Capítulo 20: Superar
"El objetivo del arte es representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior."
―Aristóteles
Al despertar, la primera imagen que tuve fue la de Jax con un brazo bajo su cabeza, su camiseta un poco subida en su estómago y con su otra mano estaba leyendo unos apuntes de alguna materia. Tenía los lentes puestos. Mi cabeza estaba apoyada sobre su hombro, algo que seguramente lo incomodaba.
Me removí y él bajó la vista para sonreírme.
―Buenos días a ti, Denovan.
Le sonreí y me estiré.
―¿Por qué no me moviste? ―murmuré mientras me incorporaba― Debías de estar incómodo leyendo así.
―Para nada.
Nos quedamos mirándonos hasta que escuchamos la puerta del baño abrirse. Ethan salió bostezando.
―No saben lo que soñé ―nos dijo con voz de dormido―. Soñé que era el guardaespaldas de Emma y tenía que protegerla de la mafia rusa... luego me convertía en simba de El Rey León y a Mufasa le caía bien y no me mataba.
Me reí.
―Totalmente coherente ―dije mientras salía de la cama para agarrar mis cosas.
―¿A dónde vas? ―preguntó Ethan, volviéndose a tirar en la cama―. Me prometieron que íbamos a ver una peli.
―Quiero volver a mi habitación para bañarme y ponerme mi ropa.
Todavía seguía teniendo puesta la ropa de Jax que tenía en el casillero del gimnasio.
Jax dejó sus apuntes en la mesita y agarró su celular.
―Yo tengo que ir a tatuar en una hora ―anunció y me miró con diversión―. Es a Erica, ¿quieres venir? ―me preguntó.
―¡Sí! ―exclamé entusiasmada, por alguna razón me hacía ilusión ver a Erica de nuevo.
Y, bueno, también seguir pasando tiempo con Jax.
―Supongo que el guardaespaldas de Emma también viene ―dijo mirando a Ethan y yo asentí con la cabeza, pero Ethan nos miró con los ojos muy abiertos.
―Ehh... ¿A tatuar? No lo sé, tengo que estudiar...
―¿Estudiar? ―pregunté, frunciendo el ceño― Si acabamos de tener exámenes.
―Este...
―¿Te dan miedo las agujas? ―adivinó Jax.
―¡No me puedo ni sacar sangre! ―confesó, hundiendo su cabeza en la almohada― ¡¿Sabes que esas cosas pueden matar si te las clavan mal?!
―Vaya guardaespaldas que tienes ―murmuró Jax por lo bajo e Ethan alzó la cabeza para mirarlo mal.
Yo me dirigí a la puerta negando con la cabeza.
―En una hora estoy aquí ―anuncié y miré a Ethan―. Y pasaremos tooodo día juntos.
Jax me guiñó el ojo mientras Ethan me miraba como si fuera Lucifer.
―Preferiría estudiar ―masculló Ethan antes de que cerrara la puerta.
La hora siguiente me ayudó para estar a solas con mis pensamientos y procesar todo lo que había pasado el día anterior. No solo la confesión de Jax y el hecho de que se abriera conmigo, no me olvidaba de lo que había pasado antes. La piscina, los besos, las palabras que nos dijimos, el hecho de Jax había vuelto a pintar. Eran demasiadas cosas para procesar. Y en el medio estaba la gran pregunta: ¿qué diablos pasaba entre Jax y yo? Habíamos quedado en ser amigos, pero nada de lo que hacíamos podía considerarse amistoso. Era más. Y me había dado cuenta de que con él siempre había sido más desde la primera vez que nos conocimos. No sabía si era por el hecho de que me sentía comprendida a su lado o porque nunca había conectado con otra persona como lo había hecho con él, pero ya no podía negar que tenía sentimientos por él.
Y reconocerlo... daba miedo. Demasiado. Pero también estaba cansada de sentirme así. Me había pasado la mayor parte de mi vida sintiendo miedo: a lo desconocido, a los demás, al amor, a la pérdida, a salir lastimada. ¿Y de qué me había servido? ¿Era realmente más feliz por negarme a hacer cosas que me daban miedo? ¿O solo estaba conformándome?
Además, parecía no ser la única que tenía miedo. Jax tal vez tenía sus propios temores y, tal vez... podíamos transitarlos juntos. Reconocerlos y trabajarlos en vez de evitarlos.
Una hora después, con todos esos pensamientos, pero sin ninguna conclusión, ya estaba bañada y cambiada y me dirigía de nuevo a la habitación de Jax y Ethan. Maddie ya había salido así que no pude invitarla para que viniera con nosotros, lo que hubiese querido ya que algo me decía que Ethan iba a desmayarse en cuanto viera una aguja.
Me estaban esperando en la puerta. Ethan con el ceño fruncido y Jax con una sonrisa. Enganché mis brazos a los de Ethan y Jax, quedando yo en el medio.
―No te preocupes, Ethan ―le dije― Verás que no pasa nada, Erica te caerá muy bien.
Ethan bufó.
―Lo dudo. ¿Qué se tatuará? ―le preguntó a Jax.
―La nariz de su futuro esposo ―dijo Jax y yo lo miré boquiabierta.
―¿Su nariz?
Se encogió de hombros.
―Parece que es lo que más le gusta de Waldo físicamente, según lo que me ha contado por mensaje, y se quiere tatuar su parte favorita.
―Qué bueno que es la nariz y no otra cosa ―comentó Ethan sonriendo con picardía.
Cuando llegamos a unos metros del local, reconocí a Erica esperando en la puerta, colocándose un labial rojo.
― ¿Y dónde se tatuará? ―preguntó Ethan cuando ya estábamos a unos pasos de ella.
―Mejor que te diga ella ―dijo Jax, poniéndome una mano en la cintura para dejarme pasar.
―¡Hola, chicos! ―nos saludó Erica con una sonrisa de oreja a oreja. Llevaba el pelo recogido en un moño y los labios color rojo― Disculpen que he llegado un poco más temprano, aproveché a retocarme el maquillaje mientras los esperaba. ¿Cómo me veo?
―¡Muy bien! ―contesté― Waldo debe estar muy feliz de que te vayas a tatuar otra vez.
―Él no sabe nada querida, es una sorpresa ―explicó, entrando a la sala donde Jax la iba a tatuar―. Por eso mismo también me estuve arreglando, esta noche lo sorprenderé.
Comencé a ayudar a Jax a preparar todo lo que necesitaba mientras Erica se acomodaba. Ethan se subió a una de las encimeras, lejos de las agujas.
―¿Y dónde te tatuaras? ―preguntó Ethan― Oh, perdona, no me presenté, soy el guarda espalda de Emma.
―¿Tan flaquito? ―cuestionó ella mirándolo de arriba abajo. Ethan frunció el ceño― Me tatuaré en los cachetes.
―¿De la cara? ―preguntó, asombrado―. Como un rapero.
―De la cola ―corrigió.
Miré a Jax abriendo los ojos de par en par, y él me miró aguantando la risa. Ethan, por otro lado, estaba enloquecido con aquella información. Observaba a Erica boquiabierto.
―¿¡Te tatuaras una nariz en las nalgas!? ¡Como si te estuviera oliendo la cola! ―exclamó.
Erica se rio, restándole importancia.
―Es sexy.
Erica se bajó los pantalones y Jax acercó las agujas.
―Creo que me voy a desmayar ―murmuró Ethan.
―¡Qué maleducado! ―se quejó Erica, enojada.
―No, Erica, no es por ti ―me apresuré a aclarar― Es que Ethan les tiene miedo a las agujas.
―¿Y ese es tu guardaespaldas? ―cuestionó, mientras se recostaba en la camilla.
―Dejen de criticarme ―se quejó Ethan―. Hoy tendremos que salir a la noche, como recompensa. Nada de películas. También va para ti Jax.
―¿Emma irá? ―preguntó Jax, mirándome.
―Si Jax va ―respondí, devolviéndole la mirada.
―¿Por qué se hablan en tercera persona? ―inquirió Ethan, indignado.
Me reí.
―También podría ir con Waldo, para festejar ―escuchamos decir a Erica, boca abajo.
Los tres nos miramos alzando las cejas.
―¡Después de que te tatúes su nariz es lo mínimo que puede hacer! ―concordó Ethan.
Cuando Jax empezó a tatuarla, Ethan me agarró la mano y apretó los dientes como si estuviéramos presenciando un parto.
Efectivamente, Erica había hablado en serio cuando dijo que quería salir a bailar con nosotros y llevar a Waldo. Decidimos no salir esa noche porque Erica tenía el tatuaje recién hecho y debía cuidárselo, pero una semana después, ella bombardeó con mensajes a Jax, enviándole lugares posibles para ir.
Yo había pasado toda la semana haciendo bocetos para el concurso y me sentía agobiada porque nada me convencía, así que por primera vez estaba esperando esa salida para salir a despejarme con mis amigos.
Maddie también vendría y sería la conductora designada ya que el lugar no se encontraba cerca de la universidad. Estábamos arreglándonos en nuestra habitación, también con Ethan ―quién se estaba bajando una botella de cerveza él solo―, mientras le contábamos la historia de Erica y Waldo a nuestra amiga.
―Erica conoció a Waldo en la carnicería ―repitió Maddie mientras se planchaba el cabello.
―Sí ―dijimos Ethan y yo al unísono.
―Y Waldo es vegetariano ―continuó.
―Así es.
―Y ella se tatuó su nombre en la teta y su nariz en el culo.
―¿No es la persona más increíble que vayamos a conocer? ―preguntó Ethan.
―Y Ethan casi pierde el conocimiento cuando vio la aguja en la cola de Erica ―prosiguió Maddie y Ethan la miró mal.
―Eso no hacía falta contarlo ―masculló.
Me reí y le saqué la bebida que tenía en la mano para tomar un sorbo.
―Y tú no deberías tomar tanto ―le advertí.
―¡No salgo hace años! Me tomaré hasta el agua de los floreros ―avisó Ethan, tirándose en la cama de Maddie con las manos bajo la cabeza.
―Deberíamos salir ya, ¿no? ―preguntó Maddie― ¿Jax ya estará allí?
Chequeé mi celular para ver si Jax me había hablado y asentí.
"Llego en 10 minutos, Erica ya está allí y Waldo en camino." Leí en voz alta y le respondí con un "ok 😊". Lo que me contestó a continuación definitivamente no lo leí en voz alta.
"Me muero de ganas de verte."
―¿Tan contenta te pone que Waldo esté en camino? ―cuestionó Ethan, señalando mi repentina sonrisa.
Yo me acerqué a abrazarlos y ellos se quejaron de mi ataque de amor mientras los estrujaba.
―Me pone contenta que salgamos todos juntos.
―Y que va a ver a Jax ―le susurró Maddie a Ethan y los solté poniendo los ojos en blanco.
―No se puede ser tierna con ustedes dos ―me quejé.
―Ya tendrás la oportunidad de serlo con tu profesor, tranquila ―contestó Ethan subiendo y bajando las cejas.
Me mordí el labio, indignada, y me eché un vistazo al espejo antes de salir. Me había atado el pelo para no sentir tanto calor con la cantidad de gente que habría en el lugar. Tenía los ojos maquillados con colores tierra y los labios nude, pocas veces me animaba a algo más osado. Había elegido un short color musgo y un top negro de mangas largas.
―Estás hermosa ―me dijo Maddie mientras bajábamos en el ascensor.
Le sonreí.
―Tú también lo estás ―concordé, contemplando su vestido bordó.
―¿Y yo? ―cuestionó Ethan, ofendido.
―Tú estás lindo y borracho ―respondí― y no serás el copiloto.
―¿¡Por qué eres tan cruel!?
―¿Tal vez porque no queremos que nos vuelvas locas tocando la bocina y cambiando la música cada dos segundos? ―inquirió Maddie subiéndose al auto. Yo me apresuré a subirme al asiento acompañante.
―¿Saben qué? No me importa. Cantaré a gritos mi propia música si ustedes no quieren hacerme caso.
Y acto seguido comenzó a cantar "Hips Don't Lie" con voz de borracho, y estuvimos todo el trayecto escuchándolo intentar hacer las notas graves de Shakira. Y después me decían a mí que cantaba mal.
Cuando llegamos al lugar, lo primero que notamos fue que no era el típico boliche para jóvenes. Erica había elegido uno más acorde a su edad y me fascinaba porque Jax me dijo que pasarían todo tipo de música y clásicos. También me tranquilizaba el hecho de que no estuviera abarrotado de gente. Si bien la pista de baile estaba llena, igualmente se podía caminar y, lo más importante, respirar.
Vimos a Erica y a Jax en la barra, enfrascados en una conversación. Erica tenía un trago rojo en la mano y estaba divina, con un vestido largo que llegaba hasta el piso y el pelo suelto y con bucles. Jax, por otro lado, se había puesto unos pantalones negros y una camiseta blanca con la me hizo sonreír, pero no me distrajo lo suficiente como para no contemplar por unos segundos sus brazos fuertes. Su cabello negro le caía de forma desenfadada sobre la frente, tenía el ceño fruncido ya que estaba concentrado en algo que Erica le estaba diciendo, y me permití apreciar cómo se mordía levemente los labios, casi como si no se diera cuenta. Sus ojos verdes me buscaron cuando Ethan se acercó a saludarlos, lo que hizo que mi corazón se acelerara un poco.
―¡Hola, chicos! ―exclamó Erica, entusiasmada― Qué suerte que pudieron llegar, Waldo está en camino..
―¡Queremos conocer a Waldo! ¡Queremos conocer a Waldo! ―comenzó a canturrear Ethan.
―Discúlpalo, ha tomado un poco de más ―comentó Maddie, sonriéndole―. Yo soy Maddie, he escuchado maravillas sobre usted, Erica.
―¡Pero por favor! ¡No me trates de usted, cariño! Que ahora les demostraré en la pista de baile que mi cuerpo todavía sigue teniendo veinte años.
―¿Quieres tomar algo? ―me preguntó Jax, rozándome el codo con su mano.
―Tal vez luego, primero quiero bailar ―contesté―. Ethan, tal vez te haría bien un poco de ag―
Mi voz cesó al ver a Ethan y Maddie boquiabiertos mientras Erica saludaba a alguien a lo lejos. Seguí sus miradas y mi mandíbula cayó al piso.
Santo Cielo...
―¡Mierda! ―exclamó Maddie, anonadada― ¿Ese es...?
―¡Diablos, Erica! ―gritó Ethan con una sonrisa de oreja a oreja― ¿Ese es el famoso Waldo? ¡Chócame los cinco, mujer!
Waldo se acercó a nosotros con una sonrisa radiante. Era alto, con una espalda ancha y hombros musculosos. Debía tener la misma edad que Erica, pero se notaba que se ejercitaba. Tenía la piel bronceada, el cabello claro y unos ojos tan oscuros que podías verte reflejada en ellos, su postura irradiaba seguridad.
―Se parece a Matt Damon ―escuché decir a Maddie y Erica se rio.
Jax se acercó a mí para hablarme al oído.
―Luces como si fueras a pedirme que te tatúe el nombre de Waldo en tu cuerpo ―me dijo, divertido.
Me reí, aunque creía que no estaba muy lejos de ser cierto.
―¡Al fin, chicos! ―dijo el increíble Waldo― ¿Cómo están? Siento haber tardado tanto, tuvimos un problema en la constructora y me demoré.
―¿Eres constructor? ―preguntamos los tres al unísono, embobados.
―Así es ―contestó Erica, enganchando su brazo al de él y mirándolo con adoración―. Por eso está tan bronceado, se la pasa todo el día al sol levantando escombros. ¡Y deberían ver sus pectorales! ―exclamó ella.
―Con gusto ―dije y Maddie me dio un codazo antes de que diera un paso al frente.
Waldo se sonrojó y negó con la cabeza.
―Se nota que Erica está muy enamorada ―dijo él.
―¡Y con razón! ―gritó Ethan, eufórico― ¡Yo también me tatuaría tu nariz si fuera ella! Tu nariz es digna de hacerle una escultura, tan recta...
―Bueeeno ―dijo Maddie que, a pesar de estar también obnubilada por la belleza de Waldo, parecía ser la única que pensaba con claridad de los tres― ¿Por qué no vamos a bailar mejor?
―¡Sí! ―concordó Waldo entrelazando su mano con la de Erica― Vamos a enseñarle a estos jóvenes cómo se baila ―sentenció y la llevó a Erica a la pista.
―¡Eso! ―chilló Ethan, siguiéndolos― ¡Pidamos que pasen unas de Luis Mi!
Maddie me lanzó una mirada cómplice.
―Voy a controlar que Ethan no los obligue a hacer el trencito o algo así ―dijo Maddie, dejándonos a Jax y a mí solos.
Jax me miró alzando una ceja y yo le devolví la mirada con inocencia.
―¿Qué pasa? ―pregunté.
―Erica se pondrá celosa de cómo miras a su futuro esposo ―dijo, sonriendo.
―Sí, claro, Erica... ―me burlé y lo agarré por la muñeca― ¿Vamos a bailar?
―Claro, pero... ―su tono de preocupación hizo que me detuviera y lo mirara― ¿Está todo bien? ¿Estás cómoda?
Al principio no entendí a qué se refería, pero luego recordé la última vez que estuvimos en un lugar así, en cómo me había puesto. Le sonreí, tratando de tranquilizarlo y apreciando su preocupación.
―Tranquilo, está todo controlado. ¿Y tú?
Jax asintió.
―Bien. Creo que por el momento no me voy a desmayar ―me aseguró con una sonrisa.
―Yo tampoco ―contesté y le di un beso en la mejilla antes de empezar a caminar hacia la pista―. O tal vez sí, así Waldo me podrá llevar a cuestas ―murmuré.
Jax me agarró de la cintura por detrás y me acercó a él para que lo pudiera escuchar.
―Tal vez me pelee con Waldo para llevarte a cuestas.
Lo miré interesada y en mi mente aparecieron Jax y Waldo sin camiseta llevándome en brazos. Sí, me gustaba esa imagen.
Habíamos perdido de vista a los demás, pero decidimos quedarnos cerca del centro de la pista y bailar. No sabía cuánto necesitaba hacerlo hasta que mi cuerpo comenzó a moverse con la música y siguió el ritmo del cuerpo de Jax. Él me hizo reír con muchos de sus pasos cuando la música de los ochenta empezó a sonar. Me dio varias vueltas y hasta me alzó y giró como si estuviéramos en un videoclip. Sonreí, alzando los brazos.
―Bueno, creo que te has emocionado un poco ―le dije, riéndome.
Él también me miró risueño y me di cuenta de que por primera vez en mucho tiempo veía a Jax relajado y con la guardia baja. Era normal para mí verlo de esa manera cuando estábamos solos en alguna habitación o en algún lugar privado, pero cuando estábamos en lugares públicos con mucha gente, solía tener los hombros tensos y estar siempre alerta.
Cuando la música cambió y la canción se volvió más lasciva, Jax me giró para que mi espalda estuviera pegada contra su pecho y comenzamos a movernos a un ritmo más lento. Su mano se encontraba en mi estómago, provocándome un hormigueo que se intensificaba cada vez que sus labios rozaban mi cuello. Me gustaba como mi cuerpo se amoldaba al suyo. Me permití disfrutar de su cercanía hasta que la canción terminó y él me volvió a girar para mirarme a los ojos, tuve que tragar saliva al ver la intensidad con la que me miraba.
De pronto, "Si no supiste amar" de Luis Miguel comenzó a sonar y Ethan apareció frente a nosotros a los gritos, saltando y arrastrando de la mano a Maddie, Waldo y Erica venían detrás de ellos
―¡Yo he pedido esta canción! ―nos hizo saber Ethan con orgullo por encima de la música.
Erica alzó los pulgares arriba demostrando aprobación y comenzó a bailar con Waldo en el medio de la pista. Los contemplé impresionada, no solo sabían moverse, sino que parecía como si estuvieran bailando una coreografía ya practicada y sincronizada. Su forma de bailar comenzó a llamar la atención y pronto se hizo una ronda alrededor de ellos, la gente aplaudía y los alentaba. Ethan saltaba como si estuviera en un concierto de heavy metal.
Bailamos todos juntos por horas, los pies ya me estaban doliendo, pero no me importaba. La verdad, me sorprendía cómo podía estar pasándola bien sin haber tomado nada. Nunca soportaba estar por más de una o dos horas en un lugar así sin alcohol y con tanta gente, pero esta era la excepción y realmente me sentía bien.
En un momento de la noche, Ethan tuvo que correr al baño, tantos tragos y alcohol le estaban pasando factura y comenzó a sentirse mal. Luego de unos minutos, Waldo apareció con Ethan, tenía un brazo alrededor de sus hombros para que éste no se cayera.
―Muchachos, me parece que es hora de que Ethan vuelva, no se siente bien ―anunció Waldo.
―Nooo ―balbuceó Ethan―. Que siga la fiesta, que no pareeee.
―Tú no pararás de vomitar si sigues así ―le contestó Maddie, poniéndole una mano en el brazo― Vamos, te llevo.
Ethan siguió quejándose, pero todos coincidimos en que lo mejor era partir. Ethan abrazó a Erica y a Waldo un largo rato al despedirse.
―¡Que se repita! Porfis. Ya siento como si fueran mis padres.
Waldo se rió, pero Erica nos guiñó el ojo. Jax también se despidió de ellos y le dijo a Erica que se siguiera cuidando el tatuaje.
―No te preocupes, Waldo me pone crema todas las noches.
Maddie me lanzó una mirada de envidia y yo me reí.
Cuando fue mi turno de despedirnos, mentiría si dijera que no tardé unos segundos más de los debidos abrazando a Waldo.
―Emma, ¿tú vuelves conmigo? ―me preguntó Jax, y no pude evitar sentir emoción al respecto.
―Sí, vuelve con Jax ―contestó Maddie antes que pudiera decir nada. Ethan ya se estaba durmiendo encima de ella― Voy a llevar a Ethan a nuestra habitación, con lo pálido que está seguramente tendré que quedar cuidándolo y llevándolo al baño para que vomite. Yo le he regalado la botella de cerveza, es mi culpa que se la haya tomado toda.
La miré comprendiendo lo que estaba haciendo y era una excusa bastante obvia. Maddie no le había regalado la cerveza a Ethan, yo había comprado esa botella y Ethan me la había robado, pero Maddie quería dejarme a solas con Jax. Es más, quería que yo me quedara en la habitación de Jax y eso me hizo preguntarme si se notaban mucho mis ganas de seguir estando con él.
Asentí.
―Vamos, yo te ayudo a cargarlo hasta el auto ―dijo Jax, agarrando a Ethan, él se abrazó a Jax como si fuera una almohada con piernas.
Cuando Jax se alejó lo suficiente para no escucharnos, le di un apretón en el brazo a Maddie y no pude evitar preguntarle.
―Gracias, amiga, no tenías por qué hacerlo... ¿Tanto se notan mis ganas de querer estar con él?
Maddie me sonrió, devolviéndome el apretón.
―Te aseguro que más se notan las ganas de él.
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