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Día 12 ~Undertaker & Sebastian~

Obra: Kuroshitsuji [Anime/Manga]

Ship: Undertaker & Sebastian Michaelis

Tema: Sexo en el embarazo.

Título: Clandestino.

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Sebastian Michaelis era consciente que su cuerpo sufriría cambios en este vergonzoso e inesperado embarazo, pero no imaginó que lo obligaría a satisfacer otras necesidades con el excéntrico padre de su hijo.
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Las luces en la mansión Phantomhive como era costumbre se apagaron ya avanzada la noche, era hora de que Sebastian finalmente pudiera darse un respiro de sus ajetreadas labores como mayordomo. Dejando a su amo dormido, la noche se convertía en el tiempo para tomarse ciertas libertades, refugiándose en la oscuridad podía desatar su inquieta naturaleza demoníaca.

Este era su ligero pensamiento antes de que aquella inquietud nocturna lo condujera a la situación que actualmente lo mantenía agobiado, un embarazo que obviamente no fue deseado y ahora debía mantenerlo en secreto de todos. Resguardado en las sombras de su modesta habitación se quitaba parte del uniforme que lo distinguía como mayordomo, la faja que apretaba su abdomen al soltarse hacía notar su algo abultado vientre.

Un humillante estado, del cual Sebastian podía admitir que se arrepentía haber provocado, pero nunca imaginó que su cuerpo sería capaz de crear vida, menos concebirla junto a otro ser sobrenatural, específicamente un dios de la muerte. ¿Quién hubiera siquiera contemplado tal posibilidad? Nadie, aún así sucedió. Sus noches de extrema locura y lujuria habían rendido su fruto de la manera más inexplicable, dejando una evidencia de la que no podía deshacerse sin arriesgar su propia existencia, este sería un recordatorio constante de que toda acción tiene sus consecuencias.

Sin embargo, lo que más le remordía las entrañas no era que esta criatura creciera en su interior como vil parásito, era la necesidad de tener cerca, muy cerca, al padre del que debía llamar hijo. Pensamientos llenos de frustración fueron interrumpidos por una sigilosa sombra que entraba a su habitación, su peculiar sonrisa solo lograba irritar más al demonio, que casi parecía haberlo llamado con la mente.

—Me gusta que facilites el trabajo, ya no perderé tiempo en quitarte ese tonto uniforme.

Era lo que escuchaba Sebastian al sentir como esa misteriosa silueta al acercarse lo abrazaba con fuerza por detrás, no sabía si era solo un amante efusivo o muy posesivo. Sentirlo cerca lo estremecía, y el otro percibía lo que provocaba al acariciar la piel desnuda de su vientre.

—No me lo quité para tí, solo iba a descansar más cómodo.

—No mientas, sabías que hoy es nuestra cita nocturna.

—Vienes cuando te place, como debía suponer que hoy vendrías.

Undertaker se encogió de hombros a manera de respuesta, sin dejar de sonreír lo acariciaba, sabía lo que al demonio le gustaba, dónde y cómo tocarlo para excitarlo en este juego previo. Aunque no debía hacer mucho porque en las últimas semanas el flamante mayordomo de la mansión Phantomhive se excitaba al instante, algo que él jamás admitiría.

Sebastian entre avergonzado y enojado se dejaba consentir, sintiendo sus besos en el cuello, sus firmes caricias en la entrepierna, este afecto hacía que su cuerpo sucumbiera a los encantos de este excéntrico hombre que en un momento figuró como su rival. Las asperezas que mantuvieron de alguna manera fueron tratadas en la cama, entregas algo agresivas que ambos por sus naturalezas podían resistir y disfrutar a plenitud, encuentros furtivos que no fueron suspendidos aún con la noticia del embarazo.

—No deberíamos tener sexo... —Era lo que un extasiado y desnudo Sebastian murmuraba al ser colocado en cuatro sobre su cama.

—Lo dices cuando esa parte de tu cuerpo está palpitando... —Undertaker decía en tono burlón sin apartar la mirada de esa entrada que palpitaba, disimulando la excitación que le provocaba tan maravillosa vista sonreía, a la vez que preparaba su erección para embestirlo — No me digas que te preocupa hacerle daño al bebé.

—No es por eso.

—¿Entonces?

—Porque no deberíamos hacerlo y ya...

—No voy a embarazarte más, así que no te preocupes, jijiji.

—Idiota...

Palabra ofensiva que fue respondida con una embestida brusca y profunda, el demonio se aferraba a las sabanas estrujándolas fuertemente con sus manos. Un gemido se escapó de su boca al sentirlo arder tan dentro suyo, estremecido empezó a moverse al ritmo de sus embestidas que le daban tan exquisito placer. Pronto Undertaker lo acomodaba de una forma para ver su rostro al embestirlo, pero a la vez debía en una posición que no aplastara su vientre, debía agradecer que el demonio era bastante flexible.

Minutos después, ambos satisfechos en la cama trataban de recuperar el aliento tras un orgasmo que los consumió en cuerpo y alma. Las sabanas manchadas de sus fluidos eran evidencia de este nuevo encuentro, Undertaker acariciando el vientre del demonio trataba de percibir a su hijo, este que fue concebido en una entrega similar a la que acababan de tener.

Sebastian estaba resignado a su embarazo, y a lo cariñoso que podía ser ese hombre con su hijo que todavía no nacía. A pesar de que hace unos minutos no pareció importarle su bienestar al embestir su cuerpo de forma desenfrenada. —No me imagino cómo será esta criatura al nacer.

—Seguramente será un bebé bonito, incluso el conde se embelesará al verlo.

—Ya te dije que el joven amo jamás se enterara de su existencia. —Aseguró el demonio con firmeza.

—¿Por qué? ¿Temes que te regañe? Eres un demonio adulto, jiji.

—No es necesario que lo sepa, por eso acordamos que al nacer te lo llevarás lejos.

—Crueldad digna de un demonio, como puedes pensar en abandonar a tu hijo, el fruto de nuestro amor.

—¿Amor? Solo fue producto de nuestra calentura.

—No hables así, no sabemos si el bebé entiende. —Decía Undertaker con una sonrisa— Hagámosle creer que fue concebido con amor, que su padre dios de la muerte fue cautivado por la belleza, sensualidad y retorcida personalidad de su padre demonio.

—Deja de decir tonterías.

Sebastian murmuraba molesto por sus tontas palabras de supuesto amor, si las decía en serio o en broma, no quería aclararlo para no complicar esta extraña relación que mantenían.
Undertaker levantándose de la cama empezó a vestirse, de reojo veía como el demonio también recogía su ropa.

—Fue una entrega placentera como siempre, mayordomo.

—Es probable que mi libido se aumentara por el embarazo, ¿cuál es tu excusa para tus insaciables ganas de sexo?

—Tú... —Dijo sin dudarlo Undertaker, respuesta que molestó al demonio por ser dicha de esa manera. Estaba a punto de golpearlo, pero solo sintió como era recostado bruscamente de nuevo en la cama— No te emociones, seguramente es algo que te hace más atrayente en este estado.

—¿Si?

—Si, ni siquiera me gustas, maldito demonio.

—Es bueno aclararlo. —Dijo Sebastian antes de que sus labios fueran atrapados en un apasionado beso. La poca ropa que se habían puesto, volvían a quitarla para dar inicio a una nueva entrega cargada de placer.

Pocos minutos pasaron para ver como Sebastian gemía embistiéndose en el endurecido miembro de su amante, quien recostado en la cama contemplaba deleitado la erótica vista que el demonio le daba al "saltar" encima suyo, sus movimientos y gestos eran tan sensuales que era inevitable no sentir que pronto eyacularía en ese húmeda y apretada cavidad que lo tenía atrapado.

No les sorprendía que en una noche pudieran satisfacerse varias veces, fue así desde el inicio de esta clandestina relación, y desde el embarazo esas noches eran más seguidas que antes, les era un poco entretenido buscar una posición que se ajustara a sus "necesidades" actuales. Undertaker casi al amanecer con el mismo sigilo que usó al entrar a esa habitación se prestaba a salir. —Nos vemos pronto, mayordomo. Descansa un poco.

—Pudiera descansar sino vinieras tan seguido.

—¿No quieres que venga?

El demonio ignorando aquella pregunta empezaba a vestir su uniforme, pronto debía dar inicio a sus labores como mayordomo. Undertaker esbozando una de sus usuales sonrisa se acercaba para despedirse, en un afectuoso abrazo apreciaba su gesto malhumorado.

—¿Qué haces? Vete de una vez.

—Puedo quedarme unos minutos más. —El shinigami sugería al sentir como su forma de retorcerse empezó a excitar a ambos.

—No, debo ir a trabajar...

—El conde entendería que faltes a tus labores por tu estado, si tan solo se lo dijeras.

—No se lo voy a decir, es demasiado vergonzoso.

—Seguramente su cara al enterarse será para morirme de risa, ¡que hilarante sería! —Con una enorme sonrisa decía como imaginando la escena— Si te avergüenza contárselo puedo hacerlo yo, no me molestaría. ¿Puedo?

—¡No te atrevas!

Era la severa advertencia del demonio al escucharlo, su mirada destellaba en rojo carmesí mientras trataba de librarse de su agarre. Que le dedicara esa burlona sonrisa solo lograba irritarlo más, pero no tanto como sentir al pequeño ser que creciendo dentro suyo se movía con fuerza en esta peculiar cercanía.

—Nos vemos en la noche, mayordomo.

—¿Dos noches seguidas?

—Se que puedes resistirlo, como siempre.

Undertaker con una sugerente mirada decía antes de desaparecer de la vista de Sebastian, que maldiciéndolo apretaba la faja que él le soltó antes en su abrazo. Sabía que no podía esconder su secreto para siempre, más si en realidad no pensaba abandonar a este hijo, resignado se preparaba para dar la noticia a su amo un día de estos, al menos antes que ese odioso shinigami lo delatara.

Al evocarlo en su mente, dio un suspiro, simplemente no podía explicarse cómo pudo caer tan bajo al ser sometido y seducido por quien se suponía enemigo natural de los demonios. Al hallar una respuesta golpeó la pared cercana en señal de frustración y vergüenza, calmándose terminaba de vestirse para empezar su tediosa rutina como mayordomo, entre más rápido acabara el día la noche que anhelaba disfrutar llegaría.

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Muchas gracias por leer esta corta historia, espero que haya sido de su agrado ✨💖
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