> Fiesta de disfraces <
Hiro Hamada era considerado por muchos como el hater número 1 del halloween, por sus constantes desprecios a dicho día. Era bien sabido por sus conocidos que halloween no era una de sus festividades favoritas, él no estaba acostumbrado a ir a fiestas y convivir con muchas personas pues solía estresarse con facilidad.
Prefería pasar ese día en casa, viendo películas con la tía Cass y Mochi, su gato. Su hermano, por otro lado, disfrutaba disfrazarse y salir con sus amigos a festejar.
Hiro no entendía que tenía de impresionante ese día, solo era un día más en los que festejaban sin sentido, solo una excusa para comprar disfraces ridículos, hartarse de dulces o perderse en el alcohol y posiblemente tener sexo.. esa era otra de las cosas que no entendía de las fiestas en general, ¿por que parecía ser que todas terminaban en lo mismo después de cierta edad?
Dudaba que en algún momento pudiera encontrarle algún sentido a esas ridiculeces.
Siempre que su hermano lo invitaba, él se negaba. Alegando que tendría que haber una razón muy específica para que dijera que si. Como que estuviera cayendo inevitablemente en la demencia o que fuera un caso de vida o muerte.
Tadashi siempre consideró que su hermano menor era un dramático cuando se lo proponía y en esas fechas, si que se lo proponía. Tanto él como su tía creían que no habría nada en el mundo que lo hiciera cambiar de parecer, así que con el paso de los años habían dejado de insistirle.
Aunque ese año, lo habían notado actuar diferente a años anteriores. No había renegado cuando Tadashi colocó las habituales decoraciones en la cafetería, ni cuando tía Cass le pidió ayuda para comprar los ingredientes de los postres de temporada. Les pareció extraño su cambio de actitud pero sin duda no imaginaban que fuera a decir lo que dijo aquella noche durante la cena..
—¿Puedo ir a una fiesta de disfraces el próximo sábado? —preguntó de la nada, haciendo que ambos mayores lo vieran como si de repente les hubiera comenzado a hablar en otro idioma
—¿Una que? —preguntaron ambos desconcertados
—Una fiesta de disfraces. —repitió con calma —Sé que he dicho siempre que nunca iría a esas estupideces, porque es estúpido. —recalcó —Pero no he podido rechazar la invitación en esta ocasión.
—¿Por qué? —preguntó su hermano con curiosidad —¿quien se esta muriendo o que?
—Tadashi. —le regañó su tía con sutileza
—Solo quiero saber que pasó. —explicó a su tía —Siempre ha dicho que la única manera en que aceptaría sería estar cayendo en la inevitable demencia o en caso de vida o muerte.
—Me invitó Miguel Rivera, el chico nuevo. Es su primera fiesta lejos de casa y no quiere estar solo, así que me ha invitado. No pude negarme, casi no tiene amigos y se veía realmente desilusionado de no tener con quien ir, por lo que terminé aceptando.
—Vaya, tu teniendo consideración por alguien que no seas tu.. eso es nuevo.. —bromeó en bajo, queriendo evitar que el tono desconcertado de su voz se volviera a hacer presente
Antes de que Hiro respondiera a su hermano y que iniciaran una potencial discusión, la tía Cass tomó la palabra. Saliendo de su estado de shock ante la repentina situación.
—¿Tienes alguna idea para tu disfraz? —preguntó con suavidad, llamando la atención de ambos
—Tengo una idea de lo que podría usar, pero no sé si pueda conseguirlo a tiempo. —comentó aún calmado
—Te ayudaremos a conseguirlo, ¿verdad Tadashi? —preguntó la mayor con un poco de emoción
—Claro, te ayudamos.. ¿que tienes en mente? —preguntó con una sonrisa
Miguel Rivera era un joven mexicano que había tomado la iniciativa de tomar un año de su carrera en la universidad en San Fransokyo. Logrando obtener un lugar para estudiar su tercer año lejos de su país natal.
Era la primera vez que estaba tanto tempo lejos de su familia y le pesaba en momentos, aunque estar viviendo con dos de sus paisanos que ya estaban establecidos en la ciudad le hacía mucho más amena su estadía ahí. No fue tan difícil para él comenzar a hacer amistades y acoplarse al grupo de amigos de los dos hermanos que vivían con él.
Uno de ellos decidió que haría una fiesta de disfraces en su casa, por halloween. Miguel consideró que era una buena idea invitar al chico que parecía odiar esa fecha, con la esperanza que le dijera que no y en base a eso él también rechazar la invitación, pues conocía a sus nuevos amigos y terminarían dejándolo solo después de algunos tragos.. no le entusiasmaba mucho pasar esa fecha emborrachándose solo.
Lo que no tenía contemplado era que ese chico le diría que si.
Justo ahora, se encontraba en su apartamento, pensando en la situación. Jamás imaginó que Hiro Hamada aceptara ir con él, todos le habían dicho en más de una ocasión que esa fecha parecía ser odiada por el azabache, más que cualquier otra. Él había contemplado que lo más probable es que lo mandara al demonio en cuanto se lo propusiera, pero había aceptado... ¿por qué había aceptado?
—Miguel, ¿estás bien? —pregunto Leonardo, uno de los hermanos que vivían con él al verlo inmerso en sus pensamientos y recostado en el sofá viendo hacia el techo
—Me dijo que sí..—comentó en bajo aún sin creer lo que había pasado
—¿De qué hablas? —preguntó Leo desconcertado —¿Quién te dijo que sí? ¿Y qué fue lo que acepto?
—Hiro.. Hiro Hamada. Acepto a venir conmigo a la fiesta de Halloween en casa de Marco.
—¿El Grinch de la universidad aceptó el contigo? —preguntó Nando con cierta burla, él era hermano mayor de Leo y su otro compañero de apartamento, quién soltó una sonora carcajada
—Cállate Nando —le reprendió su hermano y se acercó a Miguel al notar que no parecía reaccionar —Oye Rivera, ¿estás seguro de qué no lo decía de manera irónica y sarcástica?—aquella pregunta hizo reír aún más Nando
—Me dio su número de teléfono para ponernos de acuerdo y llegar juntos. —comentó mostrándole su brazo dónde tenía escrito con un plumón el número del nipón, deteniendo así la risa de Nando
—Espera, espera.. ¿es enserio?—se acercó a tomar el brazo del chico para inspeccionarlo. —Seguro es falso, ese chico es más agrio que un limón y más terco que una cabra ¿porque aceptaría ir contigo a esa fiesta?
—Nando, ya basta. —le volvió a regañar su hermano frunciendo su ceño disgustado por su actitud
—Ni siquiera yo lo sé.. —admitió Miguel, viendo de nueva cuenta los números en su brazo —Creí que me mandaría al diablo. Fue extraño que por primera vez no me ignoró o fue sarcástico. En realidad yo también creí que jugaba conmigo cuando me dio el número, pero le marqué y si era su teléfono.
—Tal vez le encontraron un tumor en el cerebro que le hace actuar así de raro. —dijo Nando encogiéndose de hombros
—¿Por qué no te vas a decir pendejadas a otro lado?—pregunto Leo empujándolo levemente lejos del Rivera
—Oye, no son pendejadas. —se quejó —Es una posibilidad, chisguete.
—No me digas así, oriNando —le reprendió con enojo
Miguel dejó de prestar atención a los hermanos San Juan y volvió a pensar en ese güerito qué había aceptado salir con él. Y ahora que lo analizaba un poco.. no tenía un disfraz para esa fiesta, ya que desde un inicio ni siquiera quería ir. Aunque ahora tenía que hacerlo, no podía quedar mal con Hiro después de que este aceptara ir con él.
—Leo.. —llamó al menor de los hermanos girando a verlos a ambos, quienes lo vieron deteniendo su pelea —¿Aún tienes el número de Honey? —preguntó con una sonrisa
—Claro, ¿Por qué? —preguntó desconcertado
—Porque necesito ayuda para hacer el disfraz que tengo planeado llevar. —sonrió levantándose del sofá dispuesto a poner en marcha su idea, mientras ambos hermanos lo veían desconcertado
El día de la fiesta llegó, Miguel había acordado pasar a la cafetería de los Hamada para recoger a su acompañante, y por mucho que Nando le pidió acompañarlo no se lo permitieron, pues sabían que solo iba a incomodar a ambos con preguntas tontas y sacadas de contexto. Así que fue él solo, sintiéndose nervioso por la posible reacción del güerito. Entró a la cafetería ganándose las miradas curiosas de todos los presentes, especialmente del hermano mayor de Hiro, que estaba del otro lado del mostrador cuando se acercó a preguntar por el azabache.
—Hola, disculpa. ¿Se encuentra Hiro Hamada? —habló con calma, tratando de evitar que el nerviosismo se escuchara mucho en su voz y cuidando que su inglés saliera de manera fluida
—Eres Miguel Rivera, ¿Cierto? —preguntó viéndolo con curiosidad
—Si, si.. soy.. soy yo.. —habló nervioso, en español, ocasionando mayor curiosidad para el mayor
—Oh, Miguel. Me da gusto conocerte al fin. —comentó la tía Cass acercándose a él después de entregar un pedido en una de las mesas —Soy la tía de estos muchachos, puedes llamarme tía Cass. —le dijo con cariño y lo observó con atención —¿Acaso se han puesto de acuerdo, mi sobrino y tú? —preguntó sin poder evitar su curiosidad y le sonrió con ternura
—Aaa.. le dije que vendría por él y estuvo de acuerdo.. —comentó sin entender a qué se refería
—Vaya, que puntual eres, Rivera. —la voz de Hiro se hizo presente, captando la completa atención de los tres
—A la madre.. —murmuró asombrado al verlo, Tadashi soltó una risa suave ante su reacción
—¿Eso es bueno? —preguntó Cass a su sobrino mayor al no entender el español del todo
—¡Si! —explicó Miguel rápidamente en inglés hacia la mayor —Solo es... Me sorprendió verlo así, no es nada malo.. —sonrió nervioso, a lo que la mayor asintió
—Déjenme tomarles una foto, se ven divinos. —comentó la mayor sacando su celular y sonriendo ampliamente
—Tía Cass, no creo que sea necesario. —comentó Hiro haciendo una mueca al sentir que su tía lo acomodaba junto al moreno para poder tomarles una foto
—Es muy necesario, mi niño. Es tu primera fiesta y ambos se ven preciosos así. —dijo la mayor mientras enfocaba la cámara de su celular hacia ellos tomando la fotografía
Hiro vio a Miguel y esté le regresó la mirada, riendo nervioso. El nipón había decidido disfrazarse con un traje de charro, pensando que de ese modo encajaría con los amigos mexicanos de Miguel. El mexicano, por otro lado, decidió vestirse con un traje japonés que Honey Lemmon le había ayudado a conseguir, pensando que de esa manera haría que Hiro se sintiera más cómodo en la fiesta.
—Cuidate mucho, mi niño. —se despidió la tía Cass acercándose con ellos a la puerta de la cafetería
—Claro, tía. No te preocupes. —le sonrió apenado
—Descuide, lo traeré a casa sano y a salvo. —comentó Miguel con suavidad y sonrió
—Diviértanse. —dijo con alegría y los observó mientras avanzaban por la calle hacia la fiesta
—No te preocupes, tía Cass. Honey me dijo dónde será la fiesta, cualquier cosa puedo ir por él en un momento. —dijo Tadashi para calmar a su tía
—Está bien, ahora ve con ella. Debe estar esperando por ti.—comentó con calma y le sonrió
—De hecho, le dije que viniera. Me toca a mí pasar la noche de Halloween contigo, viendo películas y cocinando juntos, ¿Estás bien con eso? —preguntó mientras la abrazaba llevándola al interior del café
—En ese caso invita a todos, entre más personas será mejor. —sonrió ampliamente
—Entendido, ahora les aviso. —dejó un beso sobre su mejilla y se acercó por su celular para mandarle mensaje a sus amigos e invitarlos a la cafetería
Miguel suspiró profundamente para tratar de disminuir su nerviosismo, cosa que no pasó desapercibida por Hiro.
—¿Todo está bien, Rivera?—preguntó con suavidad mientras se acercaba a él para evitar chocar con un grupo de niños que pasaban por ahí
—¿Por qué aceptaste venir? —preguntó de repente, girando a verlo
—Oh.. me pareció buena idea salir de casa, para variar. —comentó tranquilo —¿Por qué me lo preguntas? ¿Te incomoda que venga contigo?
—No, no.. no me molesta. —aclaró enseguida —Es solo que.. no habíamos hablado mucho antes de esto y..
—Si.. es raro. —completó sonriendo a medias —La verdad.. no me desagradas como el resto de mis compañeros y haces que esta fecha se vea menos horrible de lo que es. —sonrió con gracia
—Vaya.. ¿por qué no te gusta halloween? —preguntó mientras seguían avanzando por la calle, acercándose cada vez más a la casa de su amigo
—Me parece una celebración ridícula. —se encogió de hombros —Nunca me ha gustado esto de los disfraces y perder el control en el alcohol o con una potencial diabetes por tantos dulces
—Oh, eso es algo entendible. —asintió
—No, puede, ser.. —una voz chillona los hizo voltear a su lado, encontrando a Leonardo y su novia llegando hacia ellos —¿Hiro Hamada viene a la fiesta de Marquito? —preguntó con su característico tono de voz, que solía ser irritante para algunos, entre ellos, Hiro
—No mencionaste que ella estaría aquí. —dijo en bajo hacia Miguel, que hizo una mueca
—Nando venía detrás de nosotros, es mejor que lleguemos primero. —dijo Leo hacia su roomie y tomó la mano de su novia para comenzar a avanzar a la casa de su amigo, mientras le pedía en bajo que no acosara al nuevo amigo de Miguel
—Vamos, Hiro.. —tomó su brazo para guiar de nuevo su camino —No sabía que la conocías. —dijo, refiriéndose a Teodora, que iba disfrazada de princesa vicentina, mientras Leo iba disfrazado de caballero
—Es difícil olvidar su tono de voz. —comentó haciendo una mueca, haciendo reír al mexicano
—Claro, es un tanto irritante. —concordó
—¡Escuché eso! —se quejó ella con enojo girando a verlos, haciendo reír a ambos en bajo
Al llegar a la casa de Marco, Miguel le presentó a su invitado el resto de los chicos.
El anfitrión estaba disfrazado de ninja, idea de su novia, que iba disfrazada igualmente de ninja. Había un chico disfrazado de rey, otro era un bufón, una chica se disfrazó de bruja y su novia fue disfrazada de búho, un chico más iba disfrazado de robot, otro de hechicero, otra de salamandra y otra se disfrazó de payaso asesino (siendo la única que iba de un personaje sangriento y que disfrutaba de asustar a los niños que iban a pedir dulces a la casa).
Nando llegó poco después, disfrazado de zombie. Al ver a Hiro hablando de manera tranquila con Miguel se iba a acercar a ellos para avergonzar a su rommie lo más que pudiera. Pero Leo no lo dejó acercarse, alegando que Marco necesitaba ayuda con los bocadillos y llevándolo con él hacia la cocina, alejándolo de ambos chicos.
—No está siendo tan malo como imaginaba. —comentó el nipón mientras tomaba un poco de refresco, pues no tomaba alcohol
—Me alegra que no sea tan malo. —comentó el moreno con una sonrisa —Igual, si te sientes incómodo en algún momento puedo acompañarte a casa. —comentó tranquilo mientras tomaba una cerveza de la mesa de bebidas
—Seguro que si.. —dijo con duda al verlo tomar la bebida embriagante
—Solo será una, lo prometo. —le aclaró —No me gusta tanto tomar.
—Bien, bien. —sonrió, sintiéndose cómodo con la compañía del moreno
Un par de horas después, habían llegado todos lo invitados y habían iniciado a bailar de manera tranquila. Miguel se resistía a bailar para no dejar a Hiro solo, cosa que era completamente evidente para todos.
El nipón suspiró con pesar dejando el sombrero que traía sobre uno de los muebles cercanos, ganando la atención del mexicano a su lado. No quería que el moreno se quedara viendo desde un rincón como se divertían los demás, no quería que permaneciera alejado por su culpa así que, después de pensarlo unos minutos, se decidió a actuar.
—Ven, Rivera. —le sonrió y tomó su brazo
—¿A dónde vamos? —preguntó desconcertado
—No soy bueno bailando, pero haré el intento. —comentó con una sonrisa apenada y lo dirigió al centro de la habitación donde todos bailaban de manera alegre
—De acuerdo. —dijo Miguel con gracia y lo siguió para bailar con él
Si bien, Hamada no era bueno bailando y los comentarios de burla o bromas de alguno de los chicos pudieron haberlo molestado.. esa noche se divirtió más de lo que se había divertido en mucho tiempo.
Miguel lo había defendido de los comentarios de Nando y las bromas que no entendía. Le había enseñado a bailar (o lo había intentado) un par de canciones que parecían tener una coreografía muy bien estructurada. Se había divertido, habían reído cuando los pasos no le habían salido y habían conversado todo el tiempo conociéndose, dándose cuenta que tenían algunas cosas en común (iniciando con una conocida en común, Honey).
Cuando el mexicano lo llevó de regreso a su casa, acordaron verse el lunes para almorzar y seguir conociéndose mejor.
Miguel volvió a su apartamento sonriendo ampliamente, sin poder dejar de pensar en lo bien que se había sentido estando cerca de "el grinch de la universidad".
Hiro entró a su casa y subió las escaleras con una sonrisa en su cara, encontrando en la sala de la casa a los de su hermano viendo una película.
—Hola, nerd ¿cómo te fue? —preguntó Gogo al verlo llegar
—¡Hiro, te ves muy bien.! —halagó Honey
—Eres todo un Churro. —comentó Fred con una sonrisa
—Se dice "Charro"—corrigió Honey suavemente
—Te ves bien. —comentó Wasabi con una sonrisa
—Hicimos unas hamburguesas, ¿quieres? —preguntó Tadashi desde la cocina —Tía Cass acaba de irse a dormir, me pidió que fuera por ti y te diera de comer. —comentó tranquilo, dejando las llaves de su moto en un mueble cercano
—Ahora bajo a cenar, me cambiaré primero. —sonrió —Me da gusto verlos, chicos. —comentó mientras avanzaba a su habitación
Su sonrisa no desapareció mientras se cambiaba de ropa, sin poder dejar de pensar en el moreno, anhelando poder conocerlo mejor.
Después de todo, aquella primera fiesta de disfraces no había sido tan mala, en realidad le alegraba haber ido con él.. con Miguel Rivera.
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