Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 51

Robin

Lancé otra de las piedras que tenía en la mano hacia el lago, rebotó y se deslizó hasta que la perdí de vista. La superficie estaba congelada. Si hubiese tenido unos patines de esquí, lo habría usado, como el año anterior, cuando Anna y su padre no vivían en la cabaña.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Ray en lo que subía al porche

Tomó asiento a mi lado en el banco de madera e imitó mi pose, apoyando los pies en la barandilla frente a nosotros.

—Esperando a Anna. ¿Tú?

Ray me robó una piedra y la lanzó al lago congelado.

—Mi madre no puede ni mirarme a la cara y lo peor es que no está enojada, sino triste. Así que lo mismo que tú, esperar a Anna para no dormir en la calle.

—Eso te pasa por meterte en donde no te llaman.

Te pasa por mi culpa, como todo. Siempre se mete en problemas por mi culpa.

No dijo nada para contradecirme porque Ray nunca escuchaba mis palabras, sino mis pensamientos. Odiaba y apreciaba esa capacidad. Me observó de reojo.

—¿Y esa ropa?

Me encogí de hombros.

—Le pedí dinero a Anna para comprármela.

—¿En serio? Le quitaste dinero para comprar ropa que tirarás a la basura en cuanto pases la puerta de tu casa.

Puse los ojos en blanco.

—Eres igual de dramático que ella. Yo tengo dinero, ustedes tienen dinero. Deberían relajarse de una buena vez. Solo espero que ella sí me deje pagarle la matrícula de la universidad, así te animas tú y das tu brazo a torcer.

—Sigue soñando.

—Ya sé que no te dieron la beca, tu única opción es aceptar tu dinero.

—No es mío, es tuyo.

Chasqueé la lengua.

—Cuestión semántica.

—No quiero hablar de eso —murmuró al lanzar otra piedra a la nada.

—Pues deberíamos porque en unos meses nos graduamos y si tú y Anna se van a la universidad, yo me iré con ustedes.

Hundió las cejas.

—Pensé que estaría por siempre en Kencott River.

—Supongo que cambié de idea.

—No te ibas a ir a la ciudad si yo conseguía una beca.

—Pero ahora no tengo a una, sino dos personas a las que seguir. —Le dediqué una sonrisa—. Yo estaré donde ustedes estén.

Me quedé sin piedras que lanzar y el silencio dejó que escucháramos el suave sonido del aire deslizarse entre los pinos del bosque a nuestra espalda.

—¿No estás celoso?

—¿De quién?

—De mí y de Anna. Me ha sorprendido que no hayas perdido la cordura al ver que ella también me desea.

—¿Quién dijo que no me carcomen los celos?

—No parece.

—La verdad es que al principio sí, pero ya no.

—¿Por qué?

Me encogí de hombros.

—Son las dos personas más importantes en mi vida. Si los quiero a los dos a mi lado tengo que hacer sacrificios y si ella te quiere, no me voy a enojar por eso. —Lo miré—. Pero eso solo aplica contigo. Si toca a alguien más, lo mataré.

Ray exhaló un suspiro.

—¿La amas? —preguntó.

Me quedé viendo el horizonte, las formas oscuras de las montañas y los árboles lejanos al otro lado de lago congelado.

—Si la amas, yo me alejaría —agregó.

—¿Por qué? Estamos bien los tres o ¿no te sientes cómodo?

Suspiró y se removió en el asiento.

—Sí, me siento a gusto, pero en las últimas semanas ha cambiado mucho la manera en que la miras. Me asusta. —Mantuve el silencio para que continuara—. Como si algo te atara a ella, te sostuviera. No me gusta que sea así, pero si eso significa lo que creo, es que la amas, y si la amas, yo no quiero ser parte de esto.

—Porque tú también la amas.

—No. Porque van a destruirse el uno al otro y no tendrán a nadie que recoja los pedazos si yo formo parte del problema.

Pasé los brazos por detrás de la cabeza y entrelacé los dedos.

—¿La amas? —insistió.

Amamos con un amor que fue más que amor —murmuré para mí mismo, citando a Allan Poe—. No sé lo que es el amor y puede que nunca lo sepa, Ray, pero Anna es más que eso, mucho más que una palabra.

Cerró los ojos y exhaló otro suspiro.

—Eso es precisamente lo que me preocupa.

—Y lo único que a mí me preocupa o me importa es tenerla conmigo.

—¿Te has preguntado si eso es sano?

—No me interesa saberlo.

—¿No te preocupa lo que pasará si tú te sientes así y ella decide alejarse?

—No la dejaré.

—Anna tiene libre albedrío. Puede darse cuenta de lo enfermizo que es todo esto, puede decidir tomar la primera salida que vea.

—¿Te gustaría que eso pasara? —cuestioné y ladeo la cabeza con una clara expresión de "sabes que no voy por ahí"—. ¿Por qué preguntas tanto.

—Estoy tratando de evaluar hasta que punto llegarían los daños si las cosas salen mal entre ustedes dos.

Valoré la posibilidad y nada apareció en mi mente.

—Mentiré, mataré y haré todo lo que sea necesario para que Anna esté a mi lado por el resto nuestras vidas. —Lo miré fijamente—. Y antes de que preguntes... Sí, también le mentiría y la engañaría y manipularía a ella para tenerla porque por muchas salidas que vea o desee tomar, estamos hechos el uno para el otro. No permitiré que nada nos separe.

Ray me sostuvo la mirada. Estaba preocupado, maquinando qué contestar, pero el sonido de un auto sobre la grava llamó nuestra atención. Me sorprendió que no fuera Anna, sino la camioneta de Violet, que caminó hacia nosotros con las manos metidas en los bolsillos.

—Parecen los perros guardianes de la casa. ¿Se portaron mal? ¿Mearon los muebles? —Miró por la ventana que daba al salón de la cabaña—. ¿Por qué Anna los dejó aquí afuera?

—Dijo que llegaría después del anochecer —dije.

Violet caminó de un lado a otro, mirando al interior de la cabaña.

—¿Saben qué está haciendo? ¿Por qué llegaría tarde? —preguntó.

—Encargos. Su padre le dejó una lista de cosas para hacer antes de que llegue mañana —expliqué antes de agregar por lo bajo—: Por desgracia para mí.

Una vez regresara a mi casa, tendría que inventar algo para que Anna se mudara conmigo. Puede que su padre no estuviera contento, me debía tener en su lista de personas no gratas, pero si ella quería, nada la iba a detener.

—¿A ti qué te dijo que haría? —le preguntó Violet a Ray.

—Nada, yo vine sin invitación. ¿A qué se deben tantas preguntas?

Violet se alborotó el pelo y maldijo entre dientes algo que sonó como "yo no debería estar aquí".

—Violet —advertí para que dejara de balbucear y soltara la sopa.

—A mí no me dijo qué haría, pero escuché algo mientras hablaba con Maggie. —Maldijo de nuevo—. Y a mí no debería importarme.

Me puse de pie y Ray se enderezó en el lugar.

—Maggie no perdió la memoria —explicó Violet—. Anna no me dijo nada, pero no parecía muy amnésica en lo que hablaban y mencionaron algo de unas cuevas. —Resopló—. No estaba segura de haber oído bien, pero entendí que Anna la iba a pasar a buscar a media tarde y yo estaba muy tranquila en mi casa, pero no me pude aguantar porque, al parecer, Anna es como un puto caramelo y ustedes no son los únicos a los que le da por perseguirla por todo Kencott River.

Miré mi reloj. Eran las seis y ya el sol estaba muy bajo.

—Salí de mi casa —continuó Violet— y fui al puto hospital. Maggie se escapó, la están buscando. Así que vine aquí y... ¿Dónde mierda se metieron esas dos?

Las cuevas.

Las palabras en las cartas que la madre de Anna le había escrito a mi padre pasaron frente a mis ojos. Él había tenido a las chicas secuestradas en una cueva, también a la madre de Anna.

—¿Robin? —preguntó Ray y supuse que me había hablado varias veces, pero yo tenía la mirada perdida al otro lado del lago, entre esas sombras, en dirección a donde debía estar las cuevas.

—¿Está bien? —preguntó Violet a mi amigo—. Se ve más pálido que de costumbre.

—Maggie se tiene que haber escapado y está llevando a Anna al lugar donde estaba —dije, más que seguro que nunca, como si lo estuvieran susurrando en mi oído.

A Maggie la habían secuestrado igual y sabía algo, no había muchas más opciones.

—¿Por qué no nos diría nada? —preguntó Violet.

Abrí la boca para contestar, pero el grito de Ray me perforó los tímpanos:

—¡Cuidado!

Señalaba hacia el bosque, entre los árboles, donde una figura en las sombras nos apuntaba con un arma. Le pegué una patada a Violet para que cayera al suelo y no tuve tiempo de proteger a Ray. El disparo le dio en la pantorrilla y lo hizo caer.

La figura volvió a apuntar y protegí a Ray con mi cuerpo. El disparo me rozó el hombro. La manga de mi abrigo se manchó de sangre y desde el suelo vi la figura internarse en el bosque y desaparecer.

Ignoré el entumecimiento de mi brazo y me giré hacia Ray.

—¡¿Qué fue eso?! —chilló Violet, arrastrándose hacia nosotros.

—Dame uno de tus pañuelos.

Obedeció, su mano temblaba y no dejaba de mirar a su alrededor. Ray estaba sangrando demasiado. Si le hacía un torniquete podía perder la pierna, si no lo hacía, podía morir camino al pueblo. Gritó y maldijo cuando apreté el nudo por encima de la rodilla y lo cargué en brazos.

—Tienes que llevarlo al hospital —le dije a Violet y ella asintió, a pesar de estar aterrada.

—Era un escopeta —dijo al abrir la puerta de su auto—. Puede estar recargando para...

—Entonces muévete —le gruñí.

Acomodé a un pálido Ray en el asiento delantero y, a pesar de sus protestas, alcé su pie para que lo apoyara sobre el tablero del auto.

—Lo mueves de ahí y pierdes la pierna, ¿entendido? No voy a pagar una universidad de deporte si no puedes correr.

El corazón me dolía dentro del pecho. Miré a Violet.

—¡Hospital, ya!

—Sube —dijo al encender el motor, pero cerré la puerta de Ray.

—Yo voy a buscar a Anna.

—No, tú...

—¡Conduce de una vez o Ray se va a morir! —bramé y Violet se estremeció, pero arrancó y se alejó por el camino irregular.

Corrí a la cabaña, mirando a todos lados. Traté de abrir la puerta y no cedió. Empujé y forcé la manilla, pero solo se escuchó como crujía la madera. Tendría que patear la puerta para revisar la casa y encontrar las armas que Anna había mencionado que tenía su padre. No podía estar indefenso si había...

Un disparo pegó muy cerca de mi cabeza, contra la madera del frente de la casa y me agaché. Bordeé la cabaña y quedé fuera de la vista. Alguien me estaba cazando, yo estaba desarmado, no tenía un auto y el camino que bordeaba el lago era demasiado largo como para llegar a las cuevas lo suficientemente rápido.

Si Anna había salido a media tarde, ya debía estar llegando. Si quería alcanzarla solo había una vía, la más peligrosa: atravesar el lago congelado.

Holis. Esto se va a poner bueno.

¿Quién disparó? ¿Quién quiere matar a Robin? Yo, pero no fui...

Se nos muere Ray. 😢

Al final tenían razón ahora se van todos a la cueva y se viene el desmadre. O no y todos se mueren en el camino.

La semana que viene nos vemos con otro capítulo y pronto les tendré un calendario de publicación de los capítulos que quedan. Únanse al canal de Instagram, por allá paso la información.

Las amo.

💋

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro