Ya en la noche, la familia Madrigal estaba cenando.

Como siempre, Mirabel estaba algo excluida, mientras que su hermana Isabela era el centro de atención.

Abuela- nuestra perfecta Isabela- exclamo mientras la miraba

Isabela- gracias abuela

Abuela- entre otras cosas, ¿Mirabel habrás echo bien tu trabajo con el señor de la panadería?

Mirabel- si lo hice bien abuela, el señor me dijo que mañana tengo que volver a ayudarlo

Abuela- yo creo que será así por lo menos hasta que él se encuentre otra ayudante

Mirabel- A mí me gusta la idea, pues es bueno sentir que ayudo en algo

Abuela- pero no te olvides hacer bien tu trabajo

Mirabel- no te preocupes abuela

Isabela- conociendo a mi querida hermana, algo me dice que terminara arruinando todo

Mirabel- ¿Por qué dices eso?

Isabela- primero que nada, no tienes un don, segundo eres la chica mas torpe que he conocido en mi vida.

Mirabel- no tendré un don, pero al menos no me creo la princesita del lugar

Isabela- tu me envidias

Mirabel- envidia de los burros- exclamo en tono burlon

Abuela- Mirabel no le hables así a tu hermana

Mirabel- ella empezó

Abuela- tienes que tratar con respeto a tu hermana mayor

Mirabel- está bien- exclamo de mala gana

Isabela solo mostro una sonrisa victoriosa.

Mirabel al darse cuenta de esto quería confrontar a su hermana, quien siempre la había menospreciado por no poseer un don.

En ese momento quería acercarse a ella y gritarle todas sus verdades en la cara, pero sabe que, si lo hacía, solo generaría más problemas.

Así que permaneció callada.

La familia termino de cenar y cada uno se fue a su habitación.