Harry y yo estábamos sentados en la cama, rodeados por el silencio de la habitación, y no tenía ni puta idea por dónde empezar.

¿Cómo le cuentas a alguien que casi fuiste asesinada por tu ex pareja; que tu mejor amiga te salvó y por eso está en coma?

No son cosas que uno planea contar, esa es la verdad, pero por alguna razón, Harry me transmitía una cierta confianza que no la había tenido con nadie. Su simple presencia provocaba que mi cuerpo se relajara, me agradaba estar con él.

Creo que es por esa razón que me sentía preparada para contarle la historia completa; para contarle de una vez por todas, mi pasado.

Un pasado tormentoso, caótico y que hasta el día de hoy me persigue. Era su decisión si él quería formar parte de mi mundo, y de todo lo que me rodeaba.

—Voy a comenzar diciendo que no es algo fácil de contar, ni de procesar —hablé lentamente—. Hace dos años atrás estaba en una fiesta con mi mejor amiga Rydel y mi novio, actualmente ex novio, Michael.

—Aja —musitó mirando al suelo y asintiendo lentamente.

—Le pedí a Michael que me trajera una bebida sin alcohol, pero lo que menos me esperaba era que esa bebida tuviera una droga, puesta por Michael. —Decidí parar para poder respirar profundamente unas cuantas veces. Luego continúe—. Comencé a sentirme mal y Michael me llevó a una de las habitaciones de arriba en donde él intentó...asesinarme.

—Hijo de perra —comentó. Podía ver que su ceño estaba arrugado y las venas de su cuello y brazos comenzaban a hincharse, se veía realmente molesto—. Lo siento, es que no puedo creer que hayas pasado por todo eso. Prosigue.

—Comencé a gritar pidiendo ayuda, pensé que iba a morir, realmente ya no tenía esperanzas. Es ahí cuando Rydel apareció y me ayudó —dije mordiéndome el labio para evitar que las lágrimas salieran de mis ojos—. Me dijo que fuera a buscar ayuda y así lo hice, pero la droga avanzaba tan rápido que me caí de las escaleras. Noah me recogió y con las pocas fuerzas que me quedaban le dije lo que estaba pasando, todos subieron arriba, pero al llegar arriba la puerta estaba trabada.

Mis ojos se encontraban cristalizados, pero ninguna lágrima caía de ellos. Estaba al borde del colapso, no podía contar esto sin que mi corazón doliera.

Odiaba sentirme tan vulnerable, ser tan débil. Saber que mi vida se desmoronó abruptamente de un momento al otro, y que era poco probable volver a recuperar, volver a restaurar el orden.

—Golpearon la puerta hasta que esta cayó, pero al entrar ya era tarde, Rydel estaba destruida. —Terminé de decir, sintiendo como las lágrimas salían de mis ojos y cada vez me costaba más hablar—. Me desmayé y...al despertar me enteré de que ella estaba en coma.

—Ven aquí, Miller —ordenó Harry envolviéndome con sus brazos y dejando un beso en mi cabeza—. Eres demasiado hermosa para estar llorando. Eres fuerte, eres valiente, eres alguien maravillosa y que en poco tiempo se volvió muy especial para mí.

Me acerqué más a él, apoyando mi cabeza sobre su pecho. Aspirando el olor a perfume que desprendían sus prendas. Mis lágrimas mojaban su blusa, pero al parecer eso no le importaba.

—Michael violó a Rydel y casi la mata —respondí aferrándome a su cuerpo mientras que sollozaba—. Fue a juicio y lo declararon inocente, es obvio que sus padres le pagaron al juez para que lo declararan inocente. El caso no será abierto hasta que despierte Rydel.

—Él las va a pagar, Miller.

—Eso espero.

—Pero... ¿Qué tienen que ver las cajas y la carta con esto? —preguntó confuso.

—La carta y las cajas las envió Michael. Él está aquí para terminar lo que empezó.

—¿Y que sería? —preguntó confuso, podía notar como cada vez estaba más enojado.

—Acabar conmigo —contesté—. Destruir la poca esperanza que me queda.

[ ... ]

Habían pasado dos horas desde aquella charla. No podía parar de pensar en lo que le había sucedido y que ahora ese bastardo quería volver a lastimar a Addison.

No iba a dejar que eso sucediera, no de nuevo. Tal vez no hubiera estado antes para ella, pero ahora lo estaba y si ese hijo de perra quería volver a tocar uno solo de sus cabellos, tendría que pasar sobre mí primero. En estos cuatro meses que conviví con ella, comencé a sentir emociones que jamás en mi vida había sentido, cuando estaba a su lado se sentía maravilloso. Habían florecido sentimientos nuevos.

Y la única respuesta es que me había enamorado de Addison Deméter Miller. No comprendía cómo es que en tan poco tiempo, un sentimiento tan fuerte como el amor, me había consumido de una forma fugaz.

—¡Listo! —exclamó, dejando las tijeras a un lado mientras me traía un espejo—. ¿Te gusta?

—No me gusta —dije esperando ver su reacción—. ¡Me encanta! Me veo más guapo que antes.

—Idiota —dijo empujándome levemente con el codo; una pequeña sonrisa se asomaba del lado izquierdo de sus labios.

Amaba cuando sonreía, era una sensación muy hermosa la que recorría mi cuerpo cada vez que lo hacía.

—Juro que podría besarte —hablé arrepintiéndome al instante de lo que había dicho—. Lo siento, o sea...yo...no...emm.

Addison me miró un par de segundos, podía ver que sus mejillas estaban completamente rojas y ella lo sabía. Se acercó lentamente hacía mí, se paró de puntillas y depositó un pequeño y corto beso en mi mejilla izquierda.

La observé con asombro, no me esperaba ese gesto de su parte en absoluto.

—Esperaba que fuera en otro...

—No pidas mucho, Reynolds —dijo bajando las escaleras riendo—. Tal vez algún día.

—Algún día —repetí en voz baja embobado por aquella pequeña muestra de afecto.

Bajé por las escaleras en busca de Addison. Estaba parada con una caja en las manos mirándola fijamente.

—¿Cuántas cajas son? —pregunté.

—Son siete. Ya encontramos seis cajas, falta una sola.

—¿Y que se supone tienen adentro?

—Cada caja que encontré, tiene un objeto que representa un recuerdo muy importante para Michael y representaba un recuerdo importante para mí, antes de que sucediera todo —respondió, mientras subía las escaleras. Cuando llegó a su cuarto sacó las demás cajas y fue mostrándomelas una por una—. La primera tiene una margarita que le di en nuestra primera cita oficial como novios.

—¿Y las otras?

Tenía que admitir que estaba un poco celoso. Lo sé, soy demasiado estúpido.

—La segunda un oso de peluche que ganó en una de esas máquinas en nuestra segunda cita que me lo dio a mí, pero cuando pasó lo de la fiesta lo tiré a la basura, lo habrá sacado de ahí. La cuarta, un imán que utilizamos en un proyecto de física, gracias a ese proyecto nos conocimos. La quinta tiene un reloj, me acuerdo que me lo dio para burlarse de que siempre llegaba tarde y la séptima, tiene una serpiente de juguete, esta representa el día de la apuesta para hacer reír al profesor, pero la terminó utilizando en mí, fue la primera broma que me hizo.

—Está intentando dejarte un código —expliqué agarrando un lápiz y una hoja del escritorio—. ¿Qué número tiene en la base la caja que encontraste?

—El tres —respondió—. ¿Quieres que la abra?

—Sí.

—Tiene el libro que Michael y yo leíamos juntos; Run.

Ahora todo comenzaba a cobrar sentido, y por fin entendí el macabro juego que él tenía planeado para Addison, pero esta vez yo estaría para ayudarla.

Addison se había vuelto demasiado importante para mí. Estaría con ella, incluso cuando ese maldito nos persiguiera para asesinarnos, tomaría su mano, para que ella supiera que no estaba sola.

Nunca más ella tendría que estar sola en esto.

—Tenemos que encontrar la otra caja, Miller.

—¿Por qué? —preguntó—. No te entiendo.

—Creo que no solo intenta dejarte un solo mensaje —respondí—, más bien, dos mensajes.

Y es así como comenzamos a buscar la caja número siete. La última caja, aquella insignificante caja podía revelar algo inimaginable, una pista que nos pondría en el mismo nivel que Michael.

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¡¡Hola hermosuras!!

¿Cómo están?

Como podrán ver Michael intenta dejarle un mensaje a Addison... bueno en realidad (les dejos un pequeño adelanto del siguiente cap) son dos mensajes. Así que espero sus teorías sobre lo que Michael intenta decirle a Addison.

También podemos ver que la relación entre Addi y Harry avanza. 

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Nos leemos prontos.

Besos 💞

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