Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 10

Había pasado una semana de todo lo que había ocurrido;una semana desde aquella carta extraña, las llamadas misteriosas y lo del artículo.

En esta semana tuve más tiempo de conocer a Harry. Siempre hablábamos dentro del castigo, pero nunca fuera de él, era alguien muy alegre y extrovertido. Un poco torpe, si se le puede llamar así.

Estoy cada vez más cerca del instituto. Noah está a mi lado mirando su celular, siempre me acompañaba, ya que nuestras casas quedaban a muy poca distancia.

—¿Qué tanto miras en tu celular? —pregunté.

—Sigo pensando en lo del incendio y la carta —respondió arrugando su entrecejo —, sé que estoy cerca de descubrir algo, solo queda la pieza faltante.

—Estamos igual —dije soltando un suspiro a lo último.

—La otra vez que cortaste la llamada —relamió sus labios y continuó—, ¿fue por lo que decía el artículo?

—Sí —contesté firmemente—, Derek Stevenson, es el padre de Michael y supuestamente estuvo involucrado en el crimen, pero jamás se encontraron pruebas válidas.

—Sospechas de Michael, ya que él podría tener acceso a ese sello —dijo Noah observándome con una leve sonrisa—, no eres la única. Como te dije antes, siento que para resolver esto me falta una pieza, una pieza muy importante.

—No lo sé, pero es mejor dejar de hablar del tema y concentrarnos en las clases.

—Tienes razón —concordó Noah.

Ambos entramos por las grandes puertas de la escuela para luego separarnos; para que cada uno se dirigiera a su clase indicada.

Hoy tocaba clase de química, una de las materias que más odio. Todo lo relacionado con ecuaciones, fórmulas o números no se me da para nada bien.

Subí el primer piso para luego doblar en la esquina en donde se encontraba el salón de química.

Entré notando que no había nadie en el salón, excepto una persona que gracias a su largo y desordenado cabello castaño pude reconocer.

Harry se encontraba con los brazos cruzados arriba de la mesa y su cabeza reposaba sobre ellos. Me acerqué lentamente y toqué su hombro suavemente.

—¡No estoy dormido profesor! —gritó provocando que se escapara una risa de mi boca.

—Tranquilo, Harry.

—Oh, claro. Lo siento —habló estirando sus brazos para desperezarse—. ¿Quieres sentarte aquí?

—Claro —respondí encogiéndome de hombros—, es mi lugar favorito porque es muy poco probable que el profesor me vea y me haga pasar al pizarrón.

—Con que no se te da bien la química, Miller —dijo Harry riendo.

—No soy buena con las fórmulas o ecuaciones, o todo lo que tenga números —dije sentándome y acomodando mis cosas.

—Entonces hoy es tu día de suerte —comentó sonriente—, soy muy bueno con química y con matemáticas, no me gustan, pero se me dan muy bien.

La campana comenzó a sonar y varios alumnos comenzaron a entrar al salón como animales acomodándose en sus lugares. Simplemente patético.

No solo detestaba química porque no la entendiera, era más bien porque odiaba al profesor Brown.

Era de aquellos que profesores que no importaba cuanto intentaras agradarles, su forma antipática y descarada de tratar a la gente siempre sería igual. Lo peor de todo es que ni si quiera tenía un favorito, el simplemente nos odiaba a cada uno de nosotros con lo más profundo de su ser.

Suena exagerado, pero no lo es. Incluso eso es el nivel mínimo de las cosas que ha hecho Brown.

El profesor entra al salón y sabíamos que debíamos levantarnos de nuestros lugares, es así como cada persona que estaba en el salón se puso de pie y al unísono dijimos.

—Buen día, profesor Brown. —Y nos volvimos a sentar.

Sabía que él era un hombre joven, alrededor de los veintiocho años, pero era tan amargado, que su edad parecía aumentar diez años más.

Jamás sonreía, nadie del salón lo había visto sonreír y menos reírse, es por eso que cada año se hacía un tipo de apuesta de dinero secreta. En donde participaban los tres cursos de secundaria superior y el que lo hiciera reír ganaba aquel frasco con cada dólar o centavo que pudiera contener.

Muchos estudiantes apostaban que lo podrían hacer reír, pero como siempre, ninguno lo lograba. Yo jamás lo intenté y tampoco lo intentaría, era una pérdida de tiempo y también de dinero.

La gente era demasiado tonta e ingenua, no podía entender el hecho de que creían que podrían hacerlo reír.

Cuando una persona es amargada, siempre lo será. No lo hacen porque es algo natural, sino por gusto. Y sé muy bien que Brown prefería ser odiado o temido que amado.

—¿Siempre es así de amargado? —indagó Harry pestañeando una y otra vez.

—Todos los días de cada año escolar —bufé con un tono de pesar—, hasta se hacen apuestas por quien lo hace reír.

—¿A qué te refieres con "apuestas"? —inquirió Harry haciendo comillas con sus dedos al mencionar la última palabra.

—Como ves al señor Brown se lo podría considerar el hombre más amargado del planeta —expliqué señalando al sujeto—, es por eso que cada año se hace una apuesta con dinero, en donde participan muchos estudiantes y el que lo logra hacer reír se queda absolutamente con todo el dinero.

—¿Cuándo es? —preguntó Harry.

¿Acaso era una broma?

Tenía esperanza de que Harry no perteneciera a ese grupo de idiotas, pero al parecer estaba muy equivocada.

—No me digas que piensas participar. Tienes que apostar una cierta cantidad de dinero y no es poca.

—Obviamente voy a hacer reír a ese sujeto, si pude hacerlo contigo ¿por qué no con él? —habló, mientras una media sonrisa se asomaba al costado de su boca.

—¿Me estás llamando amargada? —pregunté levantando una ceja.

—No eres tan amargada, pero se ve que no sonríes mucho —contestó acomodando su cabello—. La vida está para sonreír Miller, disfrútala.

—La vida es una mierda —contradije apoyando mis codos sobre la mesa y a la vez, apoyaba mi barbilla sobre mis manos—, llena de caos y destrucción.

—No voy a negarte que el mundo es una mierda, pero en un mundo tan perverso hay belleza, hay personas buenas.

—Eso piensas tú —respondí agresiva.

—Eso es lo que pensaba mi hermano, en realidad —contestó con un tono melancólico—. Siempre trato de sonreír, hacer reír a los demás, porque eso es lo que me enseñó mi hermano. Muchos están pasando por tormentas emocionales que hacen que sus piezas estén a punto de caer, por eso necesitan que las ayuden a salir de esa situación y qué mejor forma se puede encontrar que hacer sonreír a una persona y hacerla ver que no está sola.

Creo que la había cagado.

A veces no me daba cuenta de lo hiriente que podía llegar a ser un simple comentario que saliera de mi boca, no lo hacía a propósito. Solo salía; y odiaba eso.

Me consideraba una persona bastante impulsiva, siempre lo he sido.

—Cuando dices pensaba, te refieres a que él está... —intenté terminar la oración, pero el profesor me interrumpió.

—¡Silencio en el fondo! ¡Pongan atención si no quieren reprobar la materia! —exclamó Brown, mientras seguía copiando en el pizarrón.

Harry y yo guardamos silencio hasta el fin de la clase copiando lo que el profesor Brown escribía en el pizarrón.

Cuando la campana comenzó a sonar, todos los estudiantes salieron por la puerta al igual que el profesor Brown.

—Él falleció hace dos años atrás —habló Harry.

—Cuanto lo siento —respondí—, si te sirve de consuelo no eres el único que perdió a alguien.

—¿Tú a quién perdiste? —preguntó.

—No la perdí, no todavía —indiqué mordiéndome el labio—. Está en coma desde hace dos años y aún no despierta.

—Ten esperanzas, tal vez en algún momento despierte —dijo golpeando levemente mi hombro.

—¿Quieres sentarte conmigo en la cafetería? —propuse arrepintiéndome al instante de lo que había dicho.

—¡Claro que sí! Es mejor que comer en el baño.

—Si hubiera sabido que comías allí te habría invitado antes —contesté riendo.

Ambos salimos del salón de química y nos dirigimos hacía la cafetería.

Observé que a lo lejos Savannah y Noah ya estaban sentados en la mesa, peleando como siempre.

—Él es Harry —dije sin dar muchos rodeos, para luego sentarme en una de las sillas.

—Hola Harry, soy Noah —dijo mientras Harry se sentaba a su lado.

—Yo soy Savannah. —Se presentó estrechando su mano.

—¿Cómo conociste a Addison? —preguntó Noah.

—Por el castigo —respondió Harry con una leve sonrisa—, a ambos nos castigaron el mismo día. Hoy, por suerte, es el último día.

—¿Hace cuánto estás en la ciudad? —curioseó Sav.

Esto parecía un interrogatorio y a decir verdad, era la única persona incómoda en esta mesa.

—Desde hace siete meses —contestó Harry—. ¿Qué es eso?

Harry señaló el teléfono de Savannah que contenía una foto de la carta.

Savannah y Noah me observaron como si estuvieran esperando que yo les diera permiso de que Harry viera la carta.

Dudaba si era lo correcto mostrarle la carta. Él no sabía absolutamente nada de lo que había pasado hace dos años y tampoco quería que lo supiera.

Literalmente era la única persona en todo Portland que no lo sabía. No quería que se enterara, lo más probable es que luego me miraría como un bicho raro; cosa que hacían la mayoría.

Medité por algunos segundos y asentí con la cabeza.

—Bueno es una carta con diferentes letras y formas que dicen algo. Solo he podido descifrar cuatro idiomas —dijo Savannah tendiéndole el teléfono a Harry—, indonesio, hebreo, alemán y latín. Intenté descifrar los otros tres, pero me resulta imposible.

—Por lo que veo, los siete dicen volví Deméter. El primero es malayo, el tercero catalán y sexto esloveno. Mi padre es traductor, sé más idiomas de los que me gustaría —explicó con el teléfono de Savannah entre las manos—. Esto no es tarea, más bien una amenaza.

—¿Por qué lo dices? —pregunté.

—Por el simple hecho que la persona que escribió esto, trata de jugar con las mentes de ustedes haciendo que descubran su acertijo —contestó Harry seriamente—, si fuera una carta común, estaría escrita en nuestro idioma natal y no en todos estos idiomas. Tal vez también es una broma. ¿Te la enviaron a ti Savannah?

—Yo...emm...—intentó responder Savannah, pero sus palabras quedaron atoradas en su boca. No podía obligarla a mentir.

—Me la enviaron a mí —hablé de una vez por todas, tratando de mantener mi postura firme—, les pedí su ayuda para descubrir qué significaba.

Harry me observó y sonrió.

—Oh, descuida. No hace falta que me cuentes lo que sucede —indicó Harry encogiéndose de hombros.

—Es mejor que cambiemos de tema —añadió Noah.

—Así que Harry...  ¿Tienes novia? —preguntó Savannah.

No, no se te ocurra Savannah. Odiaba su lado cupido, siempre hacia lo mismo.

Ella me observó y movió sus cejas de arriba hacia abajo con rapidez.

—No, no tengo —dijo Harry tosiendo, ya que se había atragantado con un pedazo de manzana—. ¿Por qué preguntas?

—Por nada, solo curiosidad —contestó, mientras podía ver que sus labios se movían sin emitir sonidos y decía "Es tu cita para el baile".

—Creo que es mejor que nos apuremos, Harry —dije tratando de sacarlo de ahí—, para llegar temprano al castigo y poder terminar antes.

—Estás segura, aún tenemos...—Lo tomé del brazo y lo arrastré hacia el pasillo.

—Lo siento —dije soltando a Harry—, es que realmente quiero terminar temprano.

—En realidad, querías sacarme de ahí, ya que tu amiga Savannah te estaba haciendo pasar vergüenza —dijo Harry con una sonrisa de lado—. Además de que quería que me invitaras al baile.

—¡¿Cómo carajos?! —grité, corriendo detrás de él.

—El disimulo no le funciona muy bien a Savannah —señaló metiendo las manos en los bolsillos delanteros del pantalón y encongiéndose de hombros.

—Y a ti la verdad —susurré pensando que no me escucharía.

—¿Por qué lo dices? —preguntó seriamente.

—¡Acaso tienes superpoderes! —exclamé riendo—. No lo digo en serio. La otra vez cuando dijiste que vivías cerca de mi casa mentiste, te vi dar la vuelta y seguir derecho el camino. ¿Por qué?

—Hagamos un trato —propuso Harry dando una breve pausa—: si aceptas salir conmigo hoy te diré por qué te mentí. Una salida como amigos, nada serio.

—Claro que no —respondí firmemente, pero a los segundos ya no estaba segura si era la respuesta correcta. Tal vez no era mala idea; además quería saber por qué me había mentido—. De acuerdo, pero solo como amigos

—Como usted diga, señorita —dijo Harry haciendo una reverencia.

—Ahora dime, ¿por qué me mentiste?

—Eres una chica agradable Addison, un poco reservada y misteriosa, pero agradable —contestó deteniéndose en medio del pasillo—. Quería hacer alguna amistad y me pareciste una buena opción. Además, eres muy hermosa, quería conocerte un poco más.

Comencé a sentir como el calor subía por mis mejillas, seguramente me encontraba roja como un tomate. No estaba acostumbrada a este tipo de halagos.

—Gracias.

—¿Por qué? —preguntó.

—Por ayudarme con lo de la carta y por el cumplido.

—De nada —dijo Harry—. Además de hermosa, eres tierna.

Y otra vez volví a sentir como mis mejillas se acaloraban, mientras intentaba ocultarlas para que Harry no las viese. No sabía por qué él causaba esas sensaciones en mí, apenas lo conocía, pero aquellas sensaciones me agradaban y mucho. Tal vez darle una oportunidad no era tan mala idea. 

~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~

¡¡Hola hermosuras!!

¿Cómo están?

¿A donde creen que llevará Harry a Addison?

Harry es un poquito pícaro... 

¿Qué les pareció la canción?

Creo que la canción queda como anillo al dedo con la situación de Addison.

En fin... Espero sus teorías, canciones y todo lo que se les ocurra comentar que yo respondo con gusto ♥

Espero que le haya gustado este capítulo.

No se olviden de votar o dejar un comentario :3

Nos leemos prontos.

Besos 💞

Instagram: Skar_Roma

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro