Capítulo 02
Las clases continuaron y el sueño se apoderaba de mí. Me encontraba bastante cansado; la noche anterior había descansado muy poco por los nervios. Siempre me ocurría lo mismo todos los años.
Las clases de matemáticas hacían que mi sueño fuera aún más notorio. En el instante en que me iba a quedar profundamente dormido, mi cabeza se inclinó hacia un lado, cayendo en el hombro de mi compañero de banca en esta clase, Lee Minho.
Minho me miró de reojo y, con una sonrisa, me dio un suave empujón para despertarme. — Jisung, despierta — susurró.
El profesor, notando mi somnolencia, se dirigió a mí con un tono de reproche. — Han Jisung, si te vas a quedar dormido en mi clase, es mejor que salgas a despejarte un poco. Haz unos ejercicios en la pizarra.
Minho levantó la mano antes de que el profesor pudiera decir algo más. — Profesor, puedo acompañarlo y asegurarme de que haga los ejercicios correctamente.
El profesor asintió con cierta resignación, permitiéndonos acercarnos a la pizarra. Una vez allí, Minho tomó una tiza y me indicó algunos problemas matemáticos simples para resolver. — No te preocupes, solo concéntrate en esto para despejarte — dijo con una sonrisa tranquilizadora.
Cada vez que Minho me daba instrucciones, su tono era dulce y su toque delicado al señalar los problemas. Me sentí sonrojado por su cercanía y su amabilidad. Su sonrisa parecía iluminar mi cansancio y, por un momento, olvidé lo agotado que estaba.
Durante el recreo, me acerqué con mis amigos a contarles lo sucedido, pero todos me quedaron observando atónitos, ya que eran homofóbicos y les parecía muy extraño ver a dos hombres convivir de esa forma, y más si yo lo contaba con esa emoción. Jeongin, al ver el ambiente tenso, me arrastró a otro lugar. Ambos salimos al patio.
— A veces yo también pienso igual — confesó Jeongin en voz baja —. Y Hyunjin también. Creemos que enamorarse de alguien del mismo género no está del todo mal.
Me sentí conforme con lo que Jeongin decía. Al menos no estaba solo en mis pensamientos.
— Pero debemos mantener esto en secreto — dije, asintiendo —. Si lo comentamos al resto, nos verán como raros, y no quiero eso.
Jeongin estuvo de acuerdo y volvimos al patio de comidas, donde nos sentamos nuevamente con nuestros amigos. Nos preguntaron a dónde habíamos ido, y Jeongin contestó: — Solo fuimos a tomar algo de aire para cambiar la mentalidad y los pensamientos que estábamos teniendo.
Los demás asintieron y rieron, aliviando la tensión.
A la salida, me dirigí hacia mi casillero y encontré a Minho allí. Solo me saludó y me entregó una carta, dejándome algo sorprendido, pero con una sonrisa en el rostro. Minho se alejó rápidamente avergonzado dándome algo de gracia, guardé la carta en mi maleta, decidido a leerla camino a casa.
Al caminar hacia mi bicicleta esperando a la llegada de mi hermana para partir juntos a casa me sorprendió su llegada junto a una de sus amigas, Yujin. Ella traía una rosa en la mano junto a unos bombones.
No entendía cómo mi hermana podía estar tan relajada el primer día, es algo que envidio de ella como su poder de socializar, ya que estaba con sus amigas super emocionada mientras que yo sentía que ya la había cagado mencionándoles a mis amigos mi interacción con un hombre, la cual reaccionaron de manera extraña, memorable para un primer día.
— Jisunggie~ — la voz chillona de Gaeul me hizo girar los ojos. — ¿Qué tal tu salón de clase? ¿Te tocó con el nuevo? ¿Con tus amigos?
— ¿Hay solo un nuevo? — Mi hermana asintió y me dedicó una mirada para que continuara. — Pues sí, me tocó con el nuevo... también me tocó con Félix, pero algo es algo.
— Mira, ¿qué tal si te haces amigo del nuevo? Es guapo, quisiera acercármele... pero al ser hombre se verá raro. Pensarán que me acerco con otras intenciones, en cambio tú...
— No. — La interrumpí, no sería partícipe para cazar otra conquista de las suyas —. No quiero ser parte de tus juegos, ya descubrí tu red list, hermanita. ¿Qué pensaría mamá si ve eso?
— Tú no le dirás nada, ¿verdad? — La menor me miró desafiante, algo que me hizo reír —. Sung, si tú le dices eso a mamá, yo le diré que t-
— Está bien, hablaré con él, veré qué puedo decirle de ti, aunque dudo que se interese en alguien menor. — Gaeul se quedó pensando por lo que dije y empecé a cuestionarme, ¿realmente me gustaría ver a mi hermana intentar algo con ese chico?
No, realmente no.
— Bueno, Sung, ahora eso no importa — me dijo mientras se volteaba a ver a su amiga —. Ella es Yujin, sé que ya la conoces, pero ella quiere hablar contigo así que... — Mi hermana le dio un leve empujón haciendo que ella chocara conmigo.
— Lo lamento tanto, Jisung Oppa — dijo mientras se alejaba de mí. Le sonreí diciéndole que no se preocupara. Noté que se puso aún más nerviosa —. B-bueno, quería entregarle esto... espero le guste. — Me entregó la flor y los bombones para luego alejarse avergonzada.
— Wow... — dijo Gaeul volteando a verme —. Realmente la tienes loquita por ti, hermanito.
— Cállate, Gaeul, sabes que no me gustan las m-... las menores — me corregí rápidamente —. Como sea, vamos a casa.
Ambos agarramos nuestras bicicletas y nos dirigimos a casa. Durante el camino, decidí tomar una pausa para comprarme en un pequeño bazar una botella de agua y aproveché para sacar la carta de Minho y leerla.
Gaeul, siempre curiosa, me llenó de preguntas al verla, pensando que otra chica me la había dado y que ella no deseaba que rompiera el corazón de su amiga Yujin.
— Me la dio Minho — le confesé.
— ¿El nuevo? — Me miró pálida —. ¿Un hombre te dio una carta?
— Sí, Gaeul. Un hombre me dio la carta, no tiene nada de malo.
Sin embargo, Gaeul llegó de repente y me arrebató la carta de las manos.
— ¿Por qué un hombre te está regalando una carta? Eso es de maricones — dijo enojada, arrebatándome la carta y rompiéndola —. Es hora de ir a casa, muévete.
Me agaché a recoger los pedazos de la carta, intentando unirlos mientras Gaeul se alejaba. Finalmente, la seguí en silencio, con la carta rota en mis manos.
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