Al llegar a la panadería fueron donde se encontraba el señor José limpiando la mesa.

Señor- ¿puedo ayudarlas en algo? - pregunto mientras las miraba

Abuela- lamento la molestia, pero, ¿podemos hacerle un par de preguntas?

Señor- claro

Abuela- bien, ¿Mirabel continúa trabajando?

Señor- así es

Abuela- ¿Cuánto tiene que trabajar?

Señor- solamente le pido que venga dos o a veces cuatro días a la semana para ir por los ingredientes

Abuela- ¿Cuántas horas?

Señor- lo que tarde en ir por los ingredientes y volver, después no necesito nada mas

Julieta- Mirabel se iba en la mañana y volvía en la noche

Señor- bueno, la verdad nunca le he pedido que me ayude hasta tan tarde, ella no está conmigo todo el día, solamente nos vemos un rato

Abuela- entiendo, ¿usted conoce a un tal señor Hernando?

Señor- claro, el me vende los ingredientes

Julieta- está diciendo que, ¿Mirabel tiene que ir por los ingredientes hasta donde esta ese señor?

Señor- así es, él es único que vende productos de buena calidad

Abuela- usted lo conoce, ¿verdad?

Señor- así es, desde hace muchos años

Abuela- de casualidad es este hombre- exclamo mientras le mostraba una vieja foto de Bruno

Señor- es el, así se veía la primera vez que lo vi, solamente que con un poco de barba

Abuela- entiendo, ¿usted conoció a mi hijo Bruno?

Señor- escuché sobre él, pero jamás tuve la oportunidad de verlo

Abuela- por último, ¿Dónde es la tienda de aquel señor Hernando?

Señor- pues en el otro pueblo cruzando el rio

Abuela- está bien gracias

Señor- ¿y porque las preguntas?

Abuela- nada importante, hasta luego

La abuela salió de la tienda junto con sus dos hijas.

Pepa- comprobado, es Bruno

Julieta- pensé que él era diferente, pero me equivoqué

Abuela- bueno, no hay mucho que esperar de el

Pepa- nunca fue útil

Julieta- tienes razón

Abuela- bueno, vamos a aquel lugar

Las tres fueron al establo, y se fueron en caballo rumbo a aquel pueblo.