable en nuestras vidas es la conexión entre nosotros. Sin embargo, tengo que admitirlo, te veías hermosa, tanto que los celos desaparecieron.
No creas que no me percaté de tu falsa sonrisa, era lo único que arruinaba tu aspecto.
(...)
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Estás embarazada y lo primero que hice fue hacer los cálculos para saber si era mi hijo.
Me dolió como un puñal en el pecho saber que te entregabas a él mientras tú y yo pasábamos noches a escondidas juntos. Había pensado que en ese tiempo éramos solo nosotros, pero si después de que cortáramos comunicación, estuviste en sus brazos y engendraron un hijo, quiere decir que la intimidad entre ustedes jamás cesó.
No concibo la idea de un ser creciendo en tu interior. Ahora mismo lo odio porque no es parte de mí, lo odio porque lo amarás y no soporto saber que amarás a alguien más. Estoy celoso de una criatura que no ha visto el sol y a veces fantaseo con hacerlo desaparecer.
(...)
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Alyssa, la mujer de mis sueños. Hoy me enteré de que es una niña y conduje a la ciudad pensando que odiaría verla. Estuve en el hospital y los mismos pensamientos pasaban por mi mente, los de desaparecerla, pero entonces la vi y no tengo palabras para expresar lo que causó.
Es una niña y tiene tus ojos y tu piel y es un pedazo de ti. ¿Cómo podría odiar a alguien que viene de ti? Es imposible.
La amé tanto como sé que la amas desde el primer momento. Pienso en ella y sonrío, imagino cómo será verla crecer y no quiero perdérmelo. Es tan tuya que eso la hace mía y me siento padre.
Serás una madre excelente. Le enseñarás de la vida y le leerás a Allan Poe en las noches. Recitarás los poemas que sabes de memoria y le darás esas citas que bien guardas para que saque una enseñanza de cada experiencia en su vida.
Vi su nombre y eso solo me dio más razones para saber que es mi hija porque es mía sin importar lo que diga el mundo o lo que digas tú. Le pusiste Anna, como mi bisabuela, como siempre te dije que amaría llamar a una hija nuestra.
Puedes no contestar ninguna de mis cartas, pero esta, como muchas otras de tus acciones, es una muestra de tu amor. Sabías que lo vería, sabías que ese nombre me iba a dar la sonrisa que tengo al escribir esto, sabía que la iba a amar.
Anna.
Anna.
Anna.
Nuestra primera hija.
Te amo, por la eternidad. La amo a ella de la misma manera y las protegeré con mi vida.
M.
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(...)
¿Recuerdas a Regina? Esa chica tonta y devota que siempre me miraba, con la que una vez me dijiste que tuviera cuidado porque podía hacerse ilusiones si me acercaba a ella. Nos casaremos este domingo.
Mentiría si digo que no la escogí porque, en el fondo, en algún momento, sentiste celos de ella. Para qué mentir y decir que hay sentimientos de por medio. Podía escoger a la que fuera, caería a mis pies, pero Regina me dará lo que quiero y es obediente y callará para mantener las apariencias frente a esa iglesia.
Me vuelven a ver como el demonio que corrompe a otro de sus ángeles. Me vuelven a dar ganas de convertirme en un monstruo. He pensado en volver a las cuevas, en encontrar una entrada oculta. Puedo explorar el lugar y quizás dar con una, pero eso es algo que solo quiero hacer contigo.
(...)
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Hoy nació Robin. Sabes muy bien por qué le puse ese nombre, es el que tú querías para un hijo nuestro. Nació el día que escogí, el que debía ser, el mismo que Anna, y cuando lo miré a los ojos por primera vez sentí lo mismo que cuando vi a nuestra hija.
Es hermoso como tú y sé que lo amarás cuando lo veas, que te lamentarás de estar perdiendo los primeros momentos de tu hijo. Quiero decirte que no importa, que yo también lamento haberme perdido los primeros pasos de nuestra Anna.
(...)
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(...)
Ayer Robin corrió por primera vez y sentí como si hubiese sido ayer su nacimiento. Lo imagino jugando con Anna, riendo con ella. Nos imagino juntos viéndolos crecer. ¿Por qué nos castigas de esta forma? No solo a mí, a ellos. Estás privando a dos niños de estar juntos, de pertenecerse de la misma manera en que nosotros nos debemos el uno al otro.
Ayer volví a soñar contigo, pero es tan extraño cuando no pasa que no vale la pena contarlo.
(...)
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Querida Alyssa:
Hoy la confesión que tengo para ti es devastadora. Robin cumplió cuatro años y, al despertar, le llevé su regalo a la cama. Me miró con los ojos adormilados y lo que vi en ellos fue la más oscura de las noches, no el verde de los tuyos y los míos. Por primera vez pensé en que otra mujer lo dio a luz y salí corriendo de la habitación y lo hice llorar.
Ahora Robin piensa que no lo quiero. Sabes que eso no es verdad, tú mejor que nadie podrás entender lo que me pasó, pero nunca mi amor por mi hijo puede ser puesto en duda, como mi amor por ti y por Anna. Me dejé llevar y perdí el control.
Es esta mujer que vive en mi casa. Apenas hablamos, dormimos separados y las pocas veces que la he tocado, antes del nacimiento de Robin, me sentí sucio. Te imaginé en mis brazos, dije tu nombre y fue a ti a quien besé y toque, pero al terminar estaban esos ojos negros.
Los odio y nuestro hijo los tiene.
(...)
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Feliz cumpleaños al amor de todas mis vidas.
Hace tres días Robin y Anna cumplieron cinco y seis años. Sé que le hiciste una fiesta, te vi, los vimos de lejos porque lo llevé conmigo. Ese día Robin supo de ti, le conté todo y añoré que pudiéramos acercarnos a esa casa para estar con ustedes.
Nuestros hijos están perdiendo años preciados juntos y yo te extraño cada día más.
Para mí es inevitable pensar en que hace doce años fue el primer y único cumpleaños que nos dieron la oportunidad de pasar juntos. Recuerdo la tarde en el lago, en el bote, contigo recostada a mi pecho mientras me escuchabas leer. Recuerdo que fue la primera noche que pasamos juntos y dormiste entre mis brazos.
¿Cuándo volveremos a tener un día así?
El dolor que siento en el pecho no se apaga con nada y en fechas especiales es imposible ignorarlo. Tampoco he tenido fuerzas para ir de nuevo a la ciudad para verte. Siento que el tiempo se me acaba, que me consumo sin ti y lo único que me mantiene a flote es nuestro Robin.
Te extraño, Alyssa.
Una vez me salvaste en esa cueva. Por favor, vuelve a salvarme. Te necesito.
M.
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