I
Adiós París, Adiós Amor
Guardo mis audífonos y el cargador de mi celular en el bolsillo de afuera de mi mochila.
− Esto ya está −llevo la mochila al umbral de la puerta y vuelvo a mi cama por mi maleta aún abierta.
− Es un viaje muy largo. No podré aguantar sin un gran pedazo de Camembert −se queja Plagg saliendo de quien sabe dónde con una bolsita llena de su queso apestoso.
− ¿Dónde piensas guardar eso? ¿En tu panza? −comento divertido.
Plagg, con una sonrisa en su cara, tira su bolsita a mi maleta.
− Me compraré ropa ni bien llegue allá. No pienso olear a Camembert mis primeros días en la universidad −comento divertido y asqueado mientras cierro el zipper de la maleta.
− No seas exagerado Adrien. Toda tu vida escolar has estado perfumado a mi adorado queso −cruza sus bracitos y finge estar indignado− Gracias a mí, has tenido novias.
− Ugh, no me hables novias. Lila y Kagami no cuentan. Además, yo −
− Yo siempre amaré a Ladybug −me interrumpe Plagg haciendo una mala imitación de voz.
− Pues sí, pero me he decidido algo −me siento en mi cama, agarro mi celular y enciendo la pantalla. La imagen de Ladybug de fondo de bloqueo me hace sonreír melancólicamente− hoy se lo diré por última vez.
Suena un par de golpes en la puerta y luego se abre. Es Nathalie con su Tablet en mano.
− Joven Adrien, no se olvide que el vuelo está programado para las 18:00 horas. Tiene que estar a las 16:00 horas en el Aeropuerto Charles de Gaulle y hacer su Check In. Puede despedirse de sus amigos hasta antes de la hora ya dicha −se acerca a mí, agarra mi maleta que estaba a mi costado y me da una sonrisa cálida− Llevaré esto al aeropuerto junto con las pertenencias de la señorita Marinette. Diviértase.
Se aleja de mí, agarra la mochila que estaba cerca de la puerta y sale de mi habitación.
− Eso fue bastante raro −desbloqueo mi celular para entrar al WhatsApp− Creo que nos podríamos despedir en el Puente de las Artes –mando el mensaje a Nino y recibo su respuesta al minuto.
− Supongo que después de eso irás a decirle a Ladybug el adiós, ¿no? –Plagg se acerca para luego meterse dentro la camisa.
− Efectivamente. Espero que no me rechace, por milésima vez –suspiro y seguido me golpeo las mejillas− la esperanza es lo último que se pierde –otro golpe− mente positiva, resultados positivos –y un golpe más− Todo saldrá de maravilla.
− Eso espero, masoquista –murmura Plagg mientras salgo de mi habitación.
Cierro la puerta del auto y comienzo a caminar hacia el puente. Mi celular empieza a sonar y contesto a pesar que no tengo registrado el número. No puede ser ningún fan porque no se los he dado a conocer.
− Muy buenas tardes, ¿con quién hablo? –sigo mi andar hacia el destino acordado.
− Hola Adrien. Soy el maestro Fu –esa voz me es familiar, sonaba calmada y asiática− Necesito que vengas con suma urgencia y con tu alter ego, Chat Noir.
− Claro. Voy en seguida –me cuelga y en seguida me llega un WhatsApp del número que me llamó recién mostrando una ubicación en vivo.
Ahora lo recuerdo. El maestro Fu se hizo pasar por mi profesor de chino mandarín para darme los Power-Ups de Plagg.
Me fijo bien la ubicación y felizmente no era lejos y creo que me dará tiempo para despedirme como es debido de mis amigos que hice a lo largo de estos años. Llegar media hora antes a una reunión siempre era favorable por este tipo de emergencia.
Me voy a un lugar poco visible, aunque no había muchos transeúntes, y me transformo en Chat Noir.
− Seas bienvenido Chat Noir –me saluda el maestro Fu sentado en la alfombra de esa pequeña habitación− No te destransformes. Tenemos que hablar y ella llega ahorita mismo.
¿Ella? ¿Ladybug vendrá?
− Lamento llegar tarde. ¿Será rápido? Tengo unas cosas que me faltan empacar y –
− Espera un momento –la interrumpo− ¿te estas yendo de viaje?, ¿por qué no me has dicho nada?, ¿por cuánto tiempo? Yo –
− Silencio y sentados los dos, por favor –me siento en la alfombra y Ladybug a mi lado.
El maestro Fu se levanta y se acerca a un toca disco del mueble de atrás, presiona unos botones y de ella sale una caja octagonal con grabados chinos. Se sienta de nuevo y ni bien coloca la caja al frente de nosotros, esta se abre junto con todos sus cajones laterales.
− Gracias ustedes hemos podido recuperar los dos miraculous restantes: el del pavo real y el de la mariposa. Sus respectivos kwamis están realmente agradecidos con ustedes –hace una leve reverencia con su cabeza− Yo también estoy agradecido.
− Y a las finales, ¿quién era Hawkmoth? Mi lady se fue a combatirlo pero no nos vimos después de todo ese caos –me cruzo de brazos y le hago un leve puchero a Ladybug.
− ¡Ah!, cierto. Hawkmoth era –
− No digas su nombre, Ladybug. Yo luego hablaré con él –el maestro Fu la interrumpe elevando un poco la voz.
¿Por qué siempre me excluyen? Estoy aquí maldita sea. Dejen de hablar como si solo estuvieran ustedes dos.
– Pero lo he citado aquí para hacerles una pregunta muy importante que afectará el resto de sus vidas. Lamentablemente ya no me verán por un largo tiempo, o al menos hasta que termine una situación que me ha surgido de improvisto –hace una pausa y nos brinda una sonrisa amable– ¿quieren conservar sus miraculous?
¿Conservarlo? ¿A esa cosa que hace que apeste a queso? Claro que quiero. Plagg ha sido mi mejor amigo en estos cuatro años y ya le he agarrado gusto a ese horroso queso.
– ¡Quiero conservarlo/a! –exclamo al mismo tiempo que Ladybug.
El maestro Fu se ríe y nos da una cálida sonrisa.
– Está bien, es su decisión. Además, Ladybug será la nueva guardiana de los miraculous –
– ¡¿Qué?! –ella se para gritando– ¡Absolutamente no! Yo no puedo hacerlo, maestro Fu. Sabe que soy muy torpe y es mucha responsabilidad. Puedo perderlos o –
– Cálmate bogaboo –me paro y la agarro de los brazos para que se enfoque en mi– Lo has hecho muy bien, my lady. En todos estos años le has puesto dedicación a esta doble vida de superhéroe. Te lo mereces, prrruncesa –trato de hacer mi mejor sonrisa gentil.
Suelta una risita, susurra un "gracias Chat" y se vuelve a sentar. Yo me recuesto sobre la pared cerca de la ventana.
– Chat Noir tiene razón. Has demostrado estos cuatro años que puedes con cualquier adversidad, con o sin la máscara –dice el maestro calmadamente– Además, si tienes problemas, tienes mi número.
– Gracias, maestro Fu. No lo voy a decepcionar –realiza una leve inclinación de su cabeza, mostrando lo agradecida que está.
La envidia y rabia están empezando a mostrarse en mi mente. Al menos ya no hay Hawkmoth y no podrá akumatizar siendo Chat Noir, otra vez.
– Necesito que te retires por unos minutos, quiero hablar con Chat Noir. Espera afuera –Ladybug asiente y se retira de la habitación, dando a lugar un silencio incómodo entre el maestro Fu y yo.
Solamente he hablado con él cuando se hacía pasar por mi maestro de chino mandarín y me daba los Power-Ups de Plagg, y eso solamente han sido unas cinco veces en estos cuatro años.
– Deja los sentimientos negativos, Chat Noir –se levanta y se acerca a la ventana para observar lo de afu, a un par de pasos cerca de mí – Tu padre.
– ¿Mi padre? – pregunto confuso. ¿Qué tiene que ver él con todo esto?
– Tu padre era Hawkmoth. Él quería los miraculous del Yin y el Yang, es decir, el tuyo y el de Ladybug para poder salvar a tu madre –me mira con ojos tristes, yo aparto la mirada– Hable con él para que pueda salvar a tu madre, pero para eso tengo que ir a China con ella. Creo que tu padre me acompañará.
– Mamá... ¿ella está viva? –balbuceo para mí y siento mis ojos ponerse acuosos.
– Sí, ella está viva pero ha estado en coma. Chat Noir, te pido por favor que no le digas nada a tu padre –agarra mi brazo– Al menos por el momento. Actúa normal con él–
– ¿Actuar normal? Desde que mamá murió, yo solamente he sido alguien con el que trabaja. Creo que ni sabe que soy su hijo –me suelto de su agarre, me pongo en cuclillas y meto mi cabeza entre mis piernas.
¿Por qué me vienen con todo esto tan de repente? Mi madre está viva, esa es la noticia más maravillosa pero, ¿que mi padre sea Hawkmoth? Es una broma de mal gusto aunque...
– Ladybug me lo dijo –susurro y miro al maestro Fu– cuando teníamos catorce o quince años, no recuerdo bien, pero ella me dijo que había hecho una investigación y su conclusión era de que mi padre era Hawkmoth, lo cual fue descartado de inmediato porque fue akumatizado y –
– Las cosas serán diferentes, te lo prometo –me corta el maestro Fu, se pone a mi altura, me abraza y soba mi cabeza, entre medio de las orejas del traje– Todo estará bien.
Ya no puedo aguantar y comienzo a llorar. Su mano baja y sube por mi espalda, reconfortándome.
– Eres muy fuerte. Te has vuelto mucho más fuerte. Ya no necesitas ocultar tus sentimientos, Adrien –susurra en mi oído.
Ladybug lleva unos diez minutos hablando con el maestro Fu. ¿Ya se me habrá hecho tarde para la despedida?
Miro el reloj de pared y calculo. Creo que ya estoy con cinco minutos de retraso.
Ladybug sale de la habitación y se sorprende al verme.
– ¿Todavía no te has ido? –pregunta caminando hacia la salida de la casa.
– Necesito hablar contigo por última vez, bogaboo ¿Me acompañas, my lady? –hago una reverencia exagerada y ella se ríe.
– Claro gatito, pero que sea rápido –dice en tono sarcástico y sacando su yo-yo.
– Entonces sígueme –
Con la hermosa vista de la Torre Eiffel, me detengo y me siento en el tejado de un edificio.
– ¿Aquí? –escucho su voz detrás de mí y ella se acerca en donde estoy sentado.
Maldita sea. Estoy nervioso, muy nervioso. No creí que vendría.
– Sip. Una última vez viendo este paisaje, juntos –la mira y le doy una sonrisa fingida.
– Hey, gatito –se sienta a mi lado y me agarra la cara para que la vea– no digas eso ni te pongas triste. Nuestros destinos siempre se van a juntar.
La abrazo y escondo mi cara en el hueco entre su cuello y hombro. Ella tensa su cuerpo al principio pero luego se relaja para luego abrazarme.
– En serio te amo, Ladybug. Te amo demasiado. Quería decírtelo por última vez y me gustaría una respuesta –me separo de ella para ver su reacción, sus ojos esquivan los míos.
Ella me va a rechazar, otra vez, por una última vez.
– Lo siento, Chat –se para y me da la espalda– Sabes que no puedo aceptar tus sentimientos –se voltea a verme y sus ojos me miran con dolor ¿por qué te duele si eres tú la que está rechazando mis sentimientos por ti?– En serio aprecio lo que sientes por mí pero, solamente te veo como mi mejor amigo, mi compañero al que puedo confiarle mi vida misma –hace una pausa, se pone de cuclillas y agarra mis manos– Gracias por conservar ese sentimiento hacia mi por estos cuatro años.
Solo logro sonreír. Siento mi corazón doler. Ya lo sabía, sabía que me rechazaría, pero quería que me lo dijera en serio. Sin akumas ni bromas de por medio.
– Bueno, tengo unas cosas que hacer –me suelto de su agarre para levantarme– Gracias por estos maravillosos cuatro años. Deseo que tengas éxito a donde sea que vayas –hago una reverencia y me obligo a sacar una sonrisa coqueta– No diré adiós porque tomaré en cuenta tus palabras. Hasta pronto, pruuuuncesa.
No espero a que conteste, salto del tejado y utilizo mi bastón para ir al Pont des Arts.
– Viejo, tu siempre eres puntual, ¿qué pasó? –Nino me saluda con un juego de manos que inventamos.
– No terminaba de alistar mis cosas. Me paraba distrayendo –sonrío con culpa. Todo fingido ¿Por qué vine si iba a estar fingiendo?
– Veo que te has estado distrayendo bien. Tus ojos están rojos –se ríe ya que puse una cara asustada– espero que me dejes un poco antes de que te vayas, ¿ya querido amigo? –susurra mientras una sonrisa socarrona se le plasma en la cara.
– No andaba fumando, tonto –me río, esta vez de verdad. Nino siempre logrando hacer lo imposible en mí. Grandioso amigo, por cierto.
Junto con Nino, no dirigimos donde los de la clase están, cerca del puesto de Don André– Lo siento por hacerlos esperar –me disculpo con una sonrisa apenada.
– Adriencitoooooo –Chloé, con su maquillaje hecho un desastre y llorando a moco tendido, aparta a todos para lanzarse a mí– Te voy a extrañar muchísimo –suelta varios hipidos mientras me abraza muy fuerte. Le correspondo su abrazo. Mi primera amiga que hice cuando estaba encerrado como Cenicienta, obviando el hecho de que no vivía deplorablemente.
– Oh mi reina, le vas a mojar toda la camisa –se acerca Kim para acudir a mi ayuda. Kim y Chloé empezaron a salir hace un par de años y gracias a eso, ha sido un gran cambio para Bourgeois.
Uno por uno se despide de mí deseando que lograra lo que me proponga. Todos los chicos de la clase, aunque aún no llega...
– ¡Marinette! ¡Siempre tarde como siempre! –grita Alya cuando la ve corriendo por el puente.
– Lo siento muchísimo. Tenía que terminar de empacar –apenas llega Marinette donde Alya, ella la abraza. Les va a doler mucho separarse.
– Aún no me creo que tu padre llevará a Marinette a Estados Unidos –comenta Nino dándome un codazo en el brazo para que le preste atención.
– Mi padre quiere que ella sea su aprendiz –le digo lo que me comentó Nathalie– Ella tiene mucho talento en el mundo de la moda y está dispuesto a pagar su universidad para que luego trabaje para él –Nathaniel se le ha acercado llorando a Marinette ¿en qué momento me le quedé mirando? Este le entrega una hoja, tal vez con un dibujo y ella lo acepta. Marinette le dice algo y lo abraza.
– Maldito coraje que tienen Nathaniel y Luka al aparecerse aquí y despedirla después de que ella les terminó –Nino me señala a Luka que se aleja de su hermana, con un objeto en la mano– Eso es de machos –Luka llega donde Marinette y le entrega el objeto, un disco, y ella suelta un gritito de la emoción. Conversan un rato y se despiden con besos en las mejillas.
Suelto un suspiro. Con todo lo que ha pasado el día de hoy, realmente estoy cansado. Menos mal que ellas no están, lo cual es raro.
– Al menos mis exnovias no han venido –Nino voltea a verme y se comienza reír– ¿Qué te causa gracia?
– Es que si llegaron a venir –¿es que acaso ellas no tienen un poquito de dignidad? Ellas fueron las que cortaron conmigo– Alya y Chloé las vieron que estaban esperando y pues, se armó una grande. Chloé se encargó de hacer que se esfumaran. Según mi nena, casi se arma una pelea de gatas.
Suelto una risotada, llamando la atención de Juleka y Rose, las cuales compartían un helado. Aquellas dos andaban saliendo en secreto hasta que Max las vio siendo cariñosas, es ahí donde se decidieron en decirnos un día de clase.
Nino me da un codazo bastante fuerte en las costillas. Estando a punto de gritarle, Luka se aparece en mi campo de visión.
– Cuida mucho de Marinette por mí –sus ojos muestran tristeza, pero luego los aparta, viendo a la susodicha– espero que logres entender lo que ella siente por ti –¿lo que Marinette siente por mí?– y tú también cuídate, no hagas travesuras como lo que haces aquí con nosotros –revuelve mi cabello y se aleja para dirigirse donde su hermana.
– Eso fue bastante raro viniendo de él –comenta Nino.
– Cierto, muy raro –comento algo consternado por lo que me dijo Luka. ¿Marinette siente algo por mí? Le busco con la mirada hasta que la encuentro tomándose selfies con Marc y Mylène. No creo que ella esté enamorada de mí, o sea, somos buenos amigos y siempre salimos en grupo junto con Alya y Nino.
– Imposible que ella lo esté –saco como conclusión negando con mi cabeza.
– Hola Adrien –dice Alya mientras arrastra a Marinette hacia nosotros– Espero que te haya gustado esta despedida super improvisada, a pesar de que tuvimos algunos inconvenientes.
– Nino me comentó, muchas gracias por lo que hicieron. A ti y a Chloé.
– ¿Inconvenientes? –pregunta Marinette confundida.
Alya comienza a contar la historia, hasta que es interrumpida por mi tono de celular.
– Me disculpan –me alejo de ellas y miro quien me está llamando: Gabriel Agreste. Inhalo y contesto.
– Hola padre, ¿qué ha pasado? –trato de que mi voz suene normal.
– Hola hijo, estoy mandando al chofer con la limusina para que vayas al aeropuerto con la señorita Dupain-Cheng y sus amigos –miro mi reloj de muñeca. Ya son las 15:50. Un momento...
– ¿Nuestros amigos? –ese comentario me ha sacado de onda.
– Sí, sí. Lo que escuchaste y dense prisa. Yo los recibiré en New York, mi vuelo está a punto de partir –escucho a Nathalie llamar a mi padre de lejos– Ya estoy por abordar. Te quiero mucho, Adrien. Nos vemos.
Eso me ha sacado de onda, bastante de onda. Me volteo y la cara de Nino casi se estampa con la mía.
– Maldita sea, Nino –me rio y me separo– me asustaste.
– Ya sé que soy negro, pero me ofendes muchísimo viejo –me mira y me da una sonrisa– Veo que esa llamada es algo buena.
Asiento con la cabeza y mando a llamar a todos los que quedaban. Les comento el plan y aceptaron de inmediato. De todos modos, parece que no será un mal día.
Había olvidado lo divertido que era contar anécdotas entre tantos amigos hasta que Chloé lanza un grito espantoso que nos asusta a todos dentro de la limosina. Golpea y grita insistentemente a Kim para que le pase su bolso. Ellos deberían de hablar sobre su manera de expresarse.
Miro por la ventana polarizada y comprendo el grito de Chloé. No me sorprende que los paparazis y fans estuvieran en el aeropuerto.
Todos empezamos a salir cuando Chloé nos da el visto bueno cuando su maquillaje está totalmente arreglado. El flash de las cámaras es lo primero con lo que nos atacan.
Felizmente, la seguridad del aeropuerto junto con Nathalie hacen su entrada triunfal para ayudarnos.
Aún con seguridad y todo, me puse a dar autógrafos a revistas donde salgo, dar la mano a algunos fans y unas cuantas selfies con ellos. El "Agreste Fanclub" me dio una bonita bolsa con recuerdos y dulces, yo les agradezco con un video dedicado para su página.
Extrañaré a estas personas tan maravillosas que me ha apoyado desde tan pequeño hasta ahora. Ya sentía que iba a llorar, es ahí cuando Chloé viene al rescate como siempre. Como una heroína, como Queen Bee.
– Muchas gracias, Queen Bee. Te los encargo –le doy un beso en la mejilla y luego un abrazo.
– Estarán en buenas manos, Adriencito. Mucho éxito –me abraza de vuelta y luego me separa– Ve y haz que me sienta orgullosa como siempre.
Me rio por su comentario y entro al aeropuerto.
Marinette y Nathalie se encontraban haciendo su Check In en uno de los vestíbulos de la empresa American Airlines, colocando sus dos maletas para verificar si el peso se pasa de lo establecido o no.
Posando mi mano en el hombro de Marinette y el grito de esta, hago presencia entre ellas.
– Joven Adrien, no vuelva a hacer eso. Casi mata a Marinette –dice Nathalie buscando en su bolso.
– No-no es cierto. Solo fue un susto, na-nada más –Marinette sacude sus manos negando.
– Perdona Marinette si te incomodé –le digo algo preocupado. Me había olvidado de que ella es muy tímida conmigo.
Comienza a balbucear palabras y yo solo finjo comprenderla. Hay que trabajar en nuestras conversaciones si estaremos tanto tiempo juntos.
– Aquí están sus pases de abordar –Nathalie nos entrega uno pase a cada uno– Yo iré en la clase ejecutiva y ustedes en primera clase.
– ¡¿Pri-primera clase?! –Marinette grita un poco exaltada– Yo-yo no puedo aceptarlo. Mejor sería que yo vaya en la clase ejecutiva y–
– Marinette, ¿me odias? –digo bajando la cabeza un poco deprimido, obviamente que fingido.
– ¡No, no, no es eso! Es solo que no lo merezco. Ya es suficiente con los pagos de la universidad en New York, yo ya –
– Lo has hecho muy bien, Marinette. En todos estos años le has puesto dedicación a cada uno de tus diseños. Te mereces esto y más, princesa –ups, se me salió lo de princesa.
Marinette me mira con una cara sonrojada, pero con miedo en sus ojos. ¿Qué es lo que piensa? ¿En serio le disgusto?
– Esta bien, vamos yendo Adrien –Marinette agarra su maletín de mano y se lo coloca en un hombro.
– Vayan yendo a la zona de embarque, y por favor, traten de dormir; estaremos en New York a las dos de la mañana –Nathalie me da mi mochila– trata de guardar esas cosas en tu mochila –señala las cosas que me regalaron mis fans– Nos vemos en el otro continente.
Llegamos sin contratiempos a la sala de embarque que nos corresponde y no hemos hablado en todo el camino.
Genial. Bien hecho, Adrien.
– Lo siento Marinette –susurro para ella– por ponerte incómoda.
– Ah, no es eso. Estaba pensando en lo que me dijiste –hace una cara pensativa bastante linda– Siento que lo he escuchado en otra parte.
¿En otra parte? Oh mierda, yo dije esas mismas palabras a... Ladybug.
– ¿Ustedes son la señorita Marinette Dupain-Cheng y el joven Adrien Agreste? –volteo para ver quién nos habla y es una señorita azafata.
– Somos nosotros, ¿ya tenemos que abordar? –pregunta Marinette con la cara un poco relajada.
– Como son de primera clase, pueden ir subiendo al avión y disfrutar de los privilegios de este –nos da una gentil sonrisa.
– Muchas gracias, señorita –miro su placa que tiene en su pecho– Dalia. Bonito nombre, como una flor.
– Para servirles. Por favor, síganme –Dalia se acerca a la puerta de embarque que nos corresponde entrar y se para allí.
– ¿Vamos, Marinette? –le ofrezco mi mano y ella la acepta un poco sonrojada.
– Vamos –agarro su maletín de mano y me lo cuelgo a un hombro– Adrien, no es necesario que lleves mis cosas. Yo puedo hacerlo.
– Déjame hacerlo –le aprieto su mano dando una señal para que vayamos.
Ella asiente con la cabeza. La señorita Dalia recibe nuestros boletos de avión, verifica nuestras Visas y nuestras identificaciones. Ella nos conduce hasta dentro del avión y nos muestra nuestros asientos.
Nos explica como funciona los asientos y sus botones, el entretenimiento para hoy en las televisiones personales, los videojuegos disponibles y la comida que se puede disgustar.
Marinette coloca una cara de maravillada por cada cosa que dice la azafata. Este será un buen viaje de siete horas con mi mejor amiga.
¿Marinette es Ladybug? No, es una idea demasiada ridícula. Ella no puede serlo. Mi lady... Ladybug es una persona completamente diferente a Marinette, con respecto a actitudes. Es imposible.
Solo espero que, de ahora en adelante en New York, todo sea mejor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro