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Capítulo 2 - ¿El mismo día de siempre?

Capítulo II

—¡Ethan! ¿Quieres darte prisa? —Les dije que siempre se repite lo mismo, hacer lo de siempre una y otra vez —la escuela no te va a esperar con los brazos abiertos si sigues tardando como lo haces.

La escuela... me olvidé que hoy tendría que cumplir el castigo, un castigo que no merezco; retracto lo de repetir lo mismo todos los días, hoy es diferente, no tengo la menor idea de por qué me alegro por limpiar el patio.

El lado bueno es que podré ampliar mi capacidad de socialización; como si fuese posible, voy a estar con Tad, Madeline, Ulyana y Taylor, las personas más habladoras de toda la escuela, si, es sarcasmo; si algo bueno va a pasar el día de hoy es que voy a saltarme la clase de la Sra. Dawson, detesto ciencias, ¿mezclar sustancias y que luego exploten en el rostro? No gracias, si hay algo en el mundo que odio con toda mi alma, es el laboratorio.

—¡ETHAN! ¿ME ESTÁS ESCUCHANDO?

—Que si mamá, voy a cambiarme y bajo.

El lado positivo de mi día a día es que no sufro con el "que voy a usar", normalmente me visto con lo primero que encuentro, siempre y cuando este limpio.

Al intentar tomar el celular para ver mi aplicación favorita, mi hermana hace presencia.

—Baja de una vez hermanito, no pienso avisarte todos los días —¿hermanito? ¿Me dijo hermanito? Si hay algo que odio es que me diga así.

—¿Me dijiste hermanito? Solo eres un año mayor que yo.

—Un año y medio en realidad, además, te perdiste en el centro comercial y mamá tuvo que contactar a seguridad para que te buscasen.

—Primero, eso le pasa a todo el mundo; segundo, fue hace mucho ya olvídalo.

—Fue la semana pasada.

Para mi fue hace mucho, pero ¿quien no se ha perdido en el centro comercial alguna vez? Es algo común, eso espero; levanto mi mochila para ponerla sobre mi hombro y sujeto el celular hasta llegar a la mesa de la cocina, una vez sentado prendo el objeto que permanecía en mi mano e ingreso a WhatsApp, pues, en la barra de notificaciones marcaba mensaje de un número no registrado.

Unknow _ 7:01:
Hola Ethan!!!! Soy Sophie, solo para decirte que cuando llegues a la escuela vayas directamente al patio, el director va a estar esperando allí.

Al ser Sophie registro el número antes de contestar.

Yo _ 7:24:
Hola Sophie, esta bien, thx por avisar

Nadie de mi familia sabe acerca del castigo, y no pienso contarles, conozco muy bien cuales serían sus reacciones; en primera, mi mamá me mataría, iría a la escuela, y ella misma me haría limpiar más de lo establecido; doy gracias al cielo el que no la hayan llamado y tengo la esperanza que continúe así.

Me pongo de pie para llevar el plato al lavaplatos, si, lo mismo de ayer; en mi celular abro la app de Spotify, entro a mi playlist y le doy play, la canción que hace apertura a mi día es "Hymn for the Weekend" en mi opinión de las mejores que tiene "Coldplay" aunque todas las de esta banda son maravillosas.

Tutti se acerca a mi subiendo ambas patas delanteras a mis piernas, una señal de que quiere cariño, guardo el dispositivo en el bolsillo interior que tiene el saco del uniforme de la escuela, ya con los AirPods activados y la música sonando; me arrodillo para despeinar la cabeza de Tutti, me despido y salgo por la puerta delantera.

El viento frío recorre el cuerpo una vez fuera de casa, Otoño está cerca, a lo que le sigue el invierno, e invierno es sinónimo de navidad, mi fiesta favorita del año.

Estando mi pie apoyado sobre el pedal de la bicicleta, listo para emprender el recorrido con dirección al castigo, una voz suena del otro lado de la calle.

—¡Ethan! —una voz amable solicita mi presencia, con la mano al aire realizando un movimiento para acercarme a ella y una lonchera en la otra.

—Señora Mackenzie, buenos días, hace mucho que no la veo, ¿cómo está?

Si, dije señora Mackenzie, es la esposa del consejero estudiantil, no les mencioné el detalle que vive al frente de mi casa, otra razón la cual agradezco que el señor Mackenzie no le haya dicho a mi mamá, porque pudo haberlo hecho, únicamente tenía que cruzar la pista y tocar la puerta.

—Muy bien hijo, quería pedirte algo, si no es molestia para ti.

—Claro que no es molestia, dígame, ¿en que la puedo ayudar?

—Pool... —así se llama el señor Mackenzie— se olvidó su almuerzo, ¿podrías llevárselo?

—Si, yo lo llevo, no se preocupe.

—Muchas gracias.

Cuelgo la lonchera en mi mochila y subo a la bicicleta, con dirección a la escuela; estando a mitad de camino suena mi celular, trate de ignorarlo pero era insistente, así que lo saco del bolsillo y al ver la pantalla se me paralizó el cuerpo, mi alma se había ido de vacaciones a Hawaii porque ya no la encontraba.

Llamada perdida de mamá (5)

Tengo 5 llamadas de mamá, va a pensar que no le he querido responder, al minuto de mi alteración suena la llegada de un mensaje, con miedo lo leo desde la barra de notificaciones.

Mamá _ 7:59:
Tengo que hablar contigo.

Mis súplicas fueron en vano, mamá estaba enterada; no pensaba decir esto pero, no quiero que terminen las clases, mi duda estaba en ¿le contesto o no le contesto?

Sabía que corría el riesgo de que me quiera llamar si lo leía, por otro lado podría pensar que la ignoro, lo que es peor; ¿por qué es tan difícil? Mi reacción inmediata ante la cuestión es morder la parte interior de mi boca, ¿conocen esa parte que está detrás del cachete? Pues es mi punto débil ante el nerviosismo y el miedo.

Con todo el miedo encima, decido llamarla; cada timbrada que se genera, es la cuenta regresiva a mi muerte, mi respiración acelera y junto a esta mi temor por escuchar la voz de mi madre.

Hasta que contesta.

—¡Ethan! —me cuesta manejar la bicicleta debido al sudor de mis manos, es asqueroso, lo sé, pero no puedo controlar el nerviosismo que siento.

—Di... dime mamá

—Hoy voy a llegar tarde a casa, tienes que dar de comer al perro, tu hermana va a estar conmigo, y tu papá tiene cosas pendientes en su trabajo, te vas a quedar solo, ¿puedes con eso? —un aliento de alivio sale tan fuerte que causó extrañeza en mi mamá, así que le respondo rápido para que ignore este.

—Está bien mamá, no te preocupes; pero, ¿tantas llamadas para eso? —qué es lo que acabo de decir.

—¿Qué fue lo que dijiste? —exacto, que fue lo que dije.

—Eee... —soy una persona muerta; a menos que... —Mamá ya llegue a la escuela, me tengo que ir.

En realidad no llegue pero es una buena excusa, pero tengo que darme prisa, en 10 minutos cierran las puertas.

Estando en las afueras del lugar, dejo mi bicicleta en donde todos, doy pasos apresurados para pasar desapercibido pero la voz del señor Rodriguez me detiene.

—Joven Schmid, hasta que por fin se le da el gusto de llegar —Con la misma voz de viejo cascarrabias de siempre se acerca a mi, con pasos lentos y los brazos cruzados parecía un hechicero a punto de convertirme en rana.

—Perdón señor Rodriguez, se me hizo algo tarde.

—No me había dado cuenta —es obvio que es sarcasmo— apresúrate o llegarás tarde a tu castigo.

Un castigo injusto señor, pero bueno, si me quedo a decir lo que pienso terminaré suspendido, y con eso no hay forma de ocultarlo a mi mamá; sin nada más que hacer allí, voy al patio de descanso, al llegar veo a los demás.

—¡MIERDA! ¿por qué hay tanta basura? —Tad da un grito luego de que un vaso de jugo se derramará en sus zapatillas.

—¡Anderson! El vocabulario.

—Perdón señor Mackenzie, pero los individuos cochinos y sin respeto a la sociedad arruinaron unas zapatillas de 300 dólares.

—¿Y tú si tienes respeto a la sociedad? —Taylor con una bolsa en mano arremete contra el deportista, una mirada retadora es lo único que se puede decir de la descripción de aquel momento.

—¿Qué acabas de decir rueditas? —Tad se acerca con las manos hechas puños.

—¿Me acabas de decir rueditas? Que adorable, deposita 5 dolares más a tus apodos.

Peleas, nunca pueden faltar.

—¡Anderson! Aléjese de O'Kelly —La paciencia del consejero se multiplicó por cero; que curioso, es la persona más paciente de la escuela, aunque esta escena a cualquiera lo saca de sus casillas, parecen dos niños de 5 años.

—Yo no debería de estar aquí, es injusto, me está haciendo perder mis estudios —Madeline no tardó mucho para quejarse respecto a la situación, aunque esta vez no la juzgo, pienso lo mismo que ella, a excepción de la parte que dice perder los estudios, haría lo que fuera por estar a más de mil metros de distancia de los frascos de laboratorios y batas.

—Ya la escuchamos princesita, ¿algo más que se le ofrezca? —Ulyana menciona sin esperar una respuesta por parte del señor Mackenzie.

—Almenos no soy una plebe.

—Prefiero ser una plebe honesta, a ser parte de la realeza pero con veneno en el interior.

—Agradece que este veneno no está entrando a las venas, de lo contrario ya estarías muerta.

—¿es una amenaza? Mira como tiemblo.

Para ser sincero, ahora si prefiero ir a clase de ciencias.

—¡CALLENSE DE UNA VEZ! si siguen así no solo limpiarán el patio, conocerán el baño como nunca antes lo conocieron ¿quieren eso? —el señor Mackenzie mira con decepción a todos y se da media vuelta —quiero todo limpio para antes de la salida.

Soy un espectador en todo esto, me perdí tanto en la trama que casi me olvido de darle su almuerzo, corro detrás de este y se lo entrego, al tomarlo en sus manos agradece y se va.

La tensión en el lugar era alta, soy él único que no se ha peleado con nadie, y tampoco quiero hacerlo.

Agarro una de las escobas y empiezo a barrer el lugar, el polvo se hacía presente como hormigas al destruir su hogar, mientras yo me encargo del camino, los otros están limpiando las sillas, mesas, ventanas desde afuera, macetas y más; al cabo de 1 hora y quejas constantes por parte de Madeline, llegó Sophie, con una polera que tiene estampado "I love the planet".

—¿Y tú que haces aquí? No me mal entiendas, lo que quiero decir es que no estás con el castigo —Taylor se acercó a esta.

—Lo sé, solo quiero ayudar, pensé que quizás les sería útil un par de manos extra.

—Lo que me vendría útil es irme a casa —Madeline dejo la escoba en el suelo y se sienta en el césped, toma su celular y comienza a ver en este.

Yo me limito a seguir limpiando y que hagan lo que quieran, yo estoy tranquilo; hasta que mi escoba choca con unos pies, alzó la mirada y me topo con Steven, para evitar problemas le pido disculpas y me voy, pero este me toma del cuello del saco y me regresa.

—¿Sólo disculpas? —Con una voz furiosa y una mirada penetrante levanta del cuello de mi camisa.

—Pues si, que más quieres.

—Bésame los zapatos.

—¿Qué? —está demente, no lo voy a hacer, jamás.

—¿Estas sordo? Te dije que me beses los zapatos, ¿o prefieres una golpista en tu ojo? Te caería bien uno morado —Hace un puño y lo alza, gruñendo como perro rabioso toma impulso; sin embargo, me armo de valentía y no puedo creer que voy a hacer esto, le doy una pisada y me libero de sus manos— que mal genio tienes, no soportas las bromas, pero te vas a arrepentir de esto Schmid, no olvides mi rostro —¡genial! Acabo de ganar más problemas, Steven camina hacia la puerta para entrar, no sin antes empujar un basurero y hacer que toda la basura se esparza por donde ya había limpiado.

Me acerco y me pongo de cunclillas para volver a recoger aquello, Ulyana se acerca a mi y con una bolsa en mano me ayuda a recoger lo del suelo— parece que tienes un nuevo enemigo, no muchos se atreven a hacer lo que tu hiciste —no es algo de lo que me enorgullezco, ni mucho menos que me guste, pero tenía razón, ahora tengo un nuevo enemigo.

—Solo hay dos respuestas Schmid, o tienes agallas, o eres muy tonto para hacer eso; no te juzgo, en tu lugar hubiese hecho lo mismo —Taylor se acerca y levanta el basurero, el tenía razón, no sé si lo que hice fue valiente o estúpido.

—¿Y ustedes no piensas ayudar? —Sophie reclama a Madeline y Tad, quienes estaban sentados revisando sus celulares, sin interés alguno de cumplir el castigo.

—Yo ya hice mi trabajo, no me hagan hacer más de lo que debo, suficiente tengo con estar junto a ustedes —Madeline se levanta y maldice el momento en el que fue castigada, pone su iPhone en su oído y se aleja.

Mientras que Tad toma su chamarra del equipo de football y va con dirección a la puerta.

—¿Y tú a donde vas? —Taylor reclama con una clara furia en los ojos.

—Yo ya terminé mi trabajo, no me jodan, ¿por qué no te preocupas en lo que tu haces, gusanito —¿gusanito?

—¿Gusanito?

—Está mejor que el anterior ¿verdad? Deposite 500 dólares, lo que tu no tienes —en realidad está peor que el anterior.

—¡Es espantoso querido, mejor dedícate únicamente a sacar músculos! —Madeline se acerca con burla en el rostro.

—Y tú que princesita.

—Ese se lo puse yo, sigues sin tener buenos apodos —Ulyana aclara ante la incomoda situación.

—No te sientas importante cariño, me han puesto apodos mejores.

—A ustedes les falta tener la capacidad que yo tengo para entender mis palabras —Tad cruza los brazos con una sonrisa ¿victoriosa?

—Si tuviésemos tu cerebro, nisiquiera podríamos ubicar adverbios en las oraciones, ni mucho menos el sujeto y el predicado —Madeline con total frialdad se ríe sin importar que esté frente a ella.

Mientras ellos discuten me alejo silenciosamente, logro entrar al pasillo, por fin estaba lejos de aquel circo, la hora de clases ya va a terminar, y sé quien tiene el horario libre.

Con total tranquilidad voy al salón de la Srta. Moore, observando cada locker, lo bien ubicados que están cada uno, como toman un lugar en el espacio, es tan... perfecto, de cierto modo; los colores azul de aquellos cuadros creados para guardar cuadernos combinan tan bien con las paredes blancas a su totalidad, con puertas de madera a cierta distancia entre sí, y entre ellas los casilleros, el piso de cuadros antiguo, pero que le da un detalle rústico.

Mientras nadaba en mis pensamientos se me hizo corto el camino al salón de arte, tomando en cuenta que se encuentra en el segundo piso.

—¡Ethan!, que haces acá me tomaste por sorpresa —la maestra de artes cerraba con rapidez la puerta del armario.

—Escapando de un castigo —ignore por completo la situación y únicamente me senté en una de las carpetas.

—Eso no es muy bueno de tu parte.

—Digamos que terminé con lo mío, dejé a los monos peleando.

—¿monos? —soltó una leve risa por el calificativo que di a los otros estudiantes.

—Si... personas que lo único que piensan es en demostrar que son mejores que los demás, como Steven, es un inútil —un ruido dentro del armario hizo que mirase pero la Srta. Moore continuó la charla de inmediato.

—Mmm ya veo; adivino, Madeline Omidyar y...

—Tad.

—¿Anderson? —sus ojos demostraron sorpresa, creo que no sé esparaba que aquel nombre esté involucrado.

—Si, además de Ulyana Nakamura y Taylor O'Kelly, Sophie solamente observaba la situación.

—Al parecer se han entretenido.

—Ni me lo diga, lo único que quiero es regresar a casa.

Y como por arte de magia la campana sonó luego de mi suplica, los pasillos se empezaron a llenar y las voces a hacer lo de siempre, dar dolor de cabeza.

Me despido de la maestra y salgo a los pasillos, pero antes de bajar las escalera voy al baño, abro el caño y me mojo la cabeza, con el espejo al frente solo puedo pensar una cosa, lo que siempre pienso al verme a mi mismo, esta etapa se terminará, tendré que enfocarme en nuevas cosas, tendré que decirle adiós a muchas rutinas las cuales para mi ahora son normales, tendré que crecer, veré partir a demasiadas personas que amo, hasta el día en que me toque partir, así que lo único que podía hacer, es pensar en el ahora, disfrutar lo que tengo y lo que tendré, de igual forma, lo que ya no poseere.

Echo agua a mi rostro y seco mis manos, tomo mi mochila y voy con dirección a la salida, ¡Rayos! Mi bicicleta no está, estoy seguro que fue Steven, no tengo pruebas pero es lo único que se me viene a la mente, ya no hay nadie a los alrededores, los buses ya se fueron, solo tengo una opción, caminar.

Decido ir por la ruta la cual voy de mi casa a la escuela, estando en uno de los tantos muelles del lago Tulip, observo el atardecer que esta a punto de darse, me siento en el lugar y con atención distingo cada detalle de la separación de colores, como pasa del rojo al naranja, y este al amarillo, un degradé natural; los atardeceres son mis momentos del día en los cuales más disfruto, ya que en estos puedo sentir que soy yo, que no tengo que mentir a nadie y que no necesito de nadie, y como si no fuese suficiente aquel espectáculo, las hojas anaranjadas que colgaban de los árboles empiezan a desprenderse, como una lluvia de estas, solo me queda decir "que maravilloso es nuestro mundo".

Sin haberlo planeado, estaba presenciando lo que era, el paso oficial del otoño, este momento me hace olvidar todo lo que pasó en la escuela, a pesar de lo malo, siempre hay luz de algo bueno.

Un mensaje suena desde mi bolsillo.

Mamá _ 17:43:
Ya diste de comer al perro????

Darle de comer, el perro, ¡DARLE DE COMER AL PERRO! no puede ser me había olvidado por completo, ojalá que siga vivo, ahora es lo único que quiero, antes de correr lo más rápido a mi casa, respondo a mamá como si estuviese todo bien

Yo _ 17:48:
Si mamá, todo está marchando de maravilla :)

Ahora si, cómo si estuviese en maratón olímpica, a correr antes de encontrar un perro moribundo.

•~•~•~•~♤~•~•~•~•

Aveces no decidimos con quienes pasar el rato, para Ethan, este día fue un poco incómodo, o entretenido, depende desde que punto lo veas.

Espero les haya gustado este capítulo, y espero estén usando su imaginación JAJAJA

Gracias por todo, deberas, porque lo que más me alienta a escribir, es saber que otras personas lo están leyendo.

Hasta el siguiente cap ;)

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