Día 2 ~Malleus & Sebastian~
Obra: Twisted Wonderland y Kuroshitsuji.
Ship: Malleus Draconia & Sebastian Michaelis.
Tema: Prueba de embarazo.
Título: Extraña unión.
┅┅┅┅┅┅┅༻❁༺┅┅┅┅┅┅┅
Sebastian Michaelis junto a su joven amo han llegado a Twisted Wonderland de forma misteriosa, en un mundo lleno de magia conocerán a alguien que les cambiará la vida.
┅┅┅┅┅┅┅༻❁༺┅┅┅┅┅┅┅
En un mundo muy distinto al suyo, Sebastian Michaelis trataba de adaptarse poco a poco, al principio lo que parecía un sueño se hacía una palpable realidad con el pasar de los días. Aparecer repentinamente en un mundo lleno de magia fue un gran impacto, incluso para un demonio.
Resignado a ser una especie más en Twisted Wonderland, debía aprender a convivir con otros que no parecían temerle si mencionaba su naturaleza demoníaca, una reacción que contrastaba a los humanos del mundo del que venía. En parte era un alivio no reprimir su verdadera esencia y tratar llevar una vida normal, una normalidad que se veía limitada al tener a su joven amo a su lado, la carga que le impedía disfrutar plenamente de esta extraña aventura.
—¿Cuándo volveremos a nuestro mundo? —Era la pregunta cargada de frustración de Ciel al estar recogiendo las hojas del suelo en un gran jardín. Era evidente su molestia porque en este mundo su título de conde no tenía ninguna relevancia, siendo reducido a ser un simple sirviente en este misterioso y sombrío castillo, lo consideraba la mayor humillación.
—Tal vez se nos permita regresar cuando deje de quejarse tanto. ¿No ha pensado que esto podría ser una especie de castigo por su arrogancia?
—Cállate, ya sé que a ti te gusta estar aquí. Parece que los demonios tienen mayor aceptación que un humano como yo.
—Dice eso, pero ¿no estoy limpiando el jardín igual que usted? —Con un gesto sarcástico Sebastian decía, aunque no tenía la orden explícita de hacer este tipo de labores por solidaridad a su joven amo lo acompañaba. Además no desaprovecharía la oportunidad de satisfacerse viendo como el orgullo de su contratista era golpeado con cada hoja que recogía.
—Sebastian... —Era el nombre que se escuchó pronunciar de una voz varonil, un llamado que interrumpía la amena charla entre amo y mayordomo. Junto con numerosos destellos verdes revoloteando en los alrededores una imponente figura aparecía.
Ciel dando un suspiro resignado continuaba su trabajo mientras veía a su demonio acudir a ese llamado con paso firme. Pronto vio como ese hombre con cuernos y mirada profunda se alejaba junto a Sebastian en una extraña complicidad, no pudiendo contradecir la orden del dueño de este castillo, siguió solo en su humillante faena.
—¿No tiene un país que gobernar? No interrumpa sus actividades por mí, mi señor.
Con tono condescendiente decía Sebastian al aparecer entre destellos de magia en una habitación que conocía a detalle. Sintiendo como unas ansiosas manos quitaban su habitual frac negro era obligado a recostarse en la cama.
—Tú cumple con tu trabajo de complacer al gobernante del Valle de las Espinas.
—No le bastó con lo de anoche, ¿no lo hice bien?
—Tal vez lo hiciste demasiado bien y por eso quiero más.
Susurró Malleus Draconia antes de besar apasionadamente los labios del demonio, quien casi desnudo en su cama se abrazaba a él para dar inicio a esta entrega llena de sensualidad y deseo. Ninguno de los dos entendía esta imperiosa necesidad de querer poseerse, no podían dar sentido lógico a esta atracción irracional que surgió desde el momento que por primera vez cruzaron mirada. Tal vez era la oscuridad de sus naturalezas lo que provocaba que sus cuerpos se sintieran atraídos de esta manera, buscando saciarse en el otro en cada tan deleitable encuentro.
—Sebastian, ¿quieres volver a tu mundo? —Era la pregunta de Malleus cuando satisfecho se abrazaba a él después de haber experimentado tan exquisito placer que lo consumió en cuerpo y alma.
—No me siento mal aquí, pero mi joven amo no parece adaptarse.
—Ese niño... Te preocupas mucho por él, ¿no?
—Es mi amo solamente, no empieces con eso de nuevo. —Con una sonrisa forzada decía al ver su gesto molesto, empezando a vestirse se prestaba a marcharse.
—Ahora yo también soy tu amo.
—Vaya, dos amos... Y ambos tan arrogantes y egoístas con este pobre demonio que cumple sus caprichos.
—No me compares con ese niño.
Malleus decía con algo de molestia porque de alguna forma tenía razón, pero nunca lo admitiría. Bruscamente hacía que Sebastian se recostara de nuevo en la cama, sumiso el demonio se dejaba someter, al parecer no le eran desagradables estas muestras de "afecto". Sus labios se unieron en un lascivo beso para entregarse de nuevo al placer, insaciable deseo que les gustaba compartir en esta nada forzada intimidad.
Unos días transcurrieron en aquel castillo, Ciel notaba como su demonio era más cercano a Malleus, ese temible hada dragón que gobernaba con su poderosa magia el Valle de las Espinas, el dueño del castillo que los acogió semanas atrás. Ciel al haber convivido los últimos años con un ser proveniente de la oscuridad estaba acostumbrado a lidiar con seres de apariencia temible, así que este Malleus no le provocaba un tipo de sensación que lo intimidara.
—Pequeño humano, ¿has visto a Sebastian?
—No, señor Draconia.
—Que extraño, siempre que no está conmigo, está contigo.
Decía Malleus con una extraña sonrisa, gesto que bastó para que Ciel confirmara que aquel digno señor le tenía algo de celos por su estrecha relación con Sebastian, una relación que no era romántica como la que parecían tener ellos. Era bastante obvio que había "algo" entre los dos, por la forma en que se miraban, hablaban y trataban al estar juntos. No le sorprendía que unos idiotas se entendieran de esa manera, un pensamiento que reservó para si mismo porque sería más idiota al atreverse insultar a alguien que podía desaparecer los con ese desconocido poder llamado magia.
De repente un extraño grito interrumpía esa casual charla, ambos reconocieron la voz de ese grito que parecía ser de dolor, susurrando el nombre del demonio se prestaron a buscarlo, no parecía estar lejos. Ciel seguía a Malleus en esa búsqueda, no pudo evitar preocuparse, de todas formas era la única compañía confiable que tenía en este mundo y no podía imaginar si lo perdía.
Avanzaron unos pasos cuando finalmente lo encontraron detrás de unos arbustos espinosos, recostado en el suelo se retorcía de dolor, Ciel sorprendido lo miraba pues nunca antes había visto a su demonio en tan miserable estado.
—Sebastian, ¿qué pasó? —Cuestionó Malleus bastante preocupado, trataba de levantarlo para llevarlo dentro del castillo.
—Me duele... —Murmuró avergonzado en respuesta, mostrarse tan patético le era humillante, pero el dolor en su vientre era insoportable que solo podía expresarlo así. Punzante dolor, sentía como si algo le revolviera las entrañas y se las arrancara a pedacitos, tan fuerte que le impedía moverse al punto de ni siquiera soportar que lo tocaran.
Su mirada carmesí destellaba ante los ojos de Ciel y Malleus que se miraban entre sin saber que hacer, ambos conocían a Sebastian a su manera pero ninguno sabía que podía sufrir algún tipo de enfermedad que lo hiciera reaccionar así. Entonces por la mente de Ciel cruzó una alocada idea al ver cómo se estrujaba fuertemente el vientre con ambas manos.
Sabía que dolor de estómago no podía ser, su demonio no comía como los demás, una enfermedad era probable, pero su buen instinto le alertaba que podía ser algo más. Después de todo, Sebastian había estado actuando de forma inusual los últimos días, cambios de humor y malestares que no eran propios de él.
—Podría ser que... —Susurró para abrazarlo por la cintura en medio de un fuerte sonrojo, absolutamente no estaba acostumbrado a dar abrazos, menos dárselos a Sebastian. Se arriesgaba a ser lanzado por los aires por su demonio en este estado de dolor, sin embargo sólo sintió como el cuerpo de este se empezaba a relajar.
Malleus estaba entre confundido y molesto, ese niño del que sentía celos por su cercanía con Sebastian lo calmaba con un abrazo y él de pie sin hacer nada, completamente inútil. Su enojo se convirtió en tristeza en un instante al pensar que ellos se amaban y él estaba de más entre los dos, ¿acaso ahora debía olvidar los sentimientos que ese vil demonio le despertó desde el momento en que llegó a su castillo?
Lo que al principio parecía una relación apasionada basada en el deseo y placer, con el pasar de los días se volvió en algo significativo, un alivio para su dolorosa soledad. Todo ello hizo que despertara un profundo sentimiento que al parecer nunca sería correspondido. Sebastian con los ojos cerrados parecía recuperar la calma al sentir como el dolor disminuía con ese abrazo que su joven amo le regalaba, su cuerpo tembló al escuchar como rayos y truenos resonaban repentinamente en el distante cielo.
—Malleus... —Murmuró con esfuerzo al darse cuenta de su mal humor— Cálmate.
—¿Cómo pretendes que me calme? Estoy confirmando a quién realmente amas.
—¡¿Qué?! —Cuestionó Ciel apartándose ante tal insinuación, al romper ese abrazo solo sintió como un aura maligna y oscura lo obligaba a aferrarse de nuevo al cuerpo de su demonio— Oye... ¿A ti qué te pasa?
—No se aleje, la calidez de su alma hace que mi dolor se mitigue. —Respondía Sebastian con frustración al propiciar tal vergonzosa situación.
Su joven amo viéndose en tal obligación, lo abrazaba, todo ante la mirada celosa de Malleus, pensaba si Sebastian hacía esto a propósito para librarse de él de una vez. Ciel en medio de esa extraña situación se sentía más confundido que incómodo, aunque sabía que la pregunta que haría ahora podía sonar bastante ridícula, debía hacerla. No pensaba pasar la vida abrazado a su demonio para evitarle este sufrimiento. —Sebastian, ¿es posible que estés embarazado?
El demonio abrió los ojos con sorpresa ante la inesperada insinuación de su amo, una posibilidad que no parecía sonar tan descabellada. Un demonio y un hada que experimentaban el placer físico a diario hasta saciarse completamente sin ningún tipo de precaución, ¿podían haber concebido un bebé?... Era posible si tomaban en cuenta sus complejas naturalezas, muy distintas a los simples humanos.
Malleus sorprendido abría también sus vivaces ojos verdes, pero muy diferente del gesto de Sebastian, una dulce sonrisa se esbozaron en sus labios, como dando por hecho esa suposición dicha por Ciel. —No se ilusione señor Draconia, solo es una suposición mía, eso sería absurdo...
—Si eres capaz de calmar su dolor, deberías sentir si hay vida creciendo dentro suyo, ¿no? Comprueba si hay un bebé.
—Como voy a comprobar eso, no soy médico... Ni siquiera soy como ustedes para entender si crece algo concebido por los dos.
—Malleus, no lo presiones así... —Murmuró Sebastian sintiendo la tensión de su amo ante la presencia intimidante de su celoso amante.
—Lo sabía, lo amas...
—Está bien, me concentraré en percibir algo —Advertía seriamente Ciel al sentir las vibras atemorizantes de ambos despertar al empezar una nueva discusión, ser la manzana de la discordia entre los dos solo le haría llevarse la peor parte por su débil naturaleza humana.
Sin apartarse de ese abrazo se apegaba más al vientre de su demonio para poder percibir algo que afirmara o descartara su absurda suposición, que al parecer no era tan absurda porque ya concentrado en ese objetivo pudo sentir un pequeño latido que lo hizo sobresaltarse un poco.
—Sebastian, no creo que tengas un corazón aquí ¿o si?
—No...
—Además me hizo sentir como cuando el señor Draconia el otro día me lanzó un rayo por los pies.
—Phantomhive, ¿crees que hay un bebé dentro de Sebastian?
—No sé... No soy médico y mi instinto no es una prueba de embarazo.
—Tú lo insinuaste al principio, por algo lo dijiste... —Malleus perdiendo un poco la paciencia decía.
—Deja tranquilo al joven amo —Era la seria petición de Sebastian al sentir de nuevo la tensión entre ellos— Al parecer mis sospechas eran ciertas, tendré un bebé, no lo esperaba...
—¿¡No pudiste decirlo antes!?
A manera de reproche Malleus y Ciel le gritaban al ver su gesto resignado, a pesar de aquella vaga confirmación un emocionado Malleus con mucha alegría lo abrazó por la cintura. Ciel siendo casi aplastado en ese abrazo, trataba de zafarse de tan molesta situación.
—¿Y ahora qué? —Cuestionó el joven cansinamente al verse involucrado en este asunto.
—Sebastian tendrá a mi bebé, debemos cuidarlo bien a partir de ahora.
—¿Y yo por qué? Usted lo embarazó, no yo.
—¿Qué dijiste? —Cuestionó Malleus con mala cara ante la insolente respuesta de ese joven humano orgulloso.
—No empiecen a pelear... En todo
caso al joven amo, él va a cuidarme bien, ¿verdad?
Como respuesta solo se escuchó un chasquido de lengua, suponía que no tenía más opción en su situación actual. Que frustrante era que incluso su demonio alcanzara un status mayor al suyo solo porque le daría un primogénito al gobernante de este Reino.
Lo peor de todo es que a partir de ahora tendría que ser un sirviente de su demonio y posiblemente niñero de ese bebé cuando naciera. No pudo evitar sentir un escalofrío al imaginar un hijo de ambos, una masa amorfa oscura como la verdadera forma de Sebastian, con cuernos y la monstruosa magia de Malleus. Se estremeció aún más al ver como los dos acercando sus rostros entre sí se besaban con aparente genuino afecto, al parecer esa pequeña vida fue concebida con "amor" entre esos dos tipos tan raros.
Muchas gracias por leer esta segunda historia de este reto. Espero sinceramente que haya sido de su agrado 💖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro